Categoría: Fe

ES JESUCRISTO EL ÚNICO CAMINO A DIOS?

Para demostrar que Jesús es el camino, quiero guiarte a través de una reflexión que no solo se basa en las Escrituras, sino también en la experiencia y la lógica espiritual. Vamos a explorar tres aspectos fundamentales: la naturaleza de Jesús, la exclusividad de su mensaje, y el impacto transformador de seguir su camino.

1. La Naturaleza de Jesús

Para empezar, debemos entender quién es Jesús. En la Biblia, se nos revela que Jesús no es simplemente un profeta, un maestro o un hombre sabio, sino que es el Hijo de Dios, Dios mismo encarnado. En Juan 1:1-3 se dice: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.»

Esto nos muestra que Jesús es el origen de todas las cosas, incluido el camino que conduce a la vida eterna. Él no solo señala el camino; Él es el camino porque en su esencia divina, Él es la fuente de toda verdad y vida. Jesús mismo dijo en Juan 10:30: «Yo y el Padre uno somos», mostrando que Él es la manifestación perfecta de Dios en la Tierra. Si buscamos conocer a Dios y estar en comunión con Él, Jesús es el único acceso, el puente que conecta a la humanidad con el Creador.

2. La Exclusividad del Mensaje de Jesús

Segundo, la afirmación de Jesús en:

JUAN 14:6 es radical: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.»

Este no es un mensaje de pluralismo religioso donde todos los caminos llevan a Dios. Es una declaración exclusiva y absoluta. Jesús no dice «Soy uno de los caminos», sino «Soy EL camino.»

¿Por qué esto es significativo? Porque Jesús no ofrece solo una enseñanza ética o moral; Él ofrece la única verdad absoluta sobre Dios, el hombre, y el universo. En otras religiones o filosofías, el énfasis suele estar en lo que el hombre puede hacer para alcanzar a Dios o mejorar su vida espiritual. Pero Jesús enseña que el hombre es incapaz de alcanzar a Dios por sus propios méritos, y que solo a través de Él podemos encontrar reconciliación y comunión con el Padre.

Esto se debe a que el pecado ha creado una separación entre Dios y el hombre (Isaías 59:2), y ninguna cantidad de buenas obras, rituales o filosofías humanas puede eliminar esa barrera. Solo Jesús, mediante su sacrificio en la cruz y su resurrección, puede destruir esa barrera y abrir el camino hacia la presencia de Dios.

3. El Impacto Transformador de Seguir a Jesús

Finalmente, quiero que consideremos el impacto que tiene seguir a Jesús como el camino. La vida cristiana no es simplemente una adhesión a un conjunto de reglas o doctrinas, sino una relación viva y transformadora con Jesucristo. Cuando Jesús dijo «Yo soy el camino», también nos estaba invitando a una vida de seguimiento y discipulado.

Seguir a Jesús implica una transformación radical de nuestra mente, corazón y espíritu. En 2 Corintios 5:17 leemos: «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.» Este camino de Jesús nos lleva a una nueva vida, una vida que no se define por el pecado, la culpa, o la muerte, sino por la gracia, la justicia, y la vida eterna.

Los que han seguido este camino pueden dar testimonio de cómo Jesús ha transformado sus vidas. Han encontrado paz en medio de la tormenta, esperanza en medio de la desesperación, y amor incondicional en un mundo lleno de odio. Esta transformación no es un simple cambio externo, sino una renovación profunda del ser, que solo puede provenir de un encuentro con el Dios viviente.

Conclusión

Entonces, ¿cómo demostramos que Jesús es el camino? Lo demostramos porque Jesús, siendo Dios mismo, es el único que puede reconectar al hombre con su Creador. Su mensaje exclusivo, que no tiene paralelo en ninguna otra creencia, declara que solo a través de Él podemos acceder al Padre. Y lo más poderoso, su impacto transformador en la vida de quienes le siguen es una evidencia viviente de que Él es realmente el camino, la verdad, y la vida.

