Categoría: Propósito

NUESTRO DIOS ES DIOS DE VIVOS Y NO DE MUERTOS

En el nombre poderoso de Jesús, nuestro Señor y Salvador, les traigo un mensaje de vida y esperanza, un mensaje que ilumina la verdad eterna y desenmascara las mentiras del enemigo. Hoy, el Espíritu de Dios nos llama a un entendimiento más profundo, a una revelación que desafía nuestra percepción y nos eleva a la gloria celestial. Y para esto, vamos a comenzar leyendo la siguiente Escritura:

MARCOS 12: 20-27 22 “Y así los siete, y no dejaron descendencia; y después de todos murió también la mujer. 23En la resurrección, pues, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? 24Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? 25Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos. 26Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? 27Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.»

Nos encontramos en el Evangelio de Marcos donde los saduceos, aquellos que niegan la resurrección, vinieron a Jesús con una pregunta capciosa, tratando de atraparle en sus palabras. Le hablaron de una mujer que fue esposa de siete hermanos, todos fallecidos sin dejar descendencia. Su pregunta era esta: “En la resurrección, pues, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer?”

¡Escuchen bien, pueblo de Dios! La respuesta de Jesús no solo despeja las dudas de los saduceos, sino que también nos revela una verdad fundamental sobre el Reino de Dios y la vida eterna. Jesús les dijo: “¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos.”

Nuestro Señor y Salvador nos está enseñando que la vida después de la resurrección es completamente diferente a la vida terrenal. No estamos destinados a seguir las mismas estructuras y relaciones que conocemos aquí. ¡No! Seremos como los ángeles en el cielo, viviendo en la presencia eterna de Dios, libres de las limitaciones y las ataduras de este mundo.

¿Pero qué más nos dice el Señor? En los versículos 26 y 27, Jesús continúa: “Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.”

¡Nuestro Dios es un Dios de vivos, no de muertos! Este es un mensaje de esperanza y de poder. La resurrección no es solo una promesa futura; es una realidad presente. En Cristo, hemos pasado de muerte a vida. La misma resurrección de Jesús es la garantía de nuestra resurrección. ¡Él es la primicia de los que durmieron! ¡Él ha vencido a la muerte y nos ha dado la victoria!

Quiero que abramos nuestros corazones y entendamos profundamente el poderoso mensaje de que nuestro Dios es un Dios de vivos, no de muertos. Esta declaración tiene un significado profundo y transformador que debe resonar en nuestras almas.

Cuando Jesús dijo que Dios es un Dios de vivos, no de muertos, nos estaba revelando una verdad esencial sobre la naturaleza de Dios y Su relación con nosotros:

1. Dios es un Dios de Vida Eterna

Primero, cuando Jesús dice que Dios es un Dios de vivos, nos está diciendo que Dios es la fuente de toda vida. En Él no hay muerte, ni oscuridad, ni fin. Él es el creador de todo lo que existe y la vida en sí misma emana de Su ser. Génesis nos dice que Dios sopló aliento de vida en el hombre y así fuimos hechos seres vivientes. Este aliento de vida no solo nos da existencia física, sino también nos conecta con el propósito eterno de Dios.

2. La Resurrección es una Realidad

La afirmación de Jesús también apunta a la resurrección. Los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob habían muerto hacía mucho tiempo en términos humanos, pero Jesús declara que Dios sigue siendo su Dios. Esto implica que ellos están vivos en la presencia de Dios. Esto nos asegura que la muerte física no es el final. Los que mueren en Cristo vivirán eternamente con Él. La resurrección de Jesús es la primera fruta de esta promesa, y porque Él vive, nosotros también viviremos.

3. Vivimos una Vida Abundante en Cristo

Jesús dijo en Juan 10:10: «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia». No se refiere solo a la vida eterna, sino también a una vida abundante aquí y ahora. Vivir como seguidores de Cristo significa experimentar Su amor, paz, gozo y poder en nuestras vidas diarias. Significa que aunque enfrentemos desafíos y pruebas, tenemos la vida de Dios dentro de nosotros, capacitándonos para superar cualquier obstáculo.

4. Dios Está Activo y Presente

Decir que Dios es un Dios de vivos también nos recuerda que Él está activo y presente en nuestras vidas hoy. No adoramos a un Dios distante o ausente. Él es Emanuel, Dios con nosotros. Él se preocupa por nuestras necesidades, escucha nuestras oraciones y obra poderosamente en nuestras circunstancias. La Biblia está llena de testimonios de la intervención divina en la vida de Su pueblo, y estos testimonios continúan hoy.

