Categoría: Sabiduría

JESÚS VIENE PRONTO, ESTAS PREPARADO?

Hoy es el día de despertar! Hoy es el día de abrir los ojos y preparar nuestros corazones, porque el mensaje del Señor en Mateo 25:1-13 es un llamado urgente a la preparación, a la vigilancia y a la fidelidad! ¡Escuchemos la voz del Espíritu Santo que clama en medio de la oscuridad de esta generación!

MATEO 25: 1-13: 1Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. 2Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. 3Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; 4mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. 5Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 6Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! 7Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. 9Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. 10Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. 11Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. 13Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

El Reino de los Cielos es semejante a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del Esposo. Pero no todas estaban preparadas, no todas tenían el aceite necesario. Y el Espíritu de Dios nos está hablando en este momento: ¡Prepárate! ¡Prepara tu lámpara, prepara tu corazón!

Vivimos en tiempos oscuros, tiempos peligrosos, tiempos en que el Esposo parece tardar, y muchos se han dormido, muchos han cabeceado, muchos han dejado que el fuego se apague en sus vidas. ¡Pero te digo hoy, no te duermas! No te conformes con una fe superficial, no te contentes con una lámpara sin aceite. Porque en cualquier momento, ¡escucha bien, en cualquier momento puede sonar el clamor en medio de la noche: «¡Aquí viene el Esposo; salid a recibirle!»**

¿Estás listo? ¿Estás lista? ¿Tienes aceite en tu lámpara? No el aceite que se compra con dinero, no el aceite que se consigue en el mundo, sino el aceite del Espíritu Santo, el aceite de la intimidad con Dios, el aceite que fluye cuando pasas tiempo en la presencia del Altísimo.

Cinco de aquellas vírgenes eran prudentes. ¡Eran sabias! Y no solo llevaron sus lámparas, sino también vasijas llenas de aceite. Sabían que la espera podría ser larga, sabían que necesitaban estar preparadas para cualquier eventualidad. ¡Oh, cuántos en la iglesia hoy son como las vírgenes insensatas, que tienen una apariencia de piedad, pero carecen del poder del Espíritu! Tienen lámparas, pero sin aceite; tienen religión, pero sin relación; tienen forma, pero sin sustancia.

¡Despierta, iglesia! ¡Despierta, pueblo de Dios! No seas insensato, no seas necio, no pienses que puedes depender del aceite de otro, porque cuando venga el Esposo, será demasiado tarde para compartir. Las vírgenes prudentes no pudieron dar de su aceite a las insensatas, porque el aceite del Espíritu no se comparte, se recibe directamente de la fuente.

Y mientras las insensatas iban a buscar lo que habían descuidado, el Esposo vino, y se cerró la puerta. ¡Se cerró la puerta! ¡Qué palabras tan aterradoras! DISCÚLPAME QUE TE DIGA ESTO: pero hay una puerta que se cerrará, hay una oportunidad que se perderá si no estamos listos. No es suficiente decir «Señor, Señor». No es suficiente conocer de Él, necesitamos ser conocidos por Él. Porque el Esposo dijo: «De cierto os digo, que no os conozco.»

¡Oh, qué tragedia será para aquellos que han jugado con su fe, para aquellos que han postergado la decisión de seguir a Cristo de todo corazón! Hoy, te exhorto, te ruego, te imploro: ¡Vela! ¡Prepárate! Porque no sabes el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. Jesús viene pronto, y Su venida será como ladrón en la noche, inesperada, repentina.

¿Estás listo para encontrarte con tu Dios? ¿Estás listo para el día de Su venida? Este no es tiempo de jugar a la iglesia, no es tiempo de vivir una vida a medias. ¡Este es el tiempo de buscar al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas!

Hoy es el día de llenar tu lámpara, hoy es el día de buscar el rostro de Dios, hoy es el día de prepararte para la boda del Cordero. No permitas que el mundo te distraiga, no permitas que el pecado te robe el aceite de tu lámpara. ¡Llénate del Espíritu Santo, sé lleno de Su poder, camina en santidad, vive en obediencia!

Iglesia, este es un llamado a la acción, un llamado a la preparación, un llamado a la vigilancia! El Esposo viene, y viene pronto. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora. Pero una cosa es cierta: ¡Él viene! Y solo aquellos que estén preparados, solo aquellos que tengan sus lámparas llenas, entrarán con Él a las bodas.

