Categoría: Fe

JESÚS : «EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA»

Hoy quiero hablarles desde lo profundo del corazón del Evangelio, desde las mismas palabras que nuestro Señor Jesús pronunció en Juan 14:1-7. Estas no son solo palabras de consuelo, son palabras de desafío, de decisión, y de destino eterno. ¡Prepárate, porque Dios te quiere mover hoy!

JUAN 14:1-7 «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 2En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. 4Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. 5Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? 6Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 7Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.»

NO SE TURBE VUESTRO CORAZÓN

Jesús comienza diciendo: «No se turbe vuestro corazón». ¡Qué fácil es permitir que nuestro corazón se turbe en este mundo lleno de incertidumbre! Problemas económicos, enfermedades, relaciones rotas, guerras, desastres. Todo alrededor parece querer robarnos la paz, pero Jesús nos da un mandato: ¡No se turben! Y no lo dice como una sugerencia; lo dice como un llamado a confiar plenamente en Él.

Amigo o amiga, si tu fe está en Dios, no hay tormenta que pueda hundirte, no hay cadena que pueda atarte. Creer en Dios no es opcional, es vital. Y Jesús añade: «Creéis en Dios, creed también en mí». ¡Es un llamado a dar un paso más allá, a entregarle no solo tus problemas, sino tu vida entera!

HAY UNA MORADA PREPARADA PARA TI

Jesús continúa diciendo: «En la casa de mi Padre muchas moradas hay». Y yo quiero que lo escuches con atención: tú no fuiste creado para esta tierra pasajera; tú fuiste creado para un destino eterno. Jesús está preparando un lugar para ti. ¡Un lugar en la casa del Padre! No en un barrio común, no en una simple mansión terrenal, sino en el lugar perfecto, en la presencia del Dios Todopoderoso.

Pero escucha bien: esa morada no es automática. Jesús dice: «Voy a preparar lugar para vosotros». Él ya hizo el sacrificio. Él ya pagó el precio en la cruz. Pero tienes que responder. Tienes que decidir caminar en el camino que Él trazó.

¿Estás caminando hoy hacia esa morada celestial o te has desviado por los caminos de este mundo? ¡Es hora de alinear tu vida con el propósito eterno de Dios!

ÉL ES EL CAMINO

Cuando Tomás, en su humanidad, le dice: «Señor, no sabemos a dónde vas», Jesús responde con una de las declaraciones más poderosas de toda la Escritura:
«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí.»

Escúchalo bien: Jesús no dijo que Él es un camino, o una verdad, o una opción de vida. ¡Él es el único camino! ¡El único acceso al Padre! No hay religión, no hay filosofía, no hay buenas obras que puedan abrir esa puerta. Solo hay un nombre que salva, y ese nombre es Jesús.

¿Sabes por qué muchos no encuentran el camino? Porque buscan un atajo. Pero en el reino de Dios, no hay atajos. Jesús es el único puente que te lleva de la oscuridad a la luz, del pecado a la gracia, de la muerte a la vida eterna.

ÉL ES LA VERDAD

Vivimos en un tiempo en el que la verdad está siendo tergiversada. Este mundo te dice: «Tu verdad es válida, lo que tú sientas está bien». Pero la verdad no cambia. Jesús es la Verdad eterna, la Verdad que nunca falla. Si tu vida no está alineada con esa Verdad, estás viviendo una mentira, aunque no lo quieras admitir.

Hoy te desafío: examina tu vida. ¿Estás siguiendo la Verdad o estás siguiendo las mentiras del mundo? ¡No te conformes con menos que la plenitud de Cristo!

ÉL ES LA VIDA

Sin Jesús, no hay vida verdadera. Puedes tener riquezas, fama, placeres terrenales, pero todo eso es vacío si no tienes a Jesús. ¡Él no solo da vida, Él es la vida! Y esa vida no es temporal, es eterna. Pero debes tomar la decisión. No puedes quedarte neutral. O estás con Él, o estás contra Él.

CONCLUSIÓN: ¡DECIDE HOY!