Seguir a Jesús no es solo una decisión religiosa; es entrar en un camino que te lleva directamente a Dios, un camino donde encuentras la verdad sobre ti mismo, el propósito de tu existencia, y la vida abundante que Dios ha prometido. Si estás buscando el camino verdadero, la respuesta no es una ideología o una serie de reglas, sino una persona: Jesucristo. ¡Él es el camino, y al seguirlo, encontrarás todo lo que tu alma anhela!

TE ESTARÁS PREGUNTANDO Y QUE RESULTADOS OBTENEMOS CUANDO RECONOCEMOS A JESÚS COMO EL CAMINO?

Cuando reconocemos a Jesús como el Camino, obtenemos resultados transformadores y eternos que impactan profundamente nuestra vida. Aquí te presento algunos de los resultados claves:

1. Reconciliación con Dios

Al aceptar a Jesús como el Camino, somos reconciliados con Dios. La barrera del pecado que nos separaba de Él es eliminada, y entramos en una relación íntima y personal con nuestro Creador. Romanos 5:1 dice: «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.»

2. Vida Eterna

Jesús nos ofrece la vida eterna, una vida que no termina con la muerte física. En Juan 3:16 leemos: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.» Al reconocer a Jesús como el Camino, recibimos la promesa de pasar la eternidad con Dios en su presencia gloriosa.

3. Transformación de Vida

Aceptar a Jesús como el Camino resulta en una transformación interna. Nos convertimos en nuevas criaturas, como dice 2 Corintios 5:17: «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.» Nuestra mente, corazón y espíritu son renovados, y comenzamos a vivir una vida dirigida por el Espíritu Santo, marcada por la paz, el gozo y la justicia.

4. Guía y Propósito

Jesús, al ser el Camino, nos guía en todas las áreas de nuestra vida. Nos proporciona dirección y propósito, mostrándonos el plan que Dios tiene para nosotros. Proverbios 3:6 nos exhorta a «reconocerlo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.» Con Jesús como nuestro guía, podemos caminar con confianza, sabiendo que estamos en la voluntad de Dios.

5. Acceso a la Verdad Absoluta

Jesús es la verdad que nos libera de la mentira y el engaño del mundo. Al seguirle, vivimos en la luz de la verdad divina, y esto nos permite discernir correctamente, tomar decisiones sabias y vivir conforme a los principios eternos de Dios.

6. Plenitud de Vida

Jesús promete una vida abundante a quienes le siguen. En Juan 10:10 dice: «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.» Esta plenitud no se refiere solo a bendiciones materiales, sino a una vida llena de propósito, significado, y la presencia continua de Dios.

Me imagino que te estarás preguntando, y como puedo recibir todos estos beneficios? Sencillamente, acompañándome en una oración en voz alta:

Di conmigo:» Señor Jesús, reconozco que Tú eres el camino, la verdad y la vida. Creo que eres el Hijo de Dios y que moriste en la cruz por mis pecados. Hoy, me arrepiento de mis pecados y te pido perdón. Te invito a mi corazón y te recibo como mi Señor y Salvador. Transforma mi vida, guíame en tu camino, y ayúdame a vivir para Ti. Gracias por tu amor y por darme la vida eterna. En tu nombre, Jesús, amén.»

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JESÚS ANDA SOBRE EL MAR

¡Cuántas veces nos encontramos en medio de tormentas en nuestras vidas! ¡Cuántas veces sentimos que los vientos de la adversidad son demasiado fuertes y las olas de los problemas nos sobrepasan! A continuación veremos a los discípulos de Jesús, hombres como tú y como yo, enfrentando una tormenta feroz en medio del mar. El viento era contrario y las olas golpeaban la barca, llenándolos de temor.

MATEO 14: 22-33 «22En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! 28Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. 33Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.»

Nos relata esta historia que en medio de esa tormenta, a la cuarta vigilia de la noche, cuando todo parecía perdido, ¡Jesús apareció! Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y así como Él vino a ellos, hoy Él viene a ti, a tu vida, a tu tormenta, caminando sobre las aguas de tus problemas y tus miedos.

¡No temáis! ¡No temáis, dice el Señor! Porque Jesús les dijo: «¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!» Hermanos, hoy el Señor te dice lo mismo: «¡Ten ánimo! ¡Yo soy! ¡No temas!» En medio de tu tormenta, en medio de tu duda, en medio de tus luchas, Jesús está contigo.

