Mensajes Puros

LA VOLUNTAD DE DIOS EN TU VIDA

Aunque podemos sentirnos tentados a relegar la voluntad de Dios solo a asuntos espirituales, si Jesucristo es nuestro Salvador y Señor, no hay parte de nuestra vida que no le interese y sobre la cual no tenga derecho a gobernar.

La voluntad de Dios es el principio por el cual debemos vivir todos los días.

Vivir de forma independiente sin pedirle al Señor Su guía y provisión revela que no creemos que lo necesitemos. Aunque podamos negar esto fácilmente, lo que verdaderamente creemos no se demuestra tanto con nuestras palabras sino con nuestras actitudes, conducta y hábitos.

Si creemos lo que la Biblia dice acerca de Dios, entonces entendemos que Él es soberano sobre cada área de nuestra vida y que la sumisión a Él como Señor es esencial. Por lo tanto, debemos aspirar continuamente a complacerlo y honrarlo en todo lo que hacemos al buscar su guía en nuestras relaciones, decisiones financieras, asuntos laborales y cualquier otra preocupación diaria.

Jesucristo es nuestro ejemplo a seguir.

Incluso el Hijo de Dios vivió en completa dependencia y sumisión a Su Padre. Cuando la perspectiva de la cruz era inminente, no la enfrentó de forma independiente.

Lucas 22:39-42 “Y salió y se dirigió, como acostumbraba, al monte de los Olivos; y los discípulos también le siguieron. Cuando llegó al lugar, les dijo: «Orad para que no entréis en tentación.» Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y se arrodilló y se puso a orar, diciendo: «Padre, si eres si quieres, aparta de Mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.’”

En Su tiempo de angustia, Jesús le preguntó al Padre si había algún otro medio para lograr la redención de la humanidad—no lo había—pero Su principal preocupación era seguir la voluntad de Dios, no la Suya. Y así es exactamente como debemos pensar en cada situación que enfrentamos.

La voluntad de Dios es lo que Él aprueba y determina realizar.

Tiene que ver con Sus elecciones con respecto a qué hacer y qué no hacer. Como Él es omnisciente, podemos confiar en que Él conoce el mejor camino para nosotros. Dios nos creó para encontrar nuestra satisfacción y realización solo en Él. Por lo tanto, ignorar Su voluntad y vivir como si Él no tuviera nada que decir en nuestras vidas es una tontería. Todos nuestros intentos de gobernar nuestras propias vidas no pueden brindarnos el gozo y la paz duraderos que deseamos porque no hay satisfacción eterna aparte de la sumisión al Señor.

Vivir en la voluntad de Dios es nuestra protección.

2 Pedro 3:17-18 dice: “Vosotros, pues, amados, sabiendo esto de antemano, velad, no sea que os dejéis llevar por el error de los hombres sin principios, y caigáis de vuestra firmeza, sino que crezcáis en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.”

Si no buscamos la dirección diaria de Dios, seguramente tropezaremos y caeremos. No podemos saber lo que depara el futuro, pero el Señor sí. Solo Él tiene completo entendimiento y sabiduría para dirigir nuestro camino, no solo en las decisiones cruciales, sino en nuestras preocupaciones diarias. Considerando todo esto, nuestra respuesta debe ser hacer de Él nuestra prioridad cada día.

¿Cuál es la voluntad de Dios?

En primer lugar, Él desea que confiemos en el Señor Jesucristo como nuestro Salvador y nos entreguemos completamente a Él. El Señor conoce cada detalle de nuestra vida y nos ha dado a cada uno de nosotros diferentes capacidades y habilidades que nos permiten lograr todo lo que Él tiene planeado para nosotros. Por lo tanto, debemos evitar el peligro de compararnos con los demás y anhelar lo que Él ha confiado a otra persona. En Su sabiduría, Dios ha provisto todo lo que necesitamos para vivir como Él desea y ha prometido guiarnos a Su voluntad si nos rendimos a Él.

Necesitamos al Señor para cada aspecto de nuestras vidas.

