Mensajes Puros

NUESTRAS CONVICCIONES DEL CIELO

La mayoría de las personas no piensan mucho en el cielo a menos que se enfrenten a la muerte. De hecho, pocos cristianos piensan seriamente en su hogar eterno y, por lo tanto, no tienen convicciones acerca del cielo. Además, es posible que no sepan lo que dice la Biblia con respecto al cielo y esto puede resultar en confusión y una comprensión no bíblica de lo que les espera a los creyentes después de esta vida. Y son las Escrituras, las que nos explican y motivan a vivir para nuestro destino eterno en lugar de esta existencia terrenal. Veamos lo que nos dice la Palabra de Dios:

1. Nuestro Padre celestial está allí.

En el Sermón de la Montaña (Mat. 5-7), Jesús a menudo habló de Su Padre “que está en los cielos” (5:16). En lugar de especular sobre dónde está el cielo, simplemente podemos decir que está donde está Dios.
2. Nuestro Salvador, el Señor Jesucristo, está allí.

Cuando Jesús ascendió a las nubes en Hechos 1:11, dos ángeles dijeron a los discípulos: “Este Jesús, que ha sido tomado de vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. Ascendió a Su Padre y ahora está “sentado a la diestra de Dios” (Colosenses 3:1). Desde allí intercede por nosotros (Romanos 8:34).

3. El cielo es un lugar preparado.

No es una niebla etérea en la que flotamos, sino un lugar especialmente preparado para los hijos de Dios. Jesús dijo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a prepararos un lugar” (Juan 14:2). Según Apocalipsis 21:27, “Nada inmundo, ni nadie que practique abominaciones y mentiras entrará jamás en ella, sino solamente aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero”.

4. Nuestra ciudadanía está en el cielo.

Esta tierra es solo nuestro hogar temporal, por lo que debemos tener cuidado de no apegarnos demasiado a las cosas de este mundo. Tener una comprensión correcta del cielo cambia nuestra perspectiva y prioridades en esta vida, impulsándonos a acumular tesoros en el cielo en lugar de en la tierra.

Según Filipenses 3:20-21, “Nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo; quien transformará el cuerpo de nuestro humilde estado en conformidad con el cuerpo de su gloria.” Estos cuerpos terrenales no son aptos para la vida en el cielo. Por lo tanto, cuando Cristo regrese por nosotros, los va a transformar en cuerpos gloriosos como el suyo, serán mucho más gloriosos que los que tenemos ahora.

Jesús les dijo a sus discípulos: “No os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres estén inscritos en los cielos” (v. 20). Cada vez que alguien se aparta del pecado y cree en Jesús para salvación, el nombre de esa persona queda registrado para siempre en el cielo.

Conocer nuestra posición celestial también aumenta nuestro deseo de vivir una vida piadosa ahora porque ese es nuestro destino. Una vez que entremos al cielo, seremos completamente libres del pecado y seremos absolutamente santos.

5. El cielo es donde está nuestro tesoro.

Nuestros tesoros celestiales son nuestras buenas obras, obediencia, santidad y acciones de amor, bondad y perdón. Jesús advirtió a sus seguidores que no acumularan bienes terrenales que no duran, sino que “hagan para ustedes tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde los ladrones no minan ni hurtan; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:20-21). Nuestra seguridad no se encuentra en el dinero o la propiedad. Cualquier cosa que se pueda comprar también se puede perder, y nada de lo que acumulemos vendrá con nosotros cuando muramos. Lo único que perdurará es nuestra relación con Cristo.

6. Nuestra herencia y recompensas están en el cielo.

La salvación es por fe, no por obras, pero una vez que somos salvos, hacemos buenas obras porque somos hijos de Dios. Y cuando lleguemos al cielo, seremos recompensados por lo que hemos hecho. En el Sermón de la Montaña, Jesús les dijo a los que eran perseguidos, insultados y calumniados por causa de Él: “Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande” (Mateo 5:12).

7. Nuestros seres queridos y amigos guardados están allí.

Cuando un creyente muere, él o ella va inmediatamente a la presencia del Señor en el cielo (2 Corintios 5:8). Sin embargo, un día Jesús regresará por Su iglesia y traerá con Él a los que han muerto en Cristo (1 Tesalonicenses 4:13-17). Ellos resucitarán primero: “Entonces nosotros, los que vivamos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (v. 17). ¡Qué gran reunión será esa cuando todos estemos reunidos en nuestro hogar celestial!

