Categoría: Humillación

COMO AFRONTAR LAS ADVERSIDADES O PRUEBAS

Hay dos formas opuestas de responder a la adversidad.: 1) Algunas personas se amargan ante dificultades inesperadas, hasta enojarse con Dios y alejarse de Él o incluso alejarse completamente de su fe. 2) Otros creyentes atraviesan dificultades pero desarrollan una relación más fuerte con Dios. Crecen en su comprensión de cómo sacar fuerza de Su capacidad sobrenatural para superar los desafíos de la vida, rodeados de Su amor y capacitados por Su poder sustentador.

El apóstol Pablo no era ajeno a las circunstancias difíciles.

2 CORINTIOS 4:8 “Estamos afligidos en todo, pero no aplastados; perplejo, pero no desesperado; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos” .

Mientras Pablo llevaba a cabo la obra de Dios, constantemente enfrentó conflictos y adversidades, azotado, apedreado, naufragios, etc. Podemos aprender mucho sobre cómo afrontar las dificultades de este fiel siervo, PORQUE nunca desmayo, al contrario, se fortaleció en Dios.

¿CUALES SON LAS CIRCUNSTANCIAS MÁS ALLÁ DE NUESTROS LÍMITES?

Todos hemos enfrentado situaciones difíciles, un ambiente laboral o escolar hostil, o la experiencia de rechazo, traición y fracaso. Es posible que seamos llamados a soportar una situación difícil e interminable. Nuestra prueba puede ser dolor físico o enfermedad crónica. Independientemente de la dificultad particular, Dios quiere que confiemos en Su fuerza en lugar de ceder a la tentación de resolver el problema por nuestra cuenta.

COMO PODEMOS AFRONTAR LAS DIFICULTADES?

En el poder que nos da Cristo, podemos encontrar la capacidad de afrontar las dificultades triunfalmente y sin perder la paz ni el gozo.

  1. Fuerza más allá de la capacidad humana. Cuando recibimos a Jesús por fe como nuestro Salvador personal, Él viene a vivir dentro de nosotros a través de la Persona del Espíritu Santo. Jesús dijo: “Yo rogaré al Padre, y él os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre” (Juan 14:16). Él vive la vida de Cristo a través de nosotros. En otras palabras, toda la fuerza que necesitamos para resistir ya reside dentro de nosotros. Sólo tenemos que aprender a experimentarlo.
  2. Pablo también escribió:
    • “Fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10).
    • “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 2:1).
    • “Todo lo puedo en Aquel que me fortalece” (Filipenses 4:13).
  3. Disponible cuando sea necesario. No podemos aprender sobre este poder simplemente leyendo sobre él. De hecho, tenemos que experimentarlo al ser arrojados a una situación imposible. Sólo cuando superamos nuestras propias fuerzas podemos saber que el poder de Cristo fluye a través de nosotros.
  4. Limitado por la voluntad del Padre. Dios nos fortalece sólo para hacer su voluntad. Por ejemplo, el Padre te permitirá hacer lo que te ha facultado a la que te ha llamado, ya que eso está dentro de Su voluntad para tu vida. Incluso cuando te traten injustamente, Él puede empoderarte para que siempre hagas lo correcto en lugar de ceder al resentimiento.
  5. Crece más en nuestra debilidad. El mundo valora el orgullo y la autosuficiencia, pero Dios honra la humildad. A los corintios, Pablo reconoció su completa dependencia del Señor: “Yo estuve con vosotros en debilidad, y en temor y mucho temblor, y mi mensaje y mi predicación no fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder” .
  6. Cuando nos faltan fuerzas, podemos experimentar el poder de Dios. El apóstol escribió: “Más bien me gloriaré en mis debilidades, para que el poder de Cristo habite en mí. Por eso me contento con las debilidades, con los insultos, con las angustias, con las persecuciones, con las dificultades, por amor de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Cor. 12:9-10). En sus momentos más débiles, Pablo pudo experimentar la energía divina y sobrenatural de Dios, dándole poder para vivir victoriosamente.

