Categoría: Entendimiento

CRISTO VIVE

Después de la crucifixión de Jesús, nadie esperaba que resucitara de entre los muertos.

Aquellos que no creen en la resurrección de Cristo no pueden entender por qué los cristianos se reúnen en las iglesias para celebrar lo que para ellos parece una tontería. Sin embargo, este evento es la base de nuestra fe, no sólo porque la Palabra de Dios habla de ella, sino porque los creyentes de todo el mundo saben con certeza de que Cristo vive en sus corazones.

Los que conocieron y creyeron en Jesús no pensaron que pudiera volver a la vida después de ser crucificado.

José, que era miembro del Concilio, le pidió a Pilato por el cuerpo de Jesús, lo preparó para el entierro, y lo colocó en un tumba. Temprano en la mañana del domingo, algunas mujeres vinieron al sepulcro con especias aromáticas para Su cuerpo.

Incluso los propios discípulos de Jesús que habían caminado con Él durante tres años, le escucharon enseñar, fueron testigo de Sus milagros, no esperaban Su resurrección.

Pero tal como había dicho, Jesús murió en una cruz, y cuando las mujeres regresaron a la tumba, descubrieron que estaba vacía. Dos ángeles les dijeron que Jesús había resucitado. Solamente entonces se acordaron de Sus palabras acerca de Su resurrección. Sin embargo, cuando se lo dijeron a los discípulos, pensaron que las mujeres hablaban tonterías (Lucas 24:11-12). pero Pedro y Juan se levantaron, corrieron al sepulcro y descubrieron que era cierto: Jesús ya no estaba muerto.

¿Qué significa la resurrección de Jesús para nosotros, hoy?

Aunque mucha gente todavía no cree que Jesús resucitó de los muertos, sin embargo, los que hemos confiado en Él como nuestro Salvador, Su resurrección no solo es verdadera sino también relevante y muy personal.

PORQUE ÉL VIVE. . .

  • No tenemos que vivir con un vacío en el corazón.

Porque tenemos la seguridad absoluta de que Cristo está vivo y sigue viviendo dentro de nosotros tal como Él lo prometió. Envió al Espíritu Santo, el tercer miembro de la Trinidad, para morar en nuestros corazones (Juan 14:16-18). Ya que Jesús ahora vive dentro de los creyentes a través de Su Espíritu, nunca estamos solos.

  • No tenemos que preocuparnos si Dios proveerá todo lo que necesitamos.

Al principio de Su ministerio, Jesús les dijo a Sus seguidores que Su Padre, que cuida de los pájaros, la hierba y las flores, también proveería para sus necesidades. Esta promesa no hubiera significado nada si Jesús hubiera sido solo un hombre, pero porque es el Hijo de Dios que venció la muerte, sabemos que podemos confiar en su palabra.

  • Podemos orar con confianza.

Jesús ascendió a la diestra del Padre, donde Él intercede por nosotros. Saber esto nos asegura que Él responder a nuestras peticiones. Y 1 Juan 5:14-15 dice: “Si pidamos cualquier cosa conforme a su voluntad, él nos oye” y no concede nuestras peticiones. En lugar de dudar, debemos estar expectantes y buscar Su respuesta.

  • Podemos tener una influencia piadosa y poderosa en la vida de los demás.

En su Sermón de la Montaña, Jesús nos dijo que somos la sal de la tierra y la luz del mundo (Mateo 5:13-16). A través del poder de Su Espíritu que mora en nosotros, podemos ser una luz influyente en este mundo oscuro.

  • Experimentamos al Espíritu Santo dentro de nosotros.

A pesar de que los discípulos habían estado con Jesús durante tres años, ellos no estaban equipados para completar la obra que Él les había encomendad, sino hasta que el Espíritu Santo vino a habitar y empoderarlos a ellos. Por eso Cristo les dijo que se quedaran en Jerusalén hasta que recibieron el Espíritu prometido (Hechos 1:4). Este mismo Espíritu que vino a ellos también vive dentro de cada persona que ha confiado en Jesucristo como su Señor y Salvador. Él es quien nos abre los ojos, ayudándonos entender que Jesús murió en nuestro lugar para que nuestros pecados pudieran ser perdonados, y ser salvos. Cuando nos arrepentimos y creemos en Cristo, su Espíritu Santo nos sella como hijos de Dios, y nadie podrá jamás romper ese sello. La resurrección de Jesús hace nuestra salvación verdadera, segura, e irrompible.

