Categoría: Paciencia

Cómo caminar con Dios en tiempos difíciles

Hay momentos difíciles que cada uno de nosotros experimenta cuando estamos abrumados y no sabemos qué hacer. ¿Está usted atravesando por un momento así?. Una cosa es cierta, Todos enfrentamos desafíos en nuestra vida.

Y casi siempre están vinculadas con nuestras relaciones personales, situaciones económicas, familiares, de salud o carrera profesional. En ocasiones, se nos dificulta comprender por qué esas pruebas han ocurrido y puede que nos sintamos agobiados, confundidos y solos.

Mientras estamos en medio de las pruebas, no podemos entender lo que Dios desea alcanzar, pero la Biblia nos asegura que el Señor desea lo mejor para nuestra vida y que obrará incluso en los tiempos más difíciles para nuestro bien.

Como creyentes en Cristo no vivimos en las tinieblas del pecado (Col 1.13). Sin embargo, para que seamos moldeados, el Señor permite que enfrentemos pruebas y tribulaciones. En la historia de José en Génesis 37-39 encontramos seis principios que podemos recordar en tiempos de dificultades.

  1. DIOS ESTÁ CON NOSOTROS EN LOS MOMENTOS DIFÍCILES

Este es el cimiento para poder enfrentar las pruebas. Guiados por sus celos, los hermanos de José tramaron asesinarlo, pero el Señor tocó el corazón de sus hermanos Rubén y Judá. La Biblia afirma que Dios estaba con José en todo momento, desde el instante en el que fue vendido como esclavo, hasta su encarcelamiento. El Señor le prosperó y le dio gracia delante de faraón.

HEBREOS 13:5  Dios declara: “No te desampararé, ni te dejaré”.

No existe un lugar tan lejano, ni una dificultad demasiado grande para que estemos fuera del alcance de nuestro Padre celestial.

SALMOS 139:7-12 «¿A dónde me iré de tu Espíritu?¿Y a dónde huiré de tu presencia?8Si subiere a los cielos, allí estás tú;Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.9Si tomare las alas del albaY habitare en el extremo del mar,10Aun allí me guiará tu mano,Y me asirá tu diestra.11Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.12Aun las tinieblas no encubren de ti,Y la noche resplandece como el día;Lo mismo te son las tinieblas que la luz.

2. DIOS PERMITE LOS TIEMPOS DIFÍCILES POR UNA RAZÓN.

Sin importar cuán difícil parezca la prueba, si usted es un seguidor de Jesucristo, Dios tiene una buena razón para permitir esa dificultad en su vida. José tenía 17 años cuando fue vendido como esclavo, y no fue hasta tener 30 años cuando llegó a ser gobernador de Egipto. Así que, durante 13 años, tuvo que enfrentar la adversidad.

En ocasiones, cuando sufrimos agravios, desviamos nuestra atención de Dios, para enfocarnos en la situación que enfrentamos o en las personas que nos han maltratado. El Señor tenía un propósito con cada paso que dio José en su rocoso recorrido. En los planes de Dios, José, no solo salvaría a su familia, sino también a todo Egipto durante los 7 años de hambruna. Por eso José les dice a sus hermanos:

GENESIS 50:20 “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo”.

La dirección soberana de Dios en la vida de José ilustra la verdad que nos enseña en:

 ROMANOS 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.

3. LA OSCURIDAD DURARA CUANTO SEA NECESARIO PARA QUE DIOS CUMPLA SU PROPÓSITO

Todos nos impacientamos en momentos de dolor. Pero si pudiéramos ver el futuro en medio de la oscuridad, le agradeceríamos al Señor, pues comprenderíamos el propósito de sus pruebas. Fue en medio de lo que José padeció en casa de Potifar y en la prisión como aprendió el lenguaje egipcio y sus costumbres. Y además, adquirió habilidades administrativas, aprendió a vivir bajo autoridad y supo cómo supervisar a otros. Dios lo preparó para que llegara a tener un lugar maravilloso de servicio, como segundo al mando después de Faraón.

