Categoría: Autoridad

¡ÉL GUARDA LO MEJOR PARA EL FINAL!

Juan 2:1-11 » Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. 2Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. 3Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. 4Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. 5Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. 6Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. 7Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. 8Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. 9Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, 10y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora. 11Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.»

Hoy te traigo un mensaje lleno del fuego del Espíritu Santo, basado en Juan 2:1-11, la primera señal del poder glorioso de Cristo en las bodas de Caná. Prepárate, porque la gloria de Dios se va a manifestar en tu vida como nunca antes. ¡Recíbelo en el nombre de JESÚS!

¡Escucha esto! La fiesta estaba en su apogeo. Todo parecía perfecto. Pero de pronto… ¡se acabó el vino!

La alegría se estaba apagando. El símbolo del gozo, de la celebración, desapareció. Y quizás tú estás así: tu gozo se agotó, tu esperanza está seca, tu fe está debilitada. Pero ¡GLORIA A DIOS! Jesús fue invitado a esa boda. ¡Y donde Jesús es invitado, los milagros comienzan!

LA CLAVE DEL MILAGRO NO ESTÁ EN LA NECESIDAD, SINO EN LA OBEDIENCIA.
Cuando María le dijo a Jesús: “No tienen vino”, Jesús respondió: “Aún no ha llegado mi hora”.Pero María no discutió. No se quejó. Ella soltó una palabra profética:
«HACED TODO LO QUE ÉL OS DIJERE.»

¡Oh, Iglesia del Dios Vivo! ¡El milagro llega cuando hacemos TODO lo que Cristo dice, no lo que tiene sentido, no lo que nos gusta, sino TODO lo que Él diga! LAS TINAJAS ESTABAN VACÍAS… PERO DISPONIBLES.

Jesús no pidió vino, pidió agua. No usó lo lógico, usó lo disponible. ¡Dios no está buscando lo perfecto, está buscando lo DISPONIBLE! Tú puedes estar vacío, pero si estás disponible, el Maestro te puede llenar. Y CUANDO EL MAESTRESALA PROBÓ EL AGUA HECHA VINO…

¡Aleluya! ¡Era el mejor vino! El mundo da lo bueno primero y luego lo malo… pero Jesús guarda lo mejor para el final. Tú pensaste que tus mejores días ya pasaron, que el gozo se fue, que los milagros fueron ayer…¡Pero el mejor vino viene AHORA! Lo que viene para tu vida, para tu casa, para tu ministerio, ¡es MEJOR que lo que ha pasado!

¡Y dice la Escritura que en esta señal Jesús manifestó su GLORIA, y sus discípulos CREYERON en Él!

Hoy, el Señor quiere manifestar Su gloria en medio de tu escasez. Lo que tú ves como una crisis, ¡es solo el escenario del milagro! Lo que parece vacío, será lleno. Lo que parecía perdido, será restaurado. ¡Prepárate! Porque en tu casa, en tu corazón, en tu altar, se va a derramar el mejor vino del cielo! Levanta tus manos ahora mismo y declara:

“Señor, aquí están mis tinajas. Están vacías, pero están DISPONIBLES. Lléname con tu vino nuevo. Manifiesta tu gloria en mí. ¡Creo en Ti, Jesús!”

Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea… y manifestó su gloria…
Y HOY, esa gloria viene sobre ti.
¡Recíbelo con fe, porque el mejor vino… es ahora!

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!TÚ ERES EL TEMPLO DE DIOS!

Hoy vengo a recordarles una verdad que cambiará su manera de vivir si la toman en serio, que despertará tu fé y moverás montañas.

1 CORINTIOS 3: 16: ¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?

Aquí lo dice claramente la Palabra de Dios: Ustedes son el templo de Dios y el Espíritu de Dios mora en ustedes.

¿Cuántas veces hemos buscado la presencia de Dios en lugares lejanos? ¿Cuántas veces hemos sentido que Él está distante? Pero la Palabra nos sacude y nos dice: Dios no está lejos. Él está en ti. Él mora en ti. Tú eres Su casa, Su santuario, Su templo.

  • Esto significa que donde tú caminas, la presencia de Dios camina.
  • Donde tú hablas, la voz de Dios puede hablar.
  • Donde tú oras, el cielo se abre porque Dios mismo habita en ti.

Si esto es verdad – y lo es, porque Dios no miente – entonces, ¿cómo debemos vivir?

La Biblia dice en 1 PEDRO 1:16: «Sed santos, porque yo soy santo.»

Si somos Su templo, no podemos llenarlo de impureza, de incredulidad, de temor, de pecado.

No permitas que el enemigo te haga sentir indigno. No permitas que el pasado te condene. El Espíritu Santo ya ha hecho morada en ti. ¡Levántate y camina como hijo de Dios!