Cuando Dios introduce una gran prueba en tu vida, es una oportunidad para aprender de Su gran poder y Su fuerza permanente trabajando dentro de ti. No trates de evitar todas las situaciones difíciles de la vida o te perderás de experimentar Su poder sobrenatural.

Ese poder esta disponible para nosotros los que hemos aceptado a Cristo como nuestro Salvador. Este poder es un regalo de Dios, no algo que ganamos. Su presencia no significa que evitemos las dificultades, por supuesto, sino que Él está con nosotros a través de ellas, sosteniéndonos.

¿CÓMO PUEDO LIBERAR ESTE PODER EN MI VIDA?

  1. Reconozca que está totalmente indefenso. Un hijo de Dios en crecimiento valorará la humildad.
  2. Lánzate a la misericordia de Dios. Confía genuinamente en Él para realizar buenas obras a través de ti, dándote fuerza para hacer lo correcto en situaciones imposibles.
  3. Cree que Él hará lo que dijo. “Y mi Dios suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19)

.Dios quiere llevarnos al punto en que confiemos completamente en él. Como dijo Pablo, “no confiaremos en nosotros mismos, sino en Dios” (2 Cor. 1:9). Esto no significa que no haya lágrimas, ni desánimo, ni sufrimiento, sino que a través de todas esas cosas, somos sostenidos por el amor de Dios.

Para superar los desafíos de la vida, rodeados de Su amor y capacitados por Su poder sustentador es necesario venir humillados ante Dios y hacer a Jesús el Señor de tu vida. Y lo haces haciendo la siguiente oración en voz alta:

«Padre Celestial, vengo delante de tu presencia a pedirte perdón por mis pecados, me arrepiento de ellos y a partir de este día te hago el Señor y Salvador de mi vida. Rompo todo pacto con el mundo, conmigo mismo y con las tinieblas. Y hago un nuevo pacto con Jesucristo. Declaro que soy sano y libre, en el nombre de Jesús. Amén.»

FUENTE: Gracias PASTOR CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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Cuando no podemos con las cargas.

Cuando su corazón está cargado, su cuerpo agotado y sus emociones desgastadas, y se siente desanimado, sin esperanza y abrumado, ¿dónde busca alivio?

¿Se refugia en alguien o en algo como forma de escape?. Existe una mejor opción, y la encontramos en:

 Mateo 11.28: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.

Cuando Cristo ofreció descanso y esperanza a los que estaban cargados, se dirigía a personas que tenían vidas muy difíciles. Estaban oprimidos por Roma, y muchos de ellos vivían en pobreza o esclavitud. Además, el judaísmo se había convertido en una religión legalista, con requisitos que imponían cargas pesadas. Pero esto no solo les ocurrió a las generaciones pasadas. En nuestros días hay muchos que también se sienten agobiados. Algunos sienten que necesitan darse por vencidos; pero a ellos, Cristo también les ofrece ayuda.

En la Biblia se mencionan dos clases de cargas.

Por medio de ellas Él se propone:

1. La carga del Señor. En el Antiguo Testamento, el mensaje que recibía el profeta de parte de Dios era llamado profecía o carga (Zac 12.1 LBLA). El profeta tenía una sensación de peso, urgencia y responsabilidad por compartir con los demás las palabras que el Señor le había dado. En muchas ocasiones esas profecías consistían en una declaración del inminente juicio de Dios hacia una persona o nación. Como esos mensajes provenían del Señor, quedaron escritos en la Biblia.

En nuestros días, contamos con la Biblia, pero quizás sintamos esa carga como una inquietud por orar o ayudar a personas que el Espíritu Santo pone en nuestros corazones. O puede que sintamos la convicción que debemos compartir el evangelio con alguien. En el caso de los pastores, es el sentido de urgencia por predicar a la congregación las verdades de la Palabra de Dios. Ese llamado produce en nosotros una inquietud espiritual, una urgencia y una responsabilidad similar a la que tenían los profetas. Todos esos son métodos que el Señor usa para que ministremos a nuestros hermanos en la fe.