Ahora bien, la seguridad a la entrada al cielo cuando dejemos de existir en esta tierra, primeramente depende, si hemos aceptado a Jesús en nuestro Salvador y Señor. Es más, La Biblia dice que si confesamos con nuestra boca que Jesús es el Señor y creyeres en tu corazón que Dios lo levanto de entre los muertos, serás salvos. De que?, de la condenación eterna. Y lo que Dios quiere es que vengas a Él y tengas la seguridad eterna de vivir con Él en el cielo.

Esta realidad esta cerca, en nuestra boca. Y como lo hago?, te estarás preguntando. Simplemente repitiendo esta oración conmigo:

«Padre Celestial, vengo delante de ti, para pedirte perdón por mis pecados, me arrepiento de ellos, ven a morar a mi corazón, has de mi una nueva criatura. Abre mis ojos espirituales, escribe mi nombre en el Libro de la Vida y a partir de ellos hago un pacto contigo de seguir tus mandamientos y preceptos. En el nombre de Jesús. Amén.»

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.


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PREPARÉMONOS PARA LA BATALLA

Los creyentes estamos en una batalla espiritual entre el reino de la luz y el reino de las tinieblas. De todas las formas posibles, Satanás busca obstaculizar la obra de Dios en nuestras vidas. Por supuesto, si estamos en Cristo, nuestros nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero y estamos destinados al cielo, y nada ni nadie, puede cambiar esa verdad. Pero al diablo le encantaría hacernos cristianos vencidos e ineficaces aquí en la tierra, y así robarnos nuestras recompensas celestiales.

¿ENTONCES, COMO PODEMOS EVITAR SER PRESA DE LOS PLANES DESTRUCTIVOS DE SATANÁS PARA NOSOTROS?

Déjame decirte lo siguiente: nosotros no estamos llamados a luchar contra el diablo; en cambio, lo resistimos manteniéndonos firmes en el poder del Señor. A través de la habilidad de nuestro Dios, es decir, los creyentes podemos vencer la tentación, incluso cuando enfrentamos circunstancias difíciles.

Efesios 6, “fortalécete en el Señor y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra las fuerzas mundiales de estas tinieblas, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestiales. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo hecho todo, estar firmes”

DEBEMOS PREGUNTARNOS: ¿CUAL ES LA NATURALEZA DE NUESTRA BATALLA CONTRA SATANÁS?

  1. Es una batalla espiritual. Pablo no está hablando de una armadura física (v. 11). Nos esta hablando de “fuerzas de maldad en los lugares celestiales” (v. 12). Nuestros cuerpos actuales son temporales pero nuestros espíritus durarán para siempre; y es a través de ellos, que nos relacionamos con Dios. Aunque Satanás no puede cambiar nuestro destino eterno, hará todo lo posible para interrumpir nuestra relación con Dios mientras estemos en la tierra, alejándonos y haciéndonos infelices y espiritualmente improductivos.
  2. Esto es una batalla Personal. Pablo dice: “Nuestra lucha no es contra sangre ni carne” (Efesios 6:12). La lucha aquí indica un combate uno contra uno. Los cristianos experimentan ciertos tipos de tentaciones, pero el diablo nos ataca y nos tienta a cada uno de nosotros individualmente.
  3. También es una batalla real. Una de las tácticas de Satanás es convencer a la gente de que él no existe. 2 Corintios 4:4 dice: “El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. Con tal engaño, el diablo puede ejecutar fácilmente sus estrategias de destrucción. Aunque el Señor permite que Satanás traiga adversidad, el Espíritu Santo puede capacitarnos para atravesarla victoriosamente, e incluso con gozo, mientras confiamos en Él (Santiago 1:2-4).

¿ANALICEMOS AHORA, PORQUE EL PUEBLO DE DIOS CEDE A LA TENTACIÓN?

Recordemos que como hijos de Dios, el Espíritu Santo mora en nosotros. De ahi, ¿Por qué los creyentes todavía son a veces derrotados en la guerra espiritual?

