Categoría: Obediencia

DESCANSANDO EN TIEMPOS INCIERTOS

Estamos en tiempos inciertos, tratando de sobrellevar las responsabilidades y cargas, confiar y descansar en la voluntad del Padre. Sin embargo, esta época es cuando más debemos anunciar el evangelio, es la temporada en la que más esperanza podemos anunciar, porque estamos seguros que ni la vida, ni la muerte ni ninguna cosa creada, nos podrá separar del inmenso amor que tenemos en Cristo Jesús Señor nuestro.

Romanos 8:28 dice: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Siempre hago paréntesis antes de entrar en materia para que notemos cosas interesantes de la Palabra de Dios.

a. Y sabemos. Usted y yo no debemos preguntar ni ignorar, ya debemos saber…

b. Que TODAS LAS COSAS nos ayudan a bien. Las buenas y las malas.

c. Lo que nos pasa a los que ya tenemos clarito que TENEMOS UN PROPÓSITO eterno.

Asimismo, hoy deseo compartir con usted, una porción de la Escritura que nos debe desafiar a vivir en paz, y confiados como un león.

1. EL MENSAJE DE JESÚS ES SENCILLO.

MATEO 11:25 » En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.

Dios es increíble, tan sencillo que Él tenia preparado cosas en su Palabra para revelarnos a aquellos que le amamos: “Cristo nos ama». Qué más explicación queremos, Cristo nos ama, nos amó con tanta intensidad que dio su vida por nosotros.

2. DIOS SE AGRADÓ DE DARNOS A CONOCER A JESÚS.

MATEO 11: 26 «Sí, Padre, porque así te agradó.

La voluntad de Dios es que usted y yo seamos prosperados en todo, así lo dice la Palabra de Dios, 3 Juan 1:2 » Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. Podemos dar gracias al Señor y hacer nuestras las palabras “Sí, Padre porque así te agradó”

Ya no se cuestione porque merece el amor de Dios, Usted y yo no lo merecemos, es por pura gracia. Viva en la GRACIA DE DIOS. Usted no puede hacer nada para merecer el amor de Dios. Si hiciéramos algo, sería recompensa, pero la Gracia solo ocupa un corazón dispuesto a recibir.

Dios nos sigue amando y quiere que tengamos relación y comunión con Él.

3. JESÚS ES AMO Y SEÑOR DE TODO.

MATEO 11:27 » Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

Uno lee estos pasajes y piensa cómo es posible que si Jesús, es amo de todas las cosas, cosas malas suceden. ¿La respuesta? ¡No lo sé!

Tenemos hermanos muy amados con enfermedades, estamos luchando en oración por misericordia, por hermanos queridos que sufren terriblemente. Pero mis queridos amigos, eso no cambia esta verdad. JESÚS ES EL SEÑOR y él sabe mejor que yo, sabe mejor que usted, y si conozco a Jesús conozco al Padre, porque Jesús nos ha revelado al Padre. ¿Qué nos ha revelado Jesús?, nos ha revelado un Padre lleno de gracia redentora, un Padre que nos ha dado su Palabra, llena de promesas, y encima de todo eso tenemos el poder del Espíritu Santo que nos fortalece en estos momentos.

Ha sido revelado por su Palabra que Dios está en control de todo. Nada está fuera de su control. DIOS es el Dios que ve, el DIOS que sabe y el DIOS que oye y siente. Todo está sometido bajo sus pies.

4. JESÚS ES REFUGIO Y DESCANSO ETERNO.

MATEO 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Jesús nos invita HOY, a descansar en él. Pero este descanso es un descanso ACTIVO, un descanso que nos impulsa a creer. Mucha gente mira esta frase vengan a mí los trabajados y cargados y yo los haré descansar, con la imagen de una cama llena de almohadas, y dormir plácidamente.