  • Podemos tener paz en medio de las dificultades.

Antes de Su crucifixión, Jesús les dijo a Sus discípulos: “La paz os dejo; Mi paz os doy; no como el mundo la da. No dejes que tu corazón se turbe, ni tenga miedo” (Juan 14:27). de Cristo la paz es como un ancla que nos sostiene en las tormentas de la vida.

Aunque podemos clamar a Él en la confusión, Él nunca nos abandona y se sienta a la diestra del Padre obrando en nuestro favor. Jesús entiende nuestra debilidad y está siempre con nosotros para llevarnos a través de nuestras dificultades y ayúdanos a convertirnos en las personas que Él desea que seamos.

  • Podemos enfrentar la muerte con valentía, audazmente y con confianza de que Jesús está vivo y es la fuente de nuestra vida eterna.

Si Él es nuestro Salvador, podemos entrar inmediatamente a Su santa presencia cuando morimos (2 Corintios 5:8). Porque Jesús vive, nunca morimos sino que vivimos para siempre con él.

  • Jesús la esperanza de la eternidad con Él.

Cuando confiamos en Cristo como nuestro Salvador, el don de la vida eterna se vuelve nuestro y la seguridad de que viviremos con Él por la eternidad.

Una cosa es hablar que Cristo Vive y otra que es experimentar esta verdad, pero para que eso suceda debemos rendirnos a Él. Y por esto, te invito a que hagas conmigo la siguiente oración en voz alta:

«Padre Celestial, vengo delante de ti, pidiéndote perdón por mis pecados. Hoy me rindo a ti y te hago el Señor y Salvador de mi vida. Hago un compromiso de seguir tus mandamientos y preceptos. Abre los ojos de mi corazón para que me hables de manera personal. En el nombre de Jesús. Amén.»

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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DESCANSANDO EN TIEMPOS INCIERTOS

Estamos en tiempos inciertos, tratando de sobrellevar las responsabilidades y cargas, confiar y descansar en la voluntad del Padre. Sin embargo, esta época es cuando más debemos anunciar el evangelio, es la temporada en la que más esperanza podemos anunciar, porque estamos seguros que ni la vida, ni la muerte ni ninguna cosa creada, nos podrá separar del inmenso amor que tenemos en Cristo Jesús Señor nuestro.

Romanos 8:28 dice: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Siempre hago paréntesis antes de entrar en materia para que notemos cosas interesantes de la Palabra de Dios.

a. Y sabemos. Usted y yo no debemos preguntar ni ignorar, ya debemos saber…

b. Que TODAS LAS COSAS nos ayudan a bien. Las buenas y las malas.

c. Lo que nos pasa a los que ya tenemos clarito que TENEMOS UN PROPÓSITO eterno.

Asimismo, hoy deseo compartir con usted, una porción de la Escritura que nos debe desafiar a vivir en paz, y confiados como un león.

1. EL MENSAJE DE JESÚS ES SENCILLO.

MATEO 11:25 » En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.

Dios es increíble, tan sencillo que Él tenia preparado cosas en su Palabra para revelarnos a aquellos que le amamos: “Cristo nos ama». Qué más explicación queremos, Cristo nos ama, nos amó con tanta intensidad que dio su vida por nosotros.

2. DIOS SE AGRADÓ DE DARNOS A CONOCER A JESÚS.

MATEO 11: 26 «Sí, Padre, porque así te agradó.

La voluntad de Dios es que usted y yo seamos prosperados en todo, así lo dice la Palabra de Dios, 3 Juan 1:2 » Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. Podemos dar gracias al Señor y hacer nuestras las palabras “Sí, Padre porque así te agradó”

Ya no se cuestione porque merece el amor de Dios, Usted y yo no lo merecemos, es por pura gracia. Viva en la GRACIA DE DIOS. Usted no puede hacer nada para merecer el amor de Dios. Si hiciéramos algo, sería recompensa, pero la Gracia solo ocupa un corazón dispuesto a recibir.

Dios nos sigue amando y quiere que tengamos relación y comunión con Él.

3. JESÚS ES AMO Y SEÑOR DE TODO.

MATEO 11:27 » Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

Uno lee estos pasajes y piensa cómo es posible que si Jesús, es amo de todas las cosas, cosas malas suceden. ¿La respuesta? ¡No lo sé!