  1. Por la ignorancia de que existe una batalla. Muchos cristianos ni siquiera saben que hay una guerra en curso. Atribuyen lo bueno o lo malo de sus vidas a la suerte.
  2. Otros niegan la existencia de Satanás. No señores, el diablo es real: Jesús le habló en el desierto, echó fuera demonios y le enseñó a sus discípulos acerca de los planes del diablo. Cristo no habría hablado del adversario si no existiera.
  3. La falta de formación. No es suficiente ser salvo. Las Escrituras nos llaman a “sufrir penalidades… como buen soldado” (2 Timoteo 2:3). Los soldados en la fe necesitan aprender a usar las armas de la guerra espiritual: la Palabra de Dios y la oración.
  4. La propaganda del diablo. Satanás busca robar la gloria de Dios y perturbar Su reino. El maligno siempre nos miente acerca de lo que nos satisfará. Una de las formas en que obra es hacer que las metas, los placeres y las posesiones terrenales sean tan atractivos que nos alejen de la devoción a Dios.
  5. Debemos estar conscientes que hay minas terrestres espirituales. El pueblo de Dios a veces no anticipa las zonas de peligro que enfrentará. Pero ciertos pecados son como minas terrestres; nos toman por sorpresa y causan grandes daños. El diablo dice: «Solo un poco no te hará daño», pero pronto desarrollamos un hábito peligroso o tomamos una decisión que destruye la vida.
  6. Por último, una Instrucción bíblica inadecuada. Llamamos al servicio del domingo por la mañana “adoración”, pero también es un tiempo de aprendizaje. Los sermones nos enseñan principios para enfrentar la batalla victoriosamente. No asistir a la iglesia no hará que perdamos nuestra salvación, pero el conocimiento espiritual y el reunirse con otros cristianos es una parte importante de la preparación para la guerra espiritual.

DEBEMOS ASUMIR LA RESPONSABILIDAD DE NUESTRO PECADO

Esto es lo primero que debemos hacer, porque esa responsabilidad nos da el poder para resistir el pecado. Y como lo hacemos:

  1. Con la fuerza de Dios. Vencemos en la fuerza de Dios, no en la nuestra. En otras palabras, el gran poder de Dios, que fue lo suficientemente fuerte como para resucitar a Jesús de la muerte, nos permite vencer el pecado. El diablo, ha estado engañando a los humanos durante mucho tiempo y sabe qué trucos usar. Nuestra responsabilidad es fortalecernos en el Señor” (Efesios 6:10).
  2. Tenemos la autoridad de Dios. Un oficial de policía dirige el tráfico usando la autoridad y el respaldo total del gobierno, respaldado por la policía y todo el ejercito si es necesario, no con su propio poder físico. Del mismo modo, no te enfrentas solo a Satanás; puedes resistirlo en el poder de la autoridad de Jesús. Cuando caminamos según el Espíritu, podemos ordenarle a Satanás que nos deje en el poder del nombre de Jesús.
  3. Como creyentes, podemos ser fuertes y ver a Dios pelear nuestras batallas. Estamos llamados a ponernos nuestra armadura espiritual y luego “mantenernos firmes” (Efesios 6:11). Esto es similar a lo que el Señor le dijo a Moisés, y siglos más tarde, al rey Josafat: “No tienes que pelear en esta batalla; toma tu posición, ponte de pie y observa la salvación del Señor” (2 Crónicas 20:17). Aunque estamos en una guerra espiritual, Dios no nos llama a pelear con el diablo. Simplemente debemos ser fuertes en el Señor y ver cómo se desarrollan los milagros.

Ahora bien, si tú estas pasando por una situación que parece más grande que tus fuerzas, ven a Jesús. Reconoce tu pecado, tu debilidad delante de Él y rinde tu vida a Jesús. Para esto, repite conmigo esta oración:

«Padre Celestial, reconozco que he pecado contra Tí, y que no tengo fuerzas para salir adelante. Te pido que me perdones y avives el fuego de tu Espíritu Santo en mi. Ahora mismo, reprendo todo espíritu de tentación que haya venido a mi vida. Renueva mis fuerzas. toma control de mi vida. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.»

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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EL MENSAJE DE LA RESURRECCIÓN

A diferencia de lideres religiosos como Mahoma, Buda, etc, se encuentran sus tumbas intactas, la de Jesucristo esta vacía porque es el único que resucito. La Biblia relata que Jesús les dijo repetidamente a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén, sufrir muchas cosas de parte de los líderes religiosos, morir y resucitar al tercer día (Mateo 16:21). Todo sucedió tal como Él dijo y hoy conocemos los eventos en el momento de la resurrección:

MATEO 28: 1-6 » Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos. Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado,»

Este fue un evento externo de lo que aconteció el primer día de la semana, después de la crucifixión. Pero hay mensajes más profundos más allá de lo que sucedió ese día.