5. Nuestro Propósito y Destino en Él

Finalmente, entender que Dios es un Dios de vivos nos llama a vivir con propósito. No estamos aquí por accidente ni para vivir sin dirección. Dios tiene un plan y un propósito para cada uno de nosotros. Somos llamados a vivir de manera que glorifique a Dios, a servirle con todo nuestro corazón y a ser luz en un mundo que necesita desesperadamente la verdad y el amor de Cristo.

Hoy, el Espíritu Santo nos llama a vivir en esta realidad. No debemos temer la muerte, porque para nosotros, los que estamos en Cristo, la muerte ha sido derrotada. La tumba está vacía, y la vida eterna es nuestra herencia. Este es el poder del Evangelio: la vida abundante aquí y ahora, y la vida eterna en la presencia de Dios.

Amados, ¿cuántos de nosotros vivimos con el temor de lo que vendrá? ¿Cuántos estamos atrapados en las preocupaciones de este mundo, olvidando la gloria que nos espera? ¡Hoy es el día para levantarnos en fe, para declarar con audacia que nuestro Dios es un Dios de vivos! Que en Él, tenemos vida y vida en abundancia.

La promesa de la resurrección nos llama a una vida de santidad y de propósito. No somos de este mundo; estamos destinados a algo mucho mayor. ¡Somos ciudadanos del cielo, hijos e hijas del Rey de reyes! Y en este conocimiento, debemos caminar con valentía, proclamando el Evangelio con poder, llevando la luz de Cristo a las naciones.

Jesús nos llama a conocer las Escrituras y el poder de Dios. No podemos vivir en ignorancia. Debemos sumergirnos en la Palabra de Dios, dejando que transforme nuestras mentes y corazones. Debemos buscar el poder del Espíritu Santo, permitiéndole que nos llene y nos capacite para vivir como testigos valientes de la verdad de Dios.

Conclusión

Entonces, cuando decimos que nuestro Dios es un Dios de vivos, no de muertos, proclamamos que nuestro Dios es el Señor de la vida, la resurrección y la esperanza eterna. Declaramos que en Él encontramos propósito, significado y poder para vivir vidas abundantes. Proclamamos que la muerte ha sido vencida y que la vida eterna nos espera. Vivamos entonces con esta verdad ardiendo en nuestros corazones, confiando en que nuestro Dios está con nosotros en cada momento, guiándonos, sosteniéndonos y llenándonos de Su vida y amor.

¡Que Dios les bendiga abundantemente, y que esta verdad les inspire a vivir con fe y valentía cada día! ¡Amén!

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VEN A MI DICE NUESTRO DIOS Y DESCANSA

¡Presten atención, sabios de este mundo, y tiembla la sabiduría humana, porque las profundidades de Dios no se revelan a los altivos, sino a los humildes de corazón, a los que tienen el espíritu de un niño!

MATEO 11:25-30 «25En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. 26Sí, Padre, porque así te agradó. 27Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. 28Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.»

Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo del Dios viviente, proclamó: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó” . El Señor del universo ha elegido revelarse a los pequeños, a los sencillos, a los que vienen con corazones puros y despojados de orgullo. No es en la astucia de los sabios ni en la lógica de los entendidos donde se encuentra la verdad, sino en la simpleza de un corazón que busca a Dios con humildad.

¡Escucha! Todo ha sido entregado al Hijo por el Padre. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo. Este es el misterio glorioso del reino de Dios, el misterio que destruye las fortalezas del orgullo humano y establece el trono de la humildad y la dependencia en Dios.

¡Venid, venid todos los que estáis trabajados y cargados! ¡Venid todos los que estáis agotados por las cargas del mundo, por el peso del pecado, por las aflicciones de la vida! Nuestro Señor, con voz suave y llena de compasión, nos llama: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). ¡Ésta es una invitación divina, un llamado celestial! Porque el descanso verdadero, el descanso para nuestras almas, se encuentra en Él y solo en Él.

¡Llevad su yugo! Su yugo no es opresivo, su carga no es pesada. Él mismo nos asegura: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:29-30). El yugo de Cristo es fácil y su carga ligera porque Él lleva con nosotros, porque Él nos da fuerza y porque en su mansedumbre y humildad encontramos la paz que el mundo no puede dar.

