Categoría: Fe

RECIBE SU MILAGRO

ROMANOS 10:10 » Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

Cuando leemos este versículo de la Biblia, puedo preguntarte: Necesitas un milagro ?. Entonces !, créalo, confiéselo y recíbalo !

Probablemente dirás: «no sé si pueda hacer eso»

Mira bien lo que voy a decirte !. Tu creiste en el mayor de los milagros del universo, lo confesaste y lo recibiste: y cual fue ! el milagro de un espíritu renacido. Cualquier otro milagro que tu o yo necesitemos, vendrá de la misma manera.

Asi que empecemos por renovar nuestra mente y nuestro corazón, creyendo lo que indica la Palabra de Dios en cuanto a la necesidad en particular que tengamos.

Muchos tratan de evitar este paso. Intentan creer que van a obtener su milagro, sin embargo, no se toman el tiempo para que la Palabra transforme su mente y su corazón; solo quieren confesarlo con su boca y que aparezca al instante. Pero no será así, porque lo que uno cree con e corazón, y confiesa con la boca es lo que recibirá.

Si aun no tenemos suficiente fe para creer que recibiremos el milagro que necesitamos, podemos obtenerla de la siguiente manera:

ROMANOS 10:17 «La fe es por el oir, y el oir, por la Palabra de Dios»

Así que, empiece a llenar los oídos de su corazón con la Palabra hasta que nazca la fe para su milagro.

Eso hizo la mujer con el flujo de sangre. Ella creyó en su corazón que Jesús la sanaría, luego lo confesó en voz alta y después actuo conforme a su fe, y recibió su milagro.

Jesús no fue quien tomó la decisión. Él no dijo: «Creo que hoy haré un milagro en la vida de esa pobre mujer». No. Ella lo hizo realidad al conectar su fe al poder de Dios. Por eso, Jesús le dijo:

MATEO 9:22 «….hija, tu fe te ha salvado»

HOY, tenemos esa misma oportunidad. El poder de Dios está presente en todo lugar. Tu fe y mi fe, se conectará a ese poder a nuestras vidas, a nuestros cuerpos o a nuestras circunstancias. Por tanto, busquemos al Señor Jesucristo, creamos, confesemos y recibamos nuestro milagro hoy.

Si tu necesitas un milagro en tu vida, prueba a Dios repitiendo conmigo la siguiente oración: » Padre celestial, vengo delante de tu presencia, pidiéndote primeramente, perdón por mis pecados. Límpiame, lávame con la preciosa Sangre de Jesucristo y sé mi Señor y Salvador de mi vida. Ven Espíritu Santo a morar a mi corazón. Y ahora, te pido que sanes mi cuerpo de toda enfermedad, y libértame de toda opresión demoniaca. Te lo pido en el nombre poderoso de Jesús. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor KENNETH COPELAND por sus enseñanzas.

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EL CAMINO ROCOSO HACIA LA VOLUNTAD DE DIOS

A menudo enfocamos nuestros esfuerzos en tratar de descubrir la voluntad de Dios, ¡con razón! Pero después de que se revelan sus intenciones para nosotros, hay un último paso crucial: nuestra decisión de obedecerlo y seguirlo completamente.

Para navegar con éxito la voluntad de Dios, debemos reconocer los posibles obstáculos. Aqui examina algunas de las cosas que permitimos que interfieran con nuestro progreso en el camino que Dios tiene para nosotros. Los efectos del orgullo y el pecado, la ignorancia y la duda, los errores o las decisiones postergadas, e incluso nuestro ajetreo impedirán lo que logremos y lleguemos a ser para Dios en esta vida.

El camino puede ser rocoso a veces, pero no debemos permitir que los obstáculos nos impidan vivir de acuerdo con el plan perfecto de Dios. ¡Nunca se conforme con menos de lo mejor de Él!

