MATEO 8:5–13 » ….Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. 9Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 10Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe….»
Amado, ¿te puedes imaginar lo que significa que JESÚS quede asombrado de tu fe? ¡El cielo entero reaccionando! ¡El Reino deteniéndose! ¡Los ángeles mirando hacia la Tierra porque un hombre decidió CREER!
Aqui encontramos a un hombre inesperado, un centurión romano, un extranjero, alguien que no parecía tener méritos espirituales… ¡pero tenía algo que movió a Dios mismo: FE!
1. Dios no está buscando perfectos, sino creyentes
Este hombre no era judío, no conocía los rituales, no vivía en el templo, ¡pero sí entendía autoridad!
Él no dijo: “Jesús, ven a mi casa, tócame, ora por mí…”
¡No!. Dijo: “Solo di la palabra, y mi siervo sanará.”
¡Eso es fe osada!. Fe que no necesita ver, que no exige señales, que no pone condiciones. Fe que solo espera UNA PALABRA.
2. Fe que entiende autoridad espiritual
El centurión sabía algo profundo: La Palabra de Jesús gobierna realidades.
Lo que Él dice, sucede.
Lo que Él ordena, se establece.
Lo que Él declara, se manifiesta.
No le pidió una visita, no le pidió una explicación, no le pidió una evidencia… ¡Pidió un decreto! “Dilo, Señor… y será hecho.”
3. Jesús se sorprende
¡Meditadlo!. El Maestro, el Alfa y Omega, el Hijo del Dios Viviente… SE SORPRENDE.
Dice la Escritura que Jesús “se maravilló”. ¿Por qué?
No por la religiosidad.
No por la posición.
No por la elocuencia.
¡Por la fe!
4. Algunos oran, pero no creen
Muchos oran sin fe, hablan sin convicción, oyen la Palabra pero no la reciben como decreto celestial.
Este centurión nos enseña algo: No es cuánto sabes, sino cuánto crees lo que Dios ha dicho.
5. La distancia no limita a Jesucristo
El siervo estaba lejos. Pero la Palabra llegó. No hubo distancia. No hubo barrera.
¡El Reino se mueve por palabra!
Y hoy te digo en el nombre del Señor: Tu milagro no depende de circunstancias, sino de fe.
6. Hoy el cielo sigue buscado fe que sorprenda
Jesús declaró: “Ni aun en Israel he hallado tanta fe.”
¡Wow! ¿Te das cuenta?. El cielo sigue buscando esa fe que no cuestiona, que no negocia, que no titubea.
Fe que declara: Si Dios lo dijo… así será.
Hoy el Señor te pregunta:
¿Estás dispuesto a creerle por encima de la lógica?
¿Estás dispuesto a creerle más que a los diagnósticos?
¿Más que a la economía?
¿Más que a tus temores?
¡El centurión apostó TODA su esperanza en una sola palabra de Cristo!
OREMOS: Señor Jesús, una Palabra tuya es suficiente para sanar mi cuerpo hoy. Declaro tu autoridad sobre toda dolencia y proclamo que tu vida fluye en cada célula, trayendo restauración completa. Habla, Señor, y reciba yo fortaleza nueva, paz sobrenatural y la unción fresca del Espíritu Santo sobre mí. Que tu presencia me envuelva y tu poder me levante. En tu Nombre poderoso, amén.