¡Despierta, iglesia, despierta y prepárate! ¡El Esposo viene, y el clamor de medianoche ya resuena en los cielos! ¡Alista tu lámpara, llena tu vasija, y mantente firme, porque el Rey está a las puertas!

QUE APLICACIONES PRÁCTICAS PODEMOS SACAR DE ESTE MENSAJE:

Este poderoso mensaje, basado en la parábola de las diez vírgenes, nos brinda varias aplicaciones prácticas para nuestra vida diaria. A continuación, te comparto algunas de ellas:

  1. Mantén tu fe viva y activa:
    • No te conformes con una fe superficial o rutinaria. Esfuérzate por mantener una relación íntima y constante con Dios. Dedica tiempo cada día a la oración, a la lectura de la Biblia y a la comunión con el Espíritu Santo. Así como las vírgenes prudentes llevaban suficiente aceite, asegúrate de que tu vida espiritual esté nutrida y floreciente.
  2. Vigila y sé consciente de la brevedad de la vida:
    • Vive cada día con un sentido de urgencia y propósito, recordando que no sabes cuándo el Señor regresará o cuándo será tu último día en la tierra. Aprovecha cada oportunidad para vivir en obediencia, hacer el bien y compartir el evangelio con otros. No postergues decisiones importantes sobre tu vida espiritual.
  3. Prepara tu corazón para la venida de Cristo:
    • Examina tu vida y asegúrate de estar preparado para el regreso de Jesús. Esto incluye vivir en santidad, alejándote del pecado, y siguiendo los mandamientos de Dios. Mantén una actitud de arrepentimiento y humildad, sabiendo que debemos estar listos en todo momento.
  4. No dependas de la fe de otros:
    • Aunque la comunidad cristiana es importante, tu relación con Dios es personal. No puedes depender de la espiritualidad o la fe de otros para estar preparado. Busca a Dios por ti mismo, y asegúrate de que tu fe sea genuina y personal. Toma responsabilidad por tu propio crecimiento espiritual.
  5. Planifica y vive con sabiduría:
    • Como las vírgenes prudentes, planifica tu vida con sabiduría. No vivas al día, sino que anticipa lo que viene y prepárate. Esto puede aplicarse a muchas áreas de la vida: financiera, emocional, espiritual, etc. Toma decisiones que reflejen prudencia y previsión.
  6. Aprovecha el tiempo de gracia:
    • El tiempo de espera antes del regreso de Cristo es un tiempo de gracia en el que tenemos la oportunidad de prepararnos. No lo desperdicies en cosas vanas o sin valor eterno. Usa este tiempo para madurar en la fe, para servir a Dios y a los demás, y para estar siempre listo para el día del encuentro con el Señor.
  7. Comparte el mensaje de preparación:
    • No guardes para ti el llamado a estar preparado. Comparte este mensaje con otros. Exhorta a tus amigos, familiares y conocidos a que también preparen sus corazones para la venida del Señor. Sé un faro de luz que guía a otros hacia la verdad de Dios.
  8. Cultiva la perseverancia:
    • A veces, la espera puede ser larga y desafiante, como en la parábola donde las vírgenes cabecearon y se durmieron. Cultiva la perseverancia en tu caminar cristiano. No te desanimes si las cosas no suceden en tu tiempo o como lo esperas. Mantente firme y vigilante, confiando en que Dios cumple sus promesas en Su perfecto tiempo.

QUE RECOMENDACIONES PUEDO DARTE?

Aquí tienes algunas recomendaciones para aplicar de manera efectiva las enseñanzas de la parábola de las diez vírgenes en tu vida diaria:

  1. Desarrolla una rutina espiritual sólida:
    • Establece un tiempo diario para la oración y la lectura de la Biblia. Dedica al menos 15-30 minutos cada día para estar en la presencia de Dios, escuchar Su voz y meditar en Su Palabra. Esto mantendrá tu «lámpara» llena de aceite espiritual.
  2. Participa activamente en la vida de tu iglesia:
    • Involúcrate en tu iglesia local, asistiendo regularmente a los servicios, participando en grupos de estudio bíblico y sirviendo en algún ministerio. Esto te ayudará a mantenerte conectado con la comunidad cristiana y a fortalecer tu fe.
  3. Haz un examen espiritual regular:
    • Una vez al mes, dedica un tiempo a reflexionar sobre tu vida espiritual. Pregúntate si estás creciendo en tu relación con Dios, si hay áreas en las que necesitas arrepentirte o mejorar, y si estás viviendo de acuerdo con los principios bíblicos.
  4. Mantén la alerta y la preparación constante:
    • Recuerda que la venida de Cristo puede suceder en cualquier momento. Vive cada día como si fuera el último, siendo fiel en todas tus responsabilidades y manteniendo tu corazón limpio y preparado para el encuentro con Él.
  5. Prioriza la obediencia y la santidad:
    • Esfuérzate por obedecer los mandamientos de Dios en todas las áreas de tu vida. Evita situaciones, relaciones o hábitos que te alejen de Dios y busca vivir en santidad, reflejando el carácter de Cristo en todo lo que haces.
  6. Busca el crecimiento espiritual continuo:
    • No te conformes con lo que ya has alcanzado espiritualmente. Busca siempre crecer más en tu fe. Lee libros cristianos edificantes, asiste a conferencias o retiros espirituales, y busca la mentoría de cristianos maduros que puedan guiarte en tu caminar con Dios.
  7. Comparte tu fe con otros:
    • No guardes para ti lo que has recibido de Dios. Comparte el mensaje de la preparación para la venida de Cristo con tu familia, amigos y colegas. Usa oportunidades cotidianas para hablar de tu fe y para invitar a otros a conocer a Jesús.
  8. Administra bien tu tiempo y recursos:
    • Aprende a gestionar tu tiempo, finanzas y talentos de manera que glorifiquen a Dios. Invierte en actividades que tengan un impacto eterno, como servir en la iglesia, ayudar a los necesitados y apoyar la obra misionera.
  9. Ora por discernimiento y sabiduría:
    • Pide a Dios que te dé sabiduría y discernimiento en todas las decisiones que tomes. La prudencia es clave para estar preparado, así que ora para que Dios te guíe en cada paso que des.
  10. No te dejes llevar por la complacencia:
    • Evita caer en la trampa de la complacencia espiritual. Mantente alerta, consciente de que el enemigo siempre busca distraerte y desviarte del camino. Sé intencional en mantener tu enfoque en las cosas de Dios.

Siguiendo estas recomendaciones, podrás vivir una vida que esté en constante preparación para el regreso de Cristo, llena del Espíritu y en sintonía con la voluntad de Dios.

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TODO ES VANIDAD

El sabio Salomón, en su búsqueda incansable de sentido y propósito, se sumergió en la alegría y el placer del mundo. «Ven ahora», dijo en su corazón, «te probaré con alegría, y gozarás de bienes». Pero, ¿qué descubrió? Que todo esto era vanidad. Hermanos, en medio de la abundancia y el gozo terrenal, Salomón halló vacío. ¿Cuántas veces nosotros también buscamos satisfacción en las cosas de este mundo, solo para encontrarnos con el mismo vacío?

ECLESIASTES 2: 1-12 1Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad. 2A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto? 3Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida. 4Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas; 5me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto. 6Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles. 7Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. 8Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música. 9Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría. 10No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. 11Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.

El sabio Salomón, en su riqueza y poder, edificó casas, plantó viñas, creó huertos y jardines. Se rodeó de siervos, vacas y ovejas, acumuló plata y oro, tesoros preciosos y músicos que deleitaron sus oídos. Él no negó a sus ojos ningún deseo, ni apartó su corazón de placer alguno. Sin embargo, ¿qué concluyó al final de todo esto? Que todo era vanidad y aflicción de espíritu. ¡Sin provecho bajo el sol!

Hoy, más que nunca, vivimos en una era de consumismo y búsqueda desenfrenada de placer. Pero debemos recordar las palabras de Salomón. No importa cuánto acumulamos, cuántas experiencias buscamos, ni cuántos placeres disfrutamos; si nuestra vida está desconectada de Dios, todo es vanidad.

El verdadero propósito y la verdadera alegría no se encuentran en las cosas de este mundo, sino en nuestra relación con Dios. Es en la comunión con Él donde hallamos plenitud. Jesús nos enseñó en Mateo 6:33: «Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas». No se trata de rechazar las bendiciones que Dios nos da, sino de no poner nuestro corazón en ellas.

Salomón, a pesar de su sabiduría y riquezas, comprendió que sin Dios, todo esfuerzo humano es inútil. Hermanos, nuestro trabajo, nuestras posesiones, nuestros logros, todo es pasajero. Solo en Dios encontramos lo eterno y lo verdadero.