El Señor mas bien se refiere a ustedes trabajados y cargados, vengan que les cambiaré la carga, les daré seguridad, y les aseguraré que su destino es el correcto. Para darle un ejemplo de este tipo de descanso, las amas de casa, díganme que es una sensación agradable cuando la alacena está llena de comida, y a pesar de todo el trabajo de la casa, el saber que va a dar de comer a su familia, le trae paz, o cuando nos acaban de pagar el salario, o cuando hizo un buen negocio, y todo sale bien,

Pues bien, Jesús nos dice; ustedes que sembraron, no teman, tendrán buena cosecha, ustedes que trabajan, tranquilos que disfrutarán del fruto de sus manos, ustedes que llevan cargas, calmados, esa carga no durará para siempre. ÉL GARANTIZA, nuestra vida y futuro.

Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

EL GARANTIZA que no debemos darle cabida al temor, porque EL HA VENCIDO.

5. ATRÉVASE A CARGAR LA CARGA DE JESÚS Y DESCANSAR EN ÉL.

MATEO 11: 29-30 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Siga llevando la carga que lleva, lleve todo al pie de la cruz y cambie su carga por la de Jesús. Con mansedumbre y humildad, cuando lo traicione la duda, corra a la cruz de Cristo, cuando sienta flaquear y abandonar todo, sea humilde y manso, y corra a los pies de Jesús, cuando todo haya fallado, pídale a Jesús que cambie su carga por la suya, porque es mucho más liviana y más fácil de cargar.

Tenga en cuenta que las promesas de Dios: Él cumple su Palabra, las cumplirá y nunca falla.

Conclusión: Tenemos un Dios que nos ama, y nos quiere dar el descanso de un porvenir glorioso. Aunque no lo veamos, él está obrando a nuestro favor. Aunque no lo entendamos, Él sí entiende, y nos dará un motivo para creer. No deje de creer, con fe sencilla, como de niño, lleve la carga de Jesús, porque es mas liviana, solo debemos creer.

Para que esto sea realidad en tu vida, repite en voz alta la siguiente oración:

«Padre Celestial, venimos delante de ti para pedirte que vengas a morar dentro de mi corazón, perdona mis pecados, límpiame con la Preciosa Sangre de tu Hijo Jesucristo. Hoy decido hacerte el Señor y Salvador de mi vida. Has de mí una nueva criatura llena del Espíritu Santo para que dirija mis pasos y mi vida y cumplas tus propósitos en mi. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.»

FUENTE: Gracias Pastor DORIAN BANEGAS por sus enseñanzas.

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CAMINAS TU CON DIOS?

Cuando llegue al final de su vida, ¿qué quiere que la gente recuerde de usted?

Tal vez le gustaría ser conocido por cualidades admirables como la bondad, el amor, la generosidad, el conocimiento o la sabiduría. O tal vez tus habilidades y capacidades, o la forma en que te relacionaste con los demás, es lo que quieres que la gente recuerde?. Si eres creyente, el mayor cumplido que puedes recibir es el reconocimiento de que caminaste con Dios.

Caminar con Dios significa mantenerlo en el centro de nuestras vidas, en todo lo que hacemos, decimos y pensamos en nuestras relaciones, finanzas, planes y en todas las demás áreas de la vida.

Génesis 5:21-24 dice que Enoc fue un hombre que caminó con Dios hasta que el Señor lo llevó al cielo.

Hoy, nosotros también vivimos en un mundo muy pecaminoso en el que muchas personas están perdidas y viven en la oscuridad. Su camino es tan oscuro espiritualmente que no pueden ver a dónde van o qué peligros u obstáculos están por delante. Sin embargo, muchos de ellos afirman que no necesitan ayuda y no quieren tener nada que ver con la única fuente de luz, el Señor Jesucristo.

