Categoría: LA PALABRA

EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS

La Palabra de Dios es viva, poderosa y transformadora. No es simplemente un libro, ni son palabras escritas en un papel, sino que es la misma esencia de Dios manifestada a través de Su Espíritu.

Hebreos 4:12 nos declara con firmeza que la Palabra de Dios es más cortante que toda espada de dos filos, que penetra hasta lo más profundo de nuestra existencia. No hay lugar donde la Palabra no pueda llegar, no hay rincón de nuestro corazón, ni situación en nuestra vida que pueda resistir el impacto y la verdad que emana de la Palabra de Dios.

Pensemos por un momento en esta comparación con una espada de dos filos. Una espada de dos filos es un arma diseñada para cortar en ambas direcciones, lo que la hace increíblemente eficaz en combate. La Palabra de Dios actúa de la misma manera, no solamente corta las mentiras del enemigo, sino que también corta todo aquello que estorba nuestra relación con Dios. Corta el pecado, corta las cadenas, corta la duda, corta la oscuridad. Es poderosa para destruir cualquier fortaleza que el enemigo haya levantado en nuestras vidas, y para desmantelar cualquier plan de maldad que se quiera levantar contra nosotros.

En medio de esta confusión, la Palabra de Dios es nuestra ancla, nuestra fuente de verdad y de dirección. El fuego de Su Palabra es capaz de quemar toda impureza, de aclarar la confusión, y de traer luz donde hay tinieblas. No hay cadena que la Palabra de Dios no pueda romper, no hay fortaleza que no pueda derribar. Y es por eso que hoy, más que nunca, debemos volver a la Palabra de Dios con todo nuestro corazón, no solo nos habla, nos transforma. Dios usa Su Palabra para revelarnos lo que hay en nuestro corazón, para mostrarnos las áreas que necesitan ser cambiadas, para sanar las heridas más profundas y para hacernos más semejantes a Cristo.

Si hoy estás buscando dirección, si sientes que tu vida está en caos o incertidumbre, te digo con certeza: ¡La respuesta está en la Palabra de Dios! Si necesitas sanidad en tu cuerpo o en tu alma, la Palabra de Dios tiene el poder de traer sanidad. La Escritura dice: «Por sus llagas fuimos nosotros curados» (Isaías 53:5). Si estás en medio de una batalla espiritual, si sientes que el enemigo está atacando tu mente, tu familia o tu vida, declara la Palabra de Dios con fe. Declara: «¡Ninguna arma forjada contra mí prosperará!» (Isaías 54:17). La Palabra de Dios es más que suficiente para desatar victoria en cualquier área de tu vida.

No hay nada oculto para Dios. Él conoce cada rincón de nuestro ser, incluso lo que nosotros mismos no entendemos o no vemos. La Palabra nos confronta con la verdad de lo que somos, y nos da la oportunidad de arrepentirnos, de ser purificados, y de caminar en Su santidad. ¡Cuánto necesitamos esta transformación diaria!

Y aquí está una verdad que no podemos ignorar: La Palabra de Dios es inmutable. Lo que fue verdadero hace miles de años sigue siendo verdadero hoy. Los principios de Dios no cambian con el tiempo, no dependen de las circunstancias o de las modas de este mundo. Cuando Dios dice que Él es nuestro sanador, eso sigue siendo verdad hoy. Cuando Él dice que es nuestro proveedor, eso sigue siendo verdad hoy. Cuando Él declara que nos ha dado la victoria en Cristo, esa victoria sigue siendo nuestra hoy. El poder de Su Palabra nunca se desgasta, nunca pierde su eficacia.

Hoy te desafío, en el nombre de Jesucristo, a no tomar la Palabra de Dios a la ligera. No es un libro para leer ocasionalmente, ni para usar solo cuando tenemos problemas. Es el aliento de Dios mismo, es vida, es poder, es verdad. Si estás pasando por enfermedad, declara la Palabra sobre tu cuerpo: «Por sus llagas fuimos nosotros curados.» Si estás en tribulación, declara: «El Señor es mi pastor, nada me faltará.» Si el enemigo ha levantado ataques contra ti, declara: «Ninguna arma forjada contra mí prosperará.» ¡Declara la Palabra con fe, con valentía, y verás cómo el poder de Dios se desata en tu vida!