Lo que el Señor nunca hizo fue mostrarle su plan, ni el tiempo en el que ocurriría. Así que, aunque quisiéramos acortar las pruebas, tenemos que reconocer que son las dificultades las que nos moldean. No batallemos contra Dios. Más bien rindamos nuestra voluntad al decirle: “Señor, no entiendo esto, ni tampoco es de mi agrado, pero me rindo ante tu propósito, cualquiera que sea. Mantenme en este lugar hasta que lo logres”.

4. A MENUDO, APRENDEMOS MÁS EN LA OSCURIDAD QUE EN LA LUZ

Sin importar en dónde estaba José, ya fuera en el fondo de la cisterna, en la casa de Potifar o en la cárcel, seguía avanzando hacia la luz. Todo ese tiempo Dios lo continuó dirigiendo hacia su divino propósito; José vendría a ser gobernador de Egipto. Su plan no solo salvaría a la familia de José, sino a toda la población de Egipto. Su historia quedaría escrita en la Biblia para enseñanza y bendición.

Todos evadimos tener que aprender por medio de las dificultades, pero las lecciones no se adquieren hasta que no pasamos por ellas. Experimentar nuestra completa dependencia de Dios en medio de las tribulaciones es muchísimo más efectivo que solo escuchar acerca de su fidelidad.

5. AÚN EN LOS MOMENTOS SOMBRÍOS, CAMINAMOS HACIA LA LUZ

Dios tiene un plan perfecto para nuestras vidas. Al confiar en Él y al seguirlo en obediencia podemos cumplir con su plan. Tenemos que obedecerlo aun cuando tomar la decisión correcta se nos haga difícil, o implique un sacrificio. ¿Por qué? Porque es así como nuestro Padre celestial moldea nuestro carácter. Solo la obediencia fiel nos permite crecer en sabiduría y madurez para servirle. No se enfoque en la oscuridad, sino fije su mirada en el Señor. Él no iluminará todo el camino al mismo tiempo, sino que alumbrará lo suficiente para que demos un paso a la vez.

6. LO QUE APRENDEMOS EN LA OSCURIDAD, DEBEMOS COMPARTIRLO EN LA LUZ

José había crecido en una familia que creía en Jehová, pero de pronto se encontró en medio de una sociedad idólatra. Al interpretar el sueño de Faraón, en ningún momento trató de ocultar su fe en el único Dios verdadero (Gn 41.1, 25, 28, 32).

El Señor ha ido edificando sus principios en su vida y desea que comparta con otros dichas verdades. Muchos de los que caminan a nuestro alrededor viven en tinieblas, vanidades, ansiedades y frustraciones. Pero usted debe poner a disposición del prójimo, tanto su vida como las lecciones que ha aprendido en los momentos más sombríos.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas

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CUANDO DIOS NOS PIDE ESPERAR

Conocer los principios bíblicos es esencial para caminar en los pasos de Dios como Él desea.

Uno de los principios más importantes es obedecer al Señor y dejar todas las consecuencias en sus manos. Y junto a este, también hay otro igual de transcendental, el cual nos enseña a esperar por el tiempo del Señor. Obedecer a Dios no solo implica hacer su voluntad, sino también obrar en su tiempo y de la manera que nos indique hacerlo.

Para mantenernos en el centro de la voluntad perfecta de Dios, debemos evitar adelantarnos a su tiempo.

Aunque no siempre es fácil esperar en el Señor, no fallaremos si con paciencia le dejamos guiarnos de acuerdo a su tiempo. Si nos adelantamos, caeremos en problemas; pero si confiamos en su dirección, nos guiará hacia su voluntad y hará más de lo que esperábamos.

Antes de tomar una decisión rápida y avanzar, en vez de esperar en el tiempo de Dios, prestemos atención a las palabras del 

SALMO 27:14 “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová”.

El tiempo de Dios no solo es bueno, sino perfecto.

Es Omnisciente y conoce cada aspecto del pasado, del presente y del futuro. El Señor ve cada área de nuestra vida; conoce todas nuestras necesidades y deseos. Comprende lo que es mejor para nosotros. Su plan divino para nuestra vida siempre es perfecto y cumple su buena voluntad.