Jesús termina diciéndonos: «Si me conocéis, también a mi Padre conoceréis». Hoy Dios te está invitando a conocerle, a caminar con Él, a vivir la vida abundante que solo Cristo puede darte. Pero esta invitación tiene un costo: tienes que rendirlo todo. Tienes que dejar tu orgullo, tu pecado, tu autosuficiencia, y aceptar que Jesús es todo lo que necesitas.

Hermanos, no se trata de lo que puedes ganar en esta vida, sino de dónde pasarás la eternidad. Hoy es el día para decidir. Hoy es el día para decirle a Jesús: «Tú eres mi camino, mi verdad y mi vida».

¡Levántate en fe! No sigas viviendo como si no hubiera un destino eterno esperando por ti. ¡Corre hacia Jesús! Él ya preparó el lugar; lo único que falta es que tú tomes el camino correcto. Y ese camino, es Cristo.

Oremos:
«Señor Jesús, hoy te reconocemos como el único camino, la verdad y la vida. Perdónanos por nuestros pecados y por habernos desviado. Hoy rendimos nuestro corazón a ti, y decidimos seguirte con todo lo que somos. Llénanos con tu presencia y guíanos hacia esa morada eterna que has preparado. En tu poderoso nombre, Jesús. Amén.»

¡Que el Señor te bendiga y te desafíe a caminar en Su propósito eterno!

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JESÚS DIJO: YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA

Así dice el Señor: «Hoy te hablo directamente a ti, porque no es casualidad que estés aquí escuchando esta palabra. Tu vida está por cambiar si tan solo abres tu corazón y obedeces mi voz.»

JUAN 11: 7-21 » Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. 18Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; 19y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. 20Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. 21Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. 23Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. 24Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. 25Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? 27Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.»

En el capítulo 11 de Juan, vemos una escena donde la muerte parecía haber tenido la última palabra. Lázaro estaba muerto, sepultado, y su familia lloraba en desesperanza. Pero escúchame bien, dice el Señor: «Cuando el hombre dice que todo terminó, ahí es donde Yo comienzo. Yo soy el Dios que rompe los límites de lo posible, el Dios que se mueve en el terreno de lo sobrenatural.»

1. HOY VENGO A ROMPER TU LÍMITE HUMANO
Marta dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.» Muchos de ustedes han hecho la misma declaración: «Señor, ¿por qué permitiste esto? ¿Dónde estabas cuando más te necesité?» Y el Señor dice: «Hijo mío, ¿acaso no te he dicho que mis caminos son más altos que los tuyos? No llegué tarde; llegué en el momento perfecto para mostrarte que mi poder no está limitado por el tiempo, la enfermedad o la muerte.»

Dios te dice: «Aquello que tú llamas imposible, yo lo llamo escenario para mi gloria. Deja de mirar tus circunstancias como el fin, porque yo soy el principio y el fin. Yo soy el Alfa y el Omega.»

2. TU FE ACTIVARÁ MI MILAGRO
Jesús le dice a Marta: «Tu hermano resucitará.» Pero Marta, aún atrapada en su lógica humana, responde: «Yo sé que resucitará en el día postrero.» Y Jesús le declara una verdad eterna: «¡Yo soy la resurrección y la vida!»

Así dice el Señor: «¿Dónde está tu fe? ¿Por qué sigues dudando de mi poder? Si crees en mí, verás mi gloria manifestarse en tu vida. No necesito que entiendas cómo lo haré; solo necesito que creas.»

Hoy te digo, declara vida sobre aquello que está muerto. Declara que tu matrimonio no ha terminado. Declara que tus hijos no están perdidos. Declara que tu propósito sigue vigente. Porque donde tú ves muerte, yo veo oportunidad para traer resurrección.

3. QUITA LA PIEDRA
Jesús se acerca al sepulcro de Lázaro y dice: «Quitad la piedra.» Pero Marta responde: «Señor, ya huele mal.» Escucha esto: Dios no puede operar plenamente en tu vida mientras sigas poniendo excusas. Así dice el Señor: «Tu razonamiento humano no puede detener mi poder, pero tu desobediencia sí puede limitar lo que yo quiero hacer.»