ROMANOS 12;2 » No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Los incrédulos se burlan de la idea de la voluntad de Dios y los creyentes a menudo la ignoran.

Sin embargo, es una realidad que afecta nuestra vida todos los días. O estamos viviendo en la voluntad de Dios o fuera de ella. Por lo general, cuando pensamos en Su voluntad, nuestro enfoque está en tratar de descubrirla, pero un tema más importante es si decidimos obedecer Su voluntad revelada o no. El camino puede ser rocoso a veces, pero no debemos permitir que los obstáculos nos impidan vivir de acuerdo con el plan de Dios.

OBSTÁCULOS A LA VOLUNTAD DE DIOS.

Para navegar con éxito por el camino de la voluntad de Dios, debemos comprender los obstáculos que podrían hacernos tropezar.

1. La voluntad Propia. El obstáculo más grande es la determinación de seguir nuestro propio camino en lugar de seguir el camino de Dios. Nuestro orgullo y egoísmo nos impiden incluso preguntarle a Dios qué quiere que hagamos. Por lo tanto, tomamos una decisión y luego acudimos al Señor para pedirle que bendiga nuestro camino elegido. Este es un enfoque tonto porque Dios no opera de esta manera, y no somos suficientes dentro de nosotros mismos para determinar o cumplir Su voluntad.

2. Influencia de los demás. Seguir los consejos de otras personas puede ser otro obstáculo en nuestro caminar con el Señor. Algunos se apresuran a decirnos exactamente lo que debemos hacer y cómo debemos vivir, pero sus opiniones pueden no estar de acuerdo con el plan de Dios. La mejor opción es volverse primero a Él en lugar de depender de seres humanos falibles.

3. Ignorancia de los Principios de Dios. No podemos caminar en la voluntad de Dios si no sabemos lo que Él desea. Los principios bíblicos nos ayudan a comprender cómo quiere Él que vivamos. Éstos son algunos de ellos:

4. Pecado intencionalmente conocido. No debemos creer la mentira de que un pequeño pecado no le hará daño a nadie. Solo considera lo que hace el pecado:

  • Ensordece nuestros oídos a la voz de Dios. La desobediencia obstruye nuestros oídos espirituales.
  • El pecado ciega nuestros ojos a la visión de Dios. No podremos percibir Su voluntad ni entender lo que Él está haciendo en nuestras vidas.
  • Endurece nuestros corazones a la conciencia de Dios. La desobediencia endurece nuestros corazones y el pecado nos aleja del Señor. Nos volvemos distraídos, desobedientes e indiferentes a Él.
  • El pecado embota nuestra conciencia a la Palabra de Dios. Cuando leemos la Biblia, no sacaremos nada de ella. No sentiremos la convicción de pecado de Dios ni lo escucharemos hablar a través de Su Palabra.
    • Duda. Este es otro obstáculo para caminar en la voluntad de Dios, y se manifiesta de varias maneras.

5. Dudamos que Dios tenga una voluntad personal para nuestras vidas. Podemos creer que Él está llevando a cabo Su plan para el mundo en general, pero no para nosotros individualmente.