No busquen llenar sus vidas con las cosas de este mundo. No permitan que el engaño de la vanidad los arrastre. ¡Enfoquen sus corazones en el Señor! ¡Dedíquenle su tiempo, sus talentos, sus recursos! Porque solo en Él hay plenitud de gozo y delicias a su diestra para siempre.

 QUE NOS PASA AL VIVIR BUSCANDO LAS SATISFACCIONES TEMPORALES

  1. Vacío Interior
    • A pesar de todas las riquezas, placeres y logros, Salomón se siente vacío por dentro. No encuentra una satisfacción duradera en lo que el mundo ofrece. Esto refleja un vacío espiritual, donde nada en el ámbito material puede llenar el anhelo profundo del alma por algo eterno y significativo.
  2. Frustración y Desilusión
    • La «aflicción de espíritu» también denota una profunda frustración y desilusión. Salomón esperaba encontrar felicidad y propósito en sus logros y placeres, pero en lugar de eso, encontró que estos eran temporales e insatisfactorios. Esta realización trae una sensación de angustia y desengaño.
  3. Esfuerzo Inútil
    • El término puede sugerir un sentimiento de que todo su esfuerzo fue en vano. A pesar del arduo trabajo y la dedicación, el resultado final es insatisfactorio y vacío. Esta es una reflexión sobre la futilidad de trabajar exclusivamente por cosas terrenales sin un propósito eterno.
  4. Ansiedad y Preocupación
    • También puede implicar una sensación de inquietud y preocupación. La constante búsqueda de más y más, sin encontrar verdadera paz o contentamiento, puede llevar a un estado de ansiedad. Esta es la «aflicción de espíritu» que viene al darse cuenta de que las cosas temporales no pueden proporcionar una paz duradera.

QUE PODEMOS HACER PARA TENER UNA VIDA PLENA DE PROPÓSITOS?

¿cómo podemos aplicar esta enseñanza a nuestras vidas?

1. Vivir en Obediencia  la Palabra de Dios. La obediencia a la Palabra de Dios es fundamental para honrarlo. Jesús mismo dijo: «Si me amáis, guardad mis mandamientos» (Juan 14:15). Esto implica leer, estudiar y meditar en la Biblia regularmente, permitiendo que sus enseñanzas transformen nuestras vidas. No se trata solo de conocer la Palabra, sino de vivirla día a día, aplicando sus principios en nuestras decisiones, relaciones y acciones.

2. Oración y Comunión con Dios. La oración es nuestra línea directa con el Padre. A través de la oración, expresamos nuestra dependencia de Él, buscamos Su guía, y nos fortalecemos espiritualmente. Pablo nos exhorta a orar sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17). Dedicar tiempo diario a la oración y la comunión con Dios nos ayuda a mantenernos cerca de Él y alineados con Su voluntad.

3. Adoración y Alabanza. La adoración no es solo un acto de los domingos, sino un estilo de vida. Debemos adorar a Dios en espíritu y en verdad (Juan 4:24), reconociendo Su grandeza y dándole el honor que merece en todo momento. La alabanza nos permite expresar nuestra gratitud y amor por Dios, y nos conecta con Su presencia.

4. Servicio a los Demás. Jesús nos enseñó que el mayor mandamiento es amar a Dios, y el segundo es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-39). Servir a los demás con amor y humildad es una manera poderosa de honrar a Dios. Esto puede manifestarse en actos de bondad, apoyo a los necesitados, y siendo una luz en nuestras comunidades.

5. Santificación Personal. Dios nos llama a ser santos, porque Él es santo (1 Pedro 1:16). Esto significa apartarnos del pecado y vivir una vida que refleje la pureza y justicia de Dios. Implica arrepentirnos de nuestros pecados y permitir que el Espíritu Santo nos transforme a la imagen de Cristo. La santificación es un proceso continuo de crecer en la gracia y el conocimiento del Señor.

6. Mayordomía de los Recursos. Todo lo que tenemos proviene de Dios. Debemos ser buenos mayordomos de nuestros recursos: tiempo, talentos, y tesoros. Esto incluye dar generosamente, usar nuestros dones para edificar la iglesia, y vivir con integridad en nuestras finanzas. Cuando gestionamos bien lo que Dios nos ha dado, le estamos honrando.