Pedro, con una fe osada, le dijo: «Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.» Y Jesús, con el poder y la autoridad que solo Él tiene, dijo: «¡Ven!» Y Pedro descendió de la barca y caminó sobre las aguas para ir a Jesús. ¡Oh, qué imagen tan poderosa de fe! Hermanos, hoy el Señor te llama a salir de tu barca, a salir de tu zona de confort y a caminar sobre las aguas con Él. En otras palabras, Él te llama a confiar en Su palabra y a dar pasos de fe, aunque el viento sea fuerte y las olas altas.

Pero mirad lo que sucedió, cuando Pedro vio el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse. ¡Cuántas veces hemos permitido que nuestros ojos se desvíen de Jesús y se enfoquen en las circunstancias a nuestro alrededor! ¡Cuántas veces hemos comenzado a hundirnos en la desesperación y el miedo! Pero aun cuando Pedro comenzó a hundirse, él clamó: «¡Señor, sálvame!» Y al momento, Jesús extendió Su mano, lo tomó y le dijo: «¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?»

Escucha bien lo que voy a decirte, Jesús está aquí hoy, extendiendo Su mano hacia ti. No importa cuán fuerte sea la tormenta, no importa cuán profundo creas que estás hundiéndote, ¡Jesús está listo para levantarte! ¡No dudes! ¡No tengas poca fe! Porque el mismo Dios que caminó sobre el agua, el mismo Dios que calmó el viento, está contigo y te sostiene.

Y cuando subieron a la barca, el viento se calmó. ¡La presencia de Jesús trae paz! ¡La presencia de Jesús trae calma en medio de la tormenta! Y todos los que estaban en la barca, vinieron y le adoraron, diciendo: «¡Verdaderamente eres Hijo de Dios!»

No sé tú, pero hoy es el día para adorarle, es el día para reconocerle como el Hijo de Dios en nuestras vidas. Es el día para fortalecer nuestra fe, para clamar con valentía en medio de nuestras tormentas, y para caminar con osadía sobre las aguas de nuestras pruebas, sabiendo que Jesús está con nosotros.

¡Levántate ¡Levántate con el fuego del Espíritu Santo! ¡Llénate de valor, de osadía, de fe! Porque el mismo Jesús que calmó la tormenta en el mar de Galilea, está aquí hoy, listo para calmar cada tormenta en tu vida.

TE ESTARÁS PREGUNTANDO: ES ESTA UNA HISTORIA VERDADERA?

¡Sí! Esta historia es verdadera y está registrada en las Sagradas Escrituras, en el Evangelio de Mateo, capítulo 14, versículos 22 al 33. Es un relato histórico que muestra el poder, la divinidad y la autoridad de Jesucristo sobre la naturaleza y sobre todas las cosas.

La Biblia no es solo un libro de historias, es la Palabra viva de Dios, inspirada por el Espíritu Santo. Esta historia no solo ocurrió en un momento específico en la historia, sino que también tiene una aplicación espiritual profunda y relevante para nosotros hoy. Jesús, el Hijo de Dios, mostró Su dominio sobre las aguas y las tormentas, revelando que no hay situación ni adversidad que Él no pueda controlar.

Así como Jesús caminó sobre las aguas y calmó la tormenta para sus discípulos, Él también puede intervenir poderosamente en nuestras vidas. Esta historia es un recordatorio de que, cuando enfrentamos tempestades y desafíos, podemos confiar plenamente en Jesús. Podemos clamar a Él y recibir Su ayuda y Su paz.

La veracidad de esta historia se sostiene no solo por su registro en la Biblia, sino también por la fe y el testimonio de millones de cristianos a lo largo de los siglos que han experimentado el poder transformador y salvador de Jesucristo en sus propias vidas.

Así que, ¡sí! Esta es una historia verdadera y poderosa, que nos invita a poner nuestra fe en Jesús, a confiar en Su poder y a experimentar Su presencia y Su paz en medio de cualquier tormenta.

OTRA PREGUNTA QUE ME HAGO: PORQUE PEDRO TITUBIO DESPUES DE HABER SALIDO DE LA BARCA?