PORQUE ES QUE PODEMOS DESCANSAR EN JESÚS?

¡Escuchen con atención, oh pueblos y naciones! ¡Escuchen y abracen la verdad que brota del corazón de Dios, la verdad que resuena en las palabras de nuestro Señor y Salvador Jesucristo! En el mundo de hoy, lleno de aflicciones y tribulaciones, hay un refugio seguro, un lugar de descanso verdadero, y ese lugar se encuentra en Jesús. Porque en Él, encontramos todas las promesas y bendiciones que nuestra alma anhela?:

1. Porque Él es el Hijo de Dios y tiene toda autoridad: Jesús declaró, “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre” (Mateo 11:27). Gran autoridad y poder están en las manos de nuestro Señor. Todo le ha sido entregado: el control sobre el universo, la autoridad sobre el cielo y la tierra, y el poder para transformar nuestras vidas. Cuando venimos a Jesús, no venimos a un hombre común, sino al Rey de reyes y Señor de señores, quien tiene el poder para cambiar nuestras situaciones y darnos descanso.

2. Porque Él nos conoce íntimamente y nos ama profundamente: “Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar” (Mateo 11:27). Jesús nos invita a una relación personal con Él y con el Padre. Él conoce nuestras cargas, nuestras luchas, nuestras penas y alegrías. Nos ama con un amor eterno y profundo, y en su amor, encontramos la paz y el descanso que el mundo no puede ofrecer.

3. Porque Él nos ofrece un descanso genuino y profundo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Esta es una promesa inquebrantable de Jesús. Él nos llama a venir a Él, tal como somos, con nuestras cargas y preocupaciones, y nos promete descanso. No es un descanso superficial, sino un descanso profundo para nuestras almas, un alivio de las cargas emocionales y espirituales que llevamos.

4. Porque su yugo es fácil y su carga ligera: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:29-30). Jesús nos invita a tomar su yugo, a someternos a su enseñanza y guía. Su yugo no es opresivo, no nos esclaviza, sino que nos libera. Nos enseña a vivir en humildad y mansedumbre, siguiendo su ejemplo. En esta sumisión, encontramos libertad y descanso, porque su yugo es fácil y su carga ligera.

5. Porque Él es manso y humilde de corazón: Jesús nos llama a aprender de Él, porque es manso y humilde de corazón. En su mansedumbre, encontramos  su amor; en su humildad, encontramos la grandeza de su gracia. No es un líder distante y autoritario, sino un Pastor amoroso que camina con nosotros, que nos lleva en sus brazos cuando estamos cansados y nos guía con ternura. Su corazón humilde y manso nos da seguridad y nos invita a descansar en su presencia.

6. Porque Él ha vencido al mundo: En Juan 16:33, Jesús dice: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Nuestro descanso en Jesús no se basa en la ausencia de problemas, sino en la victoria que Él ha obtenido. Él ha vencido al pecado, a la muerte y al poder del mal. En su victoria, encontramos la certeza de que, aunque enfrentemos dificultades, estamos seguros en sus manos.

7. Porque Él nos da su paz: Jesús promete en Juan 14:27: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. La paz que Jesús nos da es una paz que trasciende las circunstancias, una paz que guarda nuestros corazones y mentes en medio de las tormentas. Es una paz profunda y duradera, que solo se encuentra en Él.

8. Porque su presencia está siempre con nosotros: Jesús prometió en Mateo 28:20: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. No estamos solos; Su presencia nos acompaña siempre. En cada momento de nuestra vida, en cada desafío, en cada alegría y en cada dolor, Jesús está con nosotros. Su presencia nos da consuelo, fortaleza y descanso.

Por todas estas razones, podemos descansar en Jesús. Él es nuestro refugio, nuestra fortaleza, nuestra paz y nuestra esperanza. ¡Venid a Él, venid con fe y confianza, y hallad descanso para vuestras almas! En su amor y en su presencia, encontramos todo lo que necesitamos.

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UNA BRÚJULA PARA EL VIAJE DE LA VIDA

Una brújula siempre nos da dirección de viaje y la ruta correcta. Es decir, que nunca nos guiará mal, sino en la dirección correcta, lo que produce en nosotros una gran seguridad. Por lo que es buena para viajar. Pero la Biblia es la mejor brújula para vivir.

Es cierto que la brújula apunta hacia el polo norte, sin embargo, la Palabra de Dios siempre apunta hacia arriba en todo momento, hacia El Dios Todopoderoso.

