Categoría: Oración

COMO SER MAS FUERTES ESPIRITUALMENTE

La vida está llena de todo tipo de pruebas y decisiones difíciles que hay que tomar. En esas situaciones, puede ser difícil saber qué hacer.

Si reaccionamos con oración, no podemos equivocarnos. La oración nos permite echar nuestras cargas sobre el Señor y recibir guía y provisión de Él. Podemos experimentar el poder del Señor para la vida diaria cuando estamos dispuestos a buscar a Dios seriamente y de rodillas.

La oración es poderosa.

La oración nos permite echar nuestras cargas sobre el Señor (Sal 55.22) y recibir orientación y ayuda de Él. Sin embargo, con demasiada frecuencia no apreciamos este privilegio en todo lo que vale y en lugar de recurrir al Padre en oración, intentamos resolver nuestros problemas por cuenta propia.

Usted y yo podemos experimentar el poder de Dios en nuestra vida cotidiana si estamos dispuestos a inclinarnos ante Él y buscarlo sinceramente, reconociendo que de rodillas somos más altos y más fuertes. Pero ¿tenemos que arrodillarnos cada ocasión que oramos? No. Físicamente hay muchos que no pueden hacerlo, por lo que la actitud de nuestro corazón debe ser de temor reverente y sumisión al Dios omnipotente. Si nuestro concepto de la oración es correcto, podremos confiar en que Él  conteste nuestras peticiones.

Nehemías sabía ser alto y fuerte sobre sus rodillas.

En su papel como copero del rey Artajerjes, Nehemías tenía un puesto de mucha influencia y probablemente vivía rodeado de lujos, pero como era uno de los judíos cautivos no estaba en libertad de ir adonde quisiera. Al saber que los muros de Jerusalén estaban en ruinas y, por ende, vulnerable a ser atacada, buscó a Dios en oración e hizo duelo por algunos días (Neh 1.4). El Señor le dio gracia con el rey, el cual le dio permiso para ausentarse por un tiempo y a la vez suplió a los exiliados materiales de construcción y les brindó protección militar (Neh 2.5-9). Además le dio cartas para los gobernadores de las provincias por las que pasarían en su camino a Jerusalén para que les permitieran seguir adelante.

En varias ocasiones Nehemías buscó al Señor al tropezar con problemas o amenazas, pidiéndole fortaleza para continuar pese a las críticas y el desaliento (Neh 4.1-5). Dios le concedió sabiduría para enfrentarse a sus opositores (Neh 6.1-3) y para defender las ciudades (Neh 4.18). Para sorpresa de sus enemigos, los judíos reconstruyeron el muro en 52 días y, lo más importante, tuvieron un avivamiento espiritual como resultado de la fidelidad de Nehemías.

¿COMO DEBEMOS ORAR?

  1. Reconociendo que Dios es el soberano del universo. 

Nehemías dirigió sus oraciones al Dios “fuerte, grande y temible” (Neh 1.5); sabía que Él controla absolutamente todo (Sal 103.19). Por lo que toca a nosotros, aunque estemos en las circunstancias más difíciles nuestro Padre celestial jamás deja de ser quien domina y controla el universo.

2. Honrando la santidad de Dios. 

Cuando Isaías vio al Señor en su gloria, se sintió inmundo, aunque su vida era recta (Is 6.1-6). Como humanos, todos estamos muy lejos de lograr la santidad absoluta de Dios. Aunque Él es nuestro Padre y se interesa por cada detalle de nuestras vidas, no deja de ser soberano, lo que implica que debemos acercarnos a Él con temor y reverencia. Esas actitudes impulsaron a Nehemías a ayunar y orar durante 4 meses. Recurrió a Dios, no a sí mismo, para la solución de los problemas de Jerusalén.

3. Arrepintiéndonos de nuestros pecados. 

La Biblia nos enseña que Dios no escuchará nuestras oraciones si consentimos al pecado en nuestros corazones (Sal 66.18). El puede ser bueno con nosotros y su benignidad nos guía al arrepentimiento (Ro 2.4), pero debemos confesar nuestros pecados. La pureza de corazón y el poder de Dios siempre van unidos.

