Mensajes Puros

UNA FE PODEROSA Y EL PERDÓN QUE DESATA MILAGROS

Hoy quiero hablarles de una palabra que no solo transformará tu manera de ver los problemas, sino que liberará el poder de Dios en tu vida de una forma sobrenatural. Vamos a Marcos 11:20-26, donde vemos a Jesús enseñándonos sobre la fe y el perdón.

La Escritura nos cuenta que mientras Jesús y sus discípulos pasaban por la mañana, vieron la higuera que Él había maldecido, seca desde las raíces. Pedro, impresionado, le dijo: «Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.» Pero Jesús, en lugar de hacer un espectáculo de Su poder, les dio una enseñanza que hasta hoy sacude nuestra fe. «Tened fe en Dios» —eso les dijo—. No fe en las circunstancias, no fe en lo que ven, sino fe en el Dios Todopoderoso.

Escuchen esto: “Cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.” ¡Eso es poder! ¡Eso es autoridad en el nombre de Jesús! Lo que Jesús está diciendo aquí no es algo simbólico ni figurativo. Él está declarando una verdad que puede transformar tu vida hoy.

¡Escúchame bien, amado de Dios! Si tú hablas a ese «monte»—y todos tenemos montes en nuestras vidas—y no dudas, sino que crees, ese monte se moverá. Ese monte de enfermedad, de falta, de problemas familiares, de ansiedad, ¡se moverá en el nombre de Jesús! ¡Esa montaña tiene que obedecer la Palabra de Dios cuando es hablada por una persona de fe!

¿Te das cuenta? Jesús no está hablando solo de Su poder, está hablando del poder que Él ha puesto dentro de ti, dentro de Su iglesia. La Palabra de Dios dice que el justo vivirá por fe, no por vista, no por sentimientos, ¡por fe! Y esa fe tiene la capacidad de hacer que lo imposible sea posible. Así que, si hay algo en tu vida que parece inamovible, comienza a hablarle con autoridad. Habla a esa enfermedad, ¡declara sanidad! Habla a esa necesidad, ¡declara provisión! Porque todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. ¡Aleluya!

Pero no puedo dejar este mensaje solo en la fe. Hay otra clave que Jesús nos da aquí, y es igual de poderosa. ¡Es el perdón! Jesús continúa diciendo que cuando estemos orando, si tenemos algo contra alguien, debemos perdonar, para que nuestro Padre que está en los cielos también nos perdone. ¡Oh, hermanos, escuchen esto! El poder de la fe se desata en un corazón limpio. No puedes cargar con resentimientos, no puedes guardar rencores y esperar ver montañas moverse en tu vida.

Hay muchos que tienen su fe trabada porque no han soltado el perdón. Has estado orando, has estado creyendo, pero en tu corazón guardas resentimiento, y eso es como un freno espiritual. ¡Hoy es el día de soltar esa carga! El perdón no es una opción, es un mandato de Jesús. Y cuando perdonamos, desatamos el poder del cielo para actuar en nuestras vidas.

Quizá me digas: «¿cómo puedo perdonar si me han hecho tanto daño?» ¡Escucha! No es en tu fuerza que lo haces. Es en el poder del Espíritu Santo que mora en ti. Jesús mismo te dará la gracia para perdonar, y cuando lo hagas, sentirás una libertad como nunca antes. Las puertas del cielo se abrirán y tu fe será libre para moverse en el poder de Dios.

Así que hoy te invito: ¡Ten fe en Dios! ¡Habla a tus montañas y perdona a quienes te han ofendido! Y verás cómo los cielos se abren y el poder de Dios comienza a manifestarse en tu vida de una manera sobrenatural. Fe y perdón son las llaves que desbloquean los milagros.

¡El tiempo de tu milagro es ahora! Levanta tu fe, libera tu corazón, y camina en la autoridad que Jesús te ha dado.

ORACIÓN:

Oh Señor, venimos hoy ante, nos postramos delante de Tu grandeza y pedimos perdón por nuestros pecados, por cada pensamiento, palabra y acción que no han sido agradables ante Tus ojos. Limpianos y purifica nuestro corazón. Perdóname si hemos guardado resentimiento o falta de perdón hacia alguien. Hoy, soltamos toda amargura y te pedimos que nos llenes de Tu paz y gracia.

