La carta a los Efesios es un resumen perfecto del propósito de Dios para sus hijos. Pablo está diciendo en esta carta: suceda lo que suceda, el reino de Dios tendrá su victoria.
Vivimos en un mundo cargado de ansiedad, deslumbrado por la ciencia, pero mal orientado por sus dirigentes. No hubo antes en el mundo, una época como esta, en que la gente busque con tanta desesperación la respuesta a sus problemas. Mucha gente se ha desanimado en la espera de una intervención restauradora de Dios. En el pasado, en repetidas ocasiones Dios escogió las épocas peores para realizar sus obras más extraordinarias. Cuando la hediondez del infierno invade la tierra, Dios desde el cielo envía un soplo libertador y sanador de su Espíritu Santo.
En estos versículos Pablo hace 3 peticiones para los creyente.
1. Que habite Cristo por la fe en vuestros corazones.
EFESIOS 3:17 » para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
La palabra “habitar” da la idea de una persona que llega a un lugar determinado, se queda, actúa en ese lugar. Que Cristo habite, gobierne, afecte profundamente en cada esfera de una vida, 24/7.
En la cultura latina predominan las emociones, nuestra experiencia cristiana es muy emotiva. Pero hay otras áreas de nuestra vida en las que Dios debe gobernar, por ejemplo: en nuestra mente. El evangelio no es una fe que se siente solamente, es una fe que se razona, son principios para vivir.
Ha llegado la hora de que los hijos de la iglesia salgan de las cuatro paredes. El próximo avivamiento trae características de transformación. La próxima Reforma no la encabeza un monje alemán, la próxima Reforma está en manos de mujeres y hombres que, aunque tengamos la mancha del plátano en la camisa, seremos empoderados sobrenaturalmente para transformar nuestras naciones en el nombre de Jesús.
Deja que el Señor afirme tus pensamientos, no mires malos ejemplos, concéntrate en lo que dice la Palabra acerca del reino de Dios. La iglesia tiene en sus manos hoy, la posibilidad de traer sobre la tierra el Reino de Dios. Dios concibió la iglesia como un movimiento que se infiltra en la comunidad y la llena con la vida de Dios, con el carácter de Cristo, con los principios del reino.
Si tenemos en Centroamérica el porcentaje de crecimiento más grande que ha tenido el cristianismo en siglos ¿cómo puede ser lo que está sucediendo en nuestras naciones? Tenemos la iglesia más grande en toda la historia, pero la de menor influencia en la sociedad. ¿Dónde está el poder para influenciar de Pablo, San Agustín, Calvino, etc.?… Permite que Él reine en tu mente y atrévete a hacer cosas que jamás pensaste hacer… que habite Cristo… toda gran transformación comienza en la mente.
2. Que seáis capaces de conocer el amor de Cristo, que los domine su amor
EFESIOS 3:18-19 » seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Los brazos de la iglesia tienen que ser los más largos del mundo, para abrazar, para bendecir, para recibir, para sanar, para amar al necesitado. La anchura del amor de Dios va a ser con todo lo creado, una familia para Dios y un reino para Jesucristo.
En América Latina hemos cometido el pecado de la desunión. Pero la Biblia presenta la unidad del cuerpo de Cristo no como una opción, sino como un mandamiento.
El amor de Dios nos llama la atención a la urgente necesidad que tenemos como iglesia, de ejercer compasión con la gente del mundo. Jesús se interesaba en el ser humano. El avivamiento para transformar naciones que la iglesia desea nos será dado cuando hagamos obra de misericordia.
Estoy convencido que si vamos a alcanzar la victoria del evangelio debemos salir de las cuatro paredes y ocuparnos de los niños, de los ancianos, de las mujeres abusadas. Detente por un momento donde hay dolor, visita a un encarcelado, fíjate en algún niño que tenga hambre. Si eres hijo de Dios, su amor va a gobernar tu vida. La iglesia que es parte de la victoria de Cristo, es una iglesia de misericordia. Es una iglesia que se pone el delantal, toma la palangana y muestra con acciones el amor de Dios.
El amor de Dios es mucho más que palabras, mucho más que poesía y belleza, es acción en obras de misericordia.
3. Que seáis llenos de toda la plenitud de Cristo.
El anhelo de Dios es llenarnos con toda su plenitud.
Que todo el amor del Padre, que se reveló en Cristo, se revele en su cuerpo que es la iglesia. Todo el perdón, la gracia, la pasión, la misericordia, el fuego sobrenatural… se revelen en su cuerpo que es la iglesia. Que la iglesia represente el carácter y la vida misma del unigénito del Padre.
Pablo termina diciendo dos cosas de Jesús:
- Es más poderoso de lo que sabemos.
- Puede hacer las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.
Él puede hacer en nuestra vida, mucho más de lo que pedimos o entendemos.
Pablo finaliza la oración con un llamado a dar la gloria a Dios por todas las edades, por los siglos de los siglos.
Somos deudores. No fuimos llamados para calentar un asiento, Dios nos trajo a su iglesia para equiparnos y llevar el Reino de Dios a toda la nación.
FUENTE: Gracias Pastor ALBERTO MOTESSI por sus enseñanzas.