En cambio, casi siempre estamos apurados para obtener lo que deseamos. Como poseemos un conocimiento limitado, debemos orar y esperar a que el Señor nos muestre el camino a seguir. Pero, en nuestra prisa por avanzar, casi siempre tomamos decisiones sin pedirle a Dios que nos muestre su tiempo perfecto para ese aspecto de nuestra existencia.

Sin embargo, el Señor ha provisto todo lo que necesitamos para obedecerlo. Al salvarnos, su Espíritu vino a morar a nuestra vida para siempre. Una de las responsabilidades del Espíritu Santo es guiarnos de acuerdo a la voluntad y a la Palabra de Dios. Nos advierte acerca de los caminos equivocados y nos exhorta para que hagamos lo correcto, pues no tenemos la capacidad para tomar decisiones sabias por nosotros mismos.

Cuando Dios dice que debemos esperar, eso es exactamente lo que desea que hagamos.

Así que debemos aprender a escucharlo y a seguir su dirección, en vez de tomar nuestras propias decisiones. Si nos acostumbramos a escucharlo en todo momento, estaremos listos para oírle cuando necesitemos ser guiados en situaciones difíciles. El Señor promete en su Palabra que contestará nuestras oraciones y dirigirá nuestro andar; aunque a veces debemos esperar a que nos muestre el camino. Aunque quizás deseamos una respuesta inmediata, Dios, por su amor y omnisciencia, conoce lo que es mejor para nosotros hoy y en el futuro, pues su perspectiva es eterna.

¿Cuáles son los requisitos para esperar en Dios?

• Fe. Si comprendemos quien es Dios, confiaremos en Él, pues sabe más que nosotros y su tiempo es siempre perfecto. No nos priva de nada, sino que hace lo que es mejor para nuestra vida, de acuerdo a su conocimiento y sabiduría. Nos invita a pedir, a buscar y a llamar en oración, y promete respondernos de acuerdo a su divino propósito y a su tiempo perfecto (Mt 7.7).

Por tanto, no debemos pensar que, si su respuesta no llega de manera inmediata, significa que no nos dará lo que le hemos pedido. Por el contrario, tenemos que recordar el poder, la sabiduría, el amor y el conocimiento de Dios, confiar en que tiene el control de toda situación y que nos dará lo que es bueno. Si su provisión no llega inmediatamente, es porque no la necesitamos, o porque no es bueno para nosotros, o no es el tiempo adecuado para recibirla.

• Paciencia. El Salmo 37.7 enseña: “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres…”. Tener que esperar puede causar ansiedad e impaciencia, pues cuando lo hacemos pareciera que Dios no hiciera nada. Sin embargo, debemos recordar que nos ama y ofrece dirección, provisión, ayuda y fortaleza durante el tiempo de espera.

Cuando David fue ungido como rey de Israel siendo aún adolescente, no sabía que tendría que esperar más de doce años antes de que esa promesa se hiciera realidad. Lo que parecía como un tiempo perdido era parte del plan perfecto que Dios tenía con su vida. El Señor no estaba perjudicando a David con ese retraso, lo estaba ayudando.

• Valentía. Cuando una oferta u oportunidad parece buena, se requiere de gran valor para esperar en Dios, pues quizás tendremos que rechazarla. Aunque los demás no comprendan nuestra decisión y nos insten a proseguir, si esto no está de acuerdo al tiempo y a la voluntad del Señor, no debemos tomar la decisión equivocada. No podemos entender las dificultades que tendremos que enfrentar si avanzamos en desobediencia, en vez de esperar con paciencia y valor hasta que Dios nos muestre el camino a seguir.

• Determinación. Como la influencia de otros tiene un efecto poderoso en nuestra vida, se requiere de fortaleza para esperar en el Señor. Aunque la situación parezca buena, si el Espíritu Santo nos advierte, debemos cambiar de parecer para obedecerlo y no dejarnos guiar por los consejos de otras personas.

