Categoría: Amor de Dios

CUAL ES EL GRAN MANDAMIENTO DE DIOS

Hoy nos sumergimos en una poderosa palabra del Señor, que proviene del Evangelio según San Marcos, capítulo 12, versículos 28 al 34. Hablaremos de lo que es verdaderamente esencial en nuestra fe, de lo que marca la diferencia entre una vida común y una vida encendida por el Espíritu Santo. ¡Sí, hoy hablaremos del gran mandamiento, el fundamento de nuestra relación con Dios y con los demás!

MARCOS 12: 28-34 «Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? 29Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. 31Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. 32Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; 33y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios. 34Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle.»

El escriba le preguntó a Jesús: «¿Cuál es el primer mandamiento de todos?» ¡Gloria a Dios que esta pregunta fue hecha! Porque en esta respuesta, Jesús nos revela la clave de una vida que agrada al Señor. Jesús respondió: «Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es». ¡Dios es uno! No hay otro como Él. Él es el único, el incomparable, el Santo de Israel. Y ese es el primer punto: tenemos que saber a quién servimos. ¡Dios es único, supremo, eterno, poderoso!

Pero Jesús no se detiene ahí. Él sigue y nos dice: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». ¡Escuchen bien, pueblo de Dios! ¡Con TODO! No es con una parte, no es solo los domingos, no es solo cuando las cosas van bien. Es con TODO tu corazón, toda tu alma, toda tu mente y todas tus fuerzas. ¡Dios demanda nuestra totalidad! No quiere migajas de tu tiempo, no quiere un amor a medias. ¡Quiere el control absoluto de tu vida!

¿Estás amando a Dios así hoy? Pregúntate: ¿Estoy dando mi todo o estoy reteniendo algo para mí? ¿Estoy entregando cada área de mi vida a Dios, o estoy guardando rincones secretos, lugares oscuros donde Él no tiene permiso de entrar? ¡Ah, pero hoy es el día de la decisión! Hoy puedes rendirlo todo al Señor, ¡y te aseguro que Él va a transformar tu vida de una manera que no puedes imaginar!

Y luego, Jesús añade: «Y amarás a tu prójimo como a ti mismo». ¡Aquí está el segundo mandamiento, semejante al primero! Porque no podemos decir que amamos a Dios, si no estamos amando a los que nos rodean. ¡Ah, no podemos engañarnos! No podemos levantar nuestras manos en alabanza los domingos y luego volver a casa y odiar a nuestro vecino, a nuestro hermano, a nuestro compañero de trabajo. El amor a Dios se demuestra en cómo tratamos a los demás. ¿Cómo estás tratando a los que te rodean?

El escriba le dijo a Jesús que entendía que estos mandamientos eran más grandes que todos los holocaustos y sacrificios. Porque, podemos hacer muchas cosas exteriores, podemos cumplir con rituales, con tradiciones, con liturgias, pero si no estamos amando a Dios con todo y no estamos amando a nuestro prójimo, ¡nada de eso cuenta para Dios!

¿Escucharon lo que Jesús le dijo al escriba? «No estás lejos del reino de Dios». ¡No estás lejos! ¡Eso es poderoso! Pero también es un desafío. No basta con saber estas cosas, no basta con entenderlas intelectualmente. ¡Tenemos que vivirlas! Si solo entendemos estas verdades, pero no las aplicamos en nuestra vida diaria, entonces nos quedamos a las puertas del Reino, pero no entramos. ¡No te quedes a las puertas, amigo y amiga! ¡No te conformes con estar cerca del Reino! Hoy es el día para entrar plenamente, para abrazar estos mandamientos con todo tu ser.

Te animo hoy a examinar tu corazón. ¿Amas a Dios con todo lo que eres? ¿Amas a tu prójimo como a ti mismo? Si hay áreas donde estás fallando, no te desesperes. ¡Dios es misericordioso y está listo para perdonarte y llenarte de su Espíritu! Pero tienes que tomar una decisión hoy, una decisión osada y valiente. ¡No más excusas! ¡No más titubeos! El Reino de Dios está aquí, está cerca, ¡y Dios te está llamando a vivir en su plenitud!

¡Levántate! Hoy es el día de poner estos mandamientos en acción. ¡Ama a Dios sin reservas! ¡Ama a tu prójimo sin condiciones! Y verás cómo Dios desata su poder y su gloria en tu vida como nunca antes. ¡El Reino de Dios está cerca, no lo dejes pasar!