La Palabra de Dios nunca regresa vacía. Todo lo que Dios ha dicho, lo cumplirá. Y hoy, en esta hora, Su Palabra está aquí para ti. Es viva, es eficaz. Deja que la espada de Su Palabra penetre tu corazón, que te moldee, que te sane, que te restaure, y que te capacite para ser un guerrero del Reino. Levántate, es tiempo de pelear, es tiempo de vencer, es tiempo de usar la espada del Espíritu, la Palabra viva y poderosa de nuestro Dios.

ORA CONMIGO EN VOZ ALTA LA SIGUIENTE ORACIÓN:

Señor, gracias por Tu Palabra viva y poderosa. Permíteme cada día tomar esta espada del Espíritu y usarla para vencer cualquier obstáculo o ataque del enemigo. Que Tu Palabra penetre mi corazón, que me transforme y me acerque más a Ti. En el nombre de Jesús, amén.

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LA GRACIA SANADORA DE DIOS

Hoy nos adentraremos en una historia de milagro y redención que trasciende el tiempo y el espacio! Vamos a Jerusalén, a la Ciudad Santa, llena de fervor religioso y expectación. En medio de esta bulliciosa ciudad, se encuentra un lugar de esperanza y desesperación: el estanque de Betesda, con sus cinco pórticos, donde los enfermos, los cojos, los ciegos y los paralíticos se congregan en busca de un milagro divino.

San Juan 5:1-15 «1Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. 2Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. 3En estos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. 4Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. 5Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. 6Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? 7Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. 8Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. 9Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día. 10Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho. 11Él les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda. 12Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda? 13Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar. 14Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. 15El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado.»

¡Y qué milagro Porque en este estanque, un ángel del Señor descendería en ciertos tiempos y agitaría las aguas. Y aquel que primero descendiera al estanque después del movimiento del agua sería sanado de cualquier enfermedad que le aquejara. Qué escena tan poderosa de demostración del poder sobrenatural de nuestro Dios viviente!

Pero entre la multitud de afligidos, hay un hombre que se destaca. Un hombre que ha padecido su enfermedad por 38 largos años. ¡Treinta y ocho años de sufrimiento, de dolor, de esperanza perdida! Tiempos de desesperación, y anhelo por un toque divino que lo libere de su miseria.

Y entonces, en medio de este mar de enfermedad y desesperación, entra Jesucristo, nuestro Redentor y Salvador. Puedes apreciar Su presencia, Su aura llena de poder y autoridad! Él ve al hombre postrado y, le hace una sola pregunta, que hará cambiar su destino para siempre: «¿Quieres ser sano?»

¡Qué pregunta mas poderosa, llena de amor y compasión! Una pregunta que resuena en lo más profundo del alma del hombre, una pregunta que atraviesa las barreras del tiempo y llega directamente a nuestros corazones hoy. Porque, ¿cuántos de nosotros estamos postrados en nuestras propias dificultades y desafios, esperando un toque divino que nos libere?

La respuesta del hombre, aunque llena de desesperación, también está llena de fe: «No tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua». Pero en lugar de reprenderlo por su falta de fe, nuestro amado Jesús responde con poder y autoridad: «Levántate, toma tu lecho, y anda».

¡Y en un instante, el milagro ocurre! La enfermedad que había atormentado al hombre por casi cuatro décadas desaparece. Su cuerpo se llena de fuerza y vigor, y él se levanta, toma su lecho y camina. Una vez más, el poder divino manifestándose delante de los ojos que están allí presentes!

Pero la historia no termina ahí, no. Porque cuando el hombre es confrontado por los líderes religiosos, él no duda en proclamar la verdad: «El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda». Y cuando Jesús se encuentra con él más tarde, le da un mandato poderoso: «Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor».

¡Hermanos y hermanas, esta maravilloso relato es un llamado urgente a cada uno de nosotros hoy. Porque así como Jesús sanó al hombre en Betesda, Él está listo y dispuesto a sanar nuestras heridas, a liberarnos de nuestras cadenas, a darnos una nueva vida llena de propósito y significado.

Pero debemos responder a Su llamado con fe y valentía. Debemos levantarnos de donde nos encontremos, tomar nuestra cruz y seguirlo con todo nuestro ser. Debemos dejar atrás nuestros viejos caminos de pecado y abrazar la nueva vida que Él nos ofrece.

Que esta historia de sanidad y redención nos inspire a vivir nuestras vidas con propósito y significado, sabiendo que servimos a un Dios que está siempre con nosotros, guiándonos y fortaleciéndonos en cada paso del camino.

¡Que así sea, en el poderoso nombre de Jesús! Amén. ¡Gloria a Dios!