• Fortaleza. Si nos sentimos tentados a adelantarnos a Dios, debemos recordar que el Todopoderoso es la fuente de nuestra fuerza y quien provee el poder que necesitamos para esperar con paciencia. Además, es Dios quien puede cambiar los deseos de nuestro corazón para alinearlos con su voluntad y darnos pasión para obedecerlo.

• Perseverancia. Si el Señor nos llama a esperar, necesitamos perseverar para mantenernos firmes cuando otros den sus opiniones y ofrezcan sugerencias sobre lo que debemos hacer.

Aunque el mundo está lleno de ofrecimientos tentadores y muchos se apresuran para decirnos cómo debemos vivir, solo hay un Ser superior al que debemos escuchar, y es el Señor. Nuestra responsabilidad es obedecer y dejar las consecuencias en sus manos. Andar en la voluntad de Dios es la mejor decisión que podemos tomar. Aunque no recibiremos todo lo que anhelamos de acuerdo con nuestros planes, no nos perderemos las bendiciones del Señor, las cuales sí concuerdan con el tiempo y la voluntad de Dios. Por tanto, en todo momento debemos buscar la sabiduría de Dios en oración, mientras esperamos por su dirección y observamos cómo obra en nuestra vida.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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VENCIENDO AL MUNDO

Permítame le cuento una historia a manera de introducción:

Durante sus vacaciones en la costa, una familia presenció una gran tempestad. Las olas subían a enormes alturas mientras que los vientos fuertes sacudían violentamente las embarcaciones que estaban amarradas al muelle.

Un niño, que miraba desde la ventana, se fijó en que sólo la boya flotaba serenamente en aquel turbulento mar y se mantenía en su lugar a pesar de los vientos fuertes.

El niño comentó con los demás que la boya era la única cosa que había allí afuera que parecía no tener miedo, porque aunque se hundía de vez en cuando, siempre volvía a subir sin daño y en el mismo lugar.

Entonces el papá les explicó que la boya se mantenía firme a pesar del viento fuerte porque estaba amarrada a un ancla en el fondo del mar, y agregó que también así es nuestra vida.

Cuando nuestra fe está anclada en Cristo podemos enfrentarnos sin temor y con calma a cualquier viento contrario en la vida. No existe bendición como la de una perfecta confianza en el Señor.

Todos los días nos enfrentamos a desafíos terribles, y creo que en este tiempo tan extraño e impensable, esos desafíos se han acentuado.

En medio de esta situación… hay esperanza, porque podemos seguir la vida “Venciendo al mundo” Somos vencedores en la fe del Hijo de Dios.

Leamos la Palabra de Dios:

  1. Juan 5:1-5 1 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.
  2. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos.
  3. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.
  4. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
  5. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Una verdad enorme es esta, la fe en Cristo nos da propósito y nos hace vivir plenamente. De todos los conocimientos, el más importante es conocer a Dios. Vamos a meditar en este pasaje, pero nos enfocaremos especialmente en los versículos 4-5

  1. LOS QUE HAN NACIDO DE NUEVO VENCEN AL MUNDO. Vs.4a Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo;
  • Es un vencedor siempre. Ya vencimos por los méritos de Cristo, por ello debemos vernos a nosotros mismos como vencedores, no como derrotados:

1 Corintios 4:7-9 dice: 7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;

  • Dios nos ha capacitado para vencer. (La Palabra de Dios, los dones del Espíritu Santo)
  • Debemos ejercitarnos en vencer. (Determinación, perseverancia y constancia).

2. NUESTRA FE EN CRISTO, ES NUESTRA VICTORIA. Vs. 4b …y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. La fe en Jesús, el Hijo de Dios, nos cubre, nos capacita, nos levanta y nos sostiene para contemplar la victoria.