7. Testimonio y Evangelismo. Somos llamados a ser testigos de Cristo en todo el mundo (Hechos 1:8). Compartir el evangelio y vivir una vida que testifique de la obra redentora de Jesús es una forma de honrar a Dios. No debemos avergonzarnos del evangelio, sino proclamarlo con valentía y amor.

En conclusion:

  1. Buscar a Dios Primero
    • Mateo 6:33 nos dice: «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.» Debemos priorizar nuestra relación con Dios por encima de todo lo demás, sabiendo que solo en Él encontraremos verdadera satisfacción y propósito.
  2. Vivir con Propósito Eterno
    • Al recordar que las cosas terrenales son temporales, debemos enfocarnos en lo que tiene valor eterno. Esto incluye nuestra relación con Dios, nuestra fe, y cómo vivimos según Sus mandamientos. Invertir en relaciones, compartir el evangelio y vivir una vida santa son formas de enfocarnos en lo eterno.
  3. Encontrar Contentamiento en Cristo
    • Filipenses 4:11-13 nos enseña a estar contentos en cualquier circunstancia, confiando en que Cristo es nuestra verdadera fuente de fortaleza y satisfacción. Esto nos ayuda a evitar la «aflicción de espíritu» que viene de buscar contentamiento en las cosas equivocadas.

Salomón dijo: «Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad». Pero al final, se dio cuenta de que todo era vanidad. Aprendamos de su experiencia y busquemos la sabiduría que viene de lo alto, la sabiduría que nos lleva a temer y amar a Dios.

Hoy es el día para reorientar nuestras vidas. Hoy es el día para renunciar a la vanidad y abrazar la verdad eterna de Jesucristo. Porque en Él, y solo en Él, encontramos el propósito y la plenitud que nuestras almas anhelan.

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PRINCIPIOS PARA VIVIR UNA VIDA ABUNDANTE

La Biblia esta llena de grandes principios para que rijamos nuestras vidas. Y lo más sabio que un padre puede hacer por sus hijos es enseñarles desde muy pequeños, a creer que esta es la Palabra de Dios, de tal manera que rijan sus vidas por preceptos divinos, lo que hará que tengan vidas más plenas.

Así que veamos a que principios nos referimos:

1. Obedece a Dios y dejemos las consecuencias en sus manos.

PROVERBIOS 3:1-4 » 1Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; 2Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán. 3Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón; 4Y hallarás gracia y buena opinión Ante los ojos de Dios y de los hombres.»

Para esto se requiere primero escuchar a Dios, y segundo, confiar en Él, porque sino confiamos en Él veremos las consecuencias de nuestra desobediencia.

Lo maravilloso es que Él se ha hecho responsable de las consecuencias de nuestra obediencia, pero es mi responsabilidad escuchar a Dios, y confiar en Él, por lo que debemos de lidiar con la opinión de otras personas que nos quieren decir, como vivir y que decisiones debemos tomar, ya que si las oímos a ellos no escucharemos cual es la voluntad y los propósitos de Dios para nuestras vidas.

Estamos claros que ser obedientes requiere valor y fe, pero recuerde, Dios en su sabiduría sabe cuales serán las recompensas de ello.

2. Aprender a confiar en Dios para todo lo que necesitemos en la vida.

A menudo, las dificultades nos ayudan a confiar en Dios y Él nos enviará suficientes para aprender a confiar en Él, por lo que, después de 44 años de vida cristiana, puedo decirte que podemos confiar en que nos proteja en cada circunstancia.

ISAIAS 54:17 «Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.»

Crea en lo que dice Dios, en lugar de lo que crea o vea, porque si cree en lo que dice Dios, nunca se equivocará en hacer lo bueno.

3. Aprende a esperar la dirección y el tiempo e Dios.

Al decir Dios: «espera», nos esta queriendo decir que no estamos listos para lo que Él tiene para nosotros respecto a su voluntad, porque no es mi tiempo, sino el suyo. Si Dios dice: «espera», debes esperar.

Esta es una de las decisiones más difíciles y mas importantes, así que no se mueva, espere hasta que Dios le dé permiso de hacerlo.

Otra razón, es porque la circunstancia aun no esta lista. No podemos apresurarnos a Dios, porque Él hace las cosas en su tiempo perfecto y de manera perfecta.

Otra razón, es porque Él tiene algo mejor, algo mejor que nunca hemos pensado o soñado.