CRITERIO PARA CAMINAR CON DIOS

Por el contrario, aquellos de nosotros que hemos puesto nuestra fe y confianza en Jesucristo como nuestro Salvador deseamos la ayuda de Dios porque queremos vivir de una manera que le agrade y le honre, y que también resulte en la mejor vida posible para nosotros. Para caminar con Dios como lo hicieron Enoc y Noé, debemos seguir los siguientes criterios:

  1. Debemos aceptar al Señor Jesucristo como nuestro Salvador personal. Este es el primer y más esencial requisito porque la única manera de llegar a Dios es a través de Su Hijo Jesús (Juan 14:6). Una vez que hemos creído en Él y recibido el perdón de nuestros pecados, nuestro caminar con Dios puede comenzar.
  2. Necesitamos aprender a escuchar a Dios. El tiempo que pasamos a solas con Él, leyendo y meditando en Su Palabra y hablando con Él en oración, es esencial. Así es como recibimos instrucciones y orientación para el día siguiente. Luego, a lo largo del día, se nos recuerdan Sus caminos y podemos pedirle al Señor sabiduría o dirección cuando lo necesitemos.
  3. Tenemos que confiar en Él. Proverbios 3:5-6 dice: “Fíate de Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas”. Si no confiamos en el Señor, no lo seguiremos sino que preferiremos confiar en nuestro propio juicio. Esto es especialmente cierto cuando Su camino no tiene sentido para nosotros o el momento no parece el correcto. Lo que debemos recordar es que no podemos entender completamente los caminos de Dios de este lado del cielo, pero podemos confiar en que Él siempre nos guiará por el camino correcto.
  4. Debemos estar de acuerdo con Dios. Cuando no estamos de acuerdo con Su dirección y pensamos que sabemos una mejor manera, tontamente o ignorantemente tratamos de hacer que todo salga bien. Pero la Palabra de Dios nos dice que sigamos al Señor, no a nuestro propio entendimiento limitado. Él solo es omnisciente, omnipotente y omnipresente. Debemos alinearnos con Él en lugar de esperar que Él se alinee con nosotros.
  5. Debemos obedecer al Señor. Si decimos que estamos de acuerdo con Dios y Su Palabra pero no lo estamos obedeciendo, no estamos caminando con Él. El Señor requiere que hagamos lo que Él dice, cuando Él dice y cómo Él dice, incluso si no lo entendemos completamente o no nos gusta. Sin obediencia, no podemos ser verdaderamente seguidores de Cristo. Debe convertirse en nuestro estilo de vida. Cada mañana debemos despertarnos con la intención de rendirle nuestra voluntad a Él, confiar en Su guía y seguir Su liderazgo a lo largo del día.
  6. Tenemos que caminar en la misma dirección que camina Dios. Él tiene una voluntad diseñada de manera única para cada uno de nosotros. Por eso es tan importante buscar Su guía todos los días y comprometernos a hacer lo que Él desee por el poder de Su Espíritu Santo, quien siempre nos guía a tomar decisiones sabias y piadosas. Aunque otra dirección pueda parecer más corta, más rápida y menos costosa, solo el camino de Dios es el correcto. A veces puede que tengamos que dejar nuestros propios deseos y búsquedas o separarnos de las personas que van en la dirección opuesta.
  7. Debemos permanecer en el paso con el Señor. La idea es caminar juntos en la misma dirección y al mismo ritmo. A menudo, nos quedamos atrás o nos impacientamos y nos adelantamos a Dios porque no queremos esperar. Por eso es tan importante hacer de las Escrituras una parte diaria de nuestra vida. La Palabra de Dios es nuestra brújula que nos muestra si estamos caminando en la dirección correcta y al paso correcto. A medida que leemos la Palabra y escuchamos al Señor, seremos receptivos y sensibles a Su liderazgo para poder obedecerle. Como Él es omnisciente y conoce el futuro, podemos estar seguros de que Su tiempo para nuestras vidas siempre es el mejor.
  8. Debemos amar a Dios. Si verdaderamente amamos al Señor, haremos lo que Él dice porque nuestro deseo será agradarle y obedecerle. Mantendremos nuestros oídos abiertos para escuchar Sus instrucciones y esperar Su tiempo.
  9. Debemos abandonar el pecado. Para caminar con Dios necesitamos un corazón limpio. Cada vez que pecamos en pensamiento o acción, debemos enfrentarlo de inmediato y alejarnos de él. Además, debemos pedirle al Señor que revele cualquier pecado en nuestra vida que nos esté haciendo tropezar, para que podamos abandonarlo y continuar caminando con Él y disfrutando de las bendiciones de la obediencia.
  10. También tenemos que buscar una vida de santidad. Esta no es una vida perfecta, sino una vida rendida y comprometida con la voluntad de Dios todopoderoso. Cuando buscamos la santidad, confesaremos rápidamente y nos alejaremos del pecado para que podamos ser perdonados y limpiados (1 Juan 1:9).