¡Despierta, iglesia!

Ya no eres cualquier persona. Eres un portador de la gloria de Dios. No estás solo. El poder que levantó a Cristo de los muertos vive en ti.

Así que cuando el enemigo quiera decirte que no puedes, que eres débil, que no vales nada, ¡respóndele con la verdad!: «Dios vive en mí. Soy Su templo. No hay gigante que me pueda detener. No hay prueba que me pueda destruir.«

Escucha lo que te voy a decir: ¡es tiempo de caminar con la autoridad de quien lleva la presencia del Dios Todopoderoso!

Levanta tus manos y di en voz alta: ¡Soy templo de Dios! ¡Soy morada del Espíritu Santo! ¡El poder de Dios está en mí! ¡Voy a vivir en santidad y victoria!

Que esta verdad arda en tu corazón, porque cuando lo crees, ¡las montañas se mueven y el mundo verá la gloria de Dios en ti!. Que Dios te bendiga poderosamente. En el nombre de Jesús.

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¡EL PODER DE DIOS ESTÁ AQUÍ PARA LIBERARTE!

Hoy veremos una historia que refleja una batalla entre el Reino de Dios y las tinieblas, entre la fe y la incredulidad. Aquí encontramos a un niño atado por un espíritu inmundo, un padre desesperado y unos discípulos que no pudieron hacer nada. ¡Pero entonces aparece Jesús, y todo cambia!

MARCOS 9:14-29 “ Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. 15Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. 16Él les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos? 17Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti a mi hijo, que tiene un espíritu mudo, 18el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. 19Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. 20Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. 21Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. 22Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. 23Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. 24E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. 25Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. 26Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. 27Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó. 28Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? 29Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.»

¡Hoy vengo a anunciarte que Jesús ha llegado a tu vida y que hoy es el día de tu milagro!

Cuando el padre lleva a su hijo a Jesús, le dice:
«Si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos» (Marcos 9:22).

¡Escucha bien! No es cuestión de si Jesús puede hacer algo… ¡Él TODO lo puede! La verdadera pregunta es: ¿PUEDES CREER? JESÚS RESPONDE: «AL QUE CREE TODO LE ES POSIBLE» (Marcos 9:23).

Hoy te digo con la autoridad del Evangelio: No importa cuán grande sea tu problema, si crees, verás la gloria de Dios.
• ¿Estás atado por el pecado? ¡JESÚS TE LIBERA HOY!
• ¿La enfermedad te ha golpeado? ¡JESÚS TE SANA HOY!
• ¿Tu familia está en ruinas? ¡JESÚS RESTAURA TU HOGAR HOY!
• ¿El diablo te ha dicho que no hay esperanza? ¡JESÚS TE DICE QUE ÉL ES TU ESPERANZA!

Cuando el poder de Dios se manifiesta, los demonios tiemblan, las enfermedades huyen y los cautivos son libertados.

¡No hay demonio que pueda resistir la autoridad de Cristo!

Jesús reprendió al espíritu inmundo y el niño fue completamente libre. ¡Eso es lo que Jesús quiere hacer contigo HOY!

Pero escucha bien lo que Jesús le dice a sus discípulos al final:
«Este género no sale sino con oración y ayuno» (Marcos 9:29).

Evangelio sin oración no tiene poder.
Cristianismo sin fe no tiene frutos.
Una iglesia sin fuego no puede traer avivamiento.

¡Por eso hoy te llamo a un cambio radical en tu vida!
¡No basta con escuchar de milagros, es tiempo de experimentar el poder de Dios en carne propia!

¡LEVÁNTATE EN FE!
¡CLAMA A JESÚS HOY!
¡ÉL ESTÁ AQUÍ PARA SALVAR, SANAR Y LIBERAR!

Si hoy te encuentras como ese padre, con fe débil, clama a Jesús y di: «Señor, creo, ayuda mi incredulidad» (Marcos 9:24).
¡Y ÉL TE RESPONDERÁ CON PODER!

¿Estás listo para recibir tu milagro? ¡Corre a los brazos de Jesús y SÉ LIBRE HOY!

ORA CONMIGO ESTA ORACIÓNEN VOZ ALTA:
Señor Jesús, vengo ante Ti con un corazón abierto, creyendo que hoy es mi día de milagro. Declaro que todo espíritu de incredulidad se va en el nombre de Jesús. ¡Aviva mi fe, rompe mis cadenas, sana mi cuerpo, restaura mi familia y lléname con Tu fuego! Hoy me levanto en autoridad, rechazo toda obra del enemigo y recibo la libertad que solo Tú puedes dar. ¡Señor, creo, ayuda mi incredulidad! En Tu poderoso nombre, ¡AMÉN!

