Categoría: Oración

Gracias, Muchas Gracias, Señor

Observe que este versículo bíblico nos instruye a dar gracias en todo, no por todo. Cuando la calamidad o la tentación nos golpean, no debemos dar gracias a Dios por ellas, pues Él no es el autor de esas cosas. Al contrario, Él es quien nos muestra la salida para escapar de ellas, y ésa es la razón por la cual debemos ser agradecidos con Él.

Si usted lee los cuatro Evangelios, notará que Jesús jamás dio gracias por la enfermedad o la muerte. Al contrario, cuando estaba ante ellas, su reacción era vencerlas con el poder de Dios. Por eso, dé gracias como Jesús lo hizo: no por las obras de Satanás, sino por la victoria que Dios le ha dado sobre ellas.

San Juan 11:1-48 – Muerte de Lázaro

1Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana, (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos. Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. 4Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.

5Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. 6Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. 7Luego, después de esto, dijo a los discípulos: Vamos a Judea otra vez. 8Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? 9Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; 10pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él. 11Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. 12Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. 13Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. 14Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; 15y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él. 16Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.

Jesús, la resurrección y la vida

17Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. 18Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; 19y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. 20Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. 21Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. 23Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. 24Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. 25Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? 27Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.

Jesús llora ante la tumba de Lázaro

28Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama. 29Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él. 30Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. 31Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí. 32María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. 33Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, 34y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. 35Jesús lloró. 36Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. 37Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?

Resurrección de Lázaro

38Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. 39Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. 40Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? 41Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. 43Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! 44Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.

El complot para matar a Jesús

45Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. 46Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho. 47Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. 48Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.

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Libremos Nuestras Batallas de Rodillas

Todos libramos batallas, que pueden ser internas tales como heridas, sentimientos de rechazo, tentación, entre otros; asimismo, batallas externas como ser la avaricia, la envidia, la lujuria, etc.

El asunto es como las enfrentamos y salimos victoriosos ante cualquier batalla.

1. Nos postrarnos de rodillas. En estos versiculos de la Palabra, Mateo 26:36-3.  Estando Jesús en el Getsemaní, dió a conocer que estaba trizte y se separó un poco de sus discípulos para postrarse de rodillas y orar.

A estas alturas, ya Jesús habia establecido que iría a la cruz, pero lo que más le preocupaba era que en algún momento durante la crucificción, se separaría de su Padre. Esta fué la lucha que libró. 

Es claro que Satanas quería verlo vencido, pero Cristo ganó la batalla de rodillas y lo mismo debemos hacer nosotros para provecho del Reino y darle Gloria y Honra a Dios.

2. Separamos tiempo a solas con Dios. Cuando nos humillamos delante de Dios, lo reverenciamos a El, involucramos al Soberano del Universo, llevamos a Dios a la batalla y por ende no estamos solos. Y como estamos con El, sabemos que El es Todopoderoso, El lo sabe todo, sabe lo que tenemos que hacer exactamente y cuando debemos hacerlo. El es la persona que sabe ejecutar nuestro destino.

Y es atravez del Espiritu Santo que nos dá el punto de vista de Dios, la perspectiva divina acerca de la batalla que estamos librando, nos dá discernimiento de que hacer y cuando hacerlo, nos hace saber cuando callar y cuando hablar. Nos da consuelo, seguridad, confianza y aliento a nuestro corazón. Tenemos la percepción mas clara de lo que sucede y al escuchar su voz, nos dice que hacer.

3, Escuchamos en silencio y esperamos que Dios nos hable. La oración no solo es decirle a Dios lo que hay en nuestra mente y corazón. La oración genuina es hablar y escuchar. Dios nos ama incondicionalmente que desea que lo conozcamos. El quiere esa relación estrecha, hablar de nuestros asuntos y escucharlo.

4. Cuando El nos señala algo en nuestras vidas, no se irá hasta que lo resolvamos. Nos mantiene inquietos hasta que lo resolvemos desde el punto de vista de la Palabra.

5. El busca que nos arrepintamos. Debemos tener un corazón arrepentido

6. Debe haber sumisión total. Porque al hacerlo nos protege de ser amargados. Al confrontar esta actitud, pidiendo perdón, entonces, El irá mas allá de lo que esperamos y entendemos.

7. Solo puede haber un general. Rom 8:28 "Todas las cosas ayudan a bien a que aman a Dios." No se trata de nuestra manera de hacer las cosas, sino de lo que ha establecido nuestro Señor.

Si hacemos todo esto, Dios nos va a bendecir con lo mejor que tiene para nosotros. Y llegaremos a ser las personas que Dios quiere que seamos. Estemos listos por lo que debemos reconocer que El tiene el control.

Bendito sea el Padre, El Hijo y El Espiritu Santo.

 

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Busque a Dios Temprano

"Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas, para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario. Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos. Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche, porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha sostenido." – Salmo 63:1-8

Probablemente has escuchado decir que el desayuno es la comida más importante del día. Esto se aplica a nuestro corazón y mente. Lo que les damos cada mañana afecta grandemente el resto del día. Es la Palabra de Dios, la oración y la meditación, el alimento espiritual para tu relación con el Padre.

David comenzó su día con el Señor. En el Salmo 63, describió la búsqueda temprana de Dios. Despertó voraz por su Creador, y después de llenar su alma de la plenitud del Señor, estalló en acción de gracias y alabanzas a Él. Incluso mientras estaba acostado en su cama por la noche, David seguía pensando en su Padre celestial.

Imagínate tener un día así lleno de alegría y gratitud hacia Dios. Esto es posible cuando separamos el inicio de nuestro día pasando con el Señor, escuchándolo hablar a través de Su Palabra y hablando con Él en oración. Nuestra bendición será aún más rica cuando permanezcamos conscientes de Dios durante todo el día y en la noche, contemplando quién es y cómo trabaja. Buscar al Señor no sólo llena nuestro alma vacía; también aumenta nuestra hambre de más de Él.

¿Consideras que es una lucha separar tiempo con el Señor cada mañana? Los hábitos de toda la vida comienzan con pequeños pasos, no resoluciones abrumadoras. Comienza hoy, deja 15 minutos esta mañana. Entonces trata de hacerlo durante unos días, y veras como el Señor comienza a satisfacer tu alma y a aumentar tu hambre por Él.

 

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