Por lo tanto, debemos orar y leer Su Palabra todos los días para descubrir cómo Él quiere que vivamos y rogar por Su guía. Necesitamos Su sabiduría en nuestro matrimonio, con nuestros hijos, en el trabajo y con los problemas que surjan. Ninguna parte de nuestras vidas debe vivirse independientemente de nuestro Creador sabio y amoroso.

Aquellos que no conocen a Cristo como Salvador están viviendo sin Dios.

Es por eso que la vida de algunas personas es un desastre. Intentan llenar el vacío divino con sustitutos, pero el vacío permanece porque sólo hay una persona que puede satisfacer los anhelos profundos del corazón humano, y ese es Jesús. Dios amó tanto a la humanidad que envió a Su amado Hijo a morir por ellos para que aquellos que creen en Jesucristo puedan ser perdonados y reconciliados con Él. Sin embargo, muchas personas en el mundo nunca se volverán al Señor porque no quieren que nadie, incluido Dios, les diga cómo vivir. Como resultado, se pierden la mejor vida posible porque la paz, el gozo y la plenitud genuina solo se encuentran en una relación con Dios a través de Jesucristo.

La vida es un asunto serio porque después de la muerte vendrá el juicio (Hebreos 9:27). Como Creador, Dios tiene derecho a ser el centro de nuestras vidas. La razón por la que nuestra sociedad está en caos es porque la gente piensa que no necesita a Dios ni quiere obedecerle. Pero hasta que confiesen su pecado, reciban a Cristo como Salvador y se entreguen completamente a Él, nunca conocerán su salvación.

Pero a aquellos de nosotros que nos volvemos a Cristo en arrepentimiento, fe y sumisión, Dios nos da guía para cada paso de la vida. Él es capaz de redimir nuestro pasado y darnos un corazón y una perspectiva de la vida completamente nuevos, en los que Él es el centro y la prioridad. Aunque sus planes para nuestras vidas no siempre son fáciles, siempre son los mejores.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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PROPÓSITO DE DIOS PARA NUESTRAS VIDAS

La carta a los Efesios es un resumen perfecto del propósito de Dios para sus hijos. Pablo está diciendo en esta carta: suceda lo que suceda, el reino de Dios tendrá su victoria.

Vivimos en un mundo cargado de ansiedad, deslumbrado por la ciencia, pero mal orientado por sus dirigentes. No hubo antes en el mundo, una época como esta, en que la gente busque con tanta desesperación la respuesta a sus problemas. Mucha gente se ha desanimado en la espera de una intervención restauradora de Dios. En el pasado, en repetidas ocasiones Dios escogió las épocas peores para realizar sus obras más extraordinarias. Cuando la hediondez del infierno invade la tierra, Dios desde el cielo envía un soplo libertador y sanador de su Espíritu Santo.

En estos versículos Pablo hace 3 peticiones para los creyente.

1. Que habite Cristo por la fe en vuestros corazones.

EFESIOS 3:17 » para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,

La palabra “habitar” da la idea de una persona que llega a un lugar determinado, se queda, actúa en ese lugar. Que Cristo habite, gobierne, afecte profundamente en cada esfera de una vida, 24/7.

En la cultura latina predominan las emociones, nuestra experiencia cristiana es muy emotiva. Pero hay otras áreas de nuestra vida en las que Dios debe gobernar, por ejemplo: en nuestra mente. El evangelio no es una fe que se siente solamente, es una fe que se razona, son principios para vivir.

Ha llegado la hora de que los hijos de la iglesia salgan de las cuatro paredes. El próximo avivamiento trae características de transformación. La próxima Reforma no la encabeza un monje alemán, la próxima Reforma está en manos de mujeres y hombres que, aunque tengamos la mancha del plátano en la camisa, seremos empoderados sobrenaturalmente para transformar nuestras naciones en el nombre de Jesús.

Deja que el Señor afirme tus pensamientos, no mires malos ejemplos, concéntrate en lo que dice la Palabra acerca del reino de Dios. La iglesia tiene en sus manos hoy, la posibilidad de traer sobre la tierra el Reino de Dios. Dios concibió la iglesia como un movimiento que se infiltra en la comunidad y la llena con la vida de Dios, con el carácter de Cristo, con los principios del reino.