ESto es lo mas hermos que podemos experimentar, caminar bajo la mano de Dios. Es un experiencia de cada día y que provoca sentido pleno en nuestras vidas. Pero ! , necesitamos venir a Dios con un corazón humilde, creyendo que lo hay. Y para eso, estamos a la distancia de una oración, a la cual te invito que repitas conmigo:

Padre Celestial, vengo delante de tu presencia a pedirte perdón por mis pecados y que vengas a morar a mi corazón. Hoy te hago el Señor y Salvador de mi vida. Y a partir de hoy consagro mi vida a ti. En el nombre de Jesús. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas. Amén.

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Nos Corresponde Tocar los Corazones de la Próxima Generación

Los cristianos tienen la obligación divina de enseñar a la próxima generación la verdad de la Palabra de Dios para que entiendan que son Sus hijos, sepan que Él tiene un plan para sus vidas y estén equipados para enfrentar la vida.

Este patrón de instrucción debe continuar sin interrupción de una generación a la siguiente. Los padres, en particular, tienen la responsabilidad de presentar a sus hijos al Señor.

SALMO 78: 4-7 “Contad a la generación venidera las alabanzas del Señor, y su poder, y las maravillas que ha hecho. Porque El estableció un testimonio en Jacob, y puso una ley en Israel, la cual mandó a nuestros padres que la enseñaran a sus hijos. Para que la generación venidera sepa, aun los niños por nacer, para que se levanten y las digan a sus hijos. Para que pongan su confianza en Dios y no se olviden de las obras de Dios, sino que guarden sus mandamientos”.

En el momento en que se escribió este salmo, la Biblia aún no se había completado. A medida que se enseñaban al pueblo las palabras de Moisés en Génesis hasta Deuteronomio, se esperaba que transmitieran información acerca del Señor a sus hijos. No tenían copias escritas de las Escrituras, por lo que los padres enseñaron las verdades de Dios verbalmente de una generación a la siguiente. Hoy tenemos la Santa Biblia, la infalible y eterna Palabra de Dios en la que está escrito todo lo que necesitamos saber acerca del Señor y sus instrucciones para con nosotros.

LA OBLIGACIÓN DIVINA

A nosotros también se nos ha confiado la responsabilidad de enseñar mediante la instrucción y el ejemplo la verdad de la Palabra de Dios, lo que resulta en un deseo de caminar obedientemente ante el Señor en el poder del Espíritu Santo. Dado que tanto la instrucción como el ejemplo son necesarios, debemos tener coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos si esperamos transmitir las verdades de Dios a la próxima generación.

Nuestra instrucción debe incluir los principios siguientes:

La Palabra de Dios que hemos leído, aprendido y vivido en nuestra propia vida, en otras palabras, nuestro testimonio personal. Y como los santos del Antiguo Testamento, también debemos enseñar a nuestros hijos quién es Dios, qué ha hecho y cómo espera que vivamos. Pero la instrucción por sí sola no es suficiente; también debemos enseñarles con el ejemplo cómo obedecer al Señor.

Aunque podemos sentir que no sabemos lo suficiente como para transmitir las verdades bíblicas, todos tenemos una historia que contar. En primer lugar, todos los que han sido salvos por la gracia de Dios entienden lo que se requiere para la salvación. Y mientras leemos la Biblia, debemos compartir lo que estamos aprendiendo. Además, podemos explicar cómo el Señor ha obrado en nuestra vida protegiéndonos, proveyéndonos, animándonos y ayudándonos a través de las dificultades y el dolor de la vida.