Pedro titubeó y comenzó a hundirse después de salir de la barca porque apartó su mirada de Jesús y se enfocó en las circunstancias a su alrededor. Pedro, al ver el fuerte viento y las olas, permitió que el miedo y la duda invadieran su corazón, lo que lo hizo vacilar y perder el control sobre su situación.

Permíteme exponerte algunos puntos clave que explican por qué Pedro titubeó:

  1. Miedo a las circunstancias: Pedro inicialmente caminó sobre el agua con fe, pero cuando vio la ferocidad del viento y las olas, su fe flaqueó. El miedo a las circunstancias adversas puede hacernos dudar de nuestras capacidades y de la presencia de Dios en nuestras vidas.
  2. Desvío de la mirada de Jesús: Mientras Pedro mantuvo su mirada en Jesús, pudo caminar sobre el agua. Pero al desviar su atención hacia el viento y las olas, perdió la perspectiva de quién era Jesús y de Su poder. Esto nos enseña la importancia de mantener nuestro enfoque en Cristo en lugar de en nuestros problemas.
  3. Poca fe: Jesús, al rescatar a Pedro, le dijo: «¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?» Esto indica que la falta de fe de Pedro fue la razón principal de su titubeo. A menudo, nuestras dudas y temores son resultado de una fe que necesita ser fortalecida.
  4. Naturaleza humana: La reacción de Pedro es también un reflejo de nuestra naturaleza humana. Es fácil comenzar con entusiasmo y valentía, pero cuando enfrentamos dificultades, nuestras debilidades y miedos pueden emerger. La historia de Pedro nos muestra que incluso aquellos que caminan cerca de Jesús pueden tener momentos de debilidad, y que estos momentos son oportunidades para crecer en fe.
  5. Lección de confianza y dependencia: Pedro titubeó para enseñarnos una lección valiosa sobre la confianza y la dependencia en Dios. A través de su experiencia, aprendemos que, aunque podemos comenzar con una fe fuerte, debemos continuamente confiar en Dios y depender de Su poder para sostenernos.

Este episodio de Pedro caminando sobre el agua nos anima a mantener nuestra mirada fija en Jesús, especialmente en medio de las tormentas de la vida. Nos recuerda que, aunque podamos experimentar dudas y temores, Jesús siempre está dispuesto a extender Su mano y salvarnos cuando clamamos a Él. Nos llama a cultivar una fe constante y profunda, confiando plenamente en la presencia y el poder de nuestro Señor.

ES ADMIRABLE VER LA REACCIÓN DE JESÚS ANTE PEDRO Y LOS DISCIPULOS:

La reacción de Jesús ante Pedro y los discípulos en este pasaje es profundamente reveladora de Su carácter y Su enseñanza:

  1. Compasión y Rescate: Cuando Pedro comenzó a hundirse y clamó, «¡Señor, sálvame!», Jesús inmediatamente extendió Su mano y lo tomó. Este acto muestra la compasión de Jesús y Su disposición a rescatar a aquellos que claman a Él en momentos de desesperación. Jesús no demora en ayudar a Pedro, demostrando que Él está siempre listo para salvarnos cuando lo necesitamos.
  2. Corrección con Amor: Después de rescatar a Pedro, Jesús le dijo: «¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?» Esta reprensión, aunque firme, está llena de amor y es una enseñanza para Pedro y para todos nosotros sobre la importancia de la fe. Jesús corrige a Pedro para fortalecer su fe y enseñarle a confiar plenamente en Él, incluso en medio de las tormentas.
  3. Calma la Tormenta: Una vez que Jesús y Pedro subieron a la barca, el viento se calmó. Este milagro muestra el poder de Jesús sobre la naturaleza y Su capacidad para traer paz en medio de las tempestades. La calma del viento no solo fue un alivio físico, sino también una confirmación espiritual para los discípulos de que Jesús tiene autoridad sobre todas las cosas.
  4. Adoración y Reconocimiento: La reacción de los otros discípulos fue de adoración. El pasaje dice que «los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: ‘Verdaderamente eres Hijo de Dios'». Esta respuesta es crucial porque muestra que los discípulos reconocieron la divinidad de Jesús a través de sus acciones y milagros. Su adoración es una afirmación de fe y una respuesta natural al poder y la majestad que habían presenciado.