Si tenemos en Centroamérica el porcentaje de crecimiento más grande que ha tenido el cristianismo en siglos ¿cómo puede ser lo que está sucediendo en nuestras naciones? Tenemos la iglesia más grande en toda la historia, pero la de menor influencia en la sociedad. ¿Dónde está el poder para influenciar de Pablo, San Agustín, Calvino, etc.?… Permite que Él reine en tu mente y atrévete a hacer cosas que jamás pensaste hacer… que habite Cristo… toda gran transformación comienza en la mente.

2. Que seáis capaces de conocer el amor de Cristo, que los domine su amor

EFESIOS 3:18-19 » seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

Los brazos de la iglesia tienen que ser los más largos del mundo, para abrazar, para bendecir, para recibir, para sanar, para amar al necesitado. La anchura del amor de Dios va a ser con todo lo creado, una familia para Dios y un reino para Jesucristo.

En América Latina hemos cometido el pecado de la desunión. Pero la Biblia presenta la unidad del cuerpo de Cristo no como una opción, sino como un mandamiento.

El amor de Dios nos llama la atención a la urgente necesidad que tenemos como iglesia, de ejercer compasión con la gente del mundo. Jesús se interesaba en el ser humano. El avivamiento para transformar naciones que la iglesia desea nos será dado cuando hagamos obra de misericordia.

Estoy convencido que si vamos a alcanzar la victoria del evangelio debemos salir de las cuatro paredes y ocuparnos de los niños, de los ancianos, de las mujeres abusadas. Detente por un momento donde hay dolor, visita a un encarcelado, fíjate en algún niño que tenga hambre. Si eres hijo de Dios, su amor va a gobernar tu vida. La iglesia que es parte de la victoria de Cristo, es una iglesia de misericordia. Es una iglesia que se pone el delantal, toma la palangana y muestra con acciones el amor de Dios.

El amor de Dios es mucho más que palabras, mucho más que poesía y belleza, es acción en obras de misericordia.

3. Que seáis llenos de toda la plenitud de Cristo.

El anhelo de Dios es llenarnos con toda su plenitud.

Que todo el amor del Padre, que se reveló en Cristo, se revele en su cuerpo que es la iglesia. Todo el perdón, la gracia, la pasión, la misericordia, el fuego sobrenatural… se revelen en su cuerpo que es la iglesia. Que la iglesia represente el carácter y la vida misma del unigénito del Padre.

Pablo termina diciendo dos cosas de Jesús:

  • Es más poderoso de lo que sabemos.
  • Puede hacer las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.

Él puede hacer en nuestra vida, mucho más de lo que pedimos o entendemos.

Pablo finaliza la oración con un llamado a dar la gloria a Dios por todas las edades, por los siglos de los siglos.

Somos deudores. No fuimos llamados para calentar un asiento, Dios nos trajo a su iglesia para equiparnos y llevar el Reino de Dios a toda la nación.

FUENTE: Gracias Pastor ALBERTO MOTESSI por sus enseñanzas.

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ESPERANDO EL TIEMPO DE DIOS

La voluntad de Dios incluye Su tiempo. Él tiene un plan asombroso trazado para cada uno de nosotros, pero solo lo revela paso a paso. Cuando seguimos Su plan, Él es glorificado y nosotros satisfechos. Sin embargo, si no buscamos la guía del Señor todos los días, terminaremos automáticamente siguiendo nuestro propio curso. Como resultado, estaremos confundidos e insatisfechos porque nos hemos perdido lo que Dios tenía la intención de darnos y hacer a través de nosotros.

Lo más sabio que podemos hacer es comenzar cada día conectándonos con Dios todopoderoso.

Aunque ya estamos unidos con el Padre a través de Jesucristo, todavía necesitamos comunicarnos con Él diariamente para desarrollar una relación íntima. En lugar de acudir a Él solo en momentos de emergencia o necesidad, debemos comenzar cada mañana pidiéndole que nos ayude a caminar sabiamente, sin retrasarnos ni adelantarnos a Su plan.