  • Dudamos que el Señor haga conocer Su voluntad. Tal vez no entendamos que Él nos ama, o no estamos seguros de que en realidad estamos escuchando de Él.
  • Dudamos que podamos hacer lo que el Señor requiere. Este es a menudo el punto en el que nos salimos de la voluntad de Dios. Miramos nuestra propia insuficiencia y nos preguntamos si Él nos permitirá obedecerle.
  • Dudamos de Dios porque no tenemos todos los hechos. En lugar de mirar todas las incógnitas, debemos centrarnos en lo que sabemos que es verdad. Dios nos ama a cada uno individualmente y caminará con nosotros a través de lo que tenga planeado para nosotros. Aunque podamos experimentar dificultades, sufrimiento o pérdidas, el Señor promete solucionarlo todo para bien. Su deseo es usar estas situaciones para madurarnos, aumentar nuestra confianza en Él, eliminar cosas que no deberían estar en nuestras vidas y moldearnos a la semejanza de Cristo. Nuestro objetivo debe ser seguir Su liderazgo y confiar en Él para que nos guíe en cada paso del camino.
  • Sentimientos de indignidad. A veces, esta es la razón por la que nos negamos a seguir la voluntad de Dios, pero nunca debemos subestimar lo que Él puede hacer a través de nosotros. Debemos tener cuidado de tomar decisiones basadas en lo que el Señor ha dicho, no en lo que estamos sintiendo o pensando. Si la razón de nuestro sentido de indignidad son nuestros fracasos, tenemos una promesa de perdón y limpieza si confesamos nuestros pecados a Dios (1 Juan 1:9). Aunque tengamos que soportar las consecuencias, el Señor nunca se aleja de los que le pertenecen, sino que siempre busca restaurarnos a Él. Incluso su disciplina es un acto de amor por el cual nos devuelve a su voluntad.

6. Ocupaciones. Si no tenemos tiempo para la Palabra de Dios, la iglesia o la oración, no podemos esperar conocer u obedecer Su voluntad. El ajetreo a menudo se usa como una excusa para nuestro pecado: simplemente no tenemos tiempo para Dios. Vivir en este mundo no ayuda porque es opuesto a la forma en que Dios quiere que vivamos.

Aunque la vida cristiana no es un camino fácil, tiene un final maravilloso y eterno. En el cielo disfrutaremos de las bendiciones del Señor para siempre. Por ahora, tenemos el Espíritu Santo, la presencia de Dios y las promesas de Su Palabra para animarnos y capacitarnos para vivir de acuerdo con Su voluntad. Si descuidamos estos recursos divinos, fácilmente podríamos volvernos temerosos y rechazar el plan de Dios.

Pero nosotros como hijos de Dios, que buscamos hacer la voluntad de Dios para nuestras vidas, debemos hacer lo siguiente:

  • Meditar en la Palabra de Dios diariamente. Esto implica leerla, atesorarla en nuestra mente y corazón. No solo escucharla sino ponerla en práctica también.
  • Esperar en el Señor. Necesitamos saber no sólo lo que Él quiere que hagamos, sino también cuándo. El tiempo de Dios es esencial en la vida cristiana porque Él conoce el tiempo perfecto.
  • Obedece la Palabra, Confía en Dios y déjale a Él todas las consecuencias. A pesar de los obstáculos, debemos seguir avanzando en la dirección de la obediencia a Dios. Él es capaz de manejar cualquier cosa que suceda como resultado. Nuestro trabajo es caminar por fe y confiar en Él.
  • Permita que Dios supla todas nuestras necesidades. El Señor proveerá todo lo que necesitemos para obedecer Su voluntad.
  • Da un paso a la vez. El Señor no nos mostrará el cuadro completo de nuestras vidas para que sepamos exactamente lo que sucederá. En cambio, Su luz brilla hasta el siguiente paso. Esto significa que debemos confiar en Él para cualquier cosa que nos espera y que no podemos ver.

FUENTE: Gracias al Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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MANTENGA SU CAMINO SIN VARIAR

Aquí estamos para compartir de la Palabra de Dios, porque La Palabra de Dios es vida, y el Señor Jesús nos exhorta a escudriñar, estudiar, conocer, saber y vivir la Palabra, porque en ella nos parece que encontramos vida eterna. En ella hay vida eterna. Y si algo necesitamos hoy en día es vivir. Usted necesita vivir, necesita abrazar la vida y llenarse de esperanza. Hay gente que se levanta en la mañana y le dicen: Buenos días! y contesta:

¿Qué tienen de buenos? ¿Conoce gente así? O reformulo la pregunta: ¿Se ha sentido así? Yo me he sentido así, y luego viene la Palabra de Dios otra vez y me sacude. Me dice: sé valiente, esfuérzate, no desmayes, ten fe como el grano de mostaza, camina con paso firme, corre la carrera, renueva tu mente, regocijaos, no temas, pareciera como dice el libro ”Corramos con los gigantes” de John Maxwell, que desde las graderías los héroes de la fe, nos gritan con sus testimonios, y nos desafían a continuar.

