Mensajes Puros

El Verdadero Regalo de Navidad: Jesucristo, el Hijo que Nos Reconcilia

Hoy nos reunimos para reflexionar sobre el verdadero significado de la Navidad. Aparte de las luces, regalos y festividades, quiero invitarles a ir más profundo, y contemplar la grandeza de lo que realmente celebramos.

Navidad es la celebración del regalo más extraordinario que la humanidad ha recibido: el Hijo de Dios Jesucristo. El profeta Isaías lo declara con majestuosidad en:

ISAIAS 9:6: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”

Este versículo nos transporta al corazón del mensaje de Navidad. No estamos hablando solo del nacimiento de un niño, sino de la llegada del Salvador, del Rey eterno, de aquel que lleva sobre sus hombros la autoridad de todo el universo.

Que significa: “Un hijo nos es dado”. ¡Que Dios nos dio a Su Hijo! No porque lo mereciéramos, no porque lo buscáramos, sino porque Él nos amó primero. Él vio nuestro quebranto, nuestra separación, y decidió actuar. Jesús no fue un plan de emergencia; Él es el cumplimiento del eterno propósito de Dios para salvarnos y reconciliarnos con Él.

Ahora bien, ¿por qué vino este Hijo? La respuesta la encontramos en:

2 CORINTIOS 5:17-21: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”

¡Este es el milagro de la Navidad! Cristo no vino simplemente para ser admirado en un pesebre; vino para transformar vidas, para hacer nuevas todas las cosas. Y no importa cuán lejos hayamos estado, no importa cuán rotas estén las piezas de nuestras vidas: en Cristo hay restauración, hay renovación, hay esperanza, hay un nuevo comienzo.

Así que, mientras celebramos esta Navidad, recordemos las palabras de Isaías: “Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” Este es el motivo de la Navidad: Jesús al que adoramos.

Más que celebrar con regalos o adornos, la Navidad es una invitación a reconciliarnos con Dios, a rendir nuestras vidas al Príncipe de Paz. Y esto lo podemos hacer orando en voz alta conmigo la siguiente oración:

«Padre celestial, hoy venimos ante Ti ,reconociendo Tu inmenso amor al enviar a Tu Hijo Jesús, el único que pudo cargar con nuestros pecados y darnos la vida eterna. Señor, sabemos que te hemos fallado, que nuestras vidas han estado lejos de Ti, pero gracias que en Cristo, tengo esperanza, perdón y un nuevo comienzo.

Señor, transfórmame, limpiame de todos mis peados, derrama Tú paz sobre mi vida y renueva mi corazón, te lo pido en el nombre poderoso de CristoJesús, nuestro Salvador. Amén»

Comentarios

QUIEN ES EL REY DE GLORIA

Hoy, nos reunimos en el poderoso nombre de Jesucristo, y traigo un mensaje inspirado por las palabras del Salmo 24, un salmo que proclama la majestad, la soberanía y la santidad del Señor. Dice así:

«De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos.» (Salmo 24:1-2).

Este pasaje nos recuerda algo fundamental: todo le pertenece a Dios. Todo lo que vemos y todo lo que somos tiene su origen en Él. No hay un rincón de esta tierra que no esté bajo su autoridad. El mundo clama por independencia, por poder y control, pero la verdad es esta: el Señor es el único soberano, y su gobierno es eterno.

¿QUIEN PUEDE ACERCARSE AL REY DE GLORIA?

El salmo sigue diciendo:

«¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño.» (Salmo 24:3-4).

Aquí encontramos un llamado solemne. Dios no solo es Rey, sino que es un Rey Santo. Él exige pureza, justicia y verdad. Pero si somos honestos, ¿quién puede cumplir con este estándar? La Palabra dice: «No hay justo, ni aun uno». Nadie, por sus propias fuerzas, puede pararse en la presencia del Dios santo.

Y aquí está el centro del evangelio: Dios sabía que no podíamos alcanzar su santidad por nosotros mismos. Por eso envió a su Hijo, Jesucristo. Él es el limpio de manos y el puro de corazón. Él vivió la vida que nosotros no podíamos vivir, y en la cruz, cargó con nuestros pecados para que, por medio de su sangre, podamos ser lavados y presentados santos ante Dios.

LEVANTEN PUERTAS ETERNAS

El salmo concluye con un poderoso clamor:

«Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla.» (Salmo 24:7-8).

Jesucristo es este Rey de gloria. Él venció la muerte, destruyó el poder del pecado y abrió las puertas del cielo para nosotros. Él es fuerte y valiente, el que lucha nuestras batallas y nunca pierde. Hoy, Él está tocando a las puertas de tu corazón, diciendo: “Ábreme, déjame entrar, y haré morada contigo.”