4. Dar con generosidad a la obra de Dios.

Cuando abro mis manos para dar de lo que tengo, esto demuestra que no estoy aferrado a nada. Y es que nuestra meta no debe ser el dinero, sino andar en obediencia a Dios.

Si seguimos sus principios de diezmar y ofrendar, Dios le prosperará de maneras que nunca nos imaginamos. Le protegerá de la avaricia y de el egoísmo, de volverse a lo material, porque no hay felicidad en el dinero, sino en una relación intima con Dios.

5. No puedo por siímismo llevar la vida cristiana: es Cristo en cada uno de nosotros.

Cuando recibimos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, Él vino a morar en cada uno de nosotros, a llevar una vida que nosotros no podríamos vivir.

No se si le ha pasado lo siguiente: lo que no queremos hacer, eso hacemos, no tenemos la fuerzas suficientes, probablemente hemos ido de fracaso en fracaso y por eso creemos que la vida cristiana no funciona, es entonces cuando debemos recordar lo siguiente:

JUAN 15:5 » Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.»

Esto nos demuestra que nosotros por nuestros propios medios, no podemos llevar una vida cristiana, hasta que reconozcamos que Jesús es el único que puede llevar una vida por ti, porque Él quiere que nos rindamos a nuestras habilidades, capacidades y dependamos de Él, confiemos en Él y le dejemos vivir en y a traves nuestro.

GALATAS 2:20 » Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Esto es liberador saber que Cristo vive en mí, de tal manera que dejemos de dar la talla, de tratar de complacerlo para que Él pueda actuar a traves de nosotros.

Tenga presente esto: CRISTO en nosotros, la verdad mas reveladora.

6. Dios nos ama incondicionalmente.

Él nos ama de esa manera, no por quienes somos o como actuamos, sino porque así es su naturaleza y carácter, amarnos con toda la plenitud y potencial.

ROMANOS 8:38-39 «38Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

No tiene nada que ver con nosotros, sino con Él, quien recibe la Gloria, el Mérito y la Alabanza. Es importante entender que cuando comprendemos el amor de Dios, la gratitud nos motiva a obedecerlo.

Al recibir a Jesús como nuestro Salvador, Él nos sella con su Santo Espíritu hasta el día de la Redención, nos hace hijos de Dios, y nada que hagamos podrá alterar ese hecho, ni podrá alterar que Jesucristo murió por sus pecados y que lo ama incondicionalmente.

7. Dios tiene el control de cada circunstancia de nuestras vidas y de la vida.

Dios tiene el control total y absoluto. Dice la Palabra: «ninguna arma forjada contra nosotros prosperará». Dice que ninguna, pues Él tiene el control.

Sí hay algo que pareciera estar en contra nuestra, Dios sabe justo lo que sucede. Voy a decirle con toda seguridad que vivimos bajo su cobertura divina, su soberanía, su omnisciencia, su omnipresencia y su omnipotencia.

Dios tiene el control de cada faceta de nuestra vida, sino lo creyera, dejaría de predicar la Palabra de Dios.

8. Debemos depender por completo del Espíritu Santo.

Lo que Dios te llame a hacer, lo puedes hacer bien y hacerlo de modo que tenga un impacto. Así nos diseño Dios, que Él viva en nosotros mediante el poder sobrenatural del Espíritu Santo, quien nos faculta para lograr lo que sea.

9. Nuestro tiempo personal de meditación con Dios debe ser la prioridad de nuestra vida.

Además de orar, meditar en la Palabra de Dios es lo mas valioso, lo más fructífero, y los más productivo que podemos hacer en nuestra vida cristiana, porque esto sustenta cada uno de estos otros principios.

Dios quiere que pasemos tiempo con Él, a solas con Él, escuchándole, orando y clamando a Él. Y esto debemos hacerlo también con nuestros hijos para que crezcan con una fe firme.

Sabes porque?, porque este Evangelio de Jesucristo, puede penetrar en el corazón más endurecido, transformar nuestras vidas y cambiar el destino eterno de cualquier persona.

Si hay algo que he aprendido, es que la Biblia es lo mas valioso de la tierra. Esta es la revelación del Dios Todopoderoso. El Apostol Pablo dijo: «porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que en Él cree». Este es el gran poder de la Palabra Viva de Dios.