Permítanme compartir con ustedes algunas lecciones prácticas que podemos extraer de la historia de la sanidad en Betesda:

  1. Perseverancia en la fe: Esta historia nos enseña la importancia de mantenernos firmes en nuestra fe, incluso cuando enfrentamos tiempos difíciles y prolongados. El hombre enfermo en Betesda había estado sufriendo por 38 años, pero nunca perdió la esperanza de ser sanado. Debemos perseverar en nuestras oraciones y creer en el poder sanador de Dios, confiando en que Él actuará en Su tiempo perfecto.
  2. Creer en el poder de la Palabra de Dios: Cuando Jesús le dijo al hombre enfermo «Levántate, toma tu lecho, y anda», esas palabras fueron suficientes para provocar un milagro de sanidad. Esta historia nos recuerda el poder transformador de la Palabra de Dios. Debemos creer firmemente en las promesas de Dios contenidas en las Escrituras y declararlas sobre nuestras vidas con fe y confianza.
  3. No permitir que las normas religiosas limiten nuestra fe: Los líderes religiosos del tiempo de Jesús criticaron al hombre sanado por llevar su lecho en el día de reposo. Sin embargo, el hombre no se dejó intimidar por las normas humanas, sino que se mantuvo firme en su testimonio de la obra de Dios en su vida.
  4. Arrepentimiento y obediencia: Cuando Jesús encontró al hombre sanado más tarde, le advirtió que no pecara mas para que no le viniera algo peor. Esta enseñanza nos recuerda la importancia del arrepentimiento y la obediencia en nuestra vida cristiana. Aunque la gracia de Dios nos perdona y nos restaura, también debemos esforzarnos por vivir una vida santa y apartada del pecado, siguiendo los mandamientos de Dios y buscando Su voluntad en todo momento.

Busquemos siempre Su rostro, confiando en Su poder sanador y en Su amor incondicional para transformar nuestras vidas y guiarnos en el camino de la verdad y la vida eterna. ¡Que Dios les bendiga abundantemente!

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EL PODER DE MEDITAR EN LA PALABRA DE DIOS

Aquí, la meditación se refiere a la meditación Bíblica, no a la oriental. Esta clase de meditación implica leer la Palabra de Dios, estudiarla y debemos hacer una pregunta importante: Señor,  cómo aplico esto a mi corazón?; Señor que estás diciéndome?; o como la pongo en práctica?; es esto una palabra de aliento o una advertencia?; debo tener cuidado?; debo ser sensible a alguien?; debo dar algo que no había considerado dar?

Muchos se preguntarán: porque voy a meditar en un libro escrito hace más de 2,000 años, lo que pasa es que la Biblia fue escrita para cada generación, esta vigente, no cambia, es la misma ayer, hoy y para siempre. Mire lo que dice el siguiente pasaje:

SALMO 119: 97-105 “ ¡Oh, cuánto amo yo tu ley!, Todo el día es ella mi meditación. Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, Porque siempre están conmigo. Más que todos mis enseñadores he entendido, Porque tus testimonios son mi meditación. Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos; De todo mal camino contuve mis pies, Para guardar tu palabra. No me aparté de tus juicios, Porque tú me enseñaste. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!, Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia; Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira. Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.

David meditaba todos los días, lo hacía entendido de Dios, era obediente a los mandamientos, guardaba la Palabra de Dios, consideraba dulces las palabras de Dios, y que la Palabra le guiaba en toda su vida, así como puede ayudarnos a nosotros en nuestro diario vivir.

Quiero hacerte una pregunta: caminas, hablas, y vives conforme a la Palabra del Vivo?, o estas dependiendo de la propaganda y de la publicidad, que dice: serás más apuesto y mucho más exitoso?, crees eso o crees en la Palabra de Dios?

Quiero decirte que la Palabra de Dios es el libro mas importante del mundo y su guía es la más importante, porque nos da la sabiduría para escoger amigos sabios, no se endeudará, tomará las decisiones más sabias, podrá seguir y hacer las promesas que Dios ha hecho y que le guiarán en su vida.

La meditación es el proceso por el cual aprendemos a escuchar a Dios, aplicar estos principios a nuestra vida, y verlo actuar. Talves se pregunte: y cómo sabe esto?, bueno, el día que acepto a Jesucristo como su Salvador, el Espíritu Santo vino a su vida a sellarle como hijo de Dios y a facultarles, a enseñarle a creer la Palabra de Dios y por ende, a dirigir su vida.

