Categoría: Espíritu Santo

!TÚ ERES EL TEMPLO DE DIOS!

Hoy vengo a recordarles una verdad que cambiará su manera de vivir si la toman en serio, que despertará tu fé y moverás montañas.

1 CORINTIOS 3: 16: ¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?

Aquí lo dice claramente la Palabra de Dios: Ustedes son el templo de Dios y el Espíritu de Dios mora en ustedes.

¿Cuántas veces hemos buscado la presencia de Dios en lugares lejanos? ¿Cuántas veces hemos sentido que Él está distante? Pero la Palabra nos sacude y nos dice: Dios no está lejos. Él está en ti. Él mora en ti. Tú eres Su casa, Su santuario, Su templo.

  • Esto significa que donde tú caminas, la presencia de Dios camina.
  • Donde tú hablas, la voz de Dios puede hablar.
  • Donde tú oras, el cielo se abre porque Dios mismo habita en ti.

Si esto es verdad – y lo es, porque Dios no miente – entonces, ¿cómo debemos vivir?

La Biblia dice en 1 PEDRO 1:16: «Sed santos, porque yo soy santo.»

Si somos Su templo, no podemos llenarlo de impureza, de incredulidad, de temor, de pecado.

No permitas que el enemigo te haga sentir indigno. No permitas que el pasado te condene. El Espíritu Santo ya ha hecho morada en ti. ¡Levántate y camina como hijo de Dios!

¡Despierta, iglesia!

Ya no eres cualquier persona. Eres un portador de la gloria de Dios. No estás solo. El poder que levantó a Cristo de los muertos vive en ti.

Así que cuando el enemigo quiera decirte que no puedes, que eres débil, que no vales nada, ¡respóndele con la verdad!: «Dios vive en mí. Soy Su templo. No hay gigante que me pueda detener. No hay prueba que me pueda destruir.«

Escucha lo que te voy a decir: ¡es tiempo de caminar con la autoridad de quien lleva la presencia del Dios Todopoderoso!

Levanta tus manos y di en voz alta: ¡Soy templo de Dios! ¡Soy morada del Espíritu Santo! ¡El poder de Dios está en mí! ¡Voy a vivir en santidad y victoria!

Que esta verdad arda en tu corazón, porque cuando lo crees, ¡las montañas se mueven y el mundo verá la gloria de Dios en ti!. Que Dios te bendiga poderosamente. En el nombre de Jesús.

Comentarios

ANDANDO CON EL ESPÍRITU SANTO

Vivir la vida cristiana es vivir en sumisión al Espíritu Santo, cuyo propósito es vivir la vida de Jesucristo en nosotros, lo que nunca podríamos hacer nosotros solos.

Uno de los temas Bíblicos que más ignoramos, es la obra del Espíritu Santo en el creyente. La Biblia dice que no podemos agradar a Dios, ni podemos servirle adecuadamente, sino entendemos como actúa Él en nuestras vidas.

Para comenzar, déjame hacerte la siguiente pregunta: ¿ a quién recurres para recibir orientación diaria sobre cómo vivir o qué decisión tomar?

Las Escrituras nos dicen que el único Guía digno de confianza es el Espíritu Santo. Él es quien conoce completamente nuestro pasado, desde el momento en que fuimos concebidos hasta el presente, y quien también conoce nuestro futuro, desde este día hasta la eternidad. Él conoce el plan y el propósito de Dios para nosotros hoy y para cada día de nuestra vida. Él también sabe lo que es bueno y correcto para nosotros. Además, sin el Espíritu Santo no podríamos entender la Palabra de Dios, Él la traduce y la hace viva para nosotros.

Por otro lado, sin el Espíritu Santo, un creyente no será eficaz y tampoco tendría el fruto que podría tener si dependiéramos de Él para llevar a cabo su labor.