El primer mensaje es que CRISTO ESTA VIVO. Y DONDE ESTA?

Pues Hebreos 10:12 nos explica que después de Su resurrección, Él “se sentó a la diestra de Dios”. Pero, ¿Y qué está haciendo Él en el cielo?

  • Él está intercediendo por nosotros. Hebreos 7:25 nos dice que, “Él también puede salvar para siempre a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”.
  • Él está preparando un lugar para nosotros en la casa de Su Padre (Juan 14:2-3). Mientras se prepara para nosotros, está esperando el momento en el plan del Padre cuando regrese por nosotros y nos lleve a casa.
  • Él vive dentro de cada hijo de Dios a través de la presencia del Espíritu Santo. Esta unión divina se describe en Juan 15:5 con una ilustración: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí, y yo en él, lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer”.
  • Por lo tanto, el primer mensaje es que Jesucristo, el eterno Hijo de Dios esta vivo, nuestro Cristo, en efecto está vivo, muy vivo y eternamente vivo.

El segundo mensaje de la resurrección es este: que nuestros pecados han sido perdonados y estamos eternamente seguros en Cristo. Recuerde que Él, vino a salvar lo que se había perdido.

  • No debemos temer que algún pecado nos condene. Porque Efesios 1:7 nos asegura: “En Él (Cristo) tenemos redención por su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia”.
  • Jesús pagó la pena completa por nuestros pecados en la cruz. Pero en lugar de la muerte eterna, apareció en el cielo como nuestro Sumo Sacerdote. “Por su propia sangre entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención” (Heb. 9:12). El hecho de que Él resucitó de entre los muertos es prueba de que el Padre aceptó el sacrificio de Su Hijo como el Cordero de Dios.
  • Como resultado, todos los que confían en Él como Salvador están eternamente seguros. Jesús dijo: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí, y al que a mí viene, ciertamente no lo echo fuera” (Juan 6:37). Luego, para enfatizar nuestra seguridad, añadió: “Porque esta es la voluntad de mi Padre, que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el último día” (v. 40). ). Además, Jesús con su muerte y al haber resucitado, satanás pensó que había vencido a Jesús, pero no se imagino que Cristo resucitaría, por lo que venció al que tenia el imperio de la muerte, este es satanás. Y si Cristo venció a satanás, esa misma victoria es nuestra porque Cristo vive en nosotros y esto nos asegura que hemos pasado de muerte a vida eterna.

El tercer mensaje de la resurrección es que los creyentes vivirán para siempre.

  • Después de la muerte de Lázaro, Jesús tuvo una conversación con Marta, asegurándole que su hermano viviría de nuevo. Él dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí vivirá, aunque muera, y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás” (Juan 11:25-26).
  • Los creyentes de Tesalónica estaban preocupados por sus seres queridos muertos que habían confiado en Cristo, pero Pablo los tranquilizó en 1 Tesalonicenses 4:13-17. Cuando Cristo regrese, traerá las almas de los que han muerto en Él, y se unirán con cuerpos resucitados. Entonces los creyentes que aún estén vivos serán transformados con cuerpos glorificados y se unirán a los santos resucitados en el aire para encontrarse con el Señor.

El cuarto mensaje es nuestra resurrección corporal.

  • El primero en resucitar en un cuerpo glorificado fue Jesucristo. La próxima resurrección será para “los que son de Cristo en su venida” (1 Corintios 15:23). Los cuerpos que recibiremos serán diferentes a los que tenemos ahora. Nuestros cuerpos actuales son caídos y perecederos y no pueden entrar al cielo, pero Dios nos va a dar cuerpos gloriosos, libres de pecado y corrupción (1 Cor. 15:50).

El quinto mensaje de la resurrección es que el cielo será nuestro hogar eterno.

  • Apocalipsis 21 y 22 nos dan un pequeño vistazo a nuestro futuro. Dios creará un cielo nuevo y una tierra nueva, y su ciudad santa, la Nueva Jerusalén, descenderá del cielo a la tierra nueva. “Nada inmundo, ni nadie que practique abominaciones y mentiras entrará jamás en ella, sino solamente aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero” (Apocalipsis 21:27).
  • Lo importante del cielo es que Dios y Jesucristo están allí. Veremos Su rostro y le serviremos para siempre (22:4-5).

El sexto mensaje de la resurrección es que debido a que Cristo resucitó de entre los muertos, podemos enfrentar cada circunstancia con seguridad y perfecta paz.

