Categoría: Discernimiento Espiritual

Nos Corresponde Tocar los Corazones de la Próxima Generación

Los cristianos tienen la obligación divina de enseñar a la próxima generación la verdad de la Palabra de Dios para que entiendan que son Sus hijos, sepan que Él tiene un plan para sus vidas y estén equipados para enfrentar la vida.

Este patrón de instrucción debe continuar sin interrupción de una generación a la siguiente. Los padres, en particular, tienen la responsabilidad de presentar a sus hijos al Señor.

SALMO 78: 4-7 “Contad a la generación venidera las alabanzas del Señor, y su poder, y las maravillas que ha hecho. Porque El estableció un testimonio en Jacob, y puso una ley en Israel, la cual mandó a nuestros padres que la enseñaran a sus hijos. Para que la generación venidera sepa, aun los niños por nacer, para que se levanten y las digan a sus hijos. Para que pongan su confianza en Dios y no se olviden de las obras de Dios, sino que guarden sus mandamientos”.

En el momento en que se escribió este salmo, la Biblia aún no se había completado. A medida que se enseñaban al pueblo las palabras de Moisés en Génesis hasta Deuteronomio, se esperaba que transmitieran información acerca del Señor a sus hijos. No tenían copias escritas de las Escrituras, por lo que los padres enseñaron las verdades de Dios verbalmente de una generación a la siguiente. Hoy tenemos la Santa Biblia, la infalible y eterna Palabra de Dios en la que está escrito todo lo que necesitamos saber acerca del Señor y sus instrucciones para con nosotros.

LA OBLIGACIÓN DIVINA

A nosotros también se nos ha confiado la responsabilidad de enseñar mediante la instrucción y el ejemplo la verdad de la Palabra de Dios, lo que resulta en un deseo de caminar obedientemente ante el Señor en el poder del Espíritu Santo. Dado que tanto la instrucción como el ejemplo son necesarios, debemos tener coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos si esperamos transmitir las verdades de Dios a la próxima generación.

Nuestra instrucción debe incluir los principios siguientes:

La Palabra de Dios que hemos leído, aprendido y vivido en nuestra propia vida, en otras palabras, nuestro testimonio personal. Y como los santos del Antiguo Testamento, también debemos enseñar a nuestros hijos quién es Dios, qué ha hecho y cómo espera que vivamos. Pero la instrucción por sí sola no es suficiente; también debemos enseñarles con el ejemplo cómo obedecer al Señor.

Aunque podemos sentir que no sabemos lo suficiente como para transmitir las verdades bíblicas, todos tenemos una historia que contar. En primer lugar, todos los que han sido salvos por la gracia de Dios entienden lo que se requiere para la salvación. Y mientras leemos la Biblia, debemos compartir lo que estamos aprendiendo. Además, podemos explicar cómo el Señor ha obrado en nuestra vida protegiéndonos, proveyéndonos, animándonos y ayudándonos a través de las dificultades y el dolor de la vida.

Los padres cristianos no pueden confiar esta obligación divina a otra persona. Efesios 6:4 dice: “Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina y amonestación del Señor”. No tenemos que estar bien educados o entrenados en el seminario para cumplir con esta tarea. Simplemente leer la Biblia a nuestros hijos y asegurarles que la Palabra de Dios es verdadera será efectivo.El estado de nuestra cultura hace que esta obligación divina sea aún más crítica. El mundo que habitan nuestros hijos está lleno de errores, peligros y distracciones que podrían alejarlos de Cristo. La tecnología actual se puede usar para promover el evangelio, pero también distrae a los jóvenes de lo que es verdaderamente importante.

Tenemos muchas maneras de enseñar a la próxima generación. Deberíamos comenzar con nuestras propias creencias y experiencias de vida, pero también es valioso transmitir lo que hemos aprendido sobre el Señor de nuestros padres y abuelos. La clave es la diligencia. No podemos darnos el lujo de dejar pasar las oportunidades de enseñanza solo porque nos sentimos inadecuados. Aunque las escuelas dominicales son importantes, nunca deben sustituir la responsabilidad de los padres.

Fundamentar a nuestros hijos en la verdad bíblica es especialmente importante cuando se dirigen a la escuela. Debido a que vivimos en un ambiente anti-Dios hoy, no podemos depender de maestros y profesores para enseñar la verdad. Aunque hay muchos maestros que aman al Señor, los sistemas educativos seculares les impiden hablar de cosas espirituales. Dios nos ha dado la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos a discernir entre la verdad y el error para que estén preparados para salir al mundo. Si no defendemos valientemente la verdad de las Escrituras, nuestros hijos y nietos pueden ahogarse en el secularismo y la incredulidad.

Debemos hablar con nuestros hijos sobre asuntos espirituales. Dado que nuestra sociedad está desinteresada en las cosas de Dios, lo más amoroso que podemos hacer por nuestros hijos es discutir las verdades espirituales con ellos. Deberíamos preguntarles qué están aprendiendo en la escuela y qué creen acerca de los asuntos espirituales. Es nuestra responsabilidad enseñarles que Dios es el Creador, y Su Hijo, Jesucristo, es el único camino de salvación (Juan 14:6).