UN LLAMADO A RESPONDER

Hermanos, ¿cómo debemos responder a este mensaje? El apóstol Pablo lo dice claramente: «Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.» (Romanos 10:9). Hoy es el día para abrir las puertas de tu vida al Rey de gloria. Hoy es el día de dejar las cosas vanas, los ídolos, y entregarte completamente a Cristo.

Recuerda, de Jehová es la tierra y su plenitud. Él no quiere solo una parte de tu vida; Él quiere todo. Porque todo ya le pertenece.

Así que levántate, deja tus cargas y rinde tu vida al único que es digno. Jesucristo, el Rey de gloria, te llama. Para ello, te invito a que hagas conmigo la siguiente oración en voz alta.:

Oremos:

Señor Dios todopoderoso, reconozco que la tierra y todo lo que hay en ella te pertenecen, porque tú la creaste con tu poder. Tú eres el Rey de gloria, fuerte y valiente, digno de toda alabanza.

Hoy vengo ante ti humildemente, sabiendo que solo los de manos limpias y corazón puro pueden entrar en tu presencia. Te pedo que me purifiques por la sangre de Jesús, que limpies mi pecado, y renueves mi corazón. Ayúdame a apartarme de las cosas vanas y a vivir una vida que te glorifique.

Señor, abro las puertas de mi corazón para que tú, el Rey de gloria, entres y tomes el control de mi vida. Reina en mi con tu poder y guíame en tus caminos. Te exalto, te honro y te bendeigo. En el nombre de Jesús, amén.

Comentarios

JESÚS : «EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA»

Hoy quiero hablarles desde lo profundo del corazón del Evangelio, desde las mismas palabras que nuestro Señor Jesús pronunció en Juan 14:1-7. Estas no son solo palabras de consuelo, son palabras de desafío, de decisión, y de destino eterno. ¡Prepárate, porque Dios te quiere mover hoy!

JUAN 14:1-7 «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 2En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. 4Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. 5Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? 6Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 7Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.»

NO SE TURBE VUESTRO CORAZÓN

Jesús comienza diciendo: «No se turbe vuestro corazón». ¡Qué fácil es permitir que nuestro corazón se turbe en este mundo lleno de incertidumbre! Problemas económicos, enfermedades, relaciones rotas, guerras, desastres. Todo alrededor parece querer robarnos la paz, pero Jesús nos da un mandato: ¡No se turben! Y no lo dice como una sugerencia; lo dice como un llamado a confiar plenamente en Él.

Amigo o amiga, si tu fe está en Dios, no hay tormenta que pueda hundirte, no hay cadena que pueda atarte. Creer en Dios no es opcional, es vital. Y Jesús añade: «Creéis en Dios, creed también en mí». ¡Es un llamado a dar un paso más allá, a entregarle no solo tus problemas, sino tu vida entera!

HAY UNA MORADA PREPARADA PARA TI

Jesús continúa diciendo: «En la casa de mi Padre muchas moradas hay». Y yo quiero que lo escuches con atención: tú no fuiste creado para esta tierra pasajera; tú fuiste creado para un destino eterno. Jesús está preparando un lugar para ti. ¡Un lugar en la casa del Padre! No en un barrio común, no en una simple mansión terrenal, sino en el lugar perfecto, en la presencia del Dios Todopoderoso.

Pero escucha bien: esa morada no es automática. Jesús dice: «Voy a preparar lugar para vosotros». Él ya hizo el sacrificio. Él ya pagó el precio en la cruz. Pero tienes que responder. Tienes que decidir caminar en el camino que Él trazó.

¿Estás caminando hoy hacia esa morada celestial o te has desviado por los caminos de este mundo? ¡Es hora de alinear tu vida con el propósito eterno de Dios!

ÉL ES EL CAMINO

Cuando Tomás, en su humanidad, le dice: «Señor, no sabemos a dónde vas», Jesús responde con una de las declaraciones más poderosas de toda la Escritura:
«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí.»

Escúchalo bien: Jesús no dijo que Él es un camino, o una verdad, o una opción de vida. ¡Él es el único camino! ¡El único acceso al Padre! No hay religión, no hay filosofía, no hay buenas obras que puedan abrir esa puerta. Solo hay un nombre que salva, y ese nombre es Jesús.

¿Sabes por qué muchos no encuentran el camino? Porque buscan un atajo. Pero en el reino de Dios, no hay atajos. Jesús es el único puente que te lleva de la oscuridad a la luz, del pecado a la gracia, de la muerte a la vida eterna.

ÉL ES LA VERDAD

Vivimos en un tiempo en el que la verdad está siendo tergiversada. Este mundo te dice: «Tu verdad es válida, lo que tú sientas está bien». Pero la verdad no cambia. Jesús es la Verdad eterna, la Verdad que nunca falla. Si tu vida no está alineada con esa Verdad, estás viviendo una mentira, aunque no lo quieras admitir.

Hoy te desafío: examina tu vida. ¿Estás siguiendo la Verdad o estás siguiendo las mentiras del mundo? ¡No te conformes con menos que la plenitud de Cristo!