  • Dado que Jesús ahora mora en nosotros a través de Su Espíritu, nunca caminamos solos por los valles. Él está allí fortaleciéndonos, protegiéndonos, guiándonos y empoderandonos a lo largo del camino. Y cuando termine nuestro viaje, nuestro Salvador nos estará esperando para darnos la bienvenida al cielo.

Dios nos hizo estas maravillosas promesas, y en algún punto por ahí, cuando este viaje termine, el Hijo de Dios que resucito, va estar ahí, para cumplir su última promesa: “Vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde Yo estoy, vosotros también estéis”.

Dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mi”. Si esta dispuesto a decir una simple oración con todo su corazón, su destino eterno, puede cambiar en menos de 60 segundos. Su nombre será inscrito en el Libro de la Vida dentro de un minuto. Y si eso es lo que quiere, ore conmigo al Dios Todopoderoso:

Padre Celestial, yo creo en el testimonio de la Biblia que Jesucristo es Tu Hijo eterno. Creo que Él fue a la cruz y murió por mis pecados. Te confieso que soy pecador. Necesito tu perdón y te pido que me salves. Confío en que lo harás ahora mismo. Te acepto como mi Salvador. En el nombre de Cristo. Amén.”

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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COMPRENDIENDO LO QUE SUCEDIO EN LA CRUZ

Hoy observamos que mucha gente usa una cruz como un adorno, o un amuleto, sin embargo para los cristianos esto representa el sacrificio que hizo nuestro Señor Jesucristo para llevar a cabo nuestra salvación.

La crucifixión de Jesucristo es un hecho histórico, pero lo que realmente paso en la cruz ha sido obscurecido y olvidado en medio de ese misterio, porque los hechos reales, las circunstancias externas y las cosas que rodearon a dicha crucifixión han cautivado ante todo la mente y el corazón de la gente.

Sin embargo, si usted preguntara lo que sucedió realmente en la cruz, dirían: Bueno, Judas traicionó a Jesucristo en el huerto de Getsemaní, lo llevaron ante Pilato, lo condenaron, luego, los romanos pusieron una cruz sobre sus hombros y Jesucristo lo arrastró por todo el camino hasta llegar al Gólgota, donde clavaron sus manos en la cruz y los soldados echaron suertes sobre sus ropas, luego, la tierra comenzó a temblar, los cielos se oscurecieron y hubo un gran terremoto. Entonces el temor se apoderó de los soldados y de la gente que estaba alli.

Lo que quisiera que entendiera en este momento, es que estos son eventos externos de lo que sucedió. Sin embargo, para poder comprender lo que realmente sucedió en la cruz, quisiera que consideráramos lo que aconteció aquel día desde 3 puntos de vista:

I. COMO LA CRUCIFIXIÓN AFECTO A DIOS PADRE.

La crucifixión de Jesús su Hijo afecto a Dios de tres maneras:

1. Fue el cumplimiento del plan de redención divino de la humanidad. Usted recordará, que en el Huerto del Edén, el hombre y Dios vivían en perfecta armonía, luego el pecado a consecuencia de la desobediencia, los separó porque Dios les había dicho:

GENESIS 2: 15-17 » Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Dios estableció esta Ley y entonces el castigo por el pecado que es la muerte, pesó sobre el ser humano, entonces, Dios puso en marcha un plan, mediante el cual, podía ejecutar su sentencia sobre el pecado, o salvar al hombre de la perversidad del castigo y la culpa de su pecado.

Así que una de las cosas que sucedieron en la cruz desde el punto divino, es esta: que Dios cumplió su plan de redención al sacrificar a su Hijo allí.

2. Dios cumplió las profesias desde el mismo inicio del Antiguo Testamento. Vemos que la Ley habla del sacrificio de corderos, ovejas y cabras con derramamiento de sangre, y Juan El Bautista identifico a Jesucristo junto al rio Jordán, diciendo:» He aquí el Cordero de Dios quita el pecado del mundo».

Mire bien esto!, cuando Cristo fue crucificado, no solo acabo su plan de redención, declarando justo al ser humano, cumpliendo todas las profesias del Antiguo Testamento de la redención del hombre mediante el derramamiento de sangre y del hecho de haber puesto el pecado sobre un hombre, el Señor Jesucristo:

ISAIAS 53: 3-7 «Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él, herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.  Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

3. Dios demostró su amor perfecto.

JUAN 3:16 » Porque de tal manera amo Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito para que todo aquel que en Él crea, no se pierda más tenga vida eterna»

Por lo tanto, de esta manera demostró que Dios ama al pecador y ama al creyente y dice que ha dado a su Hijo Unigénito por nosotros para que tengamos la vida eterno.