Jesús se refirió repetidamente al Espíritu como el “Espíritu de la verdad”. Note lo que dijo acerca de la actividad del Espíritu Santo en su vida:

JUAN 16:13 “Él os guiará a toda la verdad; porque Él no hablará de Su propia iniciativa, sino que todo lo que oiga, Él hablará; y Él os hará saber lo que ha de venir”.

El Espíritu de la verdad es como una brújula interna en nuestras vidas, siempre apuntándonos hacia lo que Jesús sería, diría o haría en un momento dado.

Dios desea darte a conocer Su voluntad. Él quiere que sepas qué hacer y cuándo hacerlo. ¡Por lo tanto, puede confiar en que el Espíritu Santo será su guía diario! . Después que el Señor derramó el Espíritu Santo sobre los discípulos, se encontraron guiados profundamente por el Espíritu. Los versículos a continuación dan solo algunos ejemplos de cómo el Espíritu Santo trató a su pueblo de maneras que le proporcionaron una guía muy personal y específica. Lo que Él hizo por ellos entonces, Él desea hacerlo por ti hoy.

HECHOS 13:2 “Mientras estaban ministrando al Señor y ayunando, el Espíritu Santo dijo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado” .

HECHOS 16:6 “Pasaron por la región de Frigia y Galacia, habiendo sido prohibidos por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia”.

Los líderes de la iglesia primitiva confiaron en el Espíritu Santo para que les diera este tipo de guía específica y personal, y somos sabios al hacer lo mismo.

GÁLATAS 5:16 «Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.»

Este versículo se refiere a que seamos “guiados por el Espíritu”, la norma de la vida cristiana, y de esa manera, Él nos da la fuerza para que hagamos lo que le agrada a Dios y no a las tendencias que existen en nosotros y que no van de acuerdo a la voluntad de Dios, es decir pecar contra Dios.

Te estarás preguntando y quien es el Espíritu Santo?, pues bien, Él es la Tercera persona de Deidad. Él fue enviado por el Padre como el otro Consolador, el Ayudador para que las cosas que hagamos no sean un fracaso y nos salgan bien. O nos ayude para que podamos atravesar por cualquier problema, o prueba, o dificultad, o tentación en victoria. Y sobre todo, cumplir con los planes y propósito que Dios tiene en mente en nuestras vidas.

Por lo tanto, el Espíritu Santo es esencial en la vida de todo creyente y tenemos que estar consientes de su labor. Él esta por nosotros para siempre, y viene a morar en nosotros cuando hemos aceptado a Jesús como Señor y Salvador. Él da testimonio de Jesucristo, nos enseña quién es Él y porque lo necesitamos tanto. Nos da seguridad de nuestra relación con el Padre, porque nos ha hecho hijos de Dios y podemos acercarnos a Él confiadamente. Y nos empódera con poder para llevar el evangelio a todo el mundo.

ENTONCES, PERMÍTEME DETALLARTE LAS CONDICIONES PARA SER GUIADOS POR EL ESPÍRITU SANTO EN NUESTRAS VIDAS.

Andar en el Espíritu es vivir en cada momento, depender del Espíritu Santo, sensibles y obedientes a Él, de tal manera que andemos como le agrada a Dios.

1. Primero, debemos permanecer rendidos al Espíritu.

Debemos decir si al Espíritu cuando Él nos impulsa a realizar una determinada acción o decir una determinada palabra. Debemos dar asentimiento mental a la dirección del Espíritu, y luego debemos realmente obedecer Su inspiración y seguir adelante haciendo o diciendo lo que Él nos ha llamado a hacer o decir.

El Espíritu a menudo nos habla en la quietud de nuestros corazones con una palabra de convicción o seguridad. Cuando el Espíritu Santo nos está alejando de algo dañino, muy a menudo tenemos una pesadez, un sentimiento de problema, presentimiento o inquietud en nuestro espíritu. Cuando el Espíritu Santo nos está dirigiendo hacia cosas útiles, tendemos a sentir una profunda paz interior, un deseo de ver lo que Dios hará y un sentimiento de gozo.