2. Cargas del diario vivir. Dado que vivimos en un mundo caído, en todo momento estamos expuestos a diversas pruebas. Estas se presentan de varias maneras, como problemas económicos, familiares, laborales, de salud, abusos, errores y pecados del pasado, o la muerte de un ser querido. Estas dificultades pueden hacernos sentir más cargados de lo que podemos soportar.

JESUCRISTO OFRECE LA SOLUCIÓN.

1. La invitación. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mt 11.28). El Hijo del Dios viviente, quien es Soberano sobre todo lo que existe y tiene todo el poder, está dispuesto y puede ayudarnos. No hay nada que sea demasiado difícil para Él.

El alcance de esta invitación es universal. A los que no creen, les ofrece salvación. Al morir en la cruz llevó sobre sí el castigo del pecado y a todos los que creen en Él les ofrece el perdón de los pecados, la justificación y la vida eterna. “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 P 2.24).

Como el Señor ya llevó nuestros pecados en la cruz, también llevará nuestras cargas, por menores que parezcan, una vez que seamos creyentes. Nos invita a venir ante Él con todo aquello que nos hace sentir abrumados.

  • En oración. Humillémonos ante el Señor al reconocer nuestras debilidades, al contarle aquello que nos agobia y pedirle que nos ayude.
  • Entreguemos nuestras cargas. En lugar de enfocarnos en la dificultad, pongamos nuestra mirada en Cristo. Nos invita a poner toda nuestra ansiedad sobre Él, pues nos cuida (1 P 5.7). También promete sustentarnos en todo momento para que no caigamos (Sal 55.22). Quizás no nos quite la carga que nos agobia, pero nos fortalecerá para que podamos sobrellevarla.

2. El mandato. “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí… porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mt 11.29, 30). El yugo era una pieza de madera que se colocaba sobre los lomos de dos bueyes, para que el peso fuera distribuido y avanzaran al mismo ritmo. En la época de Jesucristo, las personas vivían bajo el yugo religioso de los fariseos, quienes imponían cargas pesadas de legalismo que ni siquiera ellos mismos podían cumplir. El Señor declaró, que aquellos que estuvieran agotados por esas cargas legalistas, tenían la opción de intercambiar yugo al tomar el suyo y aprender de Él.

Recibimos el yugo del Señor por la gracia de Dios, por medio de la fe y no por obras. Para tomar su yugo, debemos confesar nuestros pecados y reconocer que Cristo es nuestro Señor y Salvador. Como sus discípulos, aprendemos de Él y sentimos gratitud y amor a mediada que lo obedecemos. Cuando somos confrontados por las cargas diarias, el Señor nos ayuda a enfrentarlas y nos muestra cómo mantener nuestra paz y confianza en Él, para que esas cargas no se vuelvan insoportables.

3. La certeza. “que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11.29). Los atributos de nuestro Salvador son un gran consuelo cuando nos sentimos cargados. Nunca condena, ni aleja a sus discípulos que vienen ante su presencia en tiempo de necesidad (Jn 6.37). Nos trata con amor y se humilla para ayudarnos a llevar nuestras pesadas cargas.

4. La promesa. “y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mt 11.29). Cuando confiamos en Cristo para salvación y para llevar nuestras cargas, Él nos da la seguridad de la vida eterna y llena de paz nuestros corazones. Al mantener nuestra mirada en el Señor, Él reemplaza la tempestad, el miedo, la ansiedad, el enojo y la frustración con confianza en Él. Nos ayuda a llevar las cargas, para que no las sintamos tan pesadas. Aunque la carga permanezca, nuestras almas estarán en paz, pues confiamos en el Señor incluso ante aquello que no comprendemos.