Tenemos hermanos muy amados con enfermedades, estamos luchando en oración por misericordia, por hermanos queridos que sufren terriblemente. Pero mis queridos amigos, eso no cambia esta verdad. JESÚS ES EL SEÑOR y él sabe mejor que yo, sabe mejor que usted, y si conozco a Jesús conozco al Padre, porque Jesús nos ha revelado al Padre. ¿Qué nos ha revelado Jesús?, nos ha revelado un Padre lleno de gracia redentora, un Padre que nos ha dado su Palabra, llena de promesas, y encima de todo eso tenemos el poder del Espíritu Santo que nos fortalece en estos momentos.

Ha sido revelado por su Palabra que Dios está en control de todo. Nada está fuera de su control. DIOS es el Dios que ve, el DIOS que sabe y el DIOS que oye y siente. Todo está sometido bajo sus pies.

4. JESÚS ES REFUGIO Y DESCANSO ETERNO.

MATEO 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Jesús nos invita HOY, a descansar en él. Pero este descanso es un descanso ACTIVO, un descanso que nos impulsa a creer. Mucha gente mira esta frase vengan a mí los trabajados y cargados y yo los haré descansar, con la imagen de una cama llena de almohadas, y dormir plácidamente.

El Señor mas bien se refiere a ustedes trabajados y cargados, vengan que les cambiaré la carga, les daré seguridad, y les aseguraré que su destino es el correcto. Para darle un ejemplo de este tipo de descanso, las amas de casa, díganme que es una sensación agradable cuando la alacena está llena de comida, y a pesar de todo el trabajo de la casa, el saber que va a dar de comer a su familia, le trae paz, o cuando nos acaban de pagar el salario, o cuando hizo un buen negocio, y todo sale bien,

Pues bien, Jesús nos dice; ustedes que sembraron, no teman, tendrán buena cosecha, ustedes que trabajan, tranquilos que disfrutarán del fruto de sus manos, ustedes que llevan cargas, calmados, esa carga no durará para siempre. ÉL GARANTIZA, nuestra vida y futuro.

Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

EL GARANTIZA que no debemos darle cabida al temor, porque EL HA VENCIDO.

5. ATRÉVASE A CARGAR LA CARGA DE JESÚS Y DESCANSAR EN ÉL.

MATEO 11: 29-30 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Siga llevando la carga que lleva, lleve todo al pie de la cruz y cambie su carga por la de Jesús. Con mansedumbre y humildad, cuando lo traicione la duda, corra a la cruz de Cristo, cuando sienta flaquear y abandonar todo, sea humilde y manso, y corra a los pies de Jesús, cuando todo haya fallado, pídale a Jesús que cambie su carga por la suya, porque es mucho más liviana y más fácil de cargar.

Tenga en cuenta que las promesas de Dios: Él cumple su Palabra, las cumplirá y nunca falla.

Conclusión: Tenemos un Dios que nos ama, y nos quiere dar el descanso de un porvenir glorioso. Aunque no lo veamos, él está obrando a nuestro favor. Aunque no lo entendamos, Él sí entiende, y nos dará un motivo para creer. No deje de creer, con fe sencilla, como de niño, lleve la carga de Jesús, porque es mas liviana, solo debemos creer.

Para que esto sea realidad en tu vida, repite en voz alta la siguiente oración:

«Padre Celestial, venimos delante de ti para pedirte que vengas a morar dentro de mi corazón, perdona mis pecados, límpiame con la Preciosa Sangre de tu Hijo Jesucristo. Hoy decido hacerte el Señor y Salvador de mi vida. Has de mí una nueva criatura llena del Espíritu Santo para que dirija mis pasos y mi vida y cumplas tus propósitos en mi. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.»

FUENTE: Gracias Pastor DORIAN BANEGAS por sus enseñanzas.

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Nos Corresponde Tocar los Corazones de la Próxima Generación

Los cristianos tienen la obligación divina de enseñar a la próxima generación la verdad de la Palabra de Dios para que entiendan que son Sus hijos, sepan que Él tiene un plan para sus vidas y estén equipados para enfrentar la vida.

Este patrón de instrucción debe continuar sin interrupción de una generación a la siguiente. Los padres, en particular, tienen la responsabilidad de presentar a sus hijos al Señor.