Así que quiero compartir unos versículos preferidos, con los cuales, Dios habló a mi corazón, demostrando que son una increíble guía para nuestras vidas, y le aseguro que estos pasajes nos mantendrán en la dirección correcta. Asimismo, aprenderemos el valor de seguir esta brújula.

PROVERBIOS 3:1-12 » 1Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza, y tu corazón guarde mis mandamientos, 2porque largura de días y años de vida y paz te añadirán. 3La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón. 4Así hallarás favor y buena estima ante los ojos de Dios y de los hombres. 5Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. 6Reconócele en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas. 7No seas sabio a tus propios ojos, teme al Señor y apártate del mal. 8Será medicina para tu cuerpo y refrigerio para tus huesos. 9Honra al Señor con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; 10entonces tus graneros se llenarán con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto. 11Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni aborrezcas su reprensión, 12porque el Señor a quien ama reprende, como un padre al hijo en quien se deleita.»

Creo en esta Palabra porque es la Biblia y la creo, porque fui salvo a traves de ella cuando tenía 27 años y desde entonces, se han convertido en una ancla para mi vida, además de haber descubierto que Dios siempre es fiel.

VEAMOS LA DIRECCIÓN DE ESTA PALABRA, LA BRÚJULA BÍBLICA.

1. Esta brújula es nuestra guía moral.

PROVERBIOS 3:1 » Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza, y tu corazón guarde mis mandamientos,»

Vivimos en un mundo que es muy inmoral, lleno de dificultades, penas, dolor, problemas, pruebas e inmoralidad. Pero esta brújula nos mantendrá en la dirección correcta todo el tiempo, porque cada día oímos voces y vemos cosas que nos alejan del rumbo correcto.

Mire, si descuida esta brújula, estaremos en problemas tarde o temprano, porque hay cosas que nublan nuestra mente, o muchas voces que oimos que tratan de convencernos y persuadirnos de que todo esta bien y es correcto.

Así que meditar en la Palabra, escucharla, tomar nota, y aplicarla a nuestro corazón debe ser lo más importante en nuestro pensamiento diario.

2. Esta brújula siempre nos dirige a la misericordia de Dios.

PROVERBIOS 3:3 «La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón.»

Esta brújula siempre nos dirigirá a la misericordia, a ser considerados, atentos, generosos, serviciales, alentadores y cordiales en nuestros sentimientos hacia otros.

Es decir, Dios usa esa cualidad del carácter en nuestras vidas para atraer a las personas hacia el Señor Jesucristo que vive dentro de nosotros.

3. Siempre nos dirige a la verdad.

Porque?, porque es inspirada por el Dios vivo. Es la infalible Palabra de Verdad de Dios. No comete errores, siempre apunta hacia el Dios Celestial y siempre nos guiará en la dirección correcta. Y actuar en la verdad con integridad.

PROVERBIOS 3:5 «Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento.»

Este versículo nos llama a confiar en el Señor de todo tu corazón. Esta brújula siempre nos dirige a la confianza, la fe y al Dios que es confiable.

Sí Dios te llama a hacer algo, no te llamara sin antes equiparte con dones, talentos, habilidades, capacidades y proveerte los recursos para ello.

Recuerda, Dios no se equivoca porque te ama incondicionalmente, quien nunca nos engañará. Por lo tanto, con esa afirmación, solo nos resta rendirnos a Él y creerle a Él.

4. Siempre nos llevará a buscar la mente y la voluntad de Dios.

PROVERBIOS 3: 5-6 » 5Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. 6Reconócele en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas.»

Esta brújula siempre lo va a llevar en una dirección, buscar al Señor. Que piensa Dios del problema que tiene enfrente?; como quiere Dios intervenir en esta decisión de indicarle el camino correcto?

Reconócelo en todos tus caminos, lo que significa que si lo acepto y lo reconozco como mi Señor, reconozco su infinita y perfecta sabiduría, reconozco el hecho de que solo Él me guiará en la dirección correcta, reconozco el hecho de que me ama incondicionalmente, reconozco que Él tiene lo mejor para mi vida, asi que reconozcámoslo en todos nuestros caminos, es decir, acudamos a Él.

Si usted dice: «Dios no tiene nada que ver con esto» y no acude a su brújula a diario, le puedo asegurar que se saldrá de la senda. Irá en la dirección equivocada.