Los padres cristianos no pueden confiar esta obligación divina a otra persona. Efesios 6:4 dice: “Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina y amonestación del Señor”. No tenemos que estar bien educados o entrenados en el seminario para cumplir con esta tarea. Simplemente leer la Biblia a nuestros hijos y asegurarles que la Palabra de Dios es verdadera será efectivo.El estado de nuestra cultura hace que esta obligación divina sea aún más crítica. El mundo que habitan nuestros hijos está lleno de errores, peligros y distracciones que podrían alejarlos de Cristo. La tecnología actual se puede usar para promover el evangelio, pero también distrae a los jóvenes de lo que es verdaderamente importante.

Tenemos muchas maneras de enseñar a la próxima generación. Deberíamos comenzar con nuestras propias creencias y experiencias de vida, pero también es valioso transmitir lo que hemos aprendido sobre el Señor de nuestros padres y abuelos. La clave es la diligencia. No podemos darnos el lujo de dejar pasar las oportunidades de enseñanza solo porque nos sentimos inadecuados. Aunque las escuelas dominicales son importantes, nunca deben sustituir la responsabilidad de los padres.

Fundamentar a nuestros hijos en la verdad bíblica es especialmente importante cuando se dirigen a la escuela. Debido a que vivimos en un ambiente anti-Dios hoy, no podemos depender de maestros y profesores para enseñar la verdad. Aunque hay muchos maestros que aman al Señor, los sistemas educativos seculares les impiden hablar de cosas espirituales. Dios nos ha dado la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos a discernir entre la verdad y el error para que estén preparados para salir al mundo. Si no defendemos valientemente la verdad de las Escrituras, nuestros hijos y nietos pueden ahogarse en el secularismo y la incredulidad.

Debemos hablar con nuestros hijos sobre asuntos espirituales. Dado que nuestra sociedad está desinteresada en las cosas de Dios, lo más amoroso que podemos hacer por nuestros hijos es discutir las verdades espirituales con ellos. Deberíamos preguntarles qué están aprendiendo en la escuela y qué creen acerca de los asuntos espirituales. Es nuestra responsabilidad enseñarles que Dios es el Creador, y Su Hijo, Jesucristo, es el único camino de salvación (Juan 14:6).

Estamos viviendo en tiempos espiritualmente peligrosos y debemos defender la verdad para proteger a nuestros hijos. En la década de 1960, se promovieron la inmoralidad y la búsqueda del éxito y la riqueza, y para la década de 1970, muchos padres habían perdido a sus hijos por la rebelión contra Dios. Desde entonces, la ley y el orden, el amor y el respeto mutuo han degenerado. Si el pueblo de Dios no toma una posición, la cultura continuará con esta tendencia a la baja. La línea de testimonio de los testigos fieles de Cristo no puede darse por sentado, ni debe ignorarse. Proveer para nuestros hijos no incluye simplemente las necesidades físicas, las posesiones materiales y la educación. Lo más importante que podemos hacer por ellos es instruirlos en el camino que deben seguir para que puedan vivir una vida piadosa (Proverbios 22:6).

La tarea no es demasiado grande para nosotros porque tenemos al Espíritu Santo viviendo dentro de nosotros. Él guiará nuestros pasos, nos ayudará a comprender la Palabra de Dios y nos mostrará cómo llegar a la próxima generación. A medida que abramos la Biblia, nos familiarizaremos más con ella, nuestra fe en el Señor aumentará, aprenderemos Sus verdades y nuestra vida cambiará. Hay muchas personas en busca, inquietas e insatisfechas que necesitan desesperadamente escuchar lo que Dios todopoderoso puede hacer en una vida, y tenemos un testimonio para compartir con ellos.

