Debemos adorar a Dios porque El es nuestro Creador, Sustentador y Redentor. La adoración no es solo un acto religioso, sino una respuesta natural a Su grandeza, amor y fidelidad.
He aquí algunas razones claves:
1. PORQUE ÉL ES DIGNO – Dios es el Ser Supremo, perfecto en santidad, justicia y amor.
Apocalipsis 4:11 dice: digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.
2. PORQUE FUIMOS CREADOS PARA ELLO – La adoración nos conecta con nuestro propósito.
MATEO 22:37 «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
3. PORQUE NOS TRANSFORMA – Al adorar a Dios, nuestra mente y corazón se alinean con su Voluntad, trayendo paz y propósito a nuestras vidas
JUAN 4:23-24 » Mas la hora viene y ahora es cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores bsca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoren, en espíritu y en verdad es necesario que le adoren.»
4. PORQUE RECONOCEMOS SU SOBERANIA – La adoración es un acto de humildad y reconocimiento de que dependemos de Él en todo.
MATEO 6: 9-10 » Vosotros, pues, oraréis así: Pare Nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tú nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
5. PORQUE NOS ACERCA A DIOS
SALMOS 22: 3 » dice que Dios habita en medio de la alabanza de Su pueblo.
Por lo tanto, la adoración nos ayuda a experimentar Su presencia y poder.
En resumen, adoramos a Dios porque Él lo merece, porque es nuestra razón de ser y porque nos transforma y nos llena de Su paz.
Oración de adoración a Dios:
Señor todopoderoso, hoy vengo ante Ti con un corazón agradecido y humilde. Tú eres digno de toda gloria, honra y alabanza, porque eres nuestro Creador, Sustentador y Redentor. Te exalto porque todo lo que existe fue hecho por Ti y para Ti. Llena mi vida con Tu presencia y enséñame a adorarte con todo mi corazón, alma y mente. Que mi adoración sea genuina y agradable a Ti, y que me transforme cada día para reflejar Tu amor y Tu luz. Te reconozco como mi Señor y me rindo ante Tu soberanía. En el nombre de Jesús, amén.