4. Reconociendo nuestra insuficiencia. 

Nehemías no estaba preparado para reparar muros ni había dirigido un ejército; como exiliado, no era conocido por los judíos de Jerusalén y ellos no tenían por qué obedecerlo. Aún así, él confió en Dios y obedeció. Si Dios nos ordena hacer algo, no nos dirá que hagamos lo que podamos sin su fuerza y poder. Él nos enseñará a depender completamente de Él y nos dotará de todos los recursos necesarios.

5. Estando disponibles para que Dios nos use. 

Nehemías estuvo dispuesto a obedecer lo que Dios le ordenara hacer pues confiaba que Él resolvería las dificultades que pudieran surgir. Nosotros también tenemos acceso al Consejero divino. Él conoce cada detalle de nuestras aflicciones. ¿Estamos dispuestos a obedecer lo que Él nos ordene? Dios cubrirá nuestros errores y nos levantará cuando caigamos. A nosotros nos toca obedecer.

6. Experimentando el poder del Espíritu Santo que nos faculta para llevar a cabo lo que Dios nos encomiende. 

El éxito de Nehemías no se debió a su educación, su personalidad o sus relaciones políticas, pues había mantenido relación estrecha con el Padre celestial y siempre recurrió a Él (Neh 2.4). Si creemos ser indignos o insignificantes, recordemos que Dios nos tiene en otro concepto y que nos ve como individuos con gran potencial. Con el poder del Espíritu podremos hacer lo que Él nos indique y también suplirá la fuerza y la capacidad que necesitemos.

7. Obteniendo la visión y dirección de Dios. 

Nehemías se sintió desolado al enterarse de la condición en que se encontraba Jerusalén, pero al buscar a Dios en oración Él le asignó el papel que debía desempeñar.

Si usted supiera lo que debería hacer por el resto de su vida, ¿en qué consistiría? Busque al Señor con ese deseo y permita que Él le perfeccione; pídale que le capacite para cumplir su voluntad para su vida; entregue sus sueños al Padre celestial; y observe lo que Él hará en y por medio de usted.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

Comentarios

COMO PREPARARNOS PARA LO MEJOR DEL NUEVO AÑO.

https://www.facebook.com/Shartinotec.com/public_html/shekinalife/videos/450747770020617/

Comentarios

CUANDO DIOS NOS PIDE ESPERAR

Conocer los principios bíblicos es esencial para caminar en los pasos de Dios como Él desea.

Uno de los principios más importantes es obedecer al Señor y dejar todas las consecuencias en sus manos. Y junto a este, también hay otro igual de transcendental, el cual nos enseña a esperar por el tiempo del Señor. Obedecer a Dios no solo implica hacer su voluntad, sino también obrar en su tiempo y de la manera que nos indique hacerlo.

Para mantenernos en el centro de la voluntad perfecta de Dios, debemos evitar adelantarnos a su tiempo.

Aunque no siempre es fácil esperar en el Señor, no fallaremos si con paciencia le dejamos guiarnos de acuerdo a su tiempo. Si nos adelantamos, caeremos en problemas; pero si confiamos en su dirección, nos guiará hacia su voluntad y hará más de lo que esperábamos.

Antes de tomar una decisión rápida y avanzar, en vez de esperar en el tiempo de Dios, prestemos atención a las palabras del 

SALMO 27:14 “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová”.

El tiempo de Dios no solo es bueno, sino perfecto.

Es Omnisciente y conoce cada aspecto del pasado, del presente y del futuro. El Señor ve cada área de nuestra vida; conoce todas nuestras necesidades y deseos. Comprende lo que es mejor para nosotros. Su plan divino para nuestra vida siempre es perfecto y cumple su buena voluntad.

En cambio, casi siempre estamos apurados para obtener lo que deseamos. Como poseemos un conocimiento limitado, debemos orar y esperar a que el Señor nos muestre el camino a seguir. Pero, en nuestra prisa por avanzar, casi siempre tomamos decisiones sin pedirle a Dios que nos muestre su tiempo perfecto para ese aspecto de nuestra existencia.

Sin embargo, el Señor ha provisto todo lo que necesitamos para obedecerlo. Al salvarnos, su Espíritu vino a morar a nuestra vida para siempre. Una de las responsabilidades del Espíritu Santo es guiarnos de acuerdo a la voluntad y a la Palabra de Dios. Nos advierte acerca de los caminos equivocados y nos exhorta para que hagamos lo correcto, pues no tenemos la capacidad para tomar decisiones sabias por nosotros mismos.