Lo primero que debemos hacer cuando sentimos que las cargas de la vida están muy pesadas, es venir ante Cristo, llevar su yugo y aprender de Él. Sin importar lo que enfrentemos, Él es más que poderoso para sostenernos. Además, el Señor provee consuelo y fortaleza por medio de su Cuerpo, la Iglesia. Como creyentes hemos sido llamados a servirnos unos a otros, y parte de ese servicio consiste en apoyarnos con las cargas (Ga 6.2). Incluso el Señor Jesús les pidió a tres de sus discípulos más cercanos que oraran con Él en el huerto de Getsemaní (Mt 26.36-38). Cuando buscamos ayuda en otros creyentes, nuestras cargas se aligeran y ambas partes somos bendecidas.

Si usted no ha aceptado a Cristo como su Salvador, sé lo que carga, carga la culpa, carga el peso del pecado y la única persona que puede manejar eso es el Señor Jesucristo, así que le animo a pedirle que perdone sus pecados y a decirle que le entrega su vida a Él, que quiere vivir una vida plena y solo Él puede ofrecerle eso. Si le confiesa sus pecados y le dice que lo acepta como su Salvador personal, basándose en lo que Él hizo en la cruz del Calvario, en ese momento Él perdona sus pecados. Escuche esto, no es condicional, es libertad eterna. El Espíritu de Dios le sella como hijo de Dios al instante. Y de ahí en adelante tiene a alguien que lleva esas cargas. Que caminará con usted, le quitará el peso y facultará para andar en paz y tranquilidad. Talvez sea un creyente y esta en una circunstancia de la que quisiera salir. Y clama a Dios y ha comenzado a dudar de Él, porque no hace esto, diga: «Señor, he escuchado algo distinto hoy, no lo he hecho muy bien», solo dígale: «hoy lo entrego todo a ti». Dios sabe que quizás quiera retomarla mañana. Dígale que se la entrega. Es la única y real libertad genuina y es mediante Jesucristo.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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DIOS RESTAURA

Este es un mensaje de exhortación para descubrir que Dios siempre esta atento a nuestras oraciones, siempre y cuando venimos a buscarle en humildad. Hemos basado esta meditación en la vida de un rey de Israel llamado Manases.

2 CRONICAS 33:1-2,6,10-12 «De doce años era Manases cuando comenzó a reinar, y cincuenta y cinco años reinó en Jerusalén. Pero hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel…..Y pasó sus hijos por fuego en el valle del hijo de Hinom; y observaba los tiempos, miraba en agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba a adivinos y encantadores; se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová, hasta encender su ira….Y habló Jehová a Manases y a su pueblo, mas ellos no escucharon; por lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los asirios, los cuales aprisionaron con grillos a Manases, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia. Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres.»

Lo que estos pasajes manifiestan es que Manases fue uno de los reyes más malvados de toda la Biblia y del pueblo de Israel, quien se excedió en hacer lo malo delante de Dios y dice que por más que Dios le hablaba, ensordecía sus oidos, así como los del pueblo de Israel.

Al igual que nosotros cuando estábamos sumidos en el pecado, un día clamamos a Dios y le dijimos: «ten misericordia de mí». De esa misma manera, dice la Biblia que Manases clamó y Dios le oyó. Ahora bien:

PORQUE DIOS PERDONÓ A MANASES ?

  1. Porque Dios nunca lo abandonó.

Dice la Palabra de Dios: «él oró a Jehová su Dios» En otras palabras, Dios nunca nos abandona aunque hagamos lo erroneo. Él esta ahí presente donde te encuentras. Y porque Él está allí contigo, Él te quiere levantar aun de lo más profundo, así ue no tienes que quedarte en el suelo, no tienes que hundirte en el lodo porque Jehová esta contigo, ahora mismo.

2. Porque Dios nunca resiste a los humildes.

Dice la Palabra: «se humillo grandemente». Dios mismo dijo: «el mayor en el Reino de los Cielos es aquel que sirve», así que cuando usted se humilla, usted es exaltado y el que es un siervo será el primero.

3. Porque Dios nunca ensordece su oido al clamor de la gente.

Y si usted se atreve a llamarlo, Él lo escucha. Mira!, tu estas a una oración de distancia para que Él Señor entre en tu vida, entre en tu familia.