  • La persona de Cristo es lo más importante. No es una fe cualquiera, ni una fe impersonal, es una fe directamente en una persona, la persona más importante del cosmos: ¡Cristo mismo!
  • Creer y aferrarse a esa fe. (Esta fe es suficiente para cruzar cada día y sus desafíos)
  • Esta guerra está ganada, nosotros debemos ganar las batallas. (Ya ganó Cristo, pero él nos manda, a ser más que vencedores y asumir ese rol, a diario. ¿Cómo? Disciplinas espirituales: orar, leer la Biblia, compartir)

3. VENCER AL MUNDO ES COSA DE TODOS LOS DÍAS. Vs. 5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Si nota algunas palabras claves: ¿Quién es el que VENCE? VENCE, en presente. No dice venció, ni vencerá, dice vence… porque es una situación diaria. Siempre le comparto a un buen amigo que está luchando con su vida: hermano, es un día a la vez.

  • Vencemos porque DEBEMOS hacerlo. No tenemos opción. Si hemos nacido de Dios, nuestra naturaleza ahora, es ser vencedores, y DEBEMOS hacerlo. DIARIAMENTE.
  • Vencemos porque CREEMOS en Jesús. Como nuestra fe está puesta en Jesús, DEBEMOS vencer, como producto de CREER en Jesús. Vencemos porque CREEMOS en Cristo.
  • Vencemos porque el mundo está VENCIDO. Juan 16:33 dice: Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.Jesús no miente.Jesús ya lo hizoSimplemente viva en esa verdad.

Esto suena muy bien, pero ¿Cómo lo logro? Comience a dar pequeños pasos de fe:

  • Lea su Biblia TODOS los días,
  • Ore a Dios, por unos minutos SIEMPRE;
  • comparta sus logros y desafíos con un amigo, un hermano en la fe que sea maduro y le anime.

No luche solo, no sufra en silencio. Usted y yo podemos ¡VIVIR VENCIENDO AL MUNDO SIEMPRE! Solamente por la gracia de Dios. Ánimos, la guerra ya está ganada, pero prepárese para la batalla de cada día, en el nombre de Jesús. Dios le bendiga.

FUENTE Gracias Pastor DORIAN BANEGAS por sus enseñanzas

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EJERCITADOS EN LA PACIENCIA

¡Cuánto cuesta tener paciencia! Es difícil esperar. Nadie gusta de esperar, todos queremos que nuestras peticiones se resuelvan lo más rápido posible, pero algo si es real, vivimos en una época donde estamos obligados a tener paciencia. Nunca antes, se nos había dicho que debemos poner en pausa todas las actividades de nuestra vida, debemos esperar para hacer comprar, debemos esperar con distancia por seguridad, debemos tener paciencia. Pero resulta que la paciencia NO ES ALGO NATURAL, es aprendido y es de Dios.

Este día espero podamos aprender algunas cosas importantes sobre la paciencia, y lo que podemos lograr cuando llegamos a ejercitarnos en ella. Vamos a la Palabra de Dios.

ROMANOS 5: 1-5 » Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Antes de entrar en materia por favor anotemos algunos aspectos importantes. Una de las relaciones que debemos restaurar de manera urgente es la relación con Dios, si usted no está en paz con Dios, nada de lo que quiera lograr, lo podrá lograr, o al menos lograrlo bien.

Pero, ¿cómo tengo paz con Dios?

  1. Siendo justificados por medio de Jesús.​ Dios nos hace justos, por los méritos de Cristo.
  2. Reconociendo que sólo en la fe en Jesús nuestra vida tiene solución.​ Reconocer nuestro pecado y necesidad de un Salvador.
  3. Abrazar esta fe y ejercitarse CONSTANTEMENTE EN ELLA. ​No es cuestión de un fin de semana, o ir a un servicio a que me ministren, es un ejercicio constante de vida, y búsqueda constante de la Presencia de Dios para transformar nuestra vida a la imagen de Cristo.
  4. Vivir con gozo en la esperanza que tenemos en Dios.​ Cuando estamos firmes en Dios, podemos vivir llenos de esperanza en la Gloria de Dios.
  5. Experimentaremos esa paz con Dios en las tribulaciones.​ Y aquí justo en las tribulaciones comienza nuestro proceso.