Estos elementos combinados nos muestran una imagen completa de cómo Jesús, quien responde a nuestras necesidades con compasión, nos corrige con amor para fortalecernos, muestra Su poder sobre las circunstancias que enfrentamos y nos lleva a una mayor comprensión y adoración de Su divinidad.

Aquí Jesús también no solo calma la tormenta externa sino también las tormentas internas de duda y miedo. Nos enseña que, incluso en nuestros momentos de debilidad, podemos confiar en Su presencia y poder. La historia es una poderosa lección de fe, confianza y la respuesta de adoración que surge al reconocer quién es Jesús verdaderamente.

Ahora bien, esta historia no solo es para contarla, sino que también para que se haga realidad en nuestras vidas, pero para ello es vital, venir delante de Dios y hacer de Jesús el Señor y Salvador de nuestras vidas, y para esto, estamos a una distancia de una oración, para la cual te invito a que la repitas conmigo:

“Padre celestial, vengo delante de Tú presencia, reconozco que soy un pecador y vengo a pedirte perdón por mis pecados, me arrepiento de ellos. Ven a morar a mi corazón. Hoy rompo todo pacto con las tinieblas, el mundo y mi carne. Y hago un nuevo pacto contigo de seguir tus mandamientos y preceptos. Decido por mi propia voluntad aceptarte Jesús, como mi Señor y Salvador. Amén.”

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JESÚS ES UNGIDO EN BETANIA

Hoy nos sumergimos en la historia sagrada de Betania, donde el poder de Dios se manifestó de una manera asombrosa y gloriosa. Pero, primero leamos esa maravillosa historia:

JUAN 12:1-10 Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos. 2Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él. 3Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. 4Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: 5¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? 6Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. 7Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto. 8Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, mas a mí no siempre me tendréis. El complot contra Lázaro 9Gran multitud de los judíos supieron entonces que él estaba allí, y vinieron, no solamente por causa de Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos. 10Pero los principales sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro, 11porque a causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.»

Imaginen el escenario: Seis días antes de la Pascua. Jesús, el Mesías, se encuentra en la casa de Simón el leproso, rodeado de sus amigos, incluyendo a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. ¡Qué testimonio increíble de la autoridad divina sobre la muerte misma!

En medio de esta cena, María, llena de devoción y gratitud, toma un frasco de perfume de nardo puro, un tesoro de gran valor, y unge los pies de Jesús. ¡Qué acto de amor desbordante, y de una expresión de adoración genuina! Los aromas llenaron la casa, impregnando el ambiente con la fragancia de su devoción.

Sin embargo, no todos en la mesa estaban de acuerdo con este gesto. Judas, el traidor, con una mente corrompida y un corazón lleno de avaricia, cuestionó el propósito de este acto de amor. ¿Por qué no vender este perfume y dar el dinero a los pobres?, se preguntó. Pero sus palabras no surgieron de una verdadera preocupación por los necesitados, sino de su propia codicia. ¡Cuán a menudo nos encontramos con aquellos que aparentan rectitud, pero cuyas intenciones están contaminadas por la maldad!

Sin embargo, Jesús, con su infinita sabiduría y compasión, defendió a María y reveló el verdadero significado de su acción. «Déjala», dijo, «para el día de mi sepultura ha guardado esto». ¡Qué declaración poderosa, qué visión profética! María, en su amor y devoción, estaba preparando el cuerpo de Jesús para su entierro, anticipando el sacrificio supremo que él haría por la humanidad.

Y como si la manifestación del poder de Dios en la resurrección de Lázaro no fuera suficiente, las multitudes se reunieron en Betania, no solo para ver a Jesús, sino también al hombre que había sido devuelto a la vida por su milagroso poder. ¡Cuánto impacto tuvo este evento en esa comunidad, cuántos corazones fueron tocados y se volvieron hacia Jesús en fe y admiración!