Ahora, en el nombre poderoso de Jesús, nos levantamos con la autoridad que nos has dado y hablamos a toda montaña en nuestras vidas. Declaramos que las montañas de enfermedad, de problemas financieros, de dificultades familiares y toda clase de adversidad se mueven y se echan al mar. No tememos, no dudamos, porque confiamos en Tu poder. Sabemos que Tú eres el Dios de lo imposible y que, en Tu nombre, veremos milagros. ¡Gracias, Señor, por Tu victoria en nuestras vidas! En el nombre de Jesús, amén.

[fbcomments]

EL NUEVO NACIMIENTO

Hoy nos encontramos ante un pasaje poderoso, uno que nos desafía, que nos sacude, que nos lleva a lo profundo del corazón del Evangelio. Estamos en Juan 3:1-21, donde Nicodemo, un líder religioso, se acerca a Jesús en la oscuridad de la noche. Pero lo que él no sabía, lo que él no entendía, es que estaba a punto de encontrarse con la verdadera luz. ¡Nicodemo se encontró cara a cara con el Salvador del mundo! Nicodemo vino buscando respuestas intelectuales, pero Jesús lo confronta con una realidad espiritual. «¡Tienes que nacer de nuevo!», le dice Jesús.

Juan 3: 1-21 » Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. 2Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. 3Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? 10Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? 11De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. 12Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. 14Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. De tal manera amó Dios al mundo 16Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

El que no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios. ¡Escúchame bien! No es suficiente ser religioso, no es suficiente saber las Escrituras, no es suficiente cumplir con las reglas. Jesús no vino a enseñarnos a ser religiosos, Él vino a transformarnos desde lo profundo, a cambiarnos por completo, a darnos un nuevo nacimiento.

Nicodemo estaba confundido. ¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo siendo viejo?. Quizás algunos aquí hoy se sienten como Nicodemo. Tal vez has pensado: «Yo ya he vivido demasiado tiempo de esta manera. ¿Cómo puedo cambiar ahora?». Pero Jesús tiene la respuesta: Lo que es nacido de la carne, carne es; pero lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. ¡Es el Espíritu de Dios el que te transforma! ¡Es el Espíritu Santo el que hace lo imposible en tu vida!

¡Escucha esto! El Espíritu de Dios es como el viento, que sopla de donde quiere. ¡No puedes controlarlo! ¡No puedes manipularlo! ¡Pero lo puedes sentir! Él llega y transforma todo a su paso. Cuando naces del Espíritu, tu vida es revolucionada. Tus deseos cambian, tus pensamientos cambian, ¡tus prioridades cambian! ¡Eso es lo que Jesús ofrece! ¡Un cambio radical! ¡Un nuevo nacimiento!

Nicodemo aún no lo entendía, y Jesús le habla de algo aún más profundo: Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado. ¿Qué significa esto? ¡Que Jesús tenía que ser levantado en la cruz! Él iba a morir para que todo aquel que en Él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. ¡Amado, la cruz es el centro de todo! ¡Cristo fue levantado en la cruz por ti, por mí, por Nicodemo, por todo el mundo!

Y aquí está el corazón del Evangelio: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. ¡Dios te ama tanto! ¡Él no quiere que te pierdas! Él no envió a Jesús para condenarte, ¡Él lo envió para salvarte! ¡Esto es amor verdadero! ¡Esto es gracia! ¡Esto es misericordia!

Pero hay una advertencia aquí también. Jesús nos dice que algunos no quieren venir a la luz porque sus obras son malas. Prefieren las tinieblas. ¡No permitamos que las tinieblas dominen nuestra vida! ¡No escondamos nuestros pecados! ¡Ven a la luz! Porque cuando vienes a la luz, tus obras son expuestas, sí, pero son expuestas para ser transformadas, para ser lavadas por la sangre del Cordero.

Hoy te hago una pregunta: ¿Has nacido de nuevo? No te estoy preguntando si asistes a la iglesia, no te estoy preguntando si tienes una Biblia. ¡Te estoy preguntando si has tenido un encuentro transformador con Jesucristo! Si tu vida no ha sido cambiada, ¡hoy es el día de salvación! ¡Hoy es el día para venir a la luz! No importa cuán oscuro haya sido tu pasado, ¡la luz de Cristo puede iluminarlo todo!