QUE SIGNIFICA ESPERAR EN EL SEÑOR?

David fue un hombre que eligió vivir de acuerdo con el plan y el horario del Señor. Aunque fue ungido a la edad de 16 años, en realidad no se convirtió en Rey de Israel hasta 14 años después. La promesa de Dios era segura, pero David desconocía el momento. Tuvo que esperar, y gran parte de ese tiempo lo pasó escondiéndose y huyendo del rey Saúl, que continuamente intentaba matarlo.

  • Dios usa las demoras para prepararnos para sus planes. David aprendió lecciones valiosas durante esos años difíciles que lo prepararon para su futuro papel como rey. De la misma manera, Dios usa nuestras heridas, pérdidas y desilusiones para producir cualidades de carácter que necesitaremos para cumplir Su plan para nuestras vidas.
  • Esperar en Dios es una quietud activa. No significa que detengamos abruptamente toda actividad y no hagamos nada. Cuando el Señor está provocando un cambio en nuestra vida, quiere que sigamos siendo productivos, mientras observamos y esperamos más dirección.
  • Esperar en Dios tiene un propósito. A menudo pensamos que el plan del Señor para nuestra vida está al otro lado de la demora, pero a Sus ojos, el proceso de espera es una parte esencial de Su propósito. Saber esto nos permite esperar con un sentido de dirección y expectación. Dios sabe cuándo estamos dispuestos a aceptar sus respuestas. Si escuchamos, Él revelará el siguiente paso cuando estemos listos. Si se demora, debemos reconocer que su tiempo es perfecto y que lo mejor no siempre llega pronto.

Este es Su procedimiento habitual con nosotros y no una dificultad cruel o innecesaria.

Salmo 25:1-3. A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Dios mío, en ti confío; No sea yo avergonzado, No se alegren de mí mis enemigos. Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido.

Dios promete que no seremos decepcionados ni avergonzados cuando confiemos en Él.

Salmo 37: 7-9, 34 » Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades. Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo. Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra….Espera en Jehová, y guarda su camino, Y él te exaltará para heredar la tierra; Cuando sean destruidos los pecadores, lo verás.

El Señor nos dice que no nos inquietemos porque Él nos está cuidando. Si estamos dispuestos a caminar obedientemente con Él de acuerdo a Su tiempo, Él proveerá todo lo que necesitemos. Incluso si no hemos estado siguiendo el plan de Dios para nuestras vidas, Él está dispuesto a recogernos justo donde estamos, perdonarnos por todo el tiempo perdido y darnos un nuevo comienzo.

Isaías 64:4 » Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera»

No importa lo que estemos enfrentando, podemos saber que Dios siempre actúa a favor de aquellos que esperan en Él. Como Él es el Dios omnisciente, omnipotente y soberano del universo, Él puede hacer lo que nadie más puede hacer y siempre trabaja para nuestro bien.

PORQUE DIOS QUIERE QUE ESPEREMOS?

Las razones del Señor para la demora son siempre para nuestro bien, en orden:

1. Para recibir Su dirección clara.

Sin saber el futuro, a veces podemos impacientarnos, pensando que perderemos algo bueno si no actuamos ahora. Sin embargo, lo que Dios ha planeado para nuestra vida ya lleva nuestro nombre. No hay manera de que podamos perder nada si lo seguimos. Él nos ha dado Su Palabra y Su Espíritu para enseñarnos y guiarnos. Al prestar atención a Su instrucción, somos conformados a la imagen de Cristo y capacitados para caminar obedientemente en Su voluntad y de acuerdo a Su horario.

Para mantenernos al paso con Su tiempo. El Señor nunca tiene prisa. Él creó el tiempo y ha planeado todo a la perfección. Sin embargo, Él no nos revela todo cuando lo queremos. Incluso cuando le hemos pedido conforme a Su voluntad, y Él nos ha dado una confirmación en nuestro espíritu acerca de algo que Él quiere hacer en nuestras vidas, no podemos presumir de saber cuándo sucederá. A veces lo retiene porque no estamos listos para recibirlo. Ahí es cuando debemos confiar en que sus caminos y tiempos son los mejores.

