Si te has desanimado con las cosas de Dios, y ya casi no vas a la Iglesia, has disminuido tus ofrendas, ya no lees la Biblia como antes y muy poco oras en tu aposento, ten cuidado porque estás a punto de llegar a una frialdad espiritual. Entonces, el fuego que antes te consumía, pueden convertirse en solo carbones humeantes. Y al final llegar a perder el gozo, la paz y la confianza en Dios.
Que hacemos al respecto ? AVIVAR EL FUEGO DE DIOS. Eso precisamente fué lo que el Apostol Pablo recomendó a Timoteo.
2 Timoteo 1: 6-9 "Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos."
Timoteo despues de un tiempo de haber sido puesto como Pastor de la Iglesia de Efeso, el Apostol Pablo se había percatado del estado espiritual de Timoteo.
Y es algo que nos puede suceder a cada uno de nosotros en determinado momento.
Probablemente digas que con el paso del tiempo, todo se calma. Calmarse de que? Recuerda que Cristo no ha cambiado y que el Espíritu Santo aun continua trabajando en tí, y tampoco ha cambiado. Ahora hay mas trabajo que antes.
No hay razón por el cual deba apagarse tu llama y la devoción por Cristo.
No hay razón alguna. Dios quiere que siga ardiendo el fuego en nuestras vidas hasta el fin de nuestros días en esta tierra, hasta presentarnos delante de Él.
No podemos permitir que el fuego de Dios se vaya apagando. Y si hay evidencias de ello, entonces debemos corregirlo y avivar el fuego de Dios en nosotros.
Por lo tanto, que hacemos?
1. NO DESCUIDEMOS LA PALABRA DE DIOS. Cada vez que nos reunamos, traigamos la Biblia con nosotros, porque asi como es la leña para el fogón, asi es la Palabra de Dios para el creyente.
No podemos vivir sin ella. No habrá llama en el fogón, sino le ponemos leña. Es vital que leamos la Palabra todos los días.
2. NO DESCUIDEMOS LA ORACIÓN. La oración no debe ser monótona, debe ser viva, debe ser un tiempo especial. Consagre un lugar donde hacerlo y postrece delante de Dios.
Inicie con la siguiente oración: "Padre mio, aqui estoy, dispuesto a estar delante de tu presencia, porque nada es más importante que tú en este momento. Ven Espíritu Santo, sientate aquí conmigo. Háblame, dime lo que tienes que decirme para actuar conforme a tus mandamientos y preceptos. Te amo Señor, quiero estar cerca de tí, porque tù eres lo mas importante para mí."
3. ASISTAMOS A LA IGLESIA. Hagámoslo ya sea que llueva o truene y aun cuando no tengas ganas. Porque si vamos, Dios verá que lo honramos y Él te honrará.
4. NO DEJES DE OFRENDAR Y DIEZMAR. Si hemos prometido a Dios ofrendar en algo, y lo hemos dejado, retomemoslo. Debemos ser leales y fieles como el Señor es con nosotros.
Recuerde que es Él quien nos dá el trabajo. Quien prospera nuestro negocio. El es quien nos da la salud para trabajar y es nuestro sanador. Todo proviene de Dios. Y porque no podemos ofrendar?.
5. CUIDADO BAJAMOS LA GUARDIA A LO ESTABLECIDO POR DIOS. No empieces a decir: todos somos tentados!, vivimos en otros tiempos!, eso es normal hacerlo!.
Podemos llegar al punto de condescender a las creencias firmes y básicas y llevarnos al punto de perder el gozo, la felicidad, la seguridad y el contentamiento.
Nuevamente, la Biblia es para la vida cristiana, lo que la leña es para el fogón.
La vida piadosa no es automática, y sino la avivamos, comenzaremos a dudar. Dudar del poder de Dios, dudar de que conteste su oración, dudar de que Dios pueda sanar. Y por eso, Pablo le dijo a Timoteo: "Porque Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino que te ha dado el poder del Espíritu Santo, de amor, de disciplina y de perseverancia para hacer lo que el Padre te ha encomendado."
6. PRESTAR ATENCIÓN A LAS LLAMADAS DEL ESPÍRITU SANTO. Todo creyente tiene dentro de sí, a la persona del Espíritu Santo y su reponsabilidad es dirigirnos, guiarnos a toda la verdad, jamás nos engañará, nos dirige si vamos en la dirección errada, si pensamos en algo incorrecto o si estamos en peligro de caer en tentación.
Su labor es tomarnos la temperatura espiritual.
7. RECORDEMOS CUANDO ERAMOS ARDIENTES POR EL SEÑOR. Nuestra devoción era primero, amabamos la Palabra, amabamos los himnos, escucharlos, y entonarlos.
8. TENEMOS QUE ARREPENTIRNOS. Decirle a Dios: "He permitido que el mundo y sus encantos, sus intereses y tentaciones me seduzcan, no te he adorado, ni he orado como debo".
Debe haber una expresión genuina de arrepentimiento. También arrepentimiento de pecado.
9. VOLVER A ENFOCARNOS EN DIOS. Lo que haya sido que nos desenfocó, desechémoslo. Porque sino, la falta de enfoque puede provocar ansiedad, tensión, temores y hasta enfermedades.
Lea la Palabra de Dios y antes de hacerlo, dile a Dios: "Señor estoy presto a oir tu corazón, estoy presto a oir lo que tengas que decirme". Porque Él quiere de nosotros una vida de rectitud, una vida santa y una vida que le honre.
Sabe lo que va a suceder, de repente Dios lo conectará de nuevo y sentirá su amor fluir hacia usted y hacia los demás.
Busque a Dios todos los días, órele a Dios, digale que quiere oir su voz. No es pedir sus necesidades, es tener una relación mas estrecha con Él.
10. DEBEMOS INVOLUCRARNOS EN LA VIDA DE OTROS. La razón por la cual nos encontramos con las pilas bajas, es porque solo pensamos en nosotros mismos.
Invirtamos en la vida de otras personas. El egoísmo no es de Dios.
11. PERSISTE EN CADA UNO DE ESOS PUNTOS. No lo desatiendas. Sé persistente, ocúpate de cada cosa aquí expuesto.
1 Timoteo 4:15-16 dice " Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren".
Mi deseo es que avives el fuego de Dios que ha puesto en tí, de tal manera que sea tan viva, que nadie pueda ignorar quien vive en tí. Es mi sentir que Dios nos está llamando a una mayor consagración, de tal manera que Él pueda manifestarse de una manera especial.
Que Dios te bendiga abundantemente.