Dios nos ha dado esta brújula porque nos ama y Él sabe donde están las trampas, conoce todas la tentaciones en el camino, sabe todas la voces que nos llamarán, sabe todo sobre las cosas atractivas que nos cautivarán.

Dios sabe todo sobre ello y entonces, Él quiere que busquemos su voluntad y eso solo es consultándolo en la brújula, porque ella le indicará la decisión correcta y clara al meditar en ella y que le dirija.

5. Esta brújula siempre apunta a la obediencia.

PROVERBIOS 3:7 » 7No seas sabio a tus propios ojos, teme al Señor y apártate del mal.»

Esta brújula siempre apunta a la obediencia. Esta claro en la Palabra, que nunca hay un versículo que nos induzca a hacer el mal., porque el Dios que la creo, creo un plan para nuestras vidas. Dios siempre tiene una senda para nosotros, una senda creada por un Dios amoroso que nos ama incondicionalmente.

Es una senda que nos conduce a lo mejor en nuestras vidas. Es una senda que también tiene dificultades, apuros, pruebas, pero Él usará cada una de ellas para formar carácter en nuestra vida y hacernos como Cristo y hacernos instrumentos útiles.

Capaces de escuchar a otros, discernir lo que verdaderamente pasa en nuestros corazones y ser capaces de identificarnos y sufrir con ellos

Dios es así, nunca nos induciría a hacer el mal. Sin embargo, sino va por la senda correcta va a cometer un terrible error, va a terminar decepcionado y sin duda se va a destruir.

Aqui dice, «Teme al Señor y apártate del mal.»

6. Siempre nos dirige a la sabiduría financiera.

PROVERBIOS 3:9-10 » Honra al Señor con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; 10entonces tus graneros se llenarán con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto.

HONRAR significa respetarlo y venerarlo. Significa que reconozco su Señorío.

Lo honro como el creador de toda riqueza y lo honro como la fuente de toda riqueza. Puede ser muy poca pero entra en la categoría de riqueza. Los bienes no son solo dinero, sino que también las capacidades, talentos, destrezas, y oportunidades.

Honra al Señor con tus bienes porque esto es parte de la brújula. Quiero que sepas que Dios no va a contribuir con lo que estas haciendo mal y Él sabe lo que es mejor para nosotros.

7. La Biblia dice que aceptemos la disciplina de Dios como parte del amor de Dios.

PROVERBIOS 3:10-12 » 11Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor, ni aborrezcas su reprensión, 12porque el Señor a quien ama reprende, como un padre al hijo en quien se deleita.»

La brújula dice: acepta su corrección, acepta su disciplina porque viene del amor del Padre.

Cuando Dios nos cae encima por desobedientes, respondemos con enojo o sino con quejas: Porque Dios permite esto?. Y si respondiera diría: «Porque te amo», «Porque tengo esta increíble senda que hice para ti y quiero que tengas el beneficio completo de caminar según mi voluntad»

Ahora bien, lo que el Señor quiere decirnos es que dejemos de intentar vivir y llegar a ser lo que quieres ser, lo que quieres hacer, violando la Palabra de Dios. Vuelve y mira a la realidad, a la Palabra de Dios y empieza a seguirla.

VEAMOS AHORA EL VALOR DE SEGUIR LA BRÚJULA BÍBLICA.

1. Nuestros días serán más productivos.

PROVERBIOS 3:1-2 » 1Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza, y tu corazón guarde mis mandamientos, 2porque largura de días y años de vida y paz te añadirán.

Si queremos que nuestros días sean mas productivos, más fructíferos y si queremos lo mejor de Dios, esperar largura de días y que los años de vida se nos aumenten, sigamos lo que la Palabra de Dios nos dice.

Talves no le puedo garantizar que eso suceda, pero una cosa si le puedo decir: nuestras vidas serán mejor si seguimos la brújula.

2. La Paz se nos aumentarán.

PROVERBIOS 3:2 «porque largura de días y años de vida y paz te añadirán».

Esto no significa que todo estará bien y maravilloso cada día. Puede que algunos días sean difíciles, pero habrá paz continua, con una sensación de consuelo y seguridad porque nuestro Dios camina con nosotros todos los días.

Cuando va por su senda y sigue su brújula, que dice Él?, dice: largura de días y años de vida y paz te aumentarán.

3. Hallarás Gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres.

Piense en esto: quiere la Gracia de Dios en su vida personal?, en su familia?, en la vida de sus hijos?.