Vemos que este proceso comienza el día que se opera el milagro de la justificación por medio de Cristo. El mismo momento que usted y yo recibimos a Jesús como Salvador en ese momento, empieza a funcionar todo el engranaje divino que nos moldea, por medio de las circunstancias en nuestras vidas, para lograr darle honor a Dios en todo:

  1. Nos alegramos en las tribulaciones. Vs. 3​ Las tribulaciones son el gimnasio de la vida. Y si ya que vamos a pasar buen tiempo en esta tierra, y luego la eternidad, lo mejor es que vayamos llenandonos del gozo de Dios, en medio de las tribulaciones. Nadie está libre de tener tribulaciones, nadie está libre de no sufrir dolor, todos estamos en el mismo barco. Por supuesto no digo, que vamos a reír a carcajadas ante el dolor, pero si digo que el mejor remedio ante la tribulación es buscar la presencia de Dios. Por eso, debe ver con otros ojos la tribulación…
  2. Las tribulaciones nos traen paciencia. Vs.3​ No hay otra forma de encontrar paciencia, sino a través de las dificultades. ¿Porque?
    1. En las tribulaciones aprendemos a dar valor a lo que realmente vale la pena.
    2. En las tribulaciones aprendemos que debemos vivir pausadamente.​ (Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Mateo 6:34)
    3. La paciencia es parte del fruto del Espíritu Santo.​ (Amor, gozo, paz, PACIENCIA, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza)
  3. La paciencia nos da carácter. Vs. 4 ​La paciencia produce prueba.​ ​Quiere decir que la paciencia nos hace mostrar quienes somos realmente. Es con la paciencia y ejercitándose en paciencia que formamos un buen carácter. Tener buen carácter, se refiere a mostrar la vida de Cristo en nuestras acciones, a poner la otra mejilla, a caminar la milla extra, a amar al enemigo, a mostrar a otros el camino de la Verdad.
  4. El carácter nos trae esperanza. Vs. 4​ El carácter que se forma en la paciencia nos hace esperar, con paz el día que todo estará bien. Este carácter trae esperanza que Dios no falla, y nos da la certeza que nuestras oraciones siempre son escuchadas. Este carácter trae esperanza que un día todo estará perfecto en la Presencia de Dios, y aún si no hallamos recibido en esta tierra la respuesta, sabemos que tenemos la esperanza veraz, y perecedera que un futuro glorioso en Cristo Jesús.

5. La esperanza levanta nuestra vida.​ Uno puede vivir lleno de vergüenza por el pecado, por sus malas decisiones, pero hay algo que nos da la esperanza de la fe en Cristo: es que nos dignifica, nos devuelve la confianza, nos da seguridad, nos da identidad y levanta nuestra cabeza. Ya no andamos cabizbajos, ni avergonzados. Usted mira cada día como una oportunidad y no como parte de una rutina. Sus mejores años puede que no hayan pasado, si tan solo decide rendir su vida ante la majestad de Dios. ​5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

¡Esto ya fue hecho! ¡Dios ha derramado su gracia en su vida!!!! No perdamos el tiempo, se lo pido por las misericordias de Dios. Basta ya de vivir esa doble vida. Decida de una vez vivir la vida que Cristo le ofrece.

Conclusión.​ Si usted no tiene paciencia en este tiempo, usted necesita a Cristo. Si no está experimentando la esperanza del futuro glorioso con Cristo necesita alinear su vida con Jesús y rendir su vida hoy. Le hablo a los no creyentes y a los creyentes, necesitamos vivir rendidos ante Dios. Si usted nunca le ha dicho a Cristo, vive en mí, perdona mis pecados… Es tiempo de que lo haga. Busque un amigo, y pida ayuda. Si usted es un creyente que vive en vergüenza por que ha tomado malas decisiones, ¿Qué espera para levantarse de seguir cuidando cerdos y correr a los brazos del Padre? No espere más, ya no demore su decisión Dios desea restaurar y sanar nuestra vida. Dios le bendiga.

FUENTE: Gracias Pastor DORIAN BANEGAS por sus enseñanzas.

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