Estamos viviendo en tiempos espiritualmente peligrosos y debemos defender la verdad para proteger a nuestros hijos. En la década de 1960, se promovieron la inmoralidad y la búsqueda del éxito y la riqueza, y para la década de 1970, muchos padres habían perdido a sus hijos por la rebelión contra Dios. Desde entonces, la ley y el orden, el amor y el respeto mutuo han degenerado. Si el pueblo de Dios no toma una posición, la cultura continuará con esta tendencia a la baja. La línea de testimonio de los testigos fieles de Cristo no puede darse por sentado, ni debe ignorarse. Proveer para nuestros hijos no incluye simplemente las necesidades físicas, las posesiones materiales y la educación. Lo más importante que podemos hacer por ellos es instruirlos en el camino que deben seguir para que puedan vivir una vida piadosa (Proverbios 22:6).

La tarea no es demasiado grande para nosotros porque tenemos al Espíritu Santo viviendo dentro de nosotros. Él guiará nuestros pasos, nos ayudará a comprender la Palabra de Dios y nos mostrará cómo llegar a la próxima generación. A medida que abramos la Biblia, nos familiarizaremos más con ella, nuestra fe en el Señor aumentará, aprenderemos Sus verdades y nuestra vida cambiará. Hay muchas personas en busca, inquietas e insatisfechas que necesitan desesperadamente escuchar lo que Dios todopoderoso puede hacer en una vida, y tenemos un testimonio para compartir con ellos.

ORACIÓN: Padre gracias por mostrarnos tus caminos y tu voluntad respecto a enseñarles a nuestros hijos, a los hijos que nos has enviado para cuidarlos e instruirlos en tus caminos, porque sé que con ellos, primero te amarán, y confiarán en ti y podrán enfrentar cualquier situación que se les presente en la vida y podrán perseverar hasta que tu los llames a tu presencia y vivan contigo por la eternidad. Te lo agradezco con todo mi corazón, en el nombre de Jesús. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas

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EL CAMINO ROCOSO HACIA LA VOLUNTAD DE DIOS

A menudo enfocamos nuestros esfuerzos en tratar de descubrir la voluntad de Dios, ¡con razón! Pero después de que se revelan sus intenciones para nosotros, hay un último paso crucial: nuestra decisión de obedecerlo y seguirlo completamente.

Para navegar con éxito la voluntad de Dios, debemos reconocer los posibles obstáculos. Aqui examina algunas de las cosas que permitimos que interfieran con nuestro progreso en el camino que Dios tiene para nosotros. Los efectos del orgullo y el pecado, la ignorancia y la duda, los errores o las decisiones postergadas, e incluso nuestro ajetreo impedirán lo que logremos y lleguemos a ser para Dios en esta vida.

El camino puede ser rocoso a veces, pero no debemos permitir que los obstáculos nos impidan vivir de acuerdo con el plan perfecto de Dios. ¡Nunca se conforme con menos de lo mejor de Él!

ROMANOS 12;2 » No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Los incrédulos se burlan de la idea de la voluntad de Dios y los creyentes a menudo la ignoran.

Sin embargo, es una realidad que afecta nuestra vida todos los días. O estamos viviendo en la voluntad de Dios o fuera de ella. Por lo general, cuando pensamos en Su voluntad, nuestro enfoque está en tratar de descubrirla, pero un tema más importante es si decidimos obedecer Su voluntad revelada o no. El camino puede ser rocoso a veces, pero no debemos permitir que los obstáculos nos impidan vivir de acuerdo con el plan de Dios.

OBSTÁCULOS A LA VOLUNTAD DE DIOS.

Para navegar con éxito por el camino de la voluntad de Dios, debemos comprender los obstáculos que podrían hacernos tropezar.

1. La voluntad Propia. El obstáculo más grande es la determinación de seguir nuestro propio camino en lugar de seguir el camino de Dios. Nuestro orgullo y egoísmo nos impiden incluso preguntarle a Dios qué quiere que hagamos. Por lo tanto, tomamos una decisión y luego acudimos al Señor para pedirle que bendiga nuestro camino elegido. Este es un enfoque tonto porque Dios no opera de esta manera, y no somos suficientes dentro de nosotros mismos para determinar o cumplir Su voluntad.

2. Influencia de los demás. Seguir los consejos de otras personas puede ser otro obstáculo en nuestro caminar con el Señor. Algunos se apresuran a decirnos exactamente lo que debemos hacer y cómo debemos vivir, pero sus opiniones pueden no estar de acuerdo con el plan de Dios. La mejor opción es volverse primero a Él en lugar de depender de seres humanos falibles.