II. COMO LA CRUCIFIXIÓN AFECTÓ A SATANAS.

COLOSENSES 2:13-15 «Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

1. Dios privo de su poder de acusarnos. Dios clavo nuestros pecados en la cruz, despojo a satanás de su derecho de acusar a cada creyente, el cual ya no podrá usar para acusar a un hijo de Dios.

Satanás puede tomar los 10 mandamientos o cualquier otra parte de la Biblia y decir: eres culpable, eres culpable. Pero!, sí usted ha sido salvo por la Gracia de Dios y si ha aceptado a Cristo en su corazón y si el Espíritu Santo mora en su ser, puedes volver tu dedo hacia él y decirle:

«Satanás, tú no tienes derecho, ni autoridad, ni poder, según Dios para acusarme de nada porque mis pecados fueron clavados en la cruz. Y debido a que mis pecados fueron clavados en la cruz, no puedes quitar, ni uno solo de ellos, ni acusarme de nada.»

2. Jesucristo triunfo sobre satanás anulando el poder del pecado. Y qué hizo?, puso en libertad a los prisioneros, y a los cautivos.

Eso significa que cuando Cristo murió en la cruz, abrió la puerta para que toda la humanidad saliera de la esclavitud del pecado, quienes pueden ser libres, gracias al derramamiento de la Sangre de Cristo.

3. Al anular el acta de los decretos que había en contra nuestra, satanás fue vencido. Y ya la enfermedad, la pobreza, la cautividad no tienen poder sobre nosotros. Es decir, que satanás fue destronado, desarmado y la muerte tampoco tiene autoridad sobre nosotros.

HEBREOS 2:14 «Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,»

III. COMO LA CRUCIFIXIÓN NOS AFECTO A NOSOTROS,?

1. Redención. Significa rescatar de algo.

1 PEDRO 1:18-19 «sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,»

Cuando Cristo fue clavado en la cruz, Dios Padre puso todo el pecado de la humanidad sobre Él, es decir que toda persona y en todo lugar puede ser redimible y libertada del castigo del pecado.

2. Remisión. El cual significa perdón.

EFESIOS 1:7 «en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.»

Dios llego hasta mi y me rescato del pecado. Clavo nuestros pecados en la cruz y cancelo la deuda de pecado.

3. Reconciliación. Es la acción y el efecto de volver a unirse.

COLOSENSES 1:20 » y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado, en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;» 

La reconciliación es devolverle a dos personas en conflicto, el sentido de unidad que tenían no solo fisicamente sino en su corazón. Lo maravilloso es que ahora podemos entrar confiadamente al trono de la Gracia de Dios para alcanzar la misericordia y la Gracia para el oportuno socorro.

Cuando Cristo murió en la cruz. Que hizo Dios?. El Señor sencillamente tomo la cruz y la puso sobre la brecha que había entre el hombre y Dios e hizo posible que el hombre pecador caminara a traves de esa cruz hasta llegar de nuevo a Dios, convirtiéndose de nuevo en uno solo.

Eso es reconciliación: tomar dos partes en conflicto y traerlas de vuelta a la comunión. Y por ultimo:

4. Justificación.

ROMANOS 5:1 » Justificados (declarados justos) pues por la fe, tenemos paz para con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.»

La justificación significa que Dios nos ha declarado justos. Y por ser justos, un día nos presentará delante del Padre como santos, irreprensible, justos y sin mancha, no porque tengamos pecado, no porque seamos santos, sino porque Cristo soporto la ira y recibió el castigo en nuestro lugar.

Ahora bien! Usted dirá: es eso gratuito para todos?

Es gratuito para todo aquel que acepte a Jesucristo como su Señor y Salvador, pidiéndole a Dios que perdone sus pecados y rinda su vida a Él. Para que esto sea posible, repite después de mi la siguiente oración en voz alta:

«Padre Celestial. Hoy vengo delante de tu presencia, pidiéndote perdón por mis pecados, me arrepiento de ellos, y declaro que Tu moriste en la cruz del Calvario y que Dios le levanto de los muertos. Ven, a morar a mi corazón y has de mí la persona que Tú quieres que yo sea. En el nombre de Jesús. Amén.»

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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