SALMO 78: 4-7 “Contad a la generación venidera las alabanzas del Señor, y su poder, y las maravillas que ha hecho. Porque El estableció un testimonio en Jacob, y puso una ley en Israel, la cual mandó a nuestros padres que la enseñaran a sus hijos. Para que la generación venidera sepa, aun los niños por nacer, para que se levanten y las digan a sus hijos. Para que pongan su confianza en Dios y no se olviden de las obras de Dios, sino que guarden sus mandamientos”.

En el momento en que se escribió este salmo, la Biblia aún no se había completado. A medida que se enseñaban al pueblo las palabras de Moisés en Génesis hasta Deuteronomio, se esperaba que transmitieran información acerca del Señor a sus hijos. No tenían copias escritas de las Escrituras, por lo que los padres enseñaron las verdades de Dios verbalmente de una generación a la siguiente. Hoy tenemos la Santa Biblia, la infalible y eterna Palabra de Dios en la que está escrito todo lo que necesitamos saber acerca del Señor y sus instrucciones para con nosotros.

LA OBLIGACIÓN DIVINA

A nosotros también se nos ha confiado la responsabilidad de enseñar mediante la instrucción y el ejemplo la verdad de la Palabra de Dios, lo que resulta en un deseo de caminar obedientemente ante el Señor en el poder del Espíritu Santo. Dado que tanto la instrucción como el ejemplo son necesarios, debemos tener coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos si esperamos transmitir las verdades de Dios a la próxima generación.

Nuestra instrucción debe incluir los principios siguientes:

La Palabra de Dios que hemos leído, aprendido y vivido en nuestra propia vida, en otras palabras, nuestro testimonio personal. Y como los santos del Antiguo Testamento, también debemos enseñar a nuestros hijos quién es Dios, qué ha hecho y cómo espera que vivamos. Pero la instrucción por sí sola no es suficiente; también debemos enseñarles con el ejemplo cómo obedecer al Señor.

Aunque podemos sentir que no sabemos lo suficiente como para transmitir las verdades bíblicas, todos tenemos una historia que contar. En primer lugar, todos los que han sido salvos por la gracia de Dios entienden lo que se requiere para la salvación. Y mientras leemos la Biblia, debemos compartir lo que estamos aprendiendo. Además, podemos explicar cómo el Señor ha obrado en nuestra vida protegiéndonos, proveyéndonos, animándonos y ayudándonos a través de las dificultades y el dolor de la vida.

Los padres cristianos no pueden confiar esta obligación divina a otra persona. Efesios 6:4 dice: “Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina y amonestación del Señor”. No tenemos que estar bien educados o entrenados en el seminario para cumplir con esta tarea. Simplemente leer la Biblia a nuestros hijos y asegurarles que la Palabra de Dios es verdadera será efectivo.El estado de nuestra cultura hace que esta obligación divina sea aún más crítica. El mundo que habitan nuestros hijos está lleno de errores, peligros y distracciones que podrían alejarlos de Cristo. La tecnología actual se puede usar para promover el evangelio, pero también distrae a los jóvenes de lo que es verdaderamente importante.

Tenemos muchas maneras de enseñar a la próxima generación. Deberíamos comenzar con nuestras propias creencias y experiencias de vida, pero también es valioso transmitir lo que hemos aprendido sobre el Señor de nuestros padres y abuelos. La clave es la diligencia. No podemos darnos el lujo de dejar pasar las oportunidades de enseñanza solo porque nos sentimos inadecuados. Aunque las escuelas dominicales son importantes, nunca deben sustituir la responsabilidad de los padres.

Fundamentar a nuestros hijos en la verdad bíblica es especialmente importante cuando se dirigen a la escuela. Debido a que vivimos en un ambiente anti-Dios hoy, no podemos depender de maestros y profesores para enseñar la verdad. Aunque hay muchos maestros que aman al Señor, los sistemas educativos seculares les impiden hablar de cosas espirituales. Dios nos ha dado la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos a discernir entre la verdad y el error para que estén preparados para salir al mundo. Si no defendemos valientemente la verdad de las Escrituras, nuestros hijos y nietos pueden ahogarse en el secularismo y la incredulidad.