ISAIAS 40:8 » Sécase la hierba, marchítase la flor; más la Palabra del Dios nuestro permanece para siempre.»

Este es el Libro de instrucciones de Dios, y si usted desea una vida plena, le he presentado principios que funcionan, sé que funcionan, lo he visto en otras persona, y lo he visto en mi propia vida.

Y la única manera en que esto puede convertirse en una realidad en su vida, es aceptando a Jesús como su Señor y Salvador. Por eso le invito a que repitas conmigo la siguiente oración:

«Padre Celestial, vengo delante de tu presencia, a rendirme a ti, a decirte, que me perdones mis pecados, se que te he ofendido, perdóname, me arrepiento de ello. Ven a morar a mi corazón y me comprometo a seguir tus mandamientos y preceptos. Te hago en este día, el Señor y Salvador de mi vida. En el nombre de Jesús. Amén.»

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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UNA VIDA FIRME

Todos sabemos lo que constituye un cuerpo físico fuerte, pero ¿qué define los atributos de una vida fuerte y cómo podemos usarlos para defendernos de las tormentas de la vida que experimentamos.

Nadie puede determinar con precisión si alguien es fuerte simplemente observando las apariencias externas. Eso es porque un cuerpo físicamente en forma, no es necesariamente un signo de fortaleza interior.

MATEO 7:24-29 » 24Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

Aqui Jesús relató una historia que demuestra vívidamente la diferencia entre una vida fuerte y una vida débil. Dijo que aquellos que son sabios construyen sus vidas sobre el fundamento de roca al escuchar y aplicar la Palabra de Dios.

Sin embargo, una persona que escucha la Palabra, pero no la obedece, básicamente está edificando su vida sobre arenas movedizas. La verdadera prueba de fuerza ocurre cuando las tormentas llegan a nuestras vidas.

Todos están edificando su vida sobre algo, ya sea el fundamento firme de las Escrituras o las arenas inestables de este mundo.

Pero no importa lo que haya hecho en el pasado o la edad que tenga, nunca es demasiado tarde para comenzar a construir sobre la roca. Este es un proyecto de construcción que no terminará hasta que el Señor te lleve a casa.

CARACTERÍSTICAS DE UNA VIDA FUERTE.

Mientras piensa en las siguientes características, pregúntese si son ciertas para usted. Una persona con una vida fuerte:

  • Confía y ha hecho a Jesucristo como su Salvador personal: Este es el punto de partida y el fundamento mismo para una vida fuerte que no puede ser ignorada si desea fortalecerse en la fe
  • Es guiado por el Espíritu Santo de Dios: En el momento de la salvación, Cristo envió a Su Espíritu Santo a vivir dentro de nosotros. Su trabajo es capacitarnos para obedecer, dirigir nuestros caminos y guiar sabiamente nuestras decisiones.
  • Pasar tiempo a solas en oración es una prioridad: Este es nuestro punto de conexión con Dios y el medio para fortalecer nuestra relación con Él. Una persona con una vida fuerte está comprometida con la disciplina diaria de la oración y sabe comunicarse con el Señor sobre todo.
  • Edifica su vida sobre las enseñanzas y la aplicación de la Palabra de Dios: La Biblia es nuestra posesión mas preciada porque es la voz del Señor hablándonos directamente. Obedecer sus verdades debería ser la norma en nuestras vidas, no la excepción. Cuando nos alimentamos constantemente de Su Palabra, Él nos dará Escrituras para fortalecernos en nuestras pruebas y sufrimientos.
  • Ve al Señor Jesús como la fortaleza de su vida: Cuando el apóstol Pablo estaba en la cárcel, escribió estas palabras: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Su fundamento de obediencia a Cristo era tan firme que nada lo detuvo o lo desanimó de completar la obra que Dios le había señalado. Sabía que su fuerza no provenía de sí mismo, sino que fluía de su relación con Cristo.
  • Tiene dirección para la vida: Una vida fuerte tiene un sentido de propósito. Cada actividad y situación es vista como una oportunidad para ser útil al Señor. Incluso el envejecimiento y la enfermedad no deberían obstaculizarnos porque son simplemente formas nuevas y diferentes de servirle.
  • Puede soportar las tormentas y aprender de ellas: Muchos cristianos se quejan y cuestionan el amor de Dios cuando experimentan dificultades y dolor. Pero aquellos que son fuertes entienden que el propósito del Señor no es sacarnos de todas las pruebas, sino usarlas para fortalecernos, transformarnos en personas piadosas y equiparnos para cumplir Su voluntad para nuestras vidas.
  • Tiene una fe fuerte: Cuando se prueba una vida fuerte, sale de las pruebas con mayor fe. Los hombres y mujeres sabios reconocen que hay una lección en cada situación difícil y quieren que cada experiencia aumente su fe.
  • Tiene coraje: Todos necesitamos coraje para manejar las dificultades y los desafíos de la vida, pero el coraje solo crece cuando seguimos el ejemplo de Josué de confiar en el Señor (1:9). A medida que obedecía al Señor y observaba su fidelidad, recibió fuerza interior para enfrentar con valentía todos sus desafíos.
  • Es optimista: Dado que Dios es quien controla y guía nuestras vidas, podemos ser optimistas sobre nuestro futuro, sin importar las incertidumbres que nos rodeen.
  • Desarrolla amistades con personas que enriquecen su vida: Las personas fuertes se rodean de amigos piadosos que los ayudan y los aman.
  • Expresa amor y cuidado por los demás: Aquellos que son fuertes se entregan voluntariamente a los demás estando disponibles, ofreciéndoles ánimo y marcando una diferencia en sus vidas.
  • Sirve a Dios con sus dones espirituales: El Señor da dones espirituales a los creyentes que les permiten servir excepcionalmente bien en un área en particular. Cuando operamos usando nuestros dones, tendremos la fuerza para lograr lo que Dios nos ha llamado a hacer.
  • Es pronto para perdonar: Un espíritu que no perdona afecta nuestras emociones, relaciones e incluso nuestro cuerpo. También obstaculiza todos los aspectos de nuestro caminar con Cristo. Somos fuertes cuando nos damos cuenta de cuánto nos ha perdonado Dios y podemos perdonar más fácilmente a los demás.
  • Tiene paz interior: Cuando nuestra relación con el Señor es correcta, Él nos da una sensación de paz interior, independientemente de nuestras situaciones.
  • Usa el dinero sabiamente: Una persona con una vida fuerte no se preocupa por el dinero porque confía en Dios. Él sabe que el Señor promete bendecir y cuidar a aquellos que le den la primera parte de sus ingresos (Lucas 6:38).
  • Pertenece a una iglesia que enseña la Biblia: nadie supera la necesidad de que se le enseñen las Escrituras. Es por eso que todos necesitamos pertenecer a una iglesia donde podamos crecer en nuestro conocimiento de la Palabra, participar en la adoración y ser fructíferos para el reino de Dios.
  • Obra para construir una familia fuerte: Si tenemos una vida fuerte, querremos ser un ejemplo piadoso para nuestros hijos y educarlos en la fe.
  • Tiene espíritu de servidor: Alguien con fuerza interior se deleita en servir y ayudar a los demás.
  • Está orientado a metas: Dado que el Señor tiene un propósito para nuestras vidas, debemos establecer metas para nosotros mismos de acuerdo con Su voluntad, para que podamos vivir productivamente y lograr lo que Él desea.
  • Tiene confianza: la confianza de Dios no es egoísta. Es seguridad en uno mismo basada en nuestra relación con el Señor. Sabemos que cualquier cosa que Él nos haya llamado a hacer, Él nos ayudará a lograrlo.
  • Es fructífero: Si somos fuertes, los demás verán cómo Dios ha transformado nuestro carácter, conducta y conversación, y querrán que Él haga lo mismo en sus vidas.
  • Impacta la vida de los demás: Las personas fuertes influyen positivamente en otras personas con sus ejemplos y palabras.

Gloria a Dios, porque al estar fundamentados en Cristo Jesús, veremos a Dios actuar y transformar nuestras vidas en las personas que Dios quiere que seamos (a la imagen de Cristo), pero para que todo lo dicho anteriormente suceda, lo primero es hacer a Jesús nuestro Señor y Salvador y para ello, es tan simple como hacer y repetir conmigo la siguiente oración:

«Padre Celestial, vengo delante de tu presencia, reconociendo que soy un pecador y que eso me ha alejado de tí. Pero, hoy quiero que vengas a morar a mi corazón porque creo que Jesús es el Hijo de Dios y que Tú lo resucitaste de entre los muertos. En este momento te haga el Señor y Salvador de mi vida. Y me consagro a tí por el resto de mi vida. Amén.»

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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