Cuando Dios dice que debemos esperar, eso es exactamente lo que desea que hagamos.

Así que debemos aprender a escucharlo y a seguir su dirección, en vez de tomar nuestras propias decisiones. Si nos acostumbramos a escucharlo en todo momento, estaremos listos para oírle cuando necesitemos ser guiados en situaciones difíciles. El Señor promete en su Palabra que contestará nuestras oraciones y dirigirá nuestro andar; aunque a veces debemos esperar a que nos muestre el camino. Aunque quizás deseamos una respuesta inmediata, Dios, por su amor y omnisciencia, conoce lo que es mejor para nosotros hoy y en el futuro, pues su perspectiva es eterna.

¿Cuáles son los requisitos para esperar en Dios?

• Fe. Si comprendemos quien es Dios, confiaremos en Él, pues sabe más que nosotros y su tiempo es siempre perfecto. No nos priva de nada, sino que hace lo que es mejor para nuestra vida, de acuerdo a su conocimiento y sabiduría. Nos invita a pedir, a buscar y a llamar en oración, y promete respondernos de acuerdo a su divino propósito y a su tiempo perfecto (Mt 7.7).

Por tanto, no debemos pensar que, si su respuesta no llega de manera inmediata, significa que no nos dará lo que le hemos pedido. Por el contrario, tenemos que recordar el poder, la sabiduría, el amor y el conocimiento de Dios, confiar en que tiene el control de toda situación y que nos dará lo que es bueno. Si su provisión no llega inmediatamente, es porque no la necesitamos, o porque no es bueno para nosotros, o no es el tiempo adecuado para recibirla.

• Paciencia. El Salmo 37.7 enseña: “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres…”. Tener que esperar puede causar ansiedad e impaciencia, pues cuando lo hacemos pareciera que Dios no hiciera nada. Sin embargo, debemos recordar que nos ama y ofrece dirección, provisión, ayuda y fortaleza durante el tiempo de espera.

Cuando David fue ungido como rey de Israel siendo aún adolescente, no sabía que tendría que esperar más de doce años antes de que esa promesa se hiciera realidad. Lo que parecía como un tiempo perdido era parte del plan perfecto que Dios tenía con su vida. El Señor no estaba perjudicando a David con ese retraso, lo estaba ayudando.

• Valentía. Cuando una oferta u oportunidad parece buena, se requiere de gran valor para esperar en Dios, pues quizás tendremos que rechazarla. Aunque los demás no comprendan nuestra decisión y nos insten a proseguir, si esto no está de acuerdo al tiempo y a la voluntad del Señor, no debemos tomar la decisión equivocada. No podemos entender las dificultades que tendremos que enfrentar si avanzamos en desobediencia, en vez de esperar con paciencia y valor hasta que Dios nos muestre el camino a seguir.

• Determinación. Como la influencia de otros tiene un efecto poderoso en nuestra vida, se requiere de fortaleza para esperar en el Señor. Aunque la situación parezca buena, si el Espíritu Santo nos advierte, debemos cambiar de parecer para obedecerlo y no dejarnos guiar por los consejos de otras personas.

• Fortaleza. Si nos sentimos tentados a adelantarnos a Dios, debemos recordar que el Todopoderoso es la fuente de nuestra fuerza y quien provee el poder que necesitamos para esperar con paciencia. Además, es Dios quien puede cambiar los deseos de nuestro corazón para alinearlos con su voluntad y darnos pasión para obedecerlo.

• Perseverancia. Si el Señor nos llama a esperar, necesitamos perseverar para mantenernos firmes cuando otros den sus opiniones y ofrezcan sugerencias sobre lo que debemos hacer.