La piedra representa todo lo que te impide experimentar mi gloria. ¿Qué piedra necesitas mover hoy? Tal vez es el miedo, la incredulidad, la amargura o la falta de perdón. Escucha esto: «Yo soy el que resucita, pero tú debes quitar la piedra. Esa es tu parte.»

4. LO QUE VIENE NO SE PUEDE DETENER
Así dice el Señor: «Lázaro no permaneció en la tumba, porque cuando yo hablo, la muerte obedece. Mis palabras tienen el poder de cambiar toda circunstancia, y hoy estoy hablando a tu vida: ¡Sal fuera! Sal de la tristeza, sal de la desesperanza, sal de tu pecado, sal de tu incredulidad. Porque he venido a darte vida, y vida en abundancia.»

El Señor te dice: «Lo que yo estoy por hacer en tu vida no podrá ser detenido. Las cadenas serán rotas, las puertas serán abiertas, y los muertos en tu vida resucitarán, porque mi palabra no vuelve vacía.»

5. TU TESTIMONIO SERÁ PARA MI GLORIA
Así dice el Señor: «Todo lo que estoy haciendo y haré en tu vida será para mi gloria. Muchos mirarán lo que haré contigo y dirán: ‘Esto solo pudo ser obra de Dios.’ Porque yo estoy levantando una generación que vivirá como testimonio de mi poder. No temas, porque lo que estoy restaurando en ti servirá para que otros crean.»

Así dice el Señor: «Hoy te estoy llamando a que quites la piedra. Hoy te estoy desafiando a creer. Hoy te estoy hablando vida en medio de tu muerte. Mi poder está disponible, pero quiero tu obediencia, tu fe y tu disposición para caminar en lo sobrenatural. Deja de mirar lo que fue, porque lo que viene es mucho mayor. Yo soy la resurrección y la vida. ¿Crees esto?»

ORACIÓN FINAL
«Padre celestial, hoy respondemos a Tu llamado con fe y obediencia. Quitamos las piedras de incredulidad, miedo y orgullo para que Tú obres en nuestras vidas. Declaramos vida sobre todo lo que parecía perdido, y nos rendimos a Tu voluntad, sabiendo que lo que estás por hacer será para Tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.»

Así dice el Señor: «¡Prepárate, porque lo que viene será grande!»

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UNA FE PODEROSA Y EL PERDÓN QUE DESATA MILAGROS

Hoy quiero hablarles de una palabra que no solo transformará tu manera de ver los problemas, sino que liberará el poder de Dios en tu vida de una forma sobrenatural. Vamos a Marcos 11:20-26, donde vemos a Jesús enseñándonos sobre la fe y el perdón.

La Escritura nos cuenta que mientras Jesús y sus discípulos pasaban por la mañana, vieron la higuera que Él había maldecido, seca desde las raíces. Pedro, impresionado, le dijo: «Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.» Pero Jesús, en lugar de hacer un espectáculo de Su poder, les dio una enseñanza que hasta hoy sacude nuestra fe. «Tened fe en Dios» —eso les dijo—. No fe en las circunstancias, no fe en lo que ven, sino fe en el Dios Todopoderoso.

Escuchen esto: “Cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.” ¡Eso es poder! ¡Eso es autoridad en el nombre de Jesús! Lo que Jesús está diciendo aquí no es algo simbólico ni figurativo. Él está declarando una verdad que puede transformar tu vida hoy.

¡Escúchame bien, amado de Dios! Si tú hablas a ese «monte»—y todos tenemos montes en nuestras vidas—y no dudas, sino que crees, ese monte se moverá. Ese monte de enfermedad, de falta, de problemas familiares, de ansiedad, ¡se moverá en el nombre de Jesús! ¡Esa montaña tiene que obedecer la Palabra de Dios cuando es hablada por una persona de fe!

