MATEO 11:28 «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestros almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.»
¡Jesús te está llamando! No es una invitación religiosa. No es una cita litúrgica. ¡Es un clamor del cielo! «¡VENID A MÍ!» — no al sistema, no a la religión muerta, no a los hombres — ¡a MÍ!, dice el Señor.
Tú que estás cansado, tú que estás cargado, tú que sientes que ya no puedes más… que has intentado todo, que el alma te pesa, que los días son oscuros y las noches eternas… ¡Hoy Cristo te dice: “Yo te haré descansar”!
Este no es un descanso físico, ¡es descanso PARA TU ALMA! Porque hay muchos que duermen ocho horas pero se despiertan vacíos… hay muchos que viajan, que compran, que consumen, pero su alma está rota, despedazada por dentro.
Pero hoy el que venció la muerte, el que cargó el pecado en la cruz, el que resucitó al tercer día y fue exaltado a lo sumo — ÉL te ofrece su descanso.
¡Pero hay una condición! No es solo venir… ¡es llevar su yugo! «Llevad mi yugo sobre vosotros«… ¿Sabes qué significa eso? Significa que Él no solo quiere quitar tu carga, ¡Él quiere darte propósito! Ya no caminarás solo. Ya no batallarás solo. ¡Cristo te pone su yugo!
Y ese yugo no es opresión… ¡es dirección! Ese yugo no es esclavitud… ¡es libertad con propósito! Porque el yugo del mundo te quiebra, pero el de Cristo te transforma.
El yugo del mundo te esclaviza, pero el de Cristo te guía hacia la vida.
Y no temas, no dudes… porque dice: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón…»
¡Tenemos un Rey manso! Un Dios que no grita desde el cielo, ¡sino que camina contigo en el polvo! Un Dios que no te aplasta cuando caes, sino que te levanta con ternura. Él no es un capataz, es el Buen Pastor. No es un tirano, ¡es el Salvador que se hizo siervo!
¡Hoy es el día! No esperes más. No postergues la respuesta. Corre a los pies de Cristo y jamás volverás a ser el mismo. ¡Ven! ¡Descansa! ¡Ríndete! ¡Suelta la carga! ¡Corre a los pies de Jesús! Toma su yugo, sigue su voz, y conocerás el descanso del alma, la paz que sobrepasa todo entendimiento, y la fuerza del Espíritu Santo llenándote de vida nueva.
ORA LA SIGUIENTE ORACIÓN EN VOZ ALTA: Señor Jesús, hoy vengo a ti tal como soy: cansado, cargado y necesitado de tu descanso. Suelto toda ansiedad, toda culpa y todo yugo del mundo, y recibo el tuyo — suave, santo y lleno de propósito. Enséñame a caminar contigo, a confiar en tu mansedumbre y a vivir bajo tu dirección. Toma mi vida, mi alma, mi todo… ¡y hazme descansar en ti! En tu Nombre, Jesús. Amén.