Jesús te llama hoy. Él te llama a nacer de nuevo. Él te llama a experimentar una vida llena de Su Espíritu, una vida que no puede ser explicada por lo natural, sino que solo puede ser obra de lo sobrenatural. ¡Hoy es el día de dejar atrás la vieja vida y caminar en la novedad de vida que solo Cristo puede dar!

¡Levántate! ¡Recibe el Espíritu de Dios! ¡Deja que el viento de Su presencia sople sobre ti y transforme todo lo que eres! ¡Hoy es el día para ver el Reino de Dios!

¡Que el Señor te bendiga y te transforme poderosamente en el nombre de Jesús! ¡Amén!

ORACIÓN.

Padre celestial, venimos ante Ti en el nombre de Jesús, agradecidos por Tu amor y Tu misericordia. Gracias por enviar a Tu Hijo para salvarnos, para darnos una vida nueva y eterna. Reconocemos que necesitamos nacer de nuevo por Tu Espíritu. Te pedimos que soples sobre nosotros, transformando cada área de nuestras vidas. Que nuestras obras sean expuestas a la luz de Tu verdad, y que podamos caminar en santidad y amor. Ayúdanos a dejar atrás las tinieblas y abrazar la luz de Cristo. Te entregamos todo lo que somos, confiando en que Tú harás una obra nueva y poderosa en nosotros. En el nombre glorioso de Jesús. ¡Amén!

[fbcomments]

CUAL ES EL GRAN MANDAMIENTO DE DIOS

Hoy nos sumergimos en una poderosa palabra del Señor, que proviene del Evangelio según San Marcos, capítulo 12, versículos 28 al 34. Hablaremos de lo que es verdaderamente esencial en nuestra fe, de lo que marca la diferencia entre una vida común y una vida encendida por el Espíritu Santo. ¡Sí, hoy hablaremos del gran mandamiento, el fundamento de nuestra relación con Dios y con los demás!

MARCOS 12: 28-34 «Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? 29Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. 31Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. 32Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; 33y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios. 34Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle.»

El escriba le preguntó a Jesús: «¿Cuál es el primer mandamiento de todos?» ¡Gloria a Dios que esta pregunta fue hecha! Porque en esta respuesta, Jesús nos revela la clave de una vida que agrada al Señor. Jesús respondió: «Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es». ¡Dios es uno! No hay otro como Él. Él es el único, el incomparable, el Santo de Israel. Y ese es el primer punto: tenemos que saber a quién servimos. ¡Dios es único, supremo, eterno, poderoso!

Pero Jesús no se detiene ahí. Él sigue y nos dice: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». ¡Escuchen bien, pueblo de Dios! ¡Con TODO! No es con una parte, no es solo los domingos, no es solo cuando las cosas van bien. Es con TODO tu corazón, toda tu alma, toda tu mente y todas tus fuerzas. ¡Dios demanda nuestra totalidad! No quiere migajas de tu tiempo, no quiere un amor a medias. ¡Quiere el control absoluto de tu vida!

¿Estás amando a Dios así hoy? Pregúntate: ¿Estoy dando mi todo o estoy reteniendo algo para mí? ¿Estoy entregando cada área de mi vida a Dios, o estoy guardando rincones secretos, lugares oscuros donde Él no tiene permiso de entrar? ¡Ah, pero hoy es el día de la decisión! Hoy puedes rendirlo todo al Señor, ¡y te aseguro que Él va a transformar tu vida de una manera que no puedes imaginar!

Y luego, Jesús añade: «Y amarás a tu prójimo como a ti mismo». ¡Aquí está el segundo mandamiento, semejante al primero! Porque no podemos decir que amamos a Dios, si no estamos amando a los que nos rodean. ¡Ah, no podemos engañarnos! No podemos levantar nuestras manos en alabanza los domingos y luego volver a casa y odiar a nuestro vecino, a nuestro hermano, a nuestro compañero de trabajo. El amor a Dios se demuestra en cómo tratamos a los demás. ¿Cómo estás tratando a los que te rodean?

El escriba le dijo a Jesús que entendía que estos mandamientos eran más grandes que todos los holocaustos y sacrificios. Porque, podemos hacer muchas cosas exteriores, podemos cumplir con rituales, con tradiciones, con liturgias, pero si no estamos amando a Dios con todo y no estamos amando a nuestro prójimo, ¡nada de eso cuenta para Dios!