2. Para probar nuestra fe.

Ya tenemos todas las bendiciones que Dios nos ha prometido, pero a veces Él las restringe hasta que confiamos en Él. Él quiere que creamos en Él incluso cuando no podemos ver claramente los detalles de esas bendiciones.

3. Para fortalecer nuestra fe.

Esperar nos enseña a caminar por fe, confiando en el tiempo de Dios en lugar de ceder a la auto-gratificación inmediata. Tamizar los motivos de nuestros deseos. A veces oramos egoístamente, solo para descubrir cuán tontos fuimos en nuestra petición.

La demora de Dios en contestar nuestras oraciones nos da tiempo para ver las situaciones desde Su punto de vista.

COMO DEBEMOS ESPERAR?

El Señor quiere que nos beneficiemos de nuestros tiempos de espera respondiendo correctamente. En lugar de volvernos impacientes, nerviosos, frustrados o miserables, debemos seguir estos ejemplos bíblicos de cómo esperar:

Pacientemente. “Descansa en el Señor y espéralo con paciencia” (Sal. 37:7).
En silencio. “Mi alma espera en silencio sólo en Dios” (Salmo 62:1).
Con confianza. “No te inquietes” (Sal. 37:7).
expectante “Hubiera yo desfallecido si no creyese que veré la bondad del Señor” (Sal. 27:13).
Con firmeza y valentía. “Espera en el Señor; esfuérzate y cobra ánimo tu corazón” (Sal. 27:14).
De pie sobre la Palabra de Dios. “Espero en el Señor. . . y en su palabra espero” (Salmo 130:5).

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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CÓMO ACCESAR A LAS PROMESAS DE DIOS

Las promesas del Señor son expresiones de Su amor y cuidado por nosotros. A través de ellos, Él cumple Su voluntad y sus planes para nuestra vida, así como Sus propósitos para el  reino de Dios. Sus promesas incondicionales son inmutables y no hay nada que podamos hacer para frustrarlas. Sin embargo, el cumplimiento de Sus condicionales depende de nuestras respuestas y comportamientos basados ​​en nuestra fe en Él.

Sus promesas deberían ser una parte vital de nuestras vidas porque todo nuestro sistema de creencias depende de ellas; son la base de cómo vivimos cada día. Aunque tenemos acceso a este increíble recurso, algunas personas nunca se dan cuenta de que las respuestas a nuestras necesidades están disponibles en la Palabra de Dios. Es por eso que todas las promesas bíblicas son solo palabras en papel a menos que se reivindiquen y apliquen en situaciones de la vida. Es decir, las promesas de Dios son esenciales para nuestra vida diaria como cristianos.

Para entender cómo reclamarlos personalmente, debemos responder algunas preguntas vitales:

¿Son todas las promesas de la Biblia para nosotros hoy?

Muchas de las promesas bíblicas que no son para nosotros pueden ser para nosotros porque ilustran cómo Dios satisface las necesidades, concede los deseos y obra en la vida de sus hijos. Dado que Sus caminos nunca cambian, podemos contar con Él para que trabaje con nosotros hoy en un estilo similar.

¿Quién tiene derecho a reclamar una promesa de Dios?

Las promesas del Señor pertenecen solo a los creyentes, con una excepción. Los incrédulos son libres de reclamar Su promesa de salvación cuando confían en Jesús como su Salvador personal

ROMANOS 10:9 “  Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

Hasta que den ese paso de fe, no hay seguridad de que Dios responderá a sus peticiones. Sin embargo, incluso si pertenecemos a la familia de Dios, perdemos nuestro derecho a reclamar Sus promesas cuando vivimos en pecado.