ÉL ES LA VIDA

Sin Jesús, no hay vida verdadera. Puedes tener riquezas, fama, placeres terrenales, pero todo eso es vacío si no tienes a Jesús. ¡Él no solo da vida, Él es la vida! Y esa vida no es temporal, es eterna. Pero debes tomar la decisión. No puedes quedarte neutral. O estás con Él, o estás contra Él.

CONCLUSIÓN: ¡DECIDE HOY!

Jesús termina diciéndonos: «Si me conocéis, también a mi Padre conoceréis». Hoy Dios te está invitando a conocerle, a caminar con Él, a vivir la vida abundante que solo Cristo puede darte. Pero esta invitación tiene un costo: tienes que rendirlo todo. Tienes que dejar tu orgullo, tu pecado, tu autosuficiencia, y aceptar que Jesús es todo lo que necesitas.

Hermanos, no se trata de lo que puedes ganar en esta vida, sino de dónde pasarás la eternidad. Hoy es el día para decidir. Hoy es el día para decirle a Jesús: «Tú eres mi camino, mi verdad y mi vida».

¡Levántate en fe! No sigas viviendo como si no hubiera un destino eterno esperando por ti. ¡Corre hacia Jesús! Él ya preparó el lugar; lo único que falta es que tú tomes el camino correcto. Y ese camino, es Cristo.

Oremos:
«Señor Jesús, hoy te reconocemos como el único camino, la verdad y la vida. Perdónanos por nuestros pecados y por habernos desviado. Hoy rendimos nuestro corazón a ti, y decidimos seguirte con todo lo que somos. Llénanos con tu presencia y guíanos hacia esa morada eterna que has preparado. En tu poderoso nombre, Jesús. Amén.»

¡Que el Señor te bendiga y te desafíe a caminar en Su propósito eterno!

Comentarios

JESÚS DIJO: YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA

Así dice el Señor: «Hoy te hablo directamente a ti, porque no es casualidad que estés aquí escuchando esta palabra. Tu vida está por cambiar si tan solo abres tu corazón y obedeces mi voz.»

JUAN 11: 7-21 » Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. 18Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; 19y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. 20Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. 21Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. 23Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. 24Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. 25Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? 27Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.»

En el capítulo 11 de Juan, vemos una escena donde la muerte parecía haber tenido la última palabra. Lázaro estaba muerto, sepultado, y su familia lloraba en desesperanza. Pero escúchame bien, dice el Señor: «Cuando el hombre dice que todo terminó, ahí es donde Yo comienzo. Yo soy el Dios que rompe los límites de lo posible, el Dios que se mueve en el terreno de lo sobrenatural.»

1. HOY VENGO A ROMPER TU LÍMITE HUMANO
Marta dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.» Muchos de ustedes han hecho la misma declaración: «Señor, ¿por qué permitiste esto? ¿Dónde estabas cuando más te necesité?» Y el Señor dice: «Hijo mío, ¿acaso no te he dicho que mis caminos son más altos que los tuyos? No llegué tarde; llegué en el momento perfecto para mostrarte que mi poder no está limitado por el tiempo, la enfermedad o la muerte.»

Dios te dice: «Aquello que tú llamas imposible, yo lo llamo escenario para mi gloria. Deja de mirar tus circunstancias como el fin, porque yo soy el principio y el fin. Yo soy el Alfa y el Omega.»

2. TU FE ACTIVARÁ MI MILAGRO
Jesús le dice a Marta: «Tu hermano resucitará.» Pero Marta, aún atrapada en su lógica humana, responde: «Yo sé que resucitará en el día postrero.» Y Jesús le declara una verdad eterna: «¡Yo soy la resurrección y la vida!»

Así dice el Señor: «¿Dónde está tu fe? ¿Por qué sigues dudando de mi poder? Si crees en mí, verás mi gloria manifestarse en tu vida. No necesito que entiendas cómo lo haré; solo necesito que creas.»

Hoy te digo, declara vida sobre aquello que está muerto. Declara que tu matrimonio no ha terminado. Declara que tus hijos no están perdidos. Declara que tu propósito sigue vigente. Porque donde tú ves muerte, yo veo oportunidad para traer resurrección.

3. QUITA LA PIEDRA
Jesús se acerca al sepulcro de Lázaro y dice: «Quitad la piedra.» Pero Marta responde: «Señor, ya huele mal.» Escucha esto: Dios no puede operar plenamente en tu vida mientras sigas poniendo excusas. Así dice el Señor: «Tu razonamiento humano no puede detener mi poder, pero tu desobediencia sí puede limitar lo que yo quiero hacer.»

La piedra representa todo lo que te impide experimentar mi gloria. ¿Qué piedra necesitas mover hoy? Tal vez es el miedo, la incredulidad, la amargura o la falta de perdón. Escucha esto: «Yo soy el que