¿Cómo puedes saber si estás rendido al Espíritu Santo? Estás rendido a Él cuando puedes decirle: “Esto es lo que deseo. Pero si Tu respuesta a esto es ‘no’, está bien. Haré lo que dices”.

2. Debemos creer y obedecer su guía.

Es mucho más probable que escuchemos lo que el Espíritu Santo tiene que decir si estamos escuchando activamente para que Él hable. Es mucho más probable que veamos la dirección del Espíritu Santo si lo buscamos. Hebreos 11:6 nos dice que Dios es “remunerador de los que le buscan”. Debemos ser diligentes en buscar Su guía, pedirla, velar por ella, anticiparla y recibirla.

El Espíritu Santo ha venido a revelarnos la verdad. Él ha venido en Su habilidad omnisciente para impartirnos lo que necesitamos saber para vivir una vida obediente y fiel. ¡Confía en Él para guiarte, ahora y siempre!

Ahora bien, para que todo esto sea una realidad en nuestras vidas, lo que debemos hacer es venir delante de Dios, rendir su vida a Él y hacer de Jesús el Señor y Salvador de nuestras vidas. Para ello le invito hacer la siguiente oración en voz alta después de mi:

«Padre Celestial, vengo delante de tu presencia, para pedirte perdón de mis pecados. Me arrepiento de ellos. Hoy declaro con mi boca que creo que Jesucristo es el Hijo de Dios y El Padre lo levanto de entre los muertos. Te pido Jesucristo que vengas a morar a mi corazón. Te pido que tu Espíritu Santo venga a mi vida, sea mi guía y mi Ayudador. Bautízame con el fuego de tu Espíritu Santo. En el nombre de Jesús. Amén.»

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

Comentarios

EL ESPIRITU SANTO, NUESTRO AYUDADOR

A veces, los nuevos creyentes piensan que sus vidas serán más fáciles ahora que son salvos, pero este no suele ser el caso. De hecho, podemos experimentar aún más desafíos y problemas. Ahí es cuando podríamos comenzar a preguntarnos dónde está Dios o por qué no está respondiendo nuestras oraciones como esperábamos. Si no sabemos qué camino tomar, podemos comenzar a sentirnos abrumados y solos. Pero si hemos aceptado a Jesucristo como nuestro Salvador y Señor, nunca estamos verdaderamente solos porque se nos ha prometido un Consolador que habitará dentro de nosotros: el Espíritu Santo.

Antes de que Jesús fuera a la cruz, les dijo a sus discípulos que les enviaría un Consolador.

JUAN 14: 15-18 “Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. 18No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. 

El Espíritu Santo es miembro de la Trinidad junto con el Padre y el Hijo. Sin embargo, es posible que algunos creyentes no entiendan que Dios en la persona de Su Espíritu se ha instalado en ellos. En lugar de vivir en el poder y las provisiones del Espíritu, simplemente hacen lo mejor que pueden con sus propias fuerzas y esperan el día en que finalmente puedan ir al cielo. El resultado es una vida insatisfecha llena de decepción en Dios.

Sin embargo, el problema no es Dios sino la ignorancia de la presencia y guía del Espíritu Santo en sus vidas. Todo lo que necesitamos para vivir la vida cristiana ha sido depositado dentro de nosotros. Si estamos dispuestos a rendirnos a Él, podemos recurrir libremente a los recursos del Espíritu de Dios. Nuestro divino Auxiliador siempre está ahí para asistirnos en nuestra necesidad. Él está siempre presente y trabajando activamente en nuestras vidas.

¿CUÁL ES LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO?

• Nos convence de pecado. “Y él, cuando venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8). En primer lugar, nos hace darnos cuenta de que somos pecadores que necesitamos la salvación para que nos arrepintamos y nos volvamos a Cristo en la fe y recibamos el perdón de nuestros pecados. E incluso después de la salvación, Él continúa convenciéndonos cuando no vivimos como debemos, recordándonos que el pecado ya no nos conviene porque somos seguidores de Jesús.