Sin embargo, el poder de Dios no siempre es bienvenido por aquellos que están en posiciones de autoridad terrenal. Los principales sacerdotes, llenos de envidia y temor, conspiraron para matar a Lázaro, cuya mera presencia era un recordatorio constante del poder y la autoridad de Jesús sobre la muerte y la vida.

¿Por lo tanto, qué lecciones podemos extraer de esta maravillosa historia? Primeramente, nos revela la importancia de la devoción sincera, del amor desinteresado y de la fe inquebrantable en el Señor. Nos muestra la realidad del conflicto entre la luz y las tinieblas, entre el bien y el mal, y nos desafía a permanecer firmes en nuestra fe, incluso en medio de la oposición y la persecución.

Que esta historia nos inspire a vivir con pasión y valentía. Que sigamos el ejemplo de María, quebrantando nuestros frascos de perfume más preciados a los pies de nuestro Salvador, sin reservas ni temor.

Que el testimonio de Lázaro nos recuerde el poder transformador de la resurrección de Cristo en nuestras propias vidas, y que estemos dispuestos a enfrentar cualquier adversidad por amor a Él.

¡Que el fuego del Espíritu Santo arda en nosotros, capacitándonos para ser testigos intrépidos de la verdad y el amor de Cristo en un mundo necesitado! ¡Que así sea, en el poderoso nombre de Jesús!

Que aplicaciones prácticas podemos dedicir para nuestro diario vivir:

  1. Devoción radical: Dedica tiempo diario a la oración, la lectura de la Palabra y la adoración. Sé audaz en tu búsqueda de intimidad con Dios, incluso si eso significa levantarte temprano o sacrificar otras actividades.
  2. Generosidad extravagante: Sigue el ejemplo de María, sé osado al dar, no solo de tus sobrantes, sino incluso si eso significa sacrificarte. Busca oportunidades para bendecir a otros con tu tiempo, recursos y talentos de manera radical.
  3. Amor sin límites: Practica el amor incondicional en todas tus relaciones. Sé valiente al perdonar a aquellos que te han herido, al mostrar gracia a los que te han fallado y al amar a aquellos que son difíciles de amar. Deja que el amor de Cristo brille a través de ti.
  4. Testimonio audaz: No tengas miedo de compartir tu fe con otros. Sé valiente al hablar de Jesús en tu lugar de trabajo, en tu escuela, en tu vecindario y dondequiera que vayas. Busca oportunidades para compartir tu testimonio y el impacto que Cristo ha tenido en tu vida, sin importar la reacción de los demás.
  5. Fe ante la adversidad: Mantén tu fe firme incluso en medio de las pruebas y tribulaciones. Sé osado al confiar en Dios en los tiempos difíciles, sabiendo que Él es fiel para cumplir sus promesas y llevarnos a través de cualquier situación. No permitas que el miedo o la duda te paralicen, sino que avanza con valentía, sabiendo que el poder de Dios está contigo.

Que Dios les guarde y bendiga abundantemente.

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LA FE EN JESUCRISTO ES LA LLAVE QUE DESATA LOS MILAGROS

Hoy nos sumergimos en el poder de la Palabra de Dios, en una historia que resuena con milagros, fe y la autoridad de nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto, abramos nuestras mentes y corazones a la siguiente historia que encontramos aquí:

LUCAS 8:40-56 » «Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban. 41Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; 42porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía. 43Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, 44se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre. 45Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado? 46Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. 47Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. 48Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz. 49Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro. 50Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva. 51Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña. 52Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme. 53Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta. 54Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate. 55Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer. 56Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.»

Imaginemos la escena: Jesús regresa a la ciudad y una multitud le recibe con gozo, ansiosa de ver sus milagros y recibir sus enseñanzas. En medio de la multitud, un hombre distinguido, Jairo, Principal de la Sinagoga, se arrodilla a los pies de Jesús. Porque?, por la desesperación que embarga su corazón, ya que su única hija, de doce años, está al borde de la muerte.

Pero, mientras Jesús avanza, una mujer afligida, que sufre de flujo de sangre durante doce largos años, se acerca sigilosamente. Ha gastado todo lo que tenía en médicos, sin encontrar alivio. Sin embargo, su fe la impulsa a tocar el borde del manto de Jesús, creyendo en su corazón que sería sanada.