OREMOS:

¡Padre Celestial, en este momento venimos ante tu presencia con corazones rendidos, reconociendo que Tú eres el único Dios, el Todopoderoso, el Santo y Bendito! Te adoramos, Señor, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas. Señor, te pedimos que nos perdones por las veces en que no hemos amado de esa manera, por las veces en que hemos retenido partes de nuestras vidas, por las veces en que hemos fallado en amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos.

Hoy nos levantamos en fe, Dios, y declaramos que desde este momento, ¡vamos a amarte con todo lo que somos! ¡Rendimos nuestras vidas por completo a Ti! Que cada pensamiento, cada palabra, y cada acción refleje nuestro amor por Ti. Y Señor, te pedimos que nos llenes con tu amor sobrenatural para que podamos amar a nuestros prójimos, aún a aquellos que nos han herido, de la manera en que Tú nos has amado.

Derrama de tu Espíritu Santo sobre nosotros, transforma nuestros corazones, y haznos instrumentos de tu amor en este mundo. ¡Oh Dios, queremos estar plenamente en tu Reino, no solo cerca de él! ¡Queremos vivir para Ti, caminar en obediencia a tus mandamientos y ser reflejos vivos de tu amor!

En el nombre de Jesús, oramos y lo pedimos. ¡Amén y amén!

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UNA HISTORIA DE AMOR Y COMPASIÓN

Hoy nos encontramos ante una de las historias más poderosas y reveladoras de la misericordia y el amor de nuestro Señor Jesucristo. Es la historia de una mujer sorprendida en adulterio, llevada ante Jesús por los escribas y fariseos, no en búsqueda de justicia, sino como una trampa para acusar al Maestro. Pero lo que sucedió a partir de este momento no solo desafió las leyes humanas, sino que reveló la verdadera naturaleza del amor divino.

Juan 8:1-11 «y Jesús se fue al monte de los Olivos. 2Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. 3Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, 4le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. 5Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? 6Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. 7Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. 8E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. 9Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. 10Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? 11Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.»

Imaginen el escenario: Jesús enseñaba en el templo, rodeado por multitudes sedientas de sabiduría. De repente, irrumpen los fariseos, arrastrando a esta mujer, exponiendo su pecado ante todos, buscando condenación. ¿No es esto lo que el mundo hace con nosotros a diario? Nos señalan, nos juzgan, nos condenan por nuestros errores, por nuestras fallas, por nuestras debilidades. Pero en medio de esta multitud de acusadores, Jesús permanece en calma, en silencio, escribiendo en la tierra con su dedo.

¡Oh, cómo deseo que todos entendamos lo que significaba ese gesto! Jesús, el Hijo de Dios, el que conoce cada secreto de nuestros corazones, no levanta la piedra para condenarnos, sino que escribe en la tierra, recordándonos que somos polvo y a polvo volveremos. Él nos recuerda que somos todos pecadores, que ninguno de nosotros está libre de culpa.

Y entonces, con una sola frase, Jesús desarma a los acusadores y despierta la conciencia de cada uno de ellos: «El que esté sin pecado, que tire la primera piedra». ¡Oh, qué silencio debe haber caído en ese momento! Porque todos, desde los más viejos hasta los más jóvenes, se vieron confrontados por su propia humanidad, por sus propias fallas.

Pero lo más hermoso de esta historia es lo que sucede después. Cuando todos se van, cuando la multitud se disipa y solo queda Jesús con la mujer, él no la condena, no la humilla, no la juzga. En cambio, le muestra compasión, le muestra amor. «Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado?… Ni yo te condeno. Vete, y no peques más».

¡Qué palabras tan poderosas! Jesús, el único sin pecado, el único que tenía derecho a juzgarla, la perdona. Él le da una segunda oportunidad, le ofrece la gracia que ella no merecía. Y eso, hermanos y hermanas, es lo que Dios hace por cada uno de nosotros todos los días.

Porque así como perdonó a esta mujer, Él nos perdona a nosotros. No importa cuán grande haya sido nuestro pecado, cuán profunda nuestra caída. Su amor es más grande, su misericordia es más profunda. Nos perdona, nos restaura, nos levanta de nuevo.

Así que hoy, les animo a dejar atrás el peso de la culpa y la condenación. Reciban el perdón de Jesús, acepten su amor incondicional. Y como la mujer en esta historia, vayan y no pequen más. Caminen en la luz de su gracia, vivan en la libertad de su perdón.

Que esta historia nos recuerde siempre el poder transformador del amor de Dios. Que nos inspire a vivir con valentía, con pasión, con fe. Que nos impulsa a mostrar esa misma compasión y perdón a los demás, para que todos puedan conocer la verdadera libertad que se encuentra solo en Cristo Jesús.