ORACIÓN: Padre gracias por mostrarnos tus caminos y tu voluntad respecto a enseñarles a nuestros hijos, a los hijos que nos has enviado para cuidarlos e instruirlos en tus caminos, porque sé que con ellos, primero te amarán, y confiarán en ti y podrán enfrentar cualquier situación que se les presente en la vida y podrán perseverar hasta que tu los llames a tu presencia y vivan contigo por la eternidad. Te lo agradezco con todo mi corazón, en el nombre de Jesús. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas

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HAMBRE Y SED DE DIOS

¿Cuál es la fuerza impulsora en tu vida? ¿Qué ocupa su tiempo e influye en todas sus decisiones? Podría ser su trabajo, una relación o un pasatiempo favorito. Otras cosas pueden dar un cumplimiento temporal, pero solo la devoción al Señor Jesucristo satisface verdaderamente al alma.

Los sentimientos que tenemos hacia otras personas están determinados por lo bien que las conocemos y esto, a su vez, influye en cómo nos relacionamos, respondemos y nos comportamos con ellas. Estas mismas verdades también se aplican a nuestra relación con el Señor y gobiernan si tenemos hambre de Él o no.

SALMOS 63:1-8 » Busca al Señor fervientemente. Ve Su gloria y poder. Reconoce que el favor amoroso de Dios es mejor que la vida. Se compromete a bendecir al Señor mientras viva. Ora en Su nombre. Se sacia del Señor como del más rico de los alimentos. Alaba a Dios con un corazón alegre. Recuerda al Señor por la noche y medita en Él. Confiesa que Dios ha sido su ayuda. Canta de alegría por Su protección. Se aferra al Señor. Reconoce que Dios es quien lo sostiene.»

Estas son descripciones de una relación íntima con el Señor. No importa lo que David enfrentó en la vida, siempre se acercó a Dios y encontró consuelo, estabilidad y alegría en Él a pesar de todas sus dificultades y sufrimientos.

Para muchas personas, Dios es más un extraño que el deleite de sus vidas porque no lo han llegado a conocer. Rara vez piensan en Él, no sienten pasión por Él y lo han relegado a la periferia de sus vidas. Aunque asistan a la iglesia, Dios tiene un lugar muy limitado en sus vidas durante el resto de la semana.

Toda persona nace con un vacío en el alma que solo el Señor puede llenar. Cuando alguien es salvo, el Espíritu Santo pone un anhelo de Dios en el corazón. A medida que se nutre, crece el hambre por el Señor, pero si se descuida, ese apetito disminuye. Entonces los placeres y las búsquedas del mundo y los deseos de la carne se vuelven más atractivos, y Dios es desplazado.

EL PROPÓSITO DEL HAMBRE POR DIOS

Hay varias razones por las que el Señor nos da un anhelo por Él.

  • Para amarlo. Dios nos creó como una expresión de Su amor y nos dio el deseo y el hambre de amarlo a cambio.
  • Para Transformarnos. Él nos dio el anhelo de conocerlo íntimamente y convertirnos en la persona que Él diseñó para que fuéramos y lograr lo que Él quiere que hagamos.
  • Para Conocerlo. El Señor quiere que conozcamos Su amor, bondad, misericordia y amabilidad, y que evitemos la decepción y la desilusión que producen las actividades menores.
  • Para Protegernos. Una relación íntima con Dios es una protección contra la tentación y proporciona la estabilidad necesaria para soportar las pruebas y tormentas de la vida.
  • Para Madurarnos. Una pasión por el Señor produce crecimiento en nuestro conocimiento de Él y da como resultado menos temor y ansiedad y mayor paz, gozo y satisfacción. Distinguir entre el hambre de Dios y el hambre de las cosas del mundo

Cuando alimentamos el hambre que el Espíritu de Dios pone en nosotros, nos movemos hacia el Señor en nuestros pensamientos, afectos y acciones. Cada aspecto de nuestra vida se verá afectado por nuestro anhelo de Dios. Encontraremos nuestra satisfacción en Él y, al mismo tiempo, anhelamos conocerlo más.