¿Te das cuenta? Jesús no está hablando solo de Su poder, está hablando del poder que Él ha puesto dentro de ti, dentro de Su iglesia. La Palabra de Dios dice que el justo vivirá por fe, no por vista, no por sentimientos, ¡por fe! Y esa fe tiene la capacidad de hacer que lo imposible sea posible. Así que, si hay algo en tu vida que parece inamovible, comienza a hablarle con autoridad. Habla a esa enfermedad, ¡declara sanidad! Habla a esa necesidad, ¡declara provisión! Porque todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. ¡Aleluya!

Pero no puedo dejar este mensaje solo en la fe. Hay otra clave que Jesús nos da aquí, y es igual de poderosa. ¡Es el perdón! Jesús continúa diciendo que cuando estemos orando, si tenemos algo contra alguien, debemos perdonar, para que nuestro Padre que está en los cielos también nos perdone. ¡Oh, hermanos, escuchen esto! El poder de la fe se desata en un corazón limpio. No puedes cargar con resentimientos, no puedes guardar rencores y esperar ver montañas moverse en tu vida.

Hay muchos que tienen su fe trabada porque no han soltado el perdón. Has estado orando, has estado creyendo, pero en tu corazón guardas resentimiento, y eso es como un freno espiritual. ¡Hoy es el día de soltar esa carga! El perdón no es una opción, es un mandato de Jesús. Y cuando perdonamos, desatamos el poder del cielo para actuar en nuestras vidas.

Quizá me digas: «¿cómo puedo perdonar si me han hecho tanto daño?» ¡Escucha! No es en tu fuerza que lo haces. Es en el poder del Espíritu Santo que mora en ti. Jesús mismo te dará la gracia para perdonar, y cuando lo hagas, sentirás una libertad como nunca antes. Las puertas del cielo se abrirán y tu fe será libre para moverse en el poder de Dios.

Así que hoy te invito: ¡Ten fe en Dios! ¡Habla a tus montañas y perdona a quienes te han ofendido! Y verás cómo los cielos se abren y el poder de Dios comienza a manifestarse en tu vida de una manera sobrenatural. Fe y perdón son las llaves que desbloquean los milagros.

¡El tiempo de tu milagro es ahora! Levanta tu fe, libera tu corazón, y camina en la autoridad que Jesús te ha dado.

ORACIÓN:

Oh Señor, venimos hoy ante, nos postramos delante de Tu grandeza y pedimos perdón por nuestros pecados, por cada pensamiento, palabra y acción que no han sido agradables ante Tus ojos. Limpianos y purifica nuestro corazón. Perdóname si hemos guardado resentimiento o falta de perdón hacia alguien. Hoy, soltamos toda amargura y te pedimos que nos llenes de Tu paz y gracia.

Ahora, en el nombre poderoso de Jesús, nos levantamos con la autoridad que nos has dado y hablamos a toda montaña en nuestras vidas. Declaramos que las montañas de enfermedad, de problemas financieros, de dificultades familiares y toda clase de adversidad se mueven y se echan al mar. No tememos, no dudamos, porque confiamos en Tu poder. Sabemos que Tú eres el Dios de lo imposible y que, en Tu nombre, veremos milagros. ¡Gracias, Señor, por Tu victoria en nuestras vidas! En el nombre de Jesús, amén.

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EL NUEVO NACIMIENTO

Hoy nos encontramos ante un pasaje poderoso, uno que nos desafía, que nos sacude, que nos lleva a lo profundo del corazón del Evangelio. Estamos en Juan 3:1-21, donde Nicodemo, un líder religioso, se acerca a Jesús en la oscuridad de la noche. Pero lo que él no sabía, lo que él no entendía, es que estaba a punto de encontrarse con la verdadera luz. ¡Nicodemo se encontró cara a cara con el Salvador del mundo! Nicodemo vino buscando respuestas intelectuales, pero Jesús lo confronta con una realidad espiritual. «¡Tienes que nacer de nuevo!», le dice Jesús.

Juan 3: 1-21 » Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. 2Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. 3Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? 10Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? 11De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. 12Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. 14Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. De tal manera amó Dios al mundo 16Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

El que no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios. ¡Escúchame bien! No es suficiente ser religioso, no es suficiente saber las Escrituras, no es suficiente cumplir con las reglas. Jesús no vino a enseñarnos a ser religiosos, Él vino a transformarnos desde lo profundo, a cambiarnos por completo, a darnos un nuevo nacimiento.