El Señor no contribuirá a nuestra desobediencia al bendecirnos con el cumplimiento de Sus promesas, pero la confesión y el arrepentimiento nos traerán nuevamente bajo Su dosel de bendición

1 JUAN 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Otro requisito esencial para reclamar una promesa es la confianza

Santiago 1:5-6 “ Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.

Y debemos creer que Dios hará lo que ha dicho.

¿Por qué Dios nos promete algo?

Primero, el Señor hace promesas porque nos ama incondicionalmente y quiere darnos guía, provisión y protección. En segundo lugar, Él se revela a sí mismo en formas que muestran su asombrosa sabiduría, poder y gracia. No hay nada que podamos hacer para merecer Sus promesas, por lo que es nuestra responsabilidad simplemente es creer y depender de Él para cumplirlas todas.

¿Cómo podemos saber que Dios cumplirá sus promesas?

Su carácter es nuestra garantía. Como Él es perfecto, inmutable, constantemente veraz y todopoderoso, no dejará de cumplir Su palabra. Nada es imposible para Él. No hay situación para la que el Señor no tenga una solución, y no hay pregunta que Él no pueda responder.

Cada promesa en la Palabra de Dios es segura, y si usamos las Escrituras como nuestra brújula, Él nos mostrará cómo debemos vivir.

¿Cuándo podemos reclamar una promesa?

Aunque las promesas de Dios nos pertenecen, es esencial que entendamos cuándo podemos reclamar una y saber que se cumplirá. Podemos hacerlo cuando:

Se ajusta a una necesidad personal que Él quiere satisfacer. Por ejemplo, si estamos pidiendo instrucción y dirección con respecto a una decisión, podemos confiar en el compromiso del Señor de enseñarnos el camino que debemos seguir porque esta promesa se ajusta a nuestras situaciones específicas

Salmo 32:8 “ Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.

El contexto de la Escritura lo permite. Nadie debe tomar una promesa de la Biblia y reclamarla sin considerar su contexto. Por ejemplo, en

1 Juan 5:14-15 “ Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado»

El Señor promete contestar nuestras oraciones, pero el contexto revela que es condicional: nuestras peticiones deben hacerse de acuerdo con Su voluntad. Debemos asegurarnos de cumplir con los requisitos antes de reclamarlos.

Su cumplimiento lo honra. No debemos esperar que el Señor responda solicitudes egoístas que no lo glorifican. Pero cuando tenemos necesidades legítimas y reclamamos Su promesa de provisión, Dios cumplirá nuestras peticiones porque hacerlo le honra.

Es consistente con Su voluntad inmediata para nuestras vidas. Cualquiera que sea la necesidad, podemos reclamar la promesa de Dios para satisfacerla, pero hay situaciones en las que su tiempo y métodos no coinciden con nuestras expectativas. Cuando esto suceda, debemos recordar que Él tiene algo aún mejor en mente. Si no estamos seguros acerca de Su voluntad en una situación particular, simplemente podemos pedirle que nos muestre lo que Él desea

Mateo 7:7 “ Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

Su cumplimiento es alentador para los demás. Si le pedimos a Dios que brinde tranquilidad a los demás, podemos reclamar Su promesa de proveer. Cuando las personas que nos rodean ven el cumplimiento, descubren cuán fiel y bueno es Él.

Estamos caminando en Su voluntad. Elegir vivir en obediencia nos da el derecho y el privilegio de reclamar Sus promesas. Pero si somos rebeldes y vivimos de acuerdo con nuestros propios deseos, nos hemos colocado fuera de Su voluntad y hemos hecho que Sus promesas sean ineficaces. Aunque Dios es quien cumple.

Si quieres tener derecho a accesar a las promesas de Dios, necesitas venir y entregar tu vida a Jesucristo como Señor y Salvador de tu vida. Para ello has la siguiente oración en voz alta:

Padre Celestial, vengo delante de tu presencia, reconociendo que he pecado contrata ti y contra el cielo. Me arrepiento de mis pecados y te pido que me perdones. Ven a mi corazón y has de mi una nueva criatura conforme a tu Palabra. Gracias por ser mi Señor y Salvador. Te lo pido en el nombre de Jesucristo. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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