Que el fuego del Espíritu Santo arda en nuestros corazones, que nos impulse a vivir cada día con un fervor renovado por la verdad y la justicia. Que seamos testigos vivos de la gracia de Dios, llevando su luz a un mundo oscuro y necesitado.

Que así sea, en el nombre poderoso de Jesús. Amén.

Aquí tienes algunas aplicaciones prácticas para vivir de acuerdo a este mensaje de perdón, compasión y amor de Jesús:

  1. Perdón radical: Practica el perdón radical en tu vida diaria. No retengas rencores ni guardes amargura hacia aquellos que te han hecho daño. Perdona incluso cuando parece imposible, siguiendo el ejemplo de Jesús al perdonar a la mujer en el relato bíblico.
  2. Atreverse a confrontar el pecado: No tengas miedo de confrontar el pecado en tu propia vida y en la de los demás. Deja que el Espíritu Santo te guíe para identificar y enfrentar cualquier área de tu vida que necesite arrepentimiento y transformación.
  3. Ser audaz en la defensa de la verdad: Levántate con valentía y firmeza en la defensa de la verdad de Dios, incluso cuando enfrentes oposición o persecución. Permanece firme en tu fe y no te dejes intimidar por aquellos que intentan distorsionar o negar la verdad de la Palabra de Dios.
  4. Ser compasivo y misericordioso: Practica la compasión y la misericordia hacia aquellos que han caído en el pecado o han sido señalados por otros. Muestra amor y comprensión en lugar de juicio y condenación, recordando que todos somos pecadores necesitados del perdón de Dios.
  5. Buscar la restauración: Sé proactivo en buscar la restauración y la reconciliación en tus relaciones personales y comunitarias. Busca oportunidades para sanar heridas y perdonar ofensas, demostrando el poder transformador del amor de Dios en acción.
  6. Orar con fervor y pasión: Dedica tiempo diario a la oración ferviente y apasionada, buscando la guía y el poder del Espíritu Santo en cada aspecto de tu vida. Ora por aquellos que están atrapados en el pecado, pidiendo por su liberación y transformación por el poder de Dios.
  7. Ser luz en la oscuridad: Sal de tu zona de confort y lleva el amor y la luz de Cristo a aquellos que están perdidos y en tinieblas. Sé intencional en buscar oportunidades para compartir el evangelio con valentía y convicción, confiando en que el Espíritu Santo abrirá puertas y transformará corazones.
  8. Vivir en victoria: Camina en la victoria que Cristo ha ganado por ti en la cruz, sabiendo que eres más que vencedor en Él. Rechaza cualquier condenación o culpa que el enemigo pueda intentar traer sobre ti, y vive en la libertad y el poder del Espíritu Santo cada día.

Espero que este mensaje te ayude a vivir una vida llena del fuego del Espíritu Santo, reflejando el amor, la verdad y el poder de Cristo en todo lo que hagas. ¡Que Dios te fortalezca y te capacite para vivir con valentía y pasión en su servicio!

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CUAL ES EL VERDADERO MOTIVO DE LA NAVIDAD

Que es lo primero que se nos viene a la mente cuando pensamos en la Navidad, de seguro pensamos en la forma de celebrarlo, sin embargo, olvidamos de qué se trata, y es que todo se trata de Dios y de su plan maravilloso para la humanidad.

Si queremos saber el verdadero motivo de la Navidad tenemos que ir la Palabra de Dios.

2 CORINTIOS 5:17-21  «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas; Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación; Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios; Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.»

Por lo tanto, la Navidad es la celebración del momento histórico en el cual, Dios vino a la Tierra en la persona de su Hijo amado Jesús, para reconciliar consigo al hombre pecador mediante su muerte.

No se trata de pesebres o de pastores, sino de la obra del Dios Todopoderoso para redimir a la humanidad.

 Hay dos palabras importantes para ver en que consiste la Navidad:

ENCARNACION

JESÚS vino al mundo por una razón, para que todos pudiéramos convertirnos en hijos de Dios, morir en la cruz y traernos salvación, traernos la vida eterna.

Esto lo hizo posible Dios, envió a su Hijo unigénito, Jesús, a morir en la cruz e hizo posible que el hombre tuviera una nueva posición con Dios, para traer paz y orden entre dos personas y volverse amigos.

Él nos alcanzó en su espíritu de perdón, con el derramamiento de su Sangre en la cruz del  Calvario pago la deuda de pecado del mundo.

Así Dios hizo posible que fuéramos salvos. El mismo pagó el precio que nadie podía pagar, solo una persona sin pecado.

CUAL FUE LA MOTIVACIÓN DE DIOS PARA VENIR A SALVARNOS?