3. Ignorancia de los Principios de Dios. No podemos caminar en la voluntad de Dios si no sabemos lo que Él desea. Los principios bíblicos nos ayudan a comprender cómo quiere Él que vivamos. Éstos son algunos de ellos:

4. Pecado intencionalmente conocido. No debemos creer la mentira de que un pequeño pecado no le hará daño a nadie. Solo considera lo que hace el pecado:

  • Ensordece nuestros oídos a la voz de Dios. La desobediencia obstruye nuestros oídos espirituales.
  • El pecado ciega nuestros ojos a la visión de Dios. No podremos percibir Su voluntad ni entender lo que Él está haciendo en nuestras vidas.
  • Endurece nuestros corazones a la conciencia de Dios. La desobediencia endurece nuestros corazones y el pecado nos aleja del Señor. Nos volvemos distraídos, desobedientes e indiferentes a Él.
  • El pecado embota nuestra conciencia a la Palabra de Dios. Cuando leemos la Biblia, no sacaremos nada de ella. No sentiremos la convicción de pecado de Dios ni lo escucharemos hablar a través de Su Palabra.
    • Duda. Este es otro obstáculo para caminar en la voluntad de Dios, y se manifiesta de varias maneras.

5. Dudamos que Dios tenga una voluntad personal para nuestras vidas. Podemos creer que Él está llevando a cabo Su plan para el mundo en general, pero no para nosotros individualmente.

  • Dudamos que el Señor haga conocer Su voluntad. Tal vez no entendamos que Él nos ama, o no estamos seguros de que en realidad estamos escuchando de Él.
  • Dudamos que podamos hacer lo que el Señor requiere. Este es a menudo el punto en el que nos salimos de la voluntad de Dios. Miramos nuestra propia insuficiencia y nos preguntamos si Él nos permitirá obedecerle.
  • Dudamos de Dios porque no tenemos todos los hechos. En lugar de mirar todas las incógnitas, debemos centrarnos en lo que sabemos que es verdad. Dios nos ama a cada uno individualmente y caminará con nosotros a través de lo que tenga planeado para nosotros. Aunque podamos experimentar dificultades, sufrimiento o pérdidas, el Señor promete solucionarlo todo para bien. Su deseo es usar estas situaciones para madurarnos, aumentar nuestra confianza en Él, eliminar cosas que no deberían estar en nuestras vidas y moldearnos a la semejanza de Cristo. Nuestro objetivo debe ser seguir Su liderazgo y confiar en Él para que nos guíe en cada paso del camino.
  • Sentimientos de indignidad. A veces, esta es la razón por la que nos negamos a seguir la voluntad de Dios, pero nunca debemos subestimar lo que Él puede hacer a través de nosotros. Debemos tener cuidado de tomar decisiones basadas en lo que el Señor ha dicho, no en lo que estamos sintiendo o pensando. Si la razón de nuestro sentido de indignidad son nuestros fracasos, tenemos una promesa de perdón y limpieza si confesamos nuestros pecados a Dios (1 Juan 1:9). Aunque tengamos que soportar las consecuencias, el Señor nunca se aleja de los que le pertenecen, sino que siempre busca restaurarnos a Él. Incluso su disciplina es un acto de amor por el cual nos devuelve a su voluntad.

6. Ocupaciones. Si no tenemos tiempo para la Palabra de Dios, la iglesia o la oración, no podemos esperar conocer u obedecer Su voluntad. El ajetreo a menudo se usa como una excusa para nuestro pecado: simplemente no tenemos tiempo para Dios. Vivir en este mundo no ayuda porque es opuesto a la forma en que Dios quiere que vivamos.

Aunque la vida cristiana no es un camino fácil, tiene un final maravilloso y eterno. En el cielo disfrutaremos de las bendiciones del Señor para siempre. Por ahora, tenemos el Espíritu Santo, la presencia de Dios y las promesas de Su Palabra para animarnos y capacitarnos para vivir de acuerdo con Su voluntad. Si descuidamos estos recursos divinos, fácilmente podríamos volvernos temerosos y rechazar el plan de Dios.

Pero nosotros como hijos de Dios, que buscamos hacer la voluntad de Dios para nuestras vidas, debemos hacer lo siguiente:

  • Meditar en la Palabra de Dios diariamente. Esto implica leerla, atesorarla en nuestra mente y corazón. No solo escucharla sino ponerla en práctica también.
  • Esperar en el Señor. Necesitamos saber no sólo lo que Él quiere que hagamos, sino también cuándo. El tiempo de Dios es esencial en la vida cristiana porque Él conoce el tiempo perfecto.
  • Obedece la Palabra, Confía en Dios y déjale a Él todas las consecuencias. A pesar de los obstáculos, debemos seguir avanzando en la dirección de la obediencia a Dios. Él es capaz de manejar cualquier cosa que suceda como resultado. Nuestro trabajo es caminar por fe y confiar en Él.
  • Permita que Dios supla todas nuestras necesidades. El Señor proveerá todo lo que necesitemos para obedecer Su voluntad.
  • Da un paso a la vez. El Señor no nos mostrará el cuadro completo de nuestras vidas para que sepamos exactamente lo que sucederá. En cambio, Su luz brilla hasta el siguiente paso. Esto significa que debemos confiar en Él para cualquier cosa que nos espera y que no podemos ver.

FUENTE: Gracias al Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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