"Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas, para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario. Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos. Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche, porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha sostenido." – Salmo 63:1-8
Probablemente has escuchado decir que el desayuno es la comida más importante del día. Esto se aplica a nuestro corazón y mente. Lo que les damos cada mañana afecta grandemente el resto del día. Es la Palabra de Dios, la oración y la meditación, el alimento espiritual para tu relación con el Padre.
David comenzó su día con el Señor. En el Salmo 63, describió la búsqueda temprana de Dios. Despertó voraz por su Creador, y después de llenar su alma de la plenitud del Señor, estalló en acción de gracias y alabanzas a Él. Incluso mientras estaba acostado en su cama por la noche, David seguía pensando en su Padre celestial.
Imagínate tener un día así lleno de alegría y gratitud hacia Dios. Esto es posible cuando separamos el inicio de nuestro día pasando con el Señor, escuchándolo hablar a través de Su Palabra y hablando con Él en oración. Nuestra bendición será aún más rica cuando permanezcamos conscientes de Dios durante todo el día y en la noche, contemplando quién es y cómo trabaja. Buscar al Señor no sólo llena nuestro alma vacía; también aumenta nuestra hambre de más de Él.
¿Consideras que es una lucha separar tiempo con el Señor cada mañana? Los hábitos de toda la vida comienzan con pequeños pasos, no resoluciones abrumadoras. Comienza hoy, deja 15 minutos esta mañana. Entonces trata de hacerlo durante unos días, y veras como el Señor comienza a satisfacer tu alma y a aumentar tu hambre por Él.