Tu podrás decir: «si pero yo soy muy malo», Manases también lo era, era peor que alguno de nosotros, pero Dios lo escuchó, Dios lo oyó.

JEREMIAS 33:3 «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

Aunque estes en pecado, clama a Dios. Aunque estes destruido, clama a Dios. Aunque estes llorando, clama a Dios. Aunque estes enfermo, clama a Dios. Aunque estes en la ruina, clama a Dios. Y aunque estes en el lecho de muerte, clama a Dios.

Ahora bien. Mira lo que pasó después de que manases oro y Dios lo perdono:

2 CRONICA 33: 13 «Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios.»

También Jehová lo restauró: lo sentó nuevamente en el trono, en su reino, le dio autoridad, prosperidad, bendición y le devolvió todo lo que él había perdido.

Esto es lo que la gente debe de entender, que cuando tu clamas a Dios, te humillas delante de Dios, te arrepientes y te apartas del pecado, entonces, El Señor te traslada del reino de las tinieblas y te coloca en el reino de su amado Jesucristo, donde hay unción, donde hay autoridad, donde hay poder, donde hay bendición, donde hay protección y donde hay paz.

QUE SUCEDIÓ DESPUÉS?

2 CRONICAS 33: 14-15 «Después de esto edificó el muro exterior de la ciudad de David, al occidente de Gihón, en el valle, a la entrada de la puerta del Pescado, y amuralló Ofel, y elevó el muro muy alto; y puso capitanes de ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá. Asimismo quitó los dioses ajenos, y el ídolo de la casa de Jehová, y todos los altares que había edificado en el monte de la casa de Jehová y en Jerusalén, y los echó fuera de la ciudad. Reparó luego el altar de Jehová, y sacrificó sobre él sacrificios de ofrendas de paz y de alabanza; y mandó a Judá que sirviesen a Jehová Dios de Israel. «

Después de leer esta Palabra, te darás cuenta que Manases empezó a hacer lo bueno delante de Dios, por las siguientes razones:

  1. Lo hizo por amor a Dios.

En otras palabras, él se enamoró de Dios.

SALMOS 116: 1-2 «Amo a Jehová, pues ha oídoMi voz y mis súplicas; Porque ha inclinado a mí su oído;Por tanto, le invocaré en todos mis días.

Manases amaba a Jehová porque había visto lo bueno que era Él. Y es que el que se enamora de Dios no quiere ofenderlo.

3. Por temor a Dios.

El principio de la sabiduría es el temor a Dios. Mira!. Manases perdió todo por desobedecer a Dios y eso nos puede pasar si no le hacemos caso a Dios. Horrible es caer en las manos de Jehová. Y cuando sacudieron a Manases, él aprendió a respetar a Dio. Y tú y yo debemos aprender a respetar a Dios.

Con Dios no se juega.

GALATAS 6:7 » No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

Nosotros debemos tener un temor santo para con Dios porque no sabemos cuándo vienen las consecuencias de nuestras acciones contrarias a la voluntad de Dios. Manases aprendió a tener temor de Dios.

3. Por gratitud.

SALMO 116:12 «¿Qué pagaré a JehováPor todos sus beneficios para conmigo?. Tomaré la copa de la salvación, E invocaré el nombre de Jehová. Ahora pagaré mis votos a Jehová.

Cuando él vio lo bueno que era Dios, se dijo asimismo: «si yo pudiera darle un poquito a Dios». Este debe ser el sentir de todos nosotros.

Y como no le vas a dar los diezmos a Dios cuando tú has diezmados toda la vida al mundo. Probablemente has diezmado alcohol, a la pornografía, a las drogas y a toda la basura del mundo. O algo le diezmaste parte de tu salario para edificar no a tu familia, ni a tu vida.

Tu sabes de todo lo que ha librado el Señor, todo lo que Él te ha dado y Él se merece nuestra retribución.

4. Responsabilidad.

Por eso Manase hacia lo bueno al reconocer quien era Dios. De repente él sintió una carga por todos aquellos que había inducido a adorar otros dioses y ue debería hacer algo por los hijos de Israel.

