LUCAS 2:39–40 «Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.»
Aquí la Palabra de Dios nos revela el proceso por el cual pasó Jesús antes de su manifestación pública: crecía, se fortalecía, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba sobre Él.
Este pasaje no solo describe Su desarrollo, es una invitación para nosotros a seguir el mismo camino.
Primero, la Biblia dice: “El Niño crecía.” Eso significa que Dios espera crecimiento, no estancamiento. Crecer en carácter, en disciplina, en fe, en obediencia. El Señor rompe toda comodidad espiritual y declara sobre ti: “¡Es tiempo de avanzar, no de retroceder!”
Luego dice: “…y se fortalecía.” La fortaleza espiritual nace de las pruebas. Cada lágrima, cada lucha, cada batalla que parecía demasiado difícil, Dios la usó para hacerte más fuerte. Él te entrenó para que nada pueda derribarte ni detenerte.
Después afirma: “…llenándose de sabiduría.” La sabiduría no es información: es dirección divina. Es ver con los ojos de Dios y caminar en Su estrategia. Él te promete sabiduría para decisiones, relaciones, negocios y ministerio, sabiduría que te posicionará donde tus fuerzas no pueden llevarte.
Y finalmente declara: “La gracia de Dios era sobre Él.” La gracia es el favor sobrenatural que abre puertas, que impulsa, que conecta y que distingue. Si creces, si te fortaleces y si te llenas de sabiduría, la gracia de Dios reposará sobre ti de manera visible y poderosa.
Este es el llamado del Espíritu Santo para tu vida hoy: ¡Crece! ¡Fortalécete! ¡Llénate de sabiduría! ¡Camina bajo la gracia sobrenatural de Dios!
Así que declara conmigo con fe: “Señor, quiero crecer como Jesús, ser fuerte como Jesús, caminar en sabiduría como Jesús y vivir bajo Tu gracia todos los días de mi vida.”