Aunque el mundo está lleno de ofrecimientos tentadores y muchos se apresuran para decirnos cómo debemos vivir, solo hay un Ser superior al que debemos escuchar, y es el Señor. Nuestra responsabilidad es obedecer y dejar las consecuencias en sus manos. Andar en la voluntad de Dios es la mejor decisión que podemos tomar. Aunque no recibiremos todo lo que anhelamos de acuerdo con nuestros planes, no nos perderemos las bendiciones del Señor, las cuales sí concuerdan con el tiempo y la voluntad de Dios. Por tanto, en todo momento debemos buscar la sabiduría de Dios en oración, mientras esperamos por su dirección y observamos cómo obra en nuestra vida.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

Comentarios

ORANDO EN EL ESPÍRITU

Le tengo una buena noticia, usted tiene 2 intercesores de lujo intercediendo por usted. ¿Quiénes son?: EL ESPÍRITU SANTO y JESUCRISTO                    

¿Y qué es orar en el espíritu?         

Para poder contestar esta pregunta será necesario el análisis del siguiente versículo. Hay que contrastar orar en el espíritu con orar en la carne, ya que ambos son polos opuestos.

EFESIOS 6:18 » orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.

La oración en el poder de la carne depende de la capacidad y el esfuerzo humano para llevar a cabo la oración.

Todos sabemos lo que es sentirse muerto en la oración, es decir, tener dificultades para orar, quedarse sin palabras, sin nada que decir, o tener que esforzarnos para intentarlo. Jesús nos advirtió que no pensáramos que seriamos escuchados porque usamos muchas palabras.

MATEO 6: 6 » Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.«

No apoye su oración en la dicción, el ritmo, el lenguaje, la emoción o el volumen, ni tan siquiera que sea perfectamente compuesta.

Si orar en la carne es la falsificación o la imitación de la oración en el Espíritu ¿Qué es la definición genuina?

Orar en el Espíritu es experimentar el Espíritu de Vida que da vida a la oración. Orar en el EspÍritu significa que el Espíritu empodera la oración y la lleva al Padre en el nombre de Jesus. La oracion tiene una calidad de vida caracterizada por la calidez y libertad. Es cuando nos damos cuenta de que estamos en la presencia de Dios hablando con Dios El Espíritu Santo ilumina tu mente y conmueve tu corazón.

Bueno les hable al principio de 7 maneras en que el Espíritu Santo nos ayudará en nuestras vidas de oracion.

  1. EL ESPÍRITU SANTO TRABAJA EN NUESTRA VOLUNTAD PARA ORAR.

ROMANOS 8:5 «Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.»

FILIPENSES 2:13 «porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.»

2.    EL ESPÍRITU SANTO TRABAJA ANIMANDO NUESTROS CUERPOS.

MATEO 26: 40-41 » Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?, Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.

ROMANOS 8:10 «Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, más el espíritu vive a causa de la justicia.»

3. EL ESPÍRITU SANTO TRABAJA LLEVANDO NUESTRAS ORACIONES AL PADRE.

ROMANOS 8: 26 – 27 «Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos

4.   EL ESPÍRITU SANTO NOS AYUDA EN LA MINISTRACIÓN DE NUESTRO ACCESO A DIOS.

 Efesios 2:18 «porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre

5.    EL ESPÍRITU SANTO NOS AYUDA EN LA ARTICULACIÓN DE NUESTRAS PALABRAS.

ROMANOS 8: 26 «Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

Recuerde que estamos hablando con el Espíritu Santo, nuestro Ayudador y Consolador, quien fue enviado por el Padre para que este con nosotros todos los días de nuestras vidas.

6.  EL ESPÍRITU SANTO ORA CON USTED Y POR USTED. 
Romanos 8:26 «Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

El Espíritu esta traduciendo lo que usted quiere decir e el lenguaje que ellos entienden y le esta diciendo lo que le conviene al Padre de nosotros.

7.    EL ESPÍRITU SANTO NOS AYUDA A RECORDAR QUIENES SOMOS.

ROMANOS 8:16 «El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.»

Mi ADN es hijo de Dios y nos recuerda que tenemos un Padre, que esta con nosotros. Y que tenemos al Espíritu Santo y a Jesucristo intercediendo por nosotros.

Conclusiones
Tenemos dos intercesores: El Espíritu Santo y Jesús . Que debemos orar en el Espíritu y no en la carne. El Espíritu intercede por nosotros con gemidos indecibles, pero también debemos de orar con el entendimiento, No busquemos ser elocuentes sino sinceros delante del Señor en nuestras oraciones.

Comentarios

YouTube