Algunas personas han asistido a la iglesia durante muchos años y hasta han sido bautizadas; sin embargo, aún no entienden en qué consiste la vida cristiana.

Esta no se obtiene por esfuerzo propio, sino por medio de la dependencia del Espíritu Santo que manifiesta la vida de Cristo en nosotros. Una de las obras del Espíritu es proveer la dirección que necesitamos. Sin embargo, hay ocasiones en las que debemos esperar con paciencia hasta que nos revele lo que desea que hagamos.

La paciencia no es una característica natural, sino un don que Dios nos da como fruto de su Espíritu. De manera que es indispensable que cooperemos con el Espíritu Santo mientras desarrolla paciencia en nosotros, pues dicha característica puede salvarnos del dolor de la desobediencia.

SALMOS 27.14: “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová”.

SALMOS 37.7: “Guarda silencio ante Jehová, y espera en Él. No te alteres”.

SALMOS 40.1: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor”.

Según estos tres versículos de la Palabra, Dios nos reitera varias veces que nosotros debemos esperar, ser pacientes, porque entonces, Él inclina su oido, escucha nuestra oración y contesta nuestro clamor. 

La paciencia puede ser definida de diversas maneras:

  • Perseverancia, en calma y sin quejas, al estar bajo estrés o molestia.
  • Tener un carácter agradable. tener templanza.
  • Es estar tranquilo cuando las cosas no salen de la manera que queremos.
  • La voluntad para esperar cuando tenemos que tomar decisiones esperando la dirección de Dios.

¿PORQUE NECESITAMOS PACIENCIA?

Hay ocasiones en la que debemos tomar decisiones, pero no sabemos qué hacer. Si el Señor nos muestra que debemos esperar, tenemos que ser pacientes. Pero la mayoría de nosotros nos negamos a retrasar esas decisiones, pues deseamos que Dios obre de acuerdo a nuestro itinerario. Sin embargo, debemos recordar que el Señor es omnisciente y conoce cada aspecto de nuestra vida. Si desea que esperemos, es porque sabe que es lo mejor.

EL SEÑOR ES NUESTRO GRAN PROTECTOR

Nos creó para vivir para Él, servirle y ser un reflejo de Él. Así que, si aquello que deseamos no encaja con su propósito o tiempo, seríamos tontos si fuéramos impacientes e insistiéramos en tenerlo. Cuando dice que no, no nos rechaza sino que nos protege.

Para beneficiarnos de la amorosa protección de Dios, debemos consultar su voluntad en todo momento. Pero si insistimos en hacer lo que queremos, nos meteremos en problemas. Por el contrario, si somos pacientes, podremos tolerar con tranquilidad las demoras que el Señor permite.

Dios nos ha dado su Espíritu de verdad para guiarnos en medio de todas las complejidades de la vida. Sin embargo, cuando optamos por no escucharlo, hacemos de nuestra vida un desastre. Si el Señor afirma que debemos esperar, es porque nos ama. Todo padre que ama a sus hijos, sabe que darle lo que desean de manera inmediata no es bueno para ellos.

¿CUALES SON LOS REQUISITOS PARA QUE TENGAMOS PACIENCIA? 

  1. Fe en Dios. Debemos confiar en que Él siempre nos guiará, pues es lo que nos ha prometido.
  2. Obediencia. Para seguir la dirección del Espíritu, debemos estar dispuestos a obedecer a Dios y a esperar con paciencia.
  3. Discernimiento del tiempo de Dios. El Espíritu Santo nos guía en lo que respecta al tiempo apropiado para nuestras peticiones, y si todavía no es la voluntad de Dios, también nos da la gracia para saber esperar.
  4. Amar a Dios. La obediencia al Señor es una evidencia de nuestro amor a Él ya que nuestros corazones lo buscan, y estamos dispuestos a esperar el tiempo que sea necesario. Por el contrario, cuando nos impacientamos, no demostramos amor al Señor sino solo a nosotros mismos. Sin embargo, Dios expresa su amor al no concedernos lo que de manera egoísta deseamos, pues no es lo mejor para nosotros.
  5. Valentía. Tenemos que ser valientes para obedecer a Dios y esperar con paciencia a que dirija nuestro camino. Puede que comencemos a sentirnos desesperados, como sÍ estuviéramos al borde de un abismo y a punto de caer, pero el Todopoderoso está siempre a nuestro lado.
  6. Determinación para esperar. En el Salmo 32.8 afirma: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”. Cuando nos negamos a buscar la guía de Dios y somos impacientes, no recibimos los resultados esperados. Esperar lo que sea necesario hasta que Dios, en su sabiduría nos diga qué hacer, es siempre la decisión más acertada.

¿PORQUE LA PACIENCIA ES UN ATRIBUTO ESENCIAL PARA EXPERIMENTAR LO MEJOR DE DIOS? 

  1. Es esencial para llevar una vida de obediencia. Debemos escucharlo, obedecerlo y, en ocasiones, poner a un lado nuestros deseos y opiniones personales con tal de esperar por su dirección.
  2. Es esencial para establecer buenas relaciones. La paciencia es una cualidad que mejora todas nuestras relaciones, pues nos ayuda a pasar por alto los errores de los demás.
  3. Es esencial para identificar el tiempo de Dios. El Espíritu Santo nos da su dirección específica, pero no siempre lo hará de manera inmediata. Si en verdad atesoramos la sabiduría de Dios, esperaremos con paciencia a que nos revele su voluntad.
  4. Es esencial para ver a Dios actuar. Cuando finalmente lo lleve a cabo, podremos ver cómo lo hizo y estaremos muy agradecidos de haber esperado.

No tenemos que vivir con las dudas e incertidumbres que provienen de confiar en nuestra propia prudencia. Dios nos salvó de acuerdo a su propósito y nos dará su dirección si se lo pedimos. No debemos pensar que se ha atrasado solo porque ha dejado de hacer lo que teníamos en mente. Dios siempre actúa en el tiempo correcto; somos nosotros los que nos equivocamos. Debemos tener paciencia para confiar en el Señor, esperar y observar lo que hará.

Si no has aceptado a Cristo como tu Señor y Salvador nada de esto funcionará, solo le digo, batallará con su vida, cometerá muchos errores y terminará en un desastre, pero si esta dispuesto a pedirle perdón a Dios por sus pecados, tendrá este gran recurso eterno y omnipotente del Espíritu Santo, quien le dará guía y dirección y el momento perfecto, si le escucha.

Así que le invito a que traiga a Jesús a su vida.

OREMOS: Padre celestial, vengo delante de tu presencia, para pedirte perdón por mis pecados. Ven a morar a mi corazón y has de mí una nueva criatura, que te ame, que te siga y que cumpla con tus mandamientos y preceptos. Todo te lo pido en el nombre de Jesús. Amén

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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