AHORA, QUÉ QUEREMOS DECIR CON MEDITACIÓN CONFORME A LA PALABRA DE DIOS?

Meditación es enfocar nuestro corazón en Dios y dejar todo lo demás a un lado.

  1. Apartar un tiempo a solas con el Dios Omnisciente, Omnipresente y Todopoderoso quien le ama incondicionalmente y tiene poder sobre su vida entera.
  2. Se trata más de escuchar que hablar. Señor que estás diciéndome?
  3. Es la actividad más importante en la vida de un seguidor de Cristo, porque es allí donde recibe dirección clara y tiene las respuestas a nuestras preguntas.

QUE SUCEDE CUANDO APRENDEMOS A MEDITAR?

  1. Calma nuestro espíritu, cuando le dices a Dios, mira qué día he tenido o has recibido malas noticias, etc. Dios tranquiliza nuestro espíritu.
  2. Dios ilumina nuestra mente para que pensemos como piensa Él en lo que nos interesa. Inmediatamente tenemos un sentido de grado de paz. Él nos dice que no nos preocupemos, tengamos confianza en Él porque nos dirigirá.
  3. Aumenta nuestra energía. Podemos venir ante Dios y decirle que te ayude, que necesitas fortaleza, la fuerza que viene solo de Él. Y Él no lo defraudará. Nuestro Dios suplirá lo que necesitamos conforme a sus riquezas en Gloria.
  4. La meditación purifica nuestro corazón. El Espíritu Santo dentro de nosotros sacará a la luz el pecado en nuestro corazón. Podemos ir al Señor y decirle: no sé porque esta pasando esto en mi vida, Señor, yo sé que Tú lo entiendes, necesito que me ayudes. Y Dios le mostrará lo que sea haya en su vida que no debería estar. Entonces, una vez que se lo muestre, podremos recitar 1 Juan 1:9 “ Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”. Tenemos esa grandiosa promesa. Y Él lo va hacer, limpiarnos y purificarnos.
  5. También amplia nuestra percepción de quien es Dios.  NO me refiero al tamaño, sino a la capacidad de nuestro Dios amoroso que puede perdonarnos. Él se interesa en usted en cada aspecto de su vida, Él lo creo, Él sabe cuándo es el inicio y el último segundo de su existencia en la tierra. Recuerde que Dios es Admirable y Él desea lo mejor para nosotros.
  6. Aumenta nuestro amor por Dios. Esto es lo que pasa cuando meditamos y guardamos la Palabra de Dios en nuestro corazón. Ésta es la clave de la meditación de la Palabra de Dios, que cuando necesite algo en su vida, le llevará a un pasaje específico de la Biblia donde le animará, le alentará, le guiará, le suplirá y estará seguro que recibirá una respuesta. Y usted dirá: “Gracias Señor”, y al encontrar esa respuesta de parte de Dios, su fe se disparará. La meditación es concentrarse en Dios, creemos lo que Él dice, lo esperamos en cualquier momento, Él estará allí para darnos dirección en la vida, y Él está dispuesto a ayudarnos en cualquier situación.
  7. Nos hace más sensibles y más conscientes de la autoridad y el poder de Dios. Por eso es que debemos quitar todo peso y pecado de nuestras vidas. El orgullo es destructivo en cualquier área de la vida, es devastador, se trata de humildad y estar conscientes de que necesitamos a Dios, y que al estar en necesidad, Dios suplirá lo que necesitamos. Una persona es insensata sino medita en Dios.
  8. Fortalece nuestra fe. Vemos a Dios contestar nuestras oraciones, y cuando tenemos momentos críticos, podemos retornar a Dios y decirle: “Solo Tú puedes manejar esto y confío en Ti”. Si andamos en su voluntad, Él está dispuesto a venir a nuestro rescate porque le damos Gloria y Honor.
  9. Nos hace estar más conscientes de la presencia de Dios. Nada logra más esto que el meditar en la Palabra de Dios, el percibir su presencia de una forma sobrenatural. Y podemos ver el obrar de Dios en la vida de Josué, José, David, Daniel, Ruth, Esther, Elías, Moisés, Abraham.
  10. La meditación nos infunde gozo al pasar tiempo en la Palabra, leyéndola, meditando, escuchándola y viéndola obrar en nuestra vida. Qué sucede?, hay gozo porque tenemos un sentido de reconocimiento de que pase lo que pase, Dios tiene el control.