HEBREOS 10:23.» Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.«

1. QUE NO CAMBIE NUNCA NUESTRA FE.

La Palabra de Dios nos dice que debemos mantenernos de manera definida, de manera clara la ruta de nuestra vida, no podemos comportarnos erráticamente. Jesús consumó el plan de Dios para la redención del hombre, y ya no podemos agregar, ni añadir nada a ese plan. No podemos cambiar antojadizamente ni a nuestra propia conveniencia; la palabra de Dios ha trazado un mapa correctamente definido.

a. Mantengase firme, sin fluctuar en su andar cristiano. La mejor manera de darle un ejemplo de lo que la Biblia dice sobre nuestro comportamiento en la fe, es este. Recuerda el momento en su ciudad estaba con un cierre total de la ciudad, solo se permitían las actividades esenciales, y si usted necesitaba salir por una urgencia, era con el último número de su identidad. Usted ya tenía definida su manera de salir, y esa manera de salir tiene un protocolo de seguridad, y si la policía lo detenía o requería para revisar, es mejor que usted anduviera como debe andar, sino se metía en un problema.

Pues bien, la Palabra de Dios nos marca el camino, nos da todos los lineamientos y nos da la seguridad como debemos conducirnos, no tenemos razones de ningún tipo para cambiar la ruta que nuestro Salvador nos trazó. Mantengámonos firmes.

b. La profesión de nuestra esperanza, es la esperanza del mundo. Usted y yo estamos bajo la mirada de todos a nuestro alrededor… Sus hijos miran como usted y yo profesamos la esperanza en Cristo. Sus vecinos ven como usted profesa su fe, la gente espera que los creyentes sean diferentes, no raros, ni misterioso; que sean diferentes, que sean dadores de paz, que aconsejen de acuerdo a la palabra de Dios, que hagan las cosas correctamente. La esperanza en Cristo es la única esperanza para el mundo, no camine erráticamente en la profesión de su fe, que es esta gloriosa Esperanza.

c. La garantía de nuestra esperanza es Cristo. Mucha gente puede cuestionar su fe, pero usted que es creyente, no dude de esta esperanza, porque Cristo mismo, Dios encarnado, dio esta promesa:

1 PEDRO 1:3-4 dice: «3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros.

Cristo en su cuerpo mismo, llevó el precio para darnos esta esperanza, no tome a la ligera lo que Dios ha hecho. Cristo lo ha prometido, y todo lo que Cristo ha prometido, se ha cumplido, se cumple y  se cumplirá, ¡Él NO CAMBIA NUNCA!

2. SOMOS UN CUERPO, UN ORGANISMO VIVO.

Vs. 24. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; Somos parte de este organismo vivo. La iglesia no es una organización, ni es una empresa, la iglesia somos todos, somos un organismo vivo, tenemos la vida de Cristo en nosotros, eso nos hace caminar de manera ordenada. Nos necesitamos unos a otros. No fuimos creados para ser “llaneros solitarios” necesitamos vivir en comunidad.

a. Considerémonos unos a otros. Cuando la Biblia dice “considerémonos unos a otros” nos dice “cuídense, trátense bien, unos a otros” habla de cuidado mutuo. Yo tengo cuidado de los otros, con mis palabras, mis acciones, mis actitudes, mi forma de conducirme. Jesús en un acto de amor profundo y consideración intercede en el Huerto de Getsemaní diciendo: 18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. 20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, Jesús no necesitaba ser más santo, pero lo que dice es: “quiero andar tan santamente, que los demás quieran acercarse más a mí”