1. Porque NO podiamos salvarnos a nosotros mismos.

La Biblia dice eso, nosotros no somos lo suficientemente buenos ya que somos pecadores y no somos salvos por nuestras buenas obras, sino por la Gracia, el amor y la misericordia de Dios y darnos de la eternidad en Jesucristo.

2. Por su amor incondicional por nosotros

Amor incondicional significa que su amor por nosotros no esta condicionado a nada, no esta condicionado a lo bueno que hagamos, ni a lo que hayamos hecho, ni a lo que haremos, sino por su amor incondicional por nosotros, que nos quiere como sus hijos, para ser salvos, para tener una nueva vida, para escribir nuestros nombres en el Libro de a Vida y anticipar nuestra llegada al cielo un dīa.

Por eso debemos creer en el Señor Jesucristo, es decir, aceptar como verdad que Jesús es el Hijo de Dios, nacido de una virgen, el Hijo encarnado de Dios y que fue a la cruz a pagar nuestra deuda de pecado. Y al pedirle perdón y confesar nuestros pecados a Dios, arrepentirse de ellos y entregar su vida, en ese momento nos convertimos en hijos de Dios.

Recuerde esto: ninguna persona puede salvarse, excepto Jesucristo. Él dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí.

Asi que cuando Cristo viene a una persona que este dispuesto a que Él gobierne y reine en su vida, todo cambia, hay paz, gozo, felicidad, confianza y seguridad. Y aun cuando todo se descontrole en nuestras vidas, podemos seguir firmes porque nuestra confianza esta en el Dios Todopoderoso.

Por lo tanto, la Navidad se trata de Jesús y es la celebración del momento histórico, un momento santo, sobre una vida santa, donde Dios Padre envió a su Hijo amado, Jesucristo para reconciliarnos con Él y al aceptar a Jesús en su corazón, tener una nueva posición como hijos de Dios y poseer la vida eterna.

Quizas alguien diga: «No soy cristiano, qué hago entonces?». Solo repite después de mi esta oración: «Padre mio, vengo delante de tu presencia a pedirte perdón por mis pecados, me arrepiento de ellos. Rompo todo pacto con la carne, conmigo mismo y con las tinieblas. Y hago un nuevo pacto con Jesucristo para que sea mi Señor y Salvador. Creo en el Señor Jesucristo, quien murió por mis pecados, y Dios el Padre lo levanto de entre los muertos. Amén.

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DESPIERTA, DIOS QUIERE RESTAURARTE

La condición de tu corazón determina la dirección de tu vida. Este es un tema muy importante porque en realidad solo hay dos direcciones en la vida, y van en caminos opuestos y conducen a destinos opuestos. Puedes caminar hacia el Señor Jesucristo, a la vida eterna, o alejarte de Él a la muerte eterna. Y el factor determinante es el estado de tu espíritu.

En la parábola del hijo pródigo:

LUCAS 15:11-24 » 11También dijo: Un hombre tenía dos hijos; 12y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. 13No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 14Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. 15Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. 16Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.»

Aqui Jesús habló a los fariseos en respuesta a sus quejas contra él por su misericordia hacia los pecadores, descripciones de los personajes que podrían representarnos a cada uno de nosotros. Podríamos estar viviendo un estilo de vida pecaminoso como el hermano menor, ser farisaicos e implacables como el hermano mayor, o tener un corazón misericordioso como el padre de la parábola.

Dado que la Palabra de Dios es verdadera, podemos confiar en que la guía y las advertencias que da en esta ilustración de un hijo perdido son precisas y se les debe prestar atención. Si tomamos el camino que eligió este hijo menor, podemos estar seguros de que nosotros también encontraremos un resultado similar aunque no podamos verlo en este momento.

PROCESO QUE PASO EL HIJO PRODIGO HASTA LA RESTAURACIÓN DEL PADRE

1. Su Deseo. El corazón de este joven estaba lleno de un deseo de libertad. Había comenzado a ver la vida en la casa de su padre como restrictiva; por lo tanto, le pidió a su padre su parte de la herencia. A pesar de que una herencia normalmente se recibe después de la muerte, este padre accedió a la petición de su hijo y le entregó su parte de la herencia.

2. Su Decisión. Poco tiempo después, el hijo decidió irse de casa para perseguir sus deseos sin obstáculos. Uno de los objetivos de Satanás es convencernos de que hacer las cosas a nuestra manera y dejar atrás las restricciones de Dios es el comienzo de la vida real.