Y si Dios tuvo misericordia de nosotros y nos salvo, no deberíamos de tener esa misma carga por aquellos que se desviaron por nuestra culpa. Nuestra carga debería ser ahora de arrebatarlos del fuego eterno.

Sabe lo que deberíamos hacer con esas personas que les hemos ofendido: llamarles y decirles: perdóname, perdóname por como me comporte, perdóname por haber sido un mal ejemplo. Y si usted le debe dinero a su ex esposa por sus hijos, llámeles y páguele con intereses lo que les debes.

5. Transformación.

Porque Manases hizo tantas cosas buenas?. Porque Dios le cambio el corazón. Dios le transformo el corazón y empezó a hacer el bien.

Por favor no me digas que el amor de Dios está en tu corazón cuando hay resentimientos, odias, rechazas, no perdonas, condenas y mientes.

COMO UN REY TAN MALVADO SUPO COMO CLAMAR A SU DIOS?

Por una historia. Manases era hijo de un rey llamado Ezequías y Ezequías cometió un grave error en su vida. Y dice que Dios le hablo a Isaias y le dijo «ve donde Ezequías y dile que prepare su casa porque hoy vas a morir». Isaias se fue, pero Ezequías vino y se humillo delante de Dios, comenzó a llorar y le dijo a Dios: «perdóname, lo hice mal». Isaias no había salido del patio de la casa cuando Jehová le dijo: «devuélvetey dile a Ezequias que le voy a dar otros 15 años, que lo voy a restaurar al trono y que lo voy a bendecir otra vez».

Cuando Ezequias se murió, Manases apenas tenīa 12 añitos, o sea que probablemente él no conocía mucho de lo que había pasado con su papá. Y cuando Manases estaba atribulado, angustiado, alguien vino y le dijo:»Manases oye, a tu papá le paso lo mismo que a ti, el pecó, pero se humillo y cuando él se humillo, Dios lo restauro»

Yo me imagino que en ese momento, Manases cayo de rodillas y empezó a decir: «perdóname Señor, hice lo malo delante de ti». Y el mismo Dios que le respondió a su papá le respondió a él.

El punto principal de todo lo que he dicho es este: hay tanta gente que caminan por el mundo bajo juicio y no bajo bendición. Y todo porque nadie les esta diciendo como caminar justamente. Mucha gente se pierde no porque quiere, sino porque nadie le ayuda a encontrar la luz.

Yo no se si tu sabes, pero estamos viviendo en los postreros días, este es el final de esta dispensación y el final esta cerca. Y cuando suene la trompeta, lo que va doler, no es cuanto dinero tuviste o cuantos carros o casas tuvistes, sino, que fue lo que yo hice para Dios y cual fue mi conducta.

La misión nuestra en este tiempo de angustia y dolor en la tierra es enseñarle justicia a las multitudes, caminar bajo los mandamientos y preceptos, a tener una comunión intima con Dios, a caminar bajo su voluntad.

Hoy vine a hablarles a los Manases y a decirles que HOY es tu oportunidad de cambiar completamente, hoy es la oportunidad de demostrarle a Dios cuánto le amas y cuánto deseas servirle a Él, cuanto quieres vivir por Él y para Él.

Asi que es momento de humillarte, reconocer tus errores y pedirle a Dios que te ayude a caminar de la manera correcta, desechar el pecado y hacer un nuevo pacto con Dios y aprender a caminar en justicia. Arrodíllate ahí donde estas, y repite conmigo en voz alta:

Padre celestial, en el nombre de Jesús, te pido perdón por lo que mi boca ha hablado, por lo que mis manos han hecho, por los lugares que mis pies han visitado, por los pensamientos de mi corazón, y por las actitudes de mi alma. Y hoy pido que tu bendición venga sobre mí, porque hoy me arrepiento de todos mis pecados en el nombre de Jesús. Y hago un nuevo pacto de que viviré por ti, para ti y en ti, por el resto de la eternidad. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor RUDY GRACIA por sus enseñanzas.

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