• Nos Sella. “En él (Cristo), también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en él con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:13). En aquellos días, se usaba un sello para autenticar, mostrar propiedad y proteger. El Espíritu Santo nos sella en Cristo como hijos de Dios que ahora están bajo su protección divina. Este sello nunca puede ser roto, ni por Dios, ni por el diablo, ni por nosotros. Sin embargo, esto no significa que podemos pecar sin consecuencias. La convicción de Dios continuará, y Su disciplina seguirá.

• Habita en nosotros. “Pero si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Rom. 8:11). El Espíritu Santo es un don eterno enviado para vivir en nosotros, y estamos bajo Su dirección divina y facultados para hacer todo lo que Él requiera de nosotros.

• Nos enseña. “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas” (Juan 14:26). Porque Él es Dios, el Espíritu es un maestro que supera a todos los demás. Él nos guía mientras leemos la Palabra de Dios y nos ayuda a interpretarla con precisión. La Biblia es un tesoro asombroso que Dios nos ha dado, y mientras la leemos fielmente, pidiéndole al Espíritu que nos enseñe, Él nos ayudará a comprenderla.

• Nos revela la verdad. “Ahora hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos las cosas que Dios nos ha dado gratuitamente” (1 Cor. 2:12). Lo que se promete aquí es el conocimiento divino, que va mucho más allá de nosotros mismos y de este universo, y se encuentra en la Palabra de Dios. Puede que no entendamos de inmediato lo que significa un pasaje o cómo aplicarlo, pero si seguimos buscando y escudriñando la Palabra de Dios, el Espíritu nos dará entendimiento. Sin embargo, si dejamos de leer la Palabra, nos faltará la sabiduría que sólo viene de Dios.

• Nos guía. “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” (Juan 16:13). Nuestro Ayudante es también nuestro Guía. Él nos ayuda a discernir lo que es verdadero y nos guía para tomar las decisiones correctas. En lugar de buscar el consejo de otras personas, debemos pedirle al Espíritu Santo que nos dirija.

• Da fruto a través de nosotros. “El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22-23). A menudo, la forma en que estas cualidades de carácter se desarrollan en nosotros es a través de circunstancias que, de lo contrario, podrían hacer que respondamos de manera opuesta. Por ejemplo, si tenemos problemas para amar a alguien, el Espíritu Santo puede cambiar nuestra actitud si le pedimos ayuda y genuinamente deseamos caminar en obediencia a Él.

• Nos recuerda. “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26). Aunque los discípulos de Cristo habían estado con Él y lo habían escuchado enseñar durante tres años, solo tuvieron sus recuerdos después de que Él se había ido. Para enseñar a otros acerca de Jesús, necesitaban que el Espíritu Santo los ayudara a recordar. E incluso hoy, necesitamos Su ayuda para recordar pasajes que se aplican a situaciones particulares. Si somos fieles en leer la Biblia, el Espíritu nos ayudará a recordarla.

• Nos equipa con dones espirituales. “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu” (1 Cor. 12:4). El Espíritu nos da habilidades especiales que nos permiten servirnos unos a otros de la manera que Él desea.

• Nos empodera. “Recibiréis poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros; y seréis mis testigos” (Hechos 1:8). Su fuerza nos permite lograr todo lo que Él nos llama a hacer y nos equipa en cada área de la vida.

• Nos Llena. “Sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18). Esta es una vida gobernada y guiada por el Espíritu Santo y siempre consciente de Su presencia interior. Ningún creyente tiene una excusa legítima para no obedecer a Dios porque el Espíritu nos ha equipado a cada uno de nosotros para hacer lo que Él desea o manda.