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A TÍ TE DIGO: LEVÁNTATE

Hoy traigo una palabra viva, una palabra que arde con el fuego del Espíritu Santo, donde vemos a nuestro Señor Jesucristo entrar en una ciudad llamada Naín. Quiero que abras tu corazón, porque esta palabra tiene el poder para cambiar tu vida.

LUCAS 7:11-17 » Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. 12Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. 13Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. 14Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. 15Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. 16Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo. 17Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.»

Jesús entra a Naín acompañado de una multitud, pero ahí, en el umbral de la ciudad, se encuentra con otra multitud. Una procesión de muerte. ¡Oh, qué contraste, verdad! Por un lado, la multitud de la vida, de la esperanza, que camina con Jesús. Por otro lado, la multitud que lleva un cuerpo sin vida, la evidencia de una madre desgarrada, una viuda que ha perdido lo único que le quedaba: su hijo único.

Esa escena, amados, es el cuadro de nuestra humanidad. Estamos en un mundo lleno de muerte, de desesperanza, de lágrimas. Quizás tú has venido hoy cargando un féretro en tu corazón. Tal vez has enterrado tus sueños, tu fe, tu alegría, porque las circunstancias te han golpeado, te han robado lo que más amabas. Pero ¡escucha bien! Jesús está entrando a tu Naín en este momento.

Dice la Palabra que Jesús se compadeció de la viuda. Quiero que entiendas algo poderoso: el corazón de Jesús no está indiferente a tu dolor. A veces pensamos que Dios está lejos, que no ve nuestras lágrimas, pero el mismo Jesús que se detuvo en Naín es el mismo que hoy se detiene por ti. Su compasión no es pasiva. No es un simple sentimiento. La compasión de Cristo trae acción, trae intervención divina.

Jesús le dice a la viuda: «No llores.» Ahora bien, ¡esto parece contradictorio! ¿Cómo no llorar cuando todo parece perdido? Pero aquí está la clave: Jesús no le dice «No llores» para ignorar su dolor; le dice «No llores» porque Él ya tiene la solución, porque cuando Jesús habla, es porque algo sobrenatural está a punto de suceder.

Jesús no solo habló. Dice que se acercó y tocó el féretro. En los tiempos de la Ley, tocar un féretro hacía a alguien ceremonialmente impuro, pero Jesús, el Santo, no teme ensuciarse con nuestra condición. Él no se queda al margen de tu dolor. Jesús toca las áreas muertas de tu vida, toca lo que tú pensaste que jamás se levantaría. Y cuando Él toca, ¡todo cambia!

Y luego Jesús dijo con autoridad: «Joven, a ti te digo, levántate.» ¡Presta atención! Él no dijo «Levántate si puedes» ni «Levántate si quieres.» Él declaró vida con el poder de Su palabra, porque cuando Jesús habla, la muerte no tiene otra opción más que retroceder. Cuando Jesús habla, lo que estaba muerto vuelve a la vida.

El joven se levantó y comenzó a hablar. ¿Puedes imaginar el impacto? Esa viuda que minutos antes había perdido todo, ahora lo tenía todo de vuelta en sus brazos. Porque cuando Jesús se encuentra contigo, Él no solo restaura, ¡Él te da más de lo que perdiste!

Y toda la multitud glorificaba a Dios, diciendo: «¡Un gran profeta ha venido! ¡Dios ha visitado a Su pueblo!» Hoy quiero decirte que Dios ha visitado tu vida hoy. Él está aquí para tocar tus circunstancias, para resucitar lo que tú pensabas que estaba acabado.

¿Qué hay en tu féretro hoy? ¿Es un matrimonio roto? ¿Un hijo apartado? ¿Una enfermedad incurable? ¿Un sueño muerto? Yo te digo hoy, en el nombre de Jesús: «No llores, porque el Maestro ha llegado.» Él está tocando tu vida, y Su voz poderosa está diciendo: «Levántate.»

Recíbelo hoy. Declara hoy que la muerte no tiene la última palabra, porque Jesús, el Príncipe de la vida, ya venció. ¡Alábale, porque Él es digno de toda adoración!

OREMOS:

¡Padre Celestial, vengo delante de Ti, reconociendo que Tú eres la resurrección y la vida! Señor, así como tocaste el féretro en Naín y diste vida donde había muerte, hoy te pedo que toques las áreas muertas de mi vida.
Hoy entrego mis sueños, mis esperanzas, y todo lo que he dado por perdido, creyendo que en Ti hay restauración y propósito. Espíritu Santo, desata Tu poder, rompiendo cadenas, restaurando lo que he perdido, y levanta mi vida para Tu gloria. En el nombre de Jesús. Amén.

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