ASí que deseo decirle que el suceso más importante en su vida, en cualquier momento desde el instante de su salvación, es el tiempo que pasa a solas con Dios, meditando en su Palabra porque es como ver la luz de cosas que no veríamos de otro modo.

Valoremos el tiempo que podemos pasar con Dios. Él es maravilloso porque la Palabra de Dios esta disponible a todos sin excepción. La meditación Bíblica es un hábito impactante, fructífero y alentador que debemos desarrollar porque lo cambia todo. Amén

Padre, te amamos y te alabamos, no por lo que haces, sino por quien eres. Te pido que grabes en el corazón de la vida de todo aquel que lo lea o escuche, hoy o mañana y en años venideros. Es la verdad, es el aspecto más importante de nuestra vida porque determina todo lo demás, te amamos y te alabamos.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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IMPRIMIENDO LA VERDAD EN NUESTRAS VIDAS

La veracidad es una cualidad del carácter esencial para los creyentes. Cuando falta, tanto los individuos como las naciones comienzan a derrumbarse por dentro. Sin embargo, la Biblia tiene una versículo importante acerca de la verdad:

PROVERBIOS 3:3 » NUNCA SE APARTEN DE TI LA MISERICORDIA Y LA VERDAD; ÁTALAS A TU CUELLO, ESCRÍBELAS EN LA TABLA DE TU CORAZÓN.

Este versículo menciona la misericordia y la verdad porque son imprescindibles en el caracter de una persona. Debido a que Jetro entendió este concepto, aconsejó a Moisés, su yerno, que nombrara para puestos de liderazgo sólo a hombres que temieran a Dios y odiaran las ganancias deshonestas. Todos influimos en los demás, por eso debemos ser personas que conocen y dicen la verdad.

La sociedad está confundida acerca de este tema y muchas personas hacen la misma pregunta que Pilato le hizo a Jesús:

JUAN 18:38 “¿Qué es la verdad?”

Jesús nos dice que Él es la verdad y que le ha dado a Su iglesia el Espíritu de verdad para que puedan conocer y comprender Su Palabra. Sin embargo, convertirse en personas de verdad no sucederá automáticamente. Debemos estar dispuestos a aceptarlo y hablarlo incluso cuando nos cause malestar o dolor.

LA VERDAD NO SE BASA EN SENTIMIENTOS O DESEOS SINO EN LA REALIDAD.

Las falsedades son siempre afirmaciones engañosas que tergiversan la verdad. Por eso no puedes pretender ser honesto y decir mentiras o verdades a medias al mismo tiempo. Además, la honestidad no debe variar con las circunstancias externas, por lo que una persona con esta cualidad habla con la verdad aunque le resulte inconveniente o costoso.

¿COMO PODEMOS SABER SI SOMOS HONESTOS?

EFESIOS 4:17 «Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, 18teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. 20Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, 21si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. 22En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. 25Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo;

Ahora bien, quiero hacerle una pregunta: Que lugar ocupa la verdad en su vida?, se Cinsidera una persona sincera?, Como diría que encaja la verdad en su vida?. Le cuento que no ocurre automaticamente.

QUE ES LA VERDAD? La verdad corresponde a las cosas como son realmente, no es lo que yo siento, no es lo que yo quiero que sea, la verdad correspone a la realidad absoluta, lo que corresponde a lo que es verdadero. Por el contrario, la falsedad no es decir las cosas como son, sino de una manera que distorsiona la verdad.

Ahora bien, si no es una verdad sufrirá las consecuencias de decir una falsedad.

¿CUALES SON LOS BENEFICIOS DE INCORPORAR LA VERDAD EN NUESTRAS VIDAS?

Cuando la Biblia es nuestra fuente de verdad, tenemos una base firme para la vida. Es natural querer creer lo que más nos conviene, por eso la verdad es nuestra única protección contra los peligros del engaño. Conocer la verdad bíblica ancla nuestras almas en tiempos de dificultad y nos brinda orientación para tomar decisiones cruciales. Todo en la vida se distorsiona cuando está ausente, y sin ello, es probable que nos extraviemos y perdamos las bendiciones de Dios. Un fundamento de verdad nos ayuda a vivir según la voluntad de Dios. Proporciona:

  1. Orientación para saber qué hacer ante cualquier situación.
  2. Sabiduría para saber el mejor camino a seguir.
  3. Fuerza para capacitarnos.
  4. Coraje para motivarnos a hacer lo que Dios pide.
  5. Consuelo para asegurarnos que el Señor manejará las consecuencias.
  6. Fe para ayudarnos a actuar según la verdad.