¡Oh, qué escena tan poderosa! La fe de esta mujer rompe las cadenas de su enfermedad. Y Jesús, sintiendo el toque de fe, declara: «Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz». ¡Qué cada uno de nosotros, hoy, experimente esa fe que mueve montañas y que nos lleva a la paz que sobrepasa todo entendimiento!

Pero la historia no termina aquí. Jairo recibe la noticia trágica de que su hija ha muerto. ¿Te imaginas el dolor, la desesperación, la impotencia, la tristeza que esa noticia estaba marcando a esta persona? Sin embargo, Jesús, con valentía y autoridad, dice: «No temas; cree solamente, y será salva». ¡Qué palabra tan poderosa para cada situación desesperada que enfrentamos en la vida! «No temas, solamente cree».

Jesús, acompañado solo por algunos discípulos y los padres de la niña, llega a la casa. La gente llora y se lamenta, pero Jesús les dice: «No lloréis; no está muerta, sino que duerme». ¡Qué declaración audaz! En medio de la burla y la incredulidad, Jesús, el vencedor de la muerte, toma la mano de la niña y proclama: «Muchacha, levántate».

¡En ese preciso momento, la vida vuelve a ella! El Espíritu retorna, y ella se levanta. ¡Imagina la asombrosa escena de un milagro que desafía la lógica humana! Jesús, el resucitador de los muertos, el dador de vida, muestra su autoridad sobre la muerte misma.

¿No es esto un recordatorio poderoso de que no hay situación sin esperanza cuando confiamos en Jesús?. Definitivamente no hay enfermedad, no hay problema, y no hay muerte que el poder de Jesús no pueda transformar.

Es mi deseo que estas dos historias de Jairo y la mujer con flujo de sangre resuene en nuestros corazones hoy. Que nos llene de fe, de valentía y de la convicción de que Jesús es la respuesta a todas nuestras necesidades. Y que nuestras circunstancias no dicten nuestra fe, sino que nuestra fe cambie las circunstancias.

Esta historia no es solo una narrativa bíblica, sino un recordatorio vivo de la fe, la valentía y la autoridad de nuestro Señor Jesucristo y que podemos implementar en nuestro diario vivir. Recuerda:

  1. La Fe mueve montañas:
    • Desarrolla una fe activa y confiada en Jesús en cada aspecto de tu vida. No te limites por las circunstancias, sino cree que el poder de Dios puede transformar cualquier situación.
  2. Mantén un fe viva:
    • Reconoce el poder de un toque de fe. Acerquémonos a Jesús con fe, dedicando tiempo a la oración, busca la presencia de Dios y confía en su intervención en tus desafíos.
  3. No Temas, Solo Cree:
    • Enfrenta tus miedos con la confianza de que Dios está contigo. No permitas que el temor paralice tus decisiones. En cada situación, recuerda las palabras de Jesús: «No temas; cree solamente».
  4. Desafia la Lógica Humana:
    • Enfrenta tus problemas y desafíos con una perspectiva sobrenatural. No te limites a la lógica humana; permite que la autoridad de Jesús transforme tus circunstancias. Recuerda que para Dios no hay nada imposible.
  5. Persiste en la Oración:
    • Jairo persistió en buscar a Jesús, y la mujer con flujo de sangre persistió en tocar su manto. Aprende a perseverar en la oración, incluso cuando no veas respuestas inmediatas. La persistencia en la búsqueda de Dios trae resultados sorprendentes.
  6. Vive en el Poder del Espíritu:
    • Reconoce la presencia del Espíritu Santo en tu vida diaria. Permite que el Espíritu de Dios te guíe, te fortalezca y te dé la sabiduría para enfrentar cada situación.
  7. Comparte tu Testimonio:
    • Al igual que la mujer sanada no pudo mantener en secreto su testimonio, comparte tus experiencias de la fidelidad de Dios. Tu testimonio puede ser una fuente de inspiración y esperanza para otros.

Asi que vive cada día con una fe inquebrantable, sabiendo que nuestro Señor es el mismo ayer, hoy y siempre. ¡Que Dios los bendiga ricamente!.

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