¿Escucharon lo que Jesús le dijo al escriba? «No estás lejos del reino de Dios». ¡No estás lejos! ¡Eso es poderoso! Pero también es un desafío. No basta con saber estas cosas, no basta con entenderlas intelectualmente. ¡Tenemos que vivirlas! Si solo entendemos estas verdades, pero no las aplicamos en nuestra vida diaria, entonces nos quedamos a las puertas del Reino, pero no entramos. ¡No te quedes a las puertas, amigo y amiga! ¡No te conformes con estar cerca del Reino! Hoy es el día para entrar plenamente, para abrazar estos mandamientos con todo tu ser.

Te animo hoy a examinar tu corazón. ¿Amas a Dios con todo lo que eres? ¿Amas a tu prójimo como a ti mismo? Si hay áreas donde estás fallando, no te desesperes. ¡Dios es misericordioso y está listo para perdonarte y llenarte de su Espíritu! Pero tienes que tomar una decisión hoy, una decisión osada y valiente. ¡No más excusas! ¡No más titubeos! El Reino de Dios está aquí, está cerca, ¡y Dios te está llamando a vivir en su plenitud!

¡Levántate! Hoy es el día de poner estos mandamientos en acción. ¡Ama a Dios sin reservas! ¡Ama a tu prójimo sin condiciones! Y verás cómo Dios desata su poder y su gloria en tu vida como nunca antes. ¡El Reino de Dios está cerca, no lo dejes pasar!

OREMOS:

¡Padre Celestial, en este momento venimos ante tu presencia con corazones rendidos, reconociendo que Tú eres el único Dios, el Todopoderoso, el Santo y Bendito! Te adoramos, Señor, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas. Señor, te pedimos que nos perdones por las veces en que no hemos amado de esa manera, por las veces en que hemos retenido partes de nuestras vidas, por las veces en que hemos fallado en amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos.

Hoy nos levantamos en fe, Dios, y declaramos que desde este momento, ¡vamos a amarte con todo lo que somos! ¡Rendimos nuestras vidas por completo a Ti! Que cada pensamiento, cada palabra, y cada acción refleje nuestro amor por Ti. Y Señor, te pedimos que nos llenes con tu amor sobrenatural para que podamos amar a nuestros prójimos, aún a aquellos que nos han herido, de la manera en que Tú nos has amado.

Derrama de tu Espíritu Santo sobre nosotros, transforma nuestros corazones, y haznos instrumentos de tu amor en este mundo. ¡Oh Dios, queremos estar plenamente en tu Reino, no solo cerca de él! ¡Queremos vivir para Ti, caminar en obediencia a tus mandamientos y ser reflejos vivos de tu amor!

En el nombre de Jesús, oramos y lo pedimos. ¡Amén y amén!

[fbcomments]

EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS

La Palabra de Dios es viva, poderosa y transformadora. No es simplemente un libro, ni son palabras escritas en un papel, sino que es la misma esencia de Dios manifestada a través de Su Espíritu.

Hebreos 4:12 nos declara con firmeza que la Palabra de Dios es más cortante que toda espada de dos filos, que penetra hasta lo más profundo de nuestra existencia. No hay lugar donde la Palabra no pueda llegar, no hay rincón de nuestro corazón, ni situación en nuestra vida que pueda resistir el impacto y la verdad que emana de la Palabra de Dios.

Pensemos por un momento en esta comparación con una espada de dos filos. Una espada de dos filos es un arma diseñada para cortar en ambas direcciones, lo que la hace increíblemente eficaz en combate. La Palabra de Dios actúa de la misma manera, no solamente corta las mentiras del enemigo, sino que también corta todo aquello que estorba nuestra relación con Dios. Corta el pecado, corta las cadenas, corta la duda, corta la oscuridad. Es poderosa para destruir cualquier fortaleza que el enemigo haya levantado en nuestras vidas, y para desmantelar cualquier plan de maldad que se quiera levantar contra nosotros.