Debemos hablar con nuestros hijos sobre asuntos espirituales. Dado que nuestra sociedad está desinteresada en las cosas de Dios, lo más amoroso que podemos hacer por nuestros hijos es discutir las verdades espirituales con ellos. Deberíamos preguntarles qué están aprendiendo en la escuela y qué creen acerca de los asuntos espirituales. Es nuestra responsabilidad enseñarles que Dios es el Creador, y Su Hijo, Jesucristo, es el único camino de salvación (Juan 14:6).

Estamos viviendo en tiempos espiritualmente peligrosos y debemos defender la verdad para proteger a nuestros hijos. En la década de 1960, se promovieron la inmoralidad y la búsqueda del éxito y la riqueza, y para la década de 1970, muchos padres habían perdido a sus hijos por la rebelión contra Dios. Desde entonces, la ley y el orden, el amor y el respeto mutuo han degenerado. Si el pueblo de Dios no toma una posición, la cultura continuará con esta tendencia a la baja. La línea de testimonio de los testigos fieles de Cristo no puede darse por sentado, ni debe ignorarse. Proveer para nuestros hijos no incluye simplemente las necesidades físicas, las posesiones materiales y la educación. Lo más importante que podemos hacer por ellos es instruirlos en el camino que deben seguir para que puedan vivir una vida piadosa (Proverbios 22:6).

La tarea no es demasiado grande para nosotros porque tenemos al Espíritu Santo viviendo dentro de nosotros. Él guiará nuestros pasos, nos ayudará a comprender la Palabra de Dios y nos mostrará cómo llegar a la próxima generación. A medida que abramos la Biblia, nos familiarizaremos más con ella, nuestra fe en el Señor aumentará, aprenderemos Sus verdades y nuestra vida cambiará. Hay muchas personas en busca, inquietas e insatisfechas que necesitan desesperadamente escuchar lo que Dios todopoderoso puede hacer en una vida, y tenemos un testimonio para compartir con ellos.

ORACIÓN: Padre gracias por mostrarnos tus caminos y tu voluntad respecto a enseñarles a nuestros hijos, a los hijos que nos has enviado para cuidarlos e instruirlos en tus caminos, porque sé que con ellos, primero te amarán, y confiarán en ti y podrán enfrentar cualquier situación que se les presente en la vida y podrán perseverar hasta que tu los llames a tu presencia y vivan contigo por la eternidad. Te lo agradezco con todo mi corazón, en el nombre de Jesús. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas

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El PODER DEL ESPIRITU QUE DISCIERNE

A menudo, cuando la vida carece de claridad, nos perdemos. No podemos distinguir entre el bien y el mal, la verdad y la ficción, o entre un arrebato de ira y un grito de auxilio. ¿Cómo podemos saber cómo actuar cuando las cosas parecen tan confusas?

Lo que necesitamos es un espíritu de discernimiento. Sin él, tomamos decisiones imprudentes y perdemos bendiciones.

El discernimiento es un don de Dios y es algo por lo que debemos orar cada día. Pero no tenemos que sentarnos a esperar que aparezca. Podemos buscar claridad leyendo la Palabra de Dios y aprendiendo de aquellos que enseñan principios bíblicos sólidos. De igual manera, podemos aprender de nuestras propias experiencias, así como de las lecciones de vida de otros.

No tenemos que ir por la vida con una visión limitada. Descubra la paz y la claridad que se consigue al desarrollar un espíritu de discernimiento.

El problema es que carecemos de discernimiento espiritual, de la habilidad para ver más allá de nuestras circunstancias a fin de formar criterios adecuados y juzgar debidamente para encontrar el camino y así poder actuar acertadamente y tomar las decisiones correctas. Por esta razón el rey David oraba diciendo:

SALMOS 119:66 “Enséñame buen sentido (discernimiento) y sabiduría, porque tus mandamientos he creído”

No cabe duda, entonces, que esta petición debe encontrar eco en nuestras vidas.