Usted y yo debemos considerar a los demás y andar como Jesús “santificarnos a nosotros mismos” por causa de los demás.

b. Estimulemos al amor los unos a los otros. Y en esa consideración nos estimulamos a amarnos unos a otros, el otro día recibí una llamada: y al otro lado un amigo y hermano en Cristo, me bendijo diciendo: Mientras buscaba tu número para llamar, sonreía, solo de saber que iba a ¡disfrutar la plática!. Qué bendición, haga que cuando usted hable a los demás los estimule a amar, necesitamos amarnos de verdad, como hermanos en la fe, como compatriotas en esta amada Honduras, estimulémonos a perdonar, a vivir con plenitud…

c. Estimulemos a buenas obras los unos a los otros. Y si nos estimulamos al amor, producto de eso, nos estaremos estimulando a hacer buenas obras. Y aquí quisiera hacer una aclaración, no puede hacer un acto de bondad o buenas obras si no tiene el amor de Dios. Si no tiene el amor de Dios, esa fe en Cristo es la ”buena obra”, esa acción queda en una acto sin valor integral.

SANTIAGO 2:18 «Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras.Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

3. NOS NECESITAMOS PARA CRECER.

No hay forma de ser moldeados y crecer saludables de manera integral, sino cuando nos relacionamos unos a otros. Necesitamos vivir relacionándonos unos con otros, una manera saludable de hacer comunidad es así:

a. No deje de congregarse NUNCA. Vs 25 dice: no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre,

Congregar, según el diccionario: Reunir a un conjunto de personas en un lugar atrayéndolas de algún modo o con un fin determinado.

No importa aún que el templo pueda estar cerrado, eso no detiene que nos congreguemos, hoy estamos reunidos enfrente de una pantalla, recibiendo la Palabra de Dios. Aproveche este tiempo de pausa, para acercarse más a Dios, para amar a los suyos y ser de bendición a los demás. No deje de congregarse NUNCA, para que así siga creciendo, y siga viviendo plenamente.

b. Exhortémonos unos a otros. Vs 25 continúa diciendo: …sino exhortándonos; Cuando lo haga, sea considerado como hemos visto anteriormente, tenga tacto, sea amoroso. No juzgue, póngase en los zapatos del otro.

Le comparto algo  que me pasó hace años, cuando era muy joven, hace unos 29 años. Estaba peleándome a trompada limpia con mi hermano menor, yo ya era cristiano, mi papá estaba luchando porque yo soltara a mi hermano, y mi mamá lloraba por el caos que había. Justo en lo más caótico de la pelea, en el portón de la casa aparece el pastor David, y me habla desde el portón (asumo que había sido testigo de todo ese desorden) y me dice: “Hey, ¿estás muy enojado verdad? Yo fui de 100 grados centígrados a 100 grados bajo cero, en una milésima de segundo. Salí de la casa, el me subió a su carro, y fuimos por todo el Boulevard del Norte en San Pedro Sula, y no me dijo una sola palabra, yo estaba avergonzado y había aprendido mi lección, regresamos a casa, y sin decir una palabra me bajé del auto, yo ya sabía que hacer, pedir perdón a mi familia, y presentarme delante del Señor con mi culpa. Fue una exhortación amorosa, pero contundente. Al exhortarnos seamos amorosos y considerados. Nos necesitamos para crecer.

c. Cristo volverá y pronto. Y llegamos al final de este pasaje, con una verdad irrefutable, Cristo viene pronto. Cristo volverá, y necesitamos estar listos, ¿Cómo nos preparamos? de la manera que ya le expuse:

i. Que no cambie nunca nuestra fe.

ii. Somos un cuerpo, un organismo vivo.

iii. Nos necesitamos para crecer.