3. La Partida. El hijo se fue a un país lejano. Para nuestros propósitos, podemos considerar un país lejano como cualquier lugar al que elijamos ir fuera de la voluntad de Dios. Podría estar a una cuadra de distancia o al otro lado del mundo porque habla de la condición de nuestro corazón, no de la ubicación de nuestro cuerpo. El diablo suscita el descontento al señalar lo que nos falta. Luego nos pinta un cuadro de la buena vida que nos espera si lo seguimos. Sin embargo, siempre omite el resultado final de una vida de indulgencia pecaminosa.

Con mucho dinero para alimentar sus deseos, el joven se pone en marcha para disfrutar de los placeres del pecado. En un país lejano, no habría nadie que lo responsabilizara, por lo que podría hacer lo que quisiera. Pero Dios ve todo y un día hará responsable a cada persona. “Está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).

4. El Engaño. El hijo pródigo cayó en las mentiras del diablo sin considerar las consecuencias que inevitablemente seguirían. Despilfarró todo su dinero (Lucas 15:13).
5. Su Deambular. El problema de vivir para nuestros propios placeres es que la novedad pronto se acaba. El disfrute que una vez experimentamos disminuye a medida que descubrimos que la satisfacción del pecado es temporal. En un intento por recuperar el placer, podemos deambular de una experiencia a la siguiente, solo para descubrir que no hay placer duradero en el pecado.
6. El Querer. El joven pronto descubrió que no solo estaba disminuyendo su satisfacción, sino que también sus fondos habían disminuido. Seguir sus deseos, lo había dejado en bancarrota y sin amigos. Y para empeorar las cosas, una hambruna llegó a la tierra causando escasez de alimentos. Satanás nunca revela el resultado de seguir sus tentaciones porque su objetivo es destruir a las personas. Su camino hacia el placer está plagado de hogares rotos, vidas y los cuerpos de quienes le creyeron.

Desesperado, el hijo pródigo se contrató a sí mismo con uno de los ciudadanos de ese país y se encontró en el lugar más bajo al que podría llegar un hombre judío: en un corral alimentando cerdos. Tenía tanta hambre que incluso las garrobas que les dio a los cerdos comenzaron a verse bien para él. A veces se necesita la peor de las circunstancias para abrir los ojos ciegos. No importa cuántas personas le hayan advertido de los peligros de seguir este camino, no pudo ver la tontería de sus elecciones hasta que llegó al final del camino. Fue entonces cuando el joven recobró el sentido y pensó: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra, pero yo aquí me muero de hambre!”. (v.17)

El camino del placer, que finalmente conduce a la desesperación, ha sido tomado por muchas personas que han rechazado las advertencias de familiares y amigos. Y como el hijo pródigo, hoy se encuentran en pocilgas figurativas, privados de recursos y de dignidad. ¿Cómo algo que parecía tan bueno al principio podía volverse tan malo? Siempre es así cuando Dios queda fuera de escena y la gente se aleja de Él. Sin embargo, no importa cuán lejos alguien se haya alejado del Señor y cuán profundo haya caído, Dios nunca deja de amar y buscar a los perdidos.

7. La Toma una decisión. Después de recobrar el sentido, el hijo pródigo decidió volver con su padre. Lleno de vergüenza y culpa, planeó su confesión y se fue a casa. Esta es la única solución para cualquiera que quiera volver a casa con Dios. Los sentimientos de convicción son el resultado de la obra del Espíritu Santo cuando atrae a cada pródigo de regreso al Padre celestial. Dios está dispuesto a perdonar a todos los que acuden a Él en humilde arrepentimiento, confesando su pecado, confiando en la sangre de Cristo para la limpieza, recibiéndolo como Salvador por fe y rindiéndose a Él como Señor.

Así como el hijo pródigo fue recibido en casa por su padre, Dios dará la bienvenida a todos los que vienen a Él para la salvación. No hubo ningún impedimento por parte del padre para abrazar y vestir a su hijo pequeño y celebrar su regreso a casa. Y así es exactamente como el Señor Dios da la bienvenida a todos los que vienen a Él, incluso a aquellos que han hecho un desastre en sus vidas. No hay nada que perder y mucho que ganar.

Dios aun esta dispuesto a recibirte, si estas dispuesto a decirle en voz alta: «Padre Celestial, he pecado contra ti, me he alejado de ti, hice oídos sordos a tu evangelio. Hoy, te pido que me perdones. Te entrego mi vida a ti. Te pido que me salves, me perdones, que me limpies. Escribe mi nombre en el Libro de Vida del Cordero. Te doy gracias por perdonar mis pecados, quiero ser una nueva criatura bajo el poder del Espíritu Santo. En el nombre de Jesús. Amén.»

FUENTE: GRacias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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