Claro que para experimentar la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas, necesitamos primero rendirnos al Señor Jesucristo. Por lo que lo invito a hacer la siguiente oración: » Padre Celestial, vengo delante de tu presencia, a pedirte perdón por mis pecados, me arrepiento de ellos. Y declaro que creo en que Jesucristo murió por mis pecados y que Dios le levanto de entre los muertos. Rindo mi vida a ti Jesús, ven a morar a mi corazón y lléname con tu Santo Espíritu. En el nombre de Jesús. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

Comentarios

PRINCIPIOS IMPORTANTES PARA TENER UNA VIDA PLENA

Los cristianos tenemos la opción de escoger entre dos caminos completamente opuestos; uno nos guía hacia la paz y el otro al estrés.

Podemos ser guiados por los principios bíblicos o dejarnos llevar por los sentimientos y las presiones del momento. Podemos ser dirigidos por el Espíritu, o dejarnos influenciar por lo que nos rodea. Podemos vivir confiados bajo el propósito y la dirección de Dios, o ir por la vida reaccionando ante las situaciones que enfrentemos.

La Biblia es el Libro que Dios usa para guiarnos en esta vida y contiene los principios que desea que sigamos. Mi propósito en este mensaje es compartir los principios más importantes que me han guiado durante todos estos años. Hay muchos más, pero estos son los que más han impactado mi vida y aquellos por los que estoy muy agradecido.

1. Obedezcamos a Dios y dejemos las consecuencias en sus manos. 

  • PROVERBIOS 3:1-4 » Hijo mío, no te olvides de mi ley,Y tu corazón guarde mis mandamientos;2Porque largura de días y años de vidaY paz te aumentarán.3Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;Átalas a tu cuello,Escríbelas en la tabla de tu corazón;4Y hallarás gracia y buena opiniónAnte los ojos de Dios y de los hombres.

De cierta manera, este principio viene a ser una base para todos los demás. Para que podamos aplicarlo, primero debemos conocer lo que el Señor desea que hagamos. Por eso es crucial que aprendamos a escucharlo. De lo contrario, podemos fácilmente comenzar a actuar por nuestra cuenta, en vez de dejarnos guiar por nuestro Padre celestial y por su Palabra.

2. Aprender a confiar en Dios para todo lo que necesitemos en la vida. 

  • PROVERBIOS 3:5-6 «Fíate de Jehová de todo tu corazón,Y no te apoyes en tu propia prudencia.6Reconócelo en todos tus caminos,Y él enderezará tus veredas.7No seas sabio en tu propia opinión;Teme a Jehová, y apártate del mal;8Porque será medicina a tu cuerpo,Y refrigerio para tus huesos.»

Una de las razones por las que a veces no obedecemos al Señor, es porque deseamos que nos dé todos los detalles de lo que pasará si le seguimos. Pero Dios no está obligado a revelarnos el futuro. Su deseo es que confiemos en Él aun cuando desconocemos las consecuencias que recibiremos. Por eso se requiere de mucho valor para dar pasos de obediencia.

Uno de los métodos que Dios usa para fortalecer nuestra confianza son las pruebas. Cuando enfrentamos oposición, fracasos y dudas, nuestra confianza puede debilitarse, pues no comprendemos su obra. En ese instante es que debemos recordar que el Señor es digno de nuestra confianza. Podemos descansar al tener la seguridad absoluta de que cumplirá cada promesa que nos ha dado. En vez de poner nuestra mirada en la situación que enfrentamos y preocuparnos, nos invita a que descansemos en su fidelidad. De hecho, es al sentirnos sin esperanza e indefensos ante las pruebas que recordamos cuán confiable es Dios.

3. Aprender a esperar la dirección y el tiempo de Dios. 

  • ISAIAS 64:4 » Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.»

En ocasiones creemos saber el mejor camino que debemos seguir, pero solo el Señor conoce el futuro. Por tanto, debemos esperar a que nos guíe con su infinita sabiduría, conocimiento y entendimiento. Mientras esperamos, obra en nuestra vida para prepararnos, permite situaciones de acuerdo a su plan perfecto y prepara lo mejor para nosotros. Puede que no sea lo que anhelamos, pero nunca se equivoca, pues obra a favor de aquellos que esperan en Él.