Jesús viene, el Vs. 25 …y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. El día que Cristo vuelva está más cerca. Pero digo esto para que usted se prepare, si es creyente en Cristo, ejercítese en la fe de manera saludable, si no es creyente en Jesús, permítame le invito a que le conozca, reconozca que usted no puede salvarse a sí mismo, que alguien que ya pagó por usted le salva y quiere darle vida eterna. El puede darle un propósito y una esperanza, la cual puede profesar y vivir, y le dará destino definido y seguro. El día final vendrá y para unos, será un día de terror, pero para los creyentes en Cristo, será un día de gozo. Porque estará con su Rey. Le invito a que lo busque ya.

Conclusión: La fe en Cristo se pone a prueba cuando las cosas, aunque parezcan adversas, son pasadas a través del lente de la gracia de Dios. Dios sigue en control, sigue en su trono, y como él no cambia, ni varía, nosotros los que abrazamos y profesamos esta esperanza gloriosa, estamos obligados por amor a Cristo, a permanecer firmes, constantes, y llenos de su presencia. Cristo viene pronto, que no cambie su fe, esté convencido que somos parte de este cuerpo de Cristo y que nos necesitamos para crecer. Dios le bendiga.

FUENTE: Gracias Pastor DORIAN BANEGAS por sus enseñanzas.

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HAMBRE Y SED DE DIOS

¿Sueña con convertirse en alguien conocido? Ser un actor, músico o atleta famoso puede no traer la felicidad que usted piensa porque la fama no satisface el alma. La verdadera satisfacción solo llega cuando pasamos tiempo con el Señor, meditando en la Palabra de Dios, la Biblia.

Es cierto, Dios nos creó con una necesidad intrínseca de Él. Sin embargo, en varias ocasiones optamos por buscar los placeres temporales de este mundo, aunque el Único que puede satisfacer y llenar ese vacío en nuestra alma es Cristo.

En el libro de los Salmos encontramos muchos pasajes que expresan nuestro anhelo por el Señor.

 SALMO 42:1-2: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?”.

David escribió muchos de los salmos y con frecuencia clamó al Señor por liberación en medio de sus problemas. Sin embargo, incluso en medio de su desesperación, meditó y buscó al Señor con todo su corazón.

De la misma manera, a todos nos acompañan los problemas y las decepciones, pero en vez de buscar al Señor, hay quienes tratan de saciarse con otras cosas, pues creen que así quedarán satisfechos. No tienen hambre y sed de Dios, sino que buscan satisfacerse con los placeres terrenales y actividades que carecen de valor eterno.

Lo mismo le puede suceder al creyente que no desarrolle un apetito por el Señor. Dios nos ha creado para Él y desea que lo adoremos (Is 43.21). Existimos para su gloria (Is 43.7). Por tanto, debemos nutrir nuestro deseo por Dios. Si descuidamos nuestro tiempo con el Padre celestial, buscaremos cualquier cosa que el mundo nos ofrezca.

DOS MENÚS

El menú de Satanás es largo y ofrece  muchas opciones, como por ejemplo riqueza, poder y autoridad, reconocimiento y aprobación, placeres sexuales fuera de los parámetros bíblicos y la acumulación de bienes materiales. Todo esto es comida espiritual chatarra, la cual tiene un buen sabor momentáneo, pero no contiene nada nutritivo para los creyentes en Cristo. Aquellos que se deleitan en ese menú buscan satisfacerse, pero llega el punto en el que solo encuentran decepción, desilusión y un gran vacío.

Por el contrario, el menú de Dios solo ofrece un alimento: Jesucristo. Si nos alimentamos en Él, nos da su paz, gozo, contentamiento y seguridad. Solo el Señor nos llena y da la satisfacción que necesitamos.

HAMBRE Y SED DE DIOS

Solo vivimos una vez en este mundo, así que debemos ser sabios y escoger desarrollar nuestra hambre y sed de Dios, en vez de desear aquello que el mundo nos ofrece. Necesitamos anhelar con todas nuestras fuerzas una comunión íntima con Dios, pues eso es lo que en realidad importa en esta vida. Es al sentir hambre del Señor cuando buscamos conocerlo más, y Él nos revela de su persona, y nuestra sed por Él continúa creciendo. La paradoja es que el Señor nos satisface en todo momento, pero al mismo tiempo incrementa nuestra hambre y sed por Él.

