Muchos cristianos leemos la Biblia y oramos, pero ¿meditamos en la Palabra de Dios? ¿Sabemos lo que eso significa? El Señor le dijo a Josué después de la muerte de Moisés: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josue 1.8). Dios deseaba que el corazón de Josué estuviera lleno con la Palabra de Dios, para que así pudiera guiar correctamente al pueblo de Israel. Eso es exactamente lo que también desea para nosotros. Si meditamos en las Sagradas Escrituras, el Señor nos mostrará su verdad y nos guiará de acuerdo a su voluntad.
La meditación en la Palabra de Dios implica tres cosas:
1. Dejar de escuchar al mundo. Eso es no televisión, no llamadas por teléfono y no distracciones.
2. Pasar tiempo a solas con Dios. Hablar de meditar, nos referimos a estar en comunión con el Señor.
3. Enfocar nuestra atención en la Biblia. No nos referimos a solo leer la Palabra de Dios, sino a tener una conversación personal con nuestro Padre celestial. Lo primero que debemos hacer es pedirle que nos revele aquello que desea mostrarnos. Luego también debemos escuchar sus instrucciones y enseñanzas mientras oramos, leemos y pensamos en ese pasaje.
Cuales son los requisitos para una meditación efectiva:
1. Prioridad. El diablo tratará de estorbarnos para que no podamos enfocarnos en la Palabra de Dios, pues conoce el alimento que recibimos de ella. Si la meditación no es una prioridad en nuestra vida, muy probablemente no le estemos dedicando tiempo.
2. Lugar. Necesitamos tener un lugar privado, para tener un encuentro a solas con Dios.
3. Propósito. El propósito de la meditación es escuchar la voz de nuestro Padre celestial. Es al concentrarnos en su Palabra y buscar su dirección, que nos indica su voluntad por medio de algún pasaje de la Biblia. Una vez que hemos comprendido lo que nos ha dicho, nos preocupamos menos y confiamos más.
4. Plan. Debemos separar un tiempo especial para estar a solas con el Señor mientras leemos su Palabra y le pedimos que nos guíe. Esta oportunidad de estar con nuestro Padre celestial muy pronto se convertirá en la parte más preciosa de nuestro día, pues podemos conocerle mejor y escuchar su voz por medio de la Biblia.
Podemos aprender a meditar en las Sagradas Escrituras y para ello usaremos como guia a Santiago 1.1-4 "Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud. Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna."
1. Observación. Comience con las siguientes preguntas: ¿Quién es el escritor? ¿A quién le escribe? ¿Qué es lo que nos dice este pasaje?:
- Versículo 1 nos dice que esta carta fue escrita por Santiago, quien probablemente era el hermano de Jesucristo. En esta carta, Santiago escribe a las doce tribus de Israel que habían sido esparcidas por todo el mundo. Aunque estas personas vivieron hace mucho tiempo, la Biblia fue escrita para todas las generaciones, incluyendo la nuestra. Santiago nos da instrucciones específicas acerca de lo que Dios desea hacer por medio de las pruebas y cómo debemos responder ante ellas.
2. Interpretación. ¿Qué significado tiene este pasaje y qué podemos aprender por medio de él? Al meditar en este texto podemos llegar a cambiar la perspectiva con la que enfrentamos las pruebas. En vez de permitir que las dificultades nos venzan, podemos comprender lo que el Señor desea hacer en nosotros.
- Versículo 2: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”. Es cierto que al enfrentar las pruebas y los sufrimientos, deseamos que todo acabe pronto, pero Santiago nos dice que la solución consiste en un cambio de actitud. En vez de permitir que la amargura y el resentimiento nos invadan, debemos sentirnos gozosos. No porque disfrutemos el sufrimiento, sino porque sabemos que Dios está en control y promete estar a nuestro lado en todo momento. Nuestro gozo está basado en el Señor y en su propósito, no en la situación que vivimos.
- Versículo 3: “Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”. Podemos sentir gozo en medio de las pruebas, pues conocemos la verdad. Sabemos que todo lo que el Señor permite en nuestra vida es para la edificación de nuestra fe. El propósito de las pruebas no es nuestra destrucción, es nuestra aprobación. Es de esa manera que somos fortalecidos. Si no aprendemos a perseverar, tampoco podremos hacer frente a las tentaciones y nos alejaremos de la voluntad de Dios. Y sabemos que el Señor usa todo lo que viene a nuestra vida para nuestro provecho.
- Versículo 4: “Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”. Cuando nos negamos a esperar con paciencia en medio de las pruebas, impedimos que el propósito de Dios se cumpla en nuestra vida. Recordemos que su plan es perfecto, por tanto, desea que nosotros también los seamos. Esto no significa que dejaremos de ser pecadores, sino que seremos fortalecidos y edificados. El amor del Señor para con nosotros es tan grande, que no desea que carezcamos de estas cualidades.
3. Aplicación. De acuerdo a lo que hemos aprendido, ¿cómo debemos responder? ¿De qué manera desea Dios que enfrentemos las pruebas? A continuación compartimos algunas prácticas específicas que nos ayudarán a regocijarnos inclusive en medio de las dificultades y sufrimientos:
- Siga meditando en este pasaje hasta que venga a ser una realidad en su vida. Una vez que seamos capaces de creerlo, podremos confiadamente enfrentar toda dificultad.
- Recuerde que Dios le ama incondicionalmente. El reconocer que Él siempre hace lo que es mejor para nosotros aumenta nuestra fe. • Pídale a Dios que le indique los aspectos de su vida en el que Él desea que usted crezca. Cada prueba ha sido diseñada para que crezcamos en un área específica de nuestra vida.
- Reconozca que vale la pena sufrir con tal de recibir el resultado final. Todo lo que permite que llegue a nuestra vida es para nuestro bien.
La meditación en la Palabra de Dios nos ayuda a fortalecer nuestra comunión con el Señor y nos enseña más acerca de la Biblia. Además, Dios nos ha dado su Espíritu Santo, quien nos capacita para interpretar las Sagradas Escrituras de manera correcta y nos guía para aplicarlas a nuestra vida.