4. Dar con generosidad para la obra de Dios. 

  • PROVERBIOS 3: 9-10 » Honra a Jehová con tus bienes,Y con las primicias de todos tus frutos;10Y serán llenos tus graneros con abundancia,Y tus lagares rebosarán de mosto.»

Cuando damos con generosidad, Dios se compromete a suplir para nuestras necesidades, para que podamos continuar contribuyendo a su obra en y por medio de la iglesia. La motivación para ofrendar nunca debe ser aumentar nuestras riquezas, sino vivir en obediencia ante el Dios todopoderoso. La generosidad nos protege contra la avaricia, el egoísmo y el materialismo; además nos enseña a confiar en que el Señor nos proveerá de todo lo que desea que tengamos.

5. Admitir que no puedo llevar la vida cristiana; es Cristo en mí. Esa verdad se expresa en:

  • GALATAS 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”.

Aunque demos nuestro mejor esfuerzo, si estamos apartados de Él, fracasaremos. Debemos depender por completo en Cristo, para que nos transforme y nos fortalezca.

6. Aceptar que Dios nos ama incondicionalmente. Cuando Cristo oró por sus seguidores, declaró que el Padre los amaba tanto como le amaba a Él.

  • JUAN 17:23 » Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

No hay nada que tengamos que hacer para merecer ese amor, pues no está basado en nuestros méritos, sino en la naturaleza de Dios y en nuestra relación con su Hijo. No hay nada que podamos hacer para que Dios nos ame más, o menos, o para que seamos separados de su amor.

7. Saber que Dios tiene control total de cada circunstancia de la vida. 

No somos víctimas de nuestras circunstancias, o de las acciones de otros porque Dios es soberano sobre todo, inclusive sobre las situaciones difíciles y dolorosas.

  • ROMANOS 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a losque conforme a su propósito son llamados”.

Este pasaje nos asegura que nuestro Padre celestial usa cada situación para nuestro bien y para su gloria. Su soberanía debe ser una fuente de consuelo, pues vivimos cubiertos por su divino amor, conocimiento, sabiduría y poder. Siempre es fiel y puede hacer uso de una gran adversidad para edificarnos y fortalecernos.

8. Depender por completo del Espíritu Santo para todo. 

Dios desea que reconozcamos nuestra absoluta dependencia en Él. Es la única manera en la que podemos crecer y estar protegidos contra el orgullo. Mientras un niño madura, se vuelve más independiente; pero en el mundo espiritual, depender más de nuestro Padre celestial es una muestra de madurez. Nos ha dado su Espíritu para enseñarnos su Palabra, transformarnos a la imagen de su Hijo y fortalecernos para obedecer y servirle.

9. Nuestro tiempo personal de meditación debe ser la prioridad de nuestra vida. 

Nada de lo que hagamos será tan esencial, fructífero o valioso como esto. Comience cada día dedicando tiempo con el Señor en oración y leyendo las Sagradas Escrituras. Reflexione en la Palabra de Dios. Humíllese delante de Él en adoración y alabanza, y aplique lo que ha aprendido.

El evangelio de Jesucristo puede penetrar el corazón más endurecido, transformar esa vida y cambiar su destino eterno. Nunca se avergüence de compartir el evangelio, “porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Ro 1.16).

Todo esto y otros principios pueden ser una realidad en su vida, como la ha sido en la mía y la de mi familia, sí tan solo hace a Jesús el Señor y Salvador de su vida. Y para ellos repita esta oración conmigo:

«Padre celestial, vengo delante de tu presencia, humillado ante ti y reconociendo que soy un pecador, los confieso, me arrepiento y me aparto de ellos. Ven a morar a mi corazón y has de mí una nueva criatura. Hago un nuevo pacto contigo de seguir tus mandamientos y preceptos. Abre mis ojos espirituales para que pueda comprender cuál es tu voluntad para mi vida atravez de tu Palabra. En el nombre de Jesús. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

Comentarios

YouTube