Si usted en verdad desea conocerlo mejor, no permitirá que los placeres de este mundo ocupen su lugar. Existen muchas tentaciones a nuestro alrededor que con mucha facilidad pueden captar nuestra atención y desviarnos. Muchas veces tratamos de encontrar nuestra satisfacción en otras personas, pero ningún ser humano puede satisfacernos, pues fuimos creados por el Señor. O quizás hemos creído que nuestros logros y experiencias nos pueden hacer sentir satisfechos, cuando no es así. Solo Dios puede llenar el vacío de nuestras vidas.

Debemos enfocarnos en nuestro amor y devoción hacia Cristo, anhelarlo por sobre todas las cosas. Las amistades se pueden perder, pero si hemos conocido al Señor nunca nos abandonará, pues su amor por nosotros es eterno. La devoción a Jesucristo es esencial, pues sin ella podemos volvernos tibios de espíritu.

La mayoría de las personas creen que la satisfacción y realización están basadas en las circunstancias. Por eso, si no se sienten satisfechos, creen que la solución consiste en cambiar la situación que enfrentan. Pero cuando el Señor es nuestro mayor amor y anhelo, tendremos satisfacción y contentamiento en medio de cualquier circunstancia.

CARACTERÍSTICAS DE AQUELLOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE DIOS.

Cuando lo que más anhelamos en nuestro corazón es estar con Cristo, cada área de nuestra vida se ve transformada.

  • Un mayor interés por la Palabra de Dios. La Biblia es la única fuente de información fidedigna para conocer más del carácter, las obras y los propósitos de Dios.
  • Más deseo por la oración. La comunicación es la manera en la que las relaciones se desarrollan; y ello se aplica a nuestra relación con Dios. Por medio de la oración podemos profundizar nuestra comunión con Él.
  • Un anhelo por conocer los caminos de Dios. Deseará conocer lo que el Señor piensa y su manera de obrar. Ningún conocimiento en todo el mundo puede producir la satisfacción que proviene de conocer más del carácter de Cristo, su manera de pensar, sus caminos y sus deseos.
  • Un creciente deseo de cumplir con la voluntad del Señor en su vida. Su meta consistirá en seguir la dirección de Dios y en hacer su voluntad. Cada vez que se enfrente a una situación difícil y no sepa qué hacer, clamará a Dios para que le guíe, mientras busca su voluntad divina. Lo que Jesucristo desee, eso deseará usted.
  • Un aumento en su fe en Dios. Mientras más le conozca, más confiará en Él en cualquier aspecto de su vida.

Dios siempre desea lo mejor para sus hijos. Nos atrae a su presencia y pone en nuestro corazón el deseo de buscarlo. Para cultivar nuestra hambre y sed de Dios, quizás tengamos que sacrificar algo. Aun así, los beneficios que recibimos al tener una comunión íntima con el Señor son mucho más grandes que cualquier cosa que sacrifiquemos.

OREMOS: Señor, hoy quiero que me atraigas hacia ti, quiero experimentar una intimidad contigo que no experimente antes. Quiero que seas real para mí aun cuando tenga este haciendo esto o aquello, que este consciente de tu presencia. Agita esa hambre dentro de mí, Crea un deseo mas profundo por ti dentro de mi corazón. Y cuando me veas siendo atraído o algo me sea atractivo y me aleje de ti, llévame de vuelta, hazme volver, acércame a ti. Llévame de vuelta a ti. No me permitas renunciar, ni me permitas divagar, sino, crea dentro de mi tal deseo por ti que controle absolutamente mi conversación y mi conducta todo el dīa. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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