El discernimiento es esencial para:

  • Entender la voluntad de Dios. Nuestro Padre celestial nos ha comunicado con toda claridad sus propósitos para nuestras vidas, pero nosotros debemos estar en capacidad de poner atención a sus instrucciones con el fin de tomar las decisiones que estén de acuerdo con su voluntad.
  • Distinguir entre la verdad y el error. Con frecuencia se confunde la una con el otro por lo que es necesario establecer la diferencia y luego proceder correctamente. Es sumamente importante que enseñemos a nuestros hijos, desde su más tierna edad, las verdades fundamentales de la Palabra de Dios e insistamos en la importancia de no desviarnos de ellas.
  • Evitar ser engañados por el pecado. Aunque estemos convencidos de que los placeres del pecado son de corta duración, estamos tentados a ignorar que sus consecuencias pueden afectarnos a largo plazo; o quizá no tomar en cuenta que alguna cosa aparentemente trivial podrá perjudicar nuestra vida espiritual, aunque tengamos que lamentarlo. Por eso debemos preguntarnos: ¿Qué sucederá si actúo de esta manera, si decido comprar esto, si continúo con esta amistad, pese a las enseñanzas que hemos recibido?
  • Distinguir entre lo bueno y lo mejor. Como seguidores de Cristo nuestra meta debe ser la excelencia en todos nuestros actos. Nuestras decisiones no pueden ser tomadas a la ligera, sino como resultado de nuestro esfuerzo por agradar a nuestro Maestro y Señor quien dio lo mejor de sí mismo para que tuviéramos lo mejor que su Padre ya había preparado para nosotros, sus hijos.
  • Distinguir entre legalismo y libertad. El legalismo consiste en tratar de imponer preferencias personales de conducta como si fueran mandatos de Dios. Si alguien insiste en interpretar la Biblia según sus propias conclusiones, éstas deben ser estudiadas a fondo a la luz de las normas de la sabiduría divina y la iluminación de su Espíritu Santo.
  • Reconocer la voz de Dios. Dios nos ha creado con propósitos específicos para cada uno de nosotros en particular. Él siempre nos da indicaciones claras para lograrlos y nosotros podemos percibirlo por medio de lo que vemos, oímos y sentimos a fin de someternos a su voluntad y proceder sin temor a equivocarnos.

La fuente del discernimiento espiritual

  • El Espíritu Santo. Antes de ascender al cielo, el Señor Jesús prometió a sus discípulos que no los dejaría huérfanos sino que el Padre enviaría a una persona en su lugar. Lo dijo así: “el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Jn 14.26). Y el mismo Espíritu Santo es quien nos instruye, nos ayuda a entender la verdad y nos recuerda las enseñanzas de Cristo. Debido a que está con nosotros (Jn 14.16), Él nos capacita dándonos el discernimiento espiritual que necesitamos, pues también mora en nosotros (v. 17). Gracias a sus instrucciones jamás tenemos que tomar decisiones por nuestra propia cuenta (Jn 15.26).
  • La Palabra de Dios. Salmo 119.130 nos dice que la exposición de las palabras de Dios alumbra, es decir, que es la base de todo discernimiento. No hay ni un solo asunto ni problema moral en la vida para la que no encontremos solución en la Biblia. Nuestra capacidad para captar la clave para obtener el mejor resultado aumentará a medida que nos esforcemos por atesorar en nuestro corazón los principios bíblicos. Con el paso del tiempo nuestra mente se saturará de ellos de tal manera que aprenderemos a ver su aplicación en cada situación, como la afirma Pablo (1 Co 2.14, 15).
  • Las enseñanzas de maestros consagrados. En el Antiguo Testamento, una de las tareas de los levitas consistía en enseñar al pueblo de Dios “a hacer diferencia entre lo santo y lo profano” así como “a discernir entre lo limpio y lo no limpio” (Ez 44.22). Quienes han tenido la oportunidad de estudiar la Biblia con diligencia por algún tiempo y han alcanzado tener mayor entendimiento de la voluntad de Dios, pueden ayudarnos a alcanzar “la estatura de la plenitud de Cristo” (Ef 4.13) y de esa manera servir con eficacia al pueblo de Dios.
  • Las experiencias. Nuestro discernimiento espiritual se fortalecerá a medida que vayamos poniendo en práctica las indicaciones de la Palabra de Dios. A veces cometeremos errores al confundir la voz de Dios con algunas de nuestras experiencias en el pasado que han influido en nuestra manera de pensar, pero aunque cometamos errores, siempre podremos aprender de todas ellas. Cada oportunidad demandará esfuerzo para correr “con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en el autor y consumador de la fe”, el mismo Cristo (He 12.3, 4). Si perseveramos en ella, tarde o temprano podremos escuchar su voz de aliento y aprobación.

FUENTE: Gracias pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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