Nicodemo estaba confundido. ¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo siendo viejo?. Quizás algunos aquí hoy se sienten como Nicodemo. Tal vez has pensado: «Yo ya he vivido demasiado tiempo de esta manera. ¿Cómo puedo cambiar ahora?». Pero Jesús tiene la respuesta: Lo que es nacido de la carne, carne es; pero lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. ¡Es el Espíritu de Dios el que te transforma! ¡Es el Espíritu Santo el que hace lo imposible en tu vida!

¡Escucha esto! El Espíritu de Dios es como el viento, que sopla de donde quiere. ¡No puedes controlarlo! ¡No puedes manipularlo! ¡Pero lo puedes sentir! Él llega y transforma todo a su paso. Cuando naces del Espíritu, tu vida es revolucionada. Tus deseos cambian, tus pensamientos cambian, ¡tus prioridades cambian! ¡Eso es lo que Jesús ofrece! ¡Un cambio radical! ¡Un nuevo nacimiento!

Nicodemo aún no lo entendía, y Jesús le habla de algo aún más profundo: Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado. ¿Qué significa esto? ¡Que Jesús tenía que ser levantado en la cruz! Él iba a morir para que todo aquel que en Él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. ¡Amado, la cruz es el centro de todo! ¡Cristo fue levantado en la cruz por ti, por mí, por Nicodemo, por todo el mundo!

Y aquí está el corazón del Evangelio: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. ¡Dios te ama tanto! ¡Él no quiere que te pierdas! Él no envió a Jesús para condenarte, ¡Él lo envió para salvarte! ¡Esto es amor verdadero! ¡Esto es gracia! ¡Esto es misericordia!

Pero hay una advertencia aquí también. Jesús nos dice que algunos no quieren venir a la luz porque sus obras son malas. Prefieren las tinieblas. ¡No permitamos que las tinieblas dominen nuestra vida! ¡No escondamos nuestros pecados! ¡Ven a la luz! Porque cuando vienes a la luz, tus obras son expuestas, sí, pero son expuestas para ser transformadas, para ser lavadas por la sangre del Cordero.

Hoy te hago una pregunta: ¿Has nacido de nuevo? No te estoy preguntando si asistes a la iglesia, no te estoy preguntando si tienes una Biblia. ¡Te estoy preguntando si has tenido un encuentro transformador con Jesucristo! Si tu vida no ha sido cambiada, ¡hoy es el día de salvación! ¡Hoy es el día para venir a la luz! No importa cuán oscuro haya sido tu pasado, ¡la luz de Cristo puede iluminarlo todo!

Jesús te llama hoy. Él te llama a nacer de nuevo. Él te llama a experimentar una vida llena de Su Espíritu, una vida que no puede ser explicada por lo natural, sino que solo puede ser obra de lo sobrenatural. ¡Hoy es el día de dejar atrás la vieja vida y caminar en la novedad de vida que solo Cristo puede dar!

¡Levántate! ¡Recibe el Espíritu de Dios! ¡Deja que el viento de Su presencia sople sobre ti y transforme todo lo que eres! ¡Hoy es el día para ver el Reino de Dios!

¡Que el Señor te bendiga y te transforme poderosamente en el nombre de Jesús! ¡Amén!

ORACIÓN.

Padre celestial, venimos ante Ti en el nombre de Jesús, agradecidos por Tu amor y Tu misericordia. Gracias por enviar a Tu Hijo para salvarnos, para darnos una vida nueva y eterna. Reconocemos que necesitamos nacer de nuevo por Tu Espíritu. Te pedimos que soples sobre nosotros, transformando cada área de nuestras vidas. Que nuestras obras sean expuestas a la luz de Tu verdad, y que podamos caminar en santidad y amor. Ayúdanos a dejar atrás las tinieblas y abrazar la luz de Cristo. Te entregamos todo lo que somos, confiando en que Tú harás una obra nueva y poderosa en nosotros. En el nombre glorioso de Jesús. ¡Amén!

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