Si nos falta este tipo de anhelo de Dios, trataremos de encontrar satisfacción en los placeres de esta vida. Pero las posesiones materiales, los logros y las relaciones proporcionan solo una satisfacción temporal. Eventualmente decepcionarán, dejándonos buscando algo o a alguien más. Pero nada en este mundo puede llenar el vacío espiritual que Dios ha puesto en el corazón humano.

El mundo ofrece lo que agrada a la carne, la parte natural de nosotros que es egoísta y pecaminosa. Pero el Señor ofrece lo que agrada al espíritu: la persona que verdaderamente somos en Cristo.

INDICACIONES DE UNA VIDA HAMBRIENTA DE DIOS

  1. Amor y deseo por la Palabra de Dios. La Biblia es nuestra única fuente para descubrir quién es el Señor. Así que aquellos que tienen hambre de Él están ansiosos por leer y meditar en Su Palabra para conocer Sus pensamientos, deseos, atributos, obras, caminos y mandamientos. A medida que aplican las verdades bíblicas, obtienen conocimiento, sabiduría, fortaleza y guía para la vida y ven las bendiciones de la obediencia y las dolorosas consecuencias del pecado. Buscar al Señor en las páginas de las Escrituras es como buscar pepitas de oro. Con cada verdad y principio que descubren, obtienen una mayor fe en el Señor y una adoración más profunda hacia Él.
  2. Tiempo en intimidad con el Señor. Cuando anhelamos a Dios, queremos pasar tiempo con Él en Su Palabra y oración. Nuestras oraciones se convertirán en un momento para expresar nuestro amor, adoración, alabanza y gratitud a Él, así como nuestras peticiones. Estaremos más seguros en Su amor y cuidado por nosotros, y nuestra confianza en Él se fortalecerá.
  3. Aumentar la libertad de la tentación y de los atractivos del mundo y de la carne. A medida que crezca nuestro conocimiento y amor por el Señor, disminuirá nuestro deseo por el mundo y sus placeres.
  4. Anhelo de compañerismo con otros creyentes. Amar al pueblo de Dios fluye de amar a Cristo. Asistir a la iglesia, aprender la Palabra de Dios, adorar juntos y servirnos unos a otros será el deseo de nuestro corazón.
  5. Pasión por compartir el evangelio con los demás. Aquellos que están creciendo en su conocimiento y amor por el Salvador y la salvación que Él ofrece a aquellos que creen en Él.

PASOS PARA CULTIVAR EL HAMBRE DE DIOS

  • Confía en Jesucristo como Salvador y Señor. Solo aquellos que han sido salvos y reciben el Espíritu Santo pueden tener un hambre genuina de Dios.
  • Comprométete a buscar una relación más íntima con Él.
  • Pídele a Dios que cree en ti un corazón que lo anhele.
  • Lea, estudie, medite y aplique la Palabra de Dios.
  • Confiesa y arrepiéntete del pecado. A medida que el Espíritu Santo usa las Escrituras para revelar el pecado en tu vida, confiésalo y arrepiéntete de inmediato. Tu relación con el Señor no puede progresar sin una confesión y un arrepentimiento genuinos.
  • Sea constante en estos pasos. El hambre del Señor no se desarrolla con un acercamiento esporádico sino con una búsqueda persistente. Cuando vaciles, no tardes en empezar de nuevo.

Por lo tanto, si quieres tener hambre y sed de Dios, lo primero es hacer a Jesús, el Señor y Salvador de tu vida, haciendo esta oración, repite en voz alta conmigo:

«Padre celestial, vengo delante de ti, reconociendo que soy un pecador, y pidiéndote perdón por mis pecados. Límpiame, lávame y cúbreme con la preciosa Sangre de Cristo Jesús. Ven a mi corazón y has de mi una nueva criatura que te ame y adore y hago un pacto de consagrarme a ti por la eternidad. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

FUENTE: Gracias por sus enseñanzas PASTOR CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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