En medio de esta confusión, la Palabra de Dios es nuestra ancla, nuestra fuente de verdad y de dirección. El fuego de Su Palabra es capaz de quemar toda impureza, de aclarar la confusión, y de traer luz donde hay tinieblas. No hay cadena que la Palabra de Dios no pueda romper, no hay fortaleza que no pueda derribar. Y es por eso que hoy, más que nunca, debemos volver a la Palabra de Dios con todo nuestro corazón, no solo nos habla, nos transforma. Dios usa Su Palabra para revelarnos lo que hay en nuestro corazón, para mostrarnos las áreas que necesitan ser cambiadas, para sanar las heridas más profundas y para hacernos más semejantes a Cristo.

Si hoy estás buscando dirección, si sientes que tu vida está en caos o incertidumbre, te digo con certeza: ¡La respuesta está en la Palabra de Dios! Si necesitas sanidad en tu cuerpo o en tu alma, la Palabra de Dios tiene el poder de traer sanidad. La Escritura dice: «Por sus llagas fuimos nosotros curados» (Isaías 53:5). Si estás en medio de una batalla espiritual, si sientes que el enemigo está atacando tu mente, tu familia o tu vida, declara la Palabra de Dios con fe. Declara: «¡Ninguna arma forjada contra mí prosperará!» (Isaías 54:17). La Palabra de Dios es más que suficiente para desatar victoria en cualquier área de tu vida.

No hay nada oculto para Dios. Él conoce cada rincón de nuestro ser, incluso lo que nosotros mismos no entendemos o no vemos. La Palabra nos confronta con la verdad de lo que somos, y nos da la oportunidad de arrepentirnos, de ser purificados, y de caminar en Su santidad. ¡Cuánto necesitamos esta transformación diaria!

Y aquí está una verdad que no podemos ignorar: La Palabra de Dios es inmutable. Lo que fue verdadero hace miles de años sigue siendo verdadero hoy. Los principios de Dios no cambian con el tiempo, no dependen de las circunstancias o de las modas de este mundo. Cuando Dios dice que Él es nuestro sanador, eso sigue siendo verdad hoy. Cuando Él dice que es nuestro proveedor, eso sigue siendo verdad hoy. Cuando Él declara que nos ha dado la victoria en Cristo, esa victoria sigue siendo nuestra hoy. El poder de Su Palabra nunca se desgasta, nunca pierde su eficacia.

Hoy te desafío, en el nombre de Jesucristo, a no tomar la Palabra de Dios a la ligera. No es un libro para leer ocasionalmente, ni para usar solo cuando tenemos problemas. Es el aliento de Dios mismo, es vida, es poder, es verdad. Si estás pasando por enfermedad, declara la Palabra sobre tu cuerpo: «Por sus llagas fuimos nosotros curados.» Si estás en tribulación, declara: «El Señor es mi pastor, nada me faltará.» Si el enemigo ha levantado ataques contra ti, declara: «Ninguna arma forjada contra mí prosperará.» ¡Declara la Palabra con fe, con valentía, y verás cómo el poder de Dios se desata en tu vida!

La Palabra de Dios nunca regresa vacía. Todo lo que Dios ha dicho, lo cumplirá. Y hoy, en esta hora, Su Palabra está aquí para ti. Es viva, es eficaz. Deja que la espada de Su Palabra penetre tu corazón, que te moldee, que te sane, que te restaure, y que te capacite para ser un guerrero del Reino. Levántate, es tiempo de pelear, es tiempo de vencer, es tiempo de usar la espada del Espíritu, la Palabra viva y poderosa de nuestro Dios.

ORA CONMIGO EN VOZ ALTA LA SIGUIENTE ORACIÓN:

Señor, gracias por Tu Palabra viva y poderosa. Permíteme cada día tomar esta espada del Espíritu y usarla para vencer cualquier obstáculo o ataque del enemigo. Que Tu Palabra penetre mi corazón, que me transforme y me acerque más a Ti. En el nombre de Jesús, amén.

[fbcomments]

Deprecated: Automatic conversion of false to array is deprecated in /home/theobepd/shekina/wp-content/plugins/ultimate-social-media-icons/libs/sfsi_widget.php on line 539

Deprecated: Automatic conversion of false to array is deprecated in /home/theobepd/shekina/wp-content/plugins/ultimate-social-media-icons/libs/sfsi_widget.php on line 539
Facebook
YouTube