¿QUE SUCEDE CUANDO NO LOGRAMOS INCORPORAR LA VERDAD EN NUESTRAS VIDAS?

Si continuamos negando o resistiéndonos a la verdad,:
1. Caeremos en el error. Aquellos que no creen que la Palabra de Dios es la única fuente de verdad, serán engañados y confundidos por enseñanzas falsas.
2. Desarrollaremos malos hábitos. Cuando ignoramos las Escrituras y negamos que ciertas actividades sean pecaminosas, nos engañamos a nosotros mismos y las hacemos parte de nuestras vidas.
3. Viviremos en esclavitud emocional. El pecado de la falsedad afecta nuestra personalidad. Por eso no existen las mentiras inofensivas.
4. Falta de crecimiento espiritual. Como hijos de Dios, no podemos ignorar la verdad mientras maduramos en el Señor.
5. Estaremos desequilibrados emocionalmente. La deshonestidad siempre crea en nosotros conflictos emocionales y mentales.
6. Destruiremos nuestros testimonios. Si tenemos mala reputación y somos conocidos por no decir la verdad, nadie nos creerá cuando hablemos de Jesús.
7. Entristeceremos el corazón de Dios. A sus ojos, las mentiras no están categorizadas. Toda falsedad le causa dolor.
8. Sufriremos decepciones continuas. Como cristianos, no podemos mentir y tener paz en nuestro corazón. Siempre estaremos insatisfechos si no prestamos atención a los impulsos del Espíritu.
9. Tendremos malas relaciones con los demás. El engaño provoca falta de confianza y la honestidad es esencial en cualquier relación.
10. Dañaremos nuestra propia imagen. Si mentir se vuelve habitual, comenzaremos a vernos mentirosos.
11. Pensaremos en los fracasos del pasado. Si nuestras vidas se han caracterizado por la deshonestidad, es probable que sigamos recordando nuestros errores pasados en lugar de seguir adelante.
12. No lograremos alcanzar nuestro máximo potencial. Sin la verdad, nunca lograremos todo lo que Dios ha planeado para nuestras vidas.

¿COMO PODEMOS INCORPORAR LA VERDAD EN NUESTRAS VIDAS?

JUAN 14:6 «Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Comprender la importancia de la verdad no es suficiente. Debemos incorporarlo en nuestros corazones y mentes al:

  1. Reconocer la verdad es un principio fundamental para la vida.
  2. Examinar los fracasos del pasado y comprender que la deshonestidad trae consecuencias.
  3. Aceptar la Biblia como la guía definitiva de la verdad.
  4. Elegir decir la verdad y observar cuidadosamente los resultados.
  5. Practiquemos la verdad y vea los resultados
  6. Ser honestos acerca de nuestros fracasos y de por qué nos desviamos de la verdad.
  7. Pedirle a Dios que nos dé un deseo cada vez mayor de veracidad.
  8. Identificar cualquier flaqueza, encontrar Escrituras aplicables y citarlas diariamente.
  9. Llenar nuestra mente con la Palabra de Dios.
  10. Decida en su corazón ser una persona dignas de confianza, sincero, honesto y cuyas palabras sean verdaderas.

AHORA LE PREGUNTO: CONOCE LA VERDAD SOBRE LA VIDA ETERNA?

Sino, déjeme decírsela: Dios reconoce la condición pecaminosa de la humanidad, la cual la separa de la humanidad, y su amor por usted, hizo que enviará a Jesucristo a este mundo a revelarnos quién es Dios y como es. Después fue crucificado, dio su vida en la cruz, derramo su Sangre, y pagó nuestra deuda de pecado.Y cuando este dispuesto a pedir que perdone sus pecados en base a lo que Él hizo, Él esta dispuesto a perdonarlo. Esa es la verdad.

Dice también que si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad. Si cree en el Señor Jesucristo como su Señor y Salvador, su nombre será inscrito en el Libro de la Vida, sellado por el Espíritu Santo y galardonador de la vida eterna. Esta es la verdad.

Quiere conocer la verdad?, venga y haga conmigo la siguiente oración: » Padre celestial, vengo delante de ti, para pedirte perdón por mis pecados, me arrepiento de ellos. Rompo todo pacto que haya hecho en el pasado con el mundo y con el diablo. Y hago uno nuevo para seguir tus mandamientos y preceptos. Ven a morar a mi corazón. Y declaro que a partir de este día, tu eres mi Señor y Salvador. En el nombre de Jesús. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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