Déjame asegurarte que si seguimos la brújula de la Palabra de Dios, obtendremos la Gracia de Dios. O sea, que recibiremos la cosas buenas de Dios, el plan de Dios, su provisión, y lo mejor de Él.

Sabes porque?, porque estamos en la senda correcta y estamos haciendo lo que es correcto.

4. Él dirigirá su camino y lo enderezará.

No se puede elegir una senda mejor que la de Dios, porque esta brújula siempre lo llevará a hacer lo que es correcto. Lo que pasará es que Dios lo dirigirá, sí leemos, si meditamos en ella y dejamos que impregne nuestras mentes y nuestros corazones.

5. La corrección amorosa del Padre.

Talves digas: «no quiero eso en mi vida». Sabe qué pasará?, nos saldremos de la senda sino seguimos la brújula.

Definitivamente, no hay brújula como la Palabra de Dios y si la ignoramos, lo que estamos haciendo es preparándonos para salirnos de la senda.

Quisiera motivarlo a leer la Biblia, una y otra vez. Y que sea la brújula de nuestras vidas para mantenernos en la senda correcta, para que recibamos las mejores bendiciones de Dios en nuestras vidas, hoy y en el futuro.

Quiera orar por ti en este momento: «Padre, te agradecemos, por incluir tanto en tan pocos versículos, Por señalarnos el camino para cada aspecto de nuestras vidas, y rodearnos de tantas bendiciones, de la seguridad y la paz que tenemos, al saber que al seguir tu brújula, siempre iremos en la senda correcta. Y que uno de estos días, estaremos delante de ti, confiados y con gratitud, Mirando hacia atrás, veremos que seguir tu senda, fue la mejor parte de nuestras vidas. En el nombre de Jesús. Amén».

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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GUIADOS POR DIOS

Algunas de las decisiones que tomamos son tan importantes que pueden llegar a cambiar nuestro futuro. Enfrentamos, dificultades económicas, problemas de salud, situaciones familiares y toda clase de desafíos. Y Puede que hayamos dedicado tiempo para investigar algún asunto en específico, pero quizás aún no sepamos qué decisión debemos tomar.

Puede que nuestro problema pareciera no tener solución, o quizás otras personas hayan pedido nuestro consejo, y no sepamos cómo orientarlas. En situaciones como estas, necesitamos de alguien que nos dé buenos consejos y el único que puede guiarnos bien, en todo momento es definitivamente Dios, quien nunca está demasiado ocupado para escucharnos cada vez que buscamos su dirección.

Mire bien lo que dice esta Palabra de la Biblia:

SALMO 32: 8-11 » 8Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos. 9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti. 10Muchos dolores habrá para el impío; Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia. 11Alegraos en Jehová y gozaos, justos; Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.»

Aqui, Dios nos hace una maravillosa promesa para animarnos cada vez que necesitemos su dirección.

LO IMPORTANTE AQUÍ, ES DARNOS CUENTA, QUE LA BASE DE ESTA PROMESA RADICA EN LA NATURALEZA DE NUESTRO DIOS TODOPODEROSO.

ÉL es el Creador de todo lo que existe, quien tiene todo el conocimiento y poder, quien nos ha prometido: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos” (v. 8). Es que Nuestro Señor, se ha comprometido a hacerlo. Si creemos en Cristo y venimos ante su presencia, nos guiará e indicará la mejor decisión que debemos tomar. Lo anterior es posible porque Dios conoce cada detalle de nuestra vida, sabe lo que enfrentamos, cómo ha comenzado y cómo terminará, si lo obedeceremos o no. Nuestro Padre celestial nos ha prometido guiarnos, y esa promesa se aplica para todos los seguidores de Jesucristo.

MIRE BIEN LO QUE VOY A DECIRLE: EL VALOR DE ESTA PROMESA PROVIENE DE AQUEL QUE NOS LA HA DADO

Es decir, esa promesa proviene de Dios, quien siempre cumple su Palabra. Y no tenemos por qué preocuparnos, pues hará aquello que ha prometido, ya que Él siempre es fiel.

Esta es una promesa perfecta, e incluye todo lo que necesitamos conocer para llegar a tomar la decisión correcta.

  • Dios nos instruye. Ha prometido instruirnos con su Verdad (v. 8). La guía que el mundo nos ofrece está llena de errores, pero la dirección que el Señor nos da siempre nos guía por el camino correcto.
  • Dios nos enseña. Y nos ayuda a entender lo que leemos en su Palabra (v. 8). No solo debemos conformarnos con adquirir conocimiento, sino que tenemos que aplicar lo que hemos aprendido, para así beneficiarnos de sus enseñanzas. Hay momentos en que erróneamente podemos tomar una decisión sin considerar si es buena o mala, solo por tratar de obtener lo que más nos convenga. Por esta razón necesitamos tener sabiduría y discernimiento para tomar buenas decisiones. El Espíritu Santo que mora en nosotros ha prometido guiarnos hacia la Verdad (Jn 16.13). Su deseo es dirigirnos hacia la voluntad de Dios, al ayudarnos a distinguir entre lo bueno y lo malo. Y es que como conoce el futuro, sabe lo que podría suceder si tomamos la decisión equivocada. Él nos guía para que podamos obedecer a Dios y recibir sus bendiciones. Si nos dejamos guiar por el Señor, no sufriremos el remordimiento inevitable que proviene de tomar malas decisiones.
  • Dios nos aconseja. Nuestro Padre celestial promete tener sus ojos sobre nosotros y aconsejarnos (v. 8). Esa promesa nos habla de cuán cerca está Dios de nosotros, pues toda consejería necesita de compañerismo. También revela que andamos bajo la mirada del Señor. Nos ama tanto, que no solo nos observa, sino también nos da consejos sabios para nuestro diario vivir. No podemos ignorar su sabiduría y tomar decisiones basadas en nuestro conocimiento, pues Dios nos ama, quiere lo mejor para nosotros y conoce cada detalle de nuestra circunstancia.
  • Dios nos protege. Al afirmar que tiene su mirada puesta en nosotros, nos hace saber que también nos protege. No importa dónde estemos, el Señor está con nosotros. Conoce todo lo que sucederá cada día de nuestra vida, y nos guía por el camino correcto. Nuestra responsabilidad es estar atentos a su voz y poner nuestra mirada en Cristo. Cada vez que debamos tomar una decisión, debemos preguntarle lo que desea que hagamos. Y si otros nos piden consejos, debemos buscar la dirección del Señor inmediatamente. Cada vez que ofrezcamos consejos, debemos depender de esta promesa, pues somos responsables ante Dios por los consejos que damos.

POR OTRO LADO, EL SEÑOR LES ADVIERTE A AQUELLOS QUE NO ESCUCHAN

Después de haber dado a su pueblo esta maravillosa promesa, también advierte a los que no están dispuestos a buscar su instrucción, ni sus enseñanzas, ni su consejo y les dice:

  • No sean testarudos (v. 9). El Señor desea que sigamos su dirección de manera voluntaria. Si nos resistimos, vendremos a ser como esos caballos o mulas que solo son controlados a la fuerza por el cabestro y el freno. Si rechazamos el consejo de Dios, recibiremos las consecuencias por no haberlo escuchado.
  • El impío sufrirá dolores (v. 10). Cada vez que ignoremos el consejo de Dios, sufriremos problemas y dificultades. En ocasiones vivimos en rebeldía al depender de nosotros mismos y al tomar decisiones según lo que creemos que es mejor para nuestra vida. Y como no dependemos del Señor, andamos en desobediencia, indiferencia y orgullo. Ese es un estilo de vida insensato y eventualmente producirá frutos de amargura.

POR LO TANTO, Y DE ACUERDO A ESA PROMESA DE INSTRUIRNOS Y ENSEÑARNOS, DIOS NOS BENDICE A LOS QUE NOS DETENEMOS PARA ESCUCHARLE.

A diferencia de los testarudos y rebeldes, los que confían en el Señor recibirán los frutos de la obediencia.

  1. Los que siguen esa promesa, el amor y la misericordia nos rodeará (v.10). Si buscamos a Dios y seguimos su dirección, disfrutaremos de su compasión. Eso no significa que estaremos exentos de problemas y dificultades; sin embargo, Dios los usará para aumentar nuestra fe y edificar nuestra comunión con Él. Su misericordia nos rodeará, para así protegernos. Puede que en ocasiones flaqueemos, pero si confesamos nuestros errores y le pedimos que nos perdone, nos guiará de regreso hacia su voluntad.
  2. Nos alegraremos y nos gozaremos. (v. 11). Cuando seguimos las instrucciones del Señor recibimos paz, gozo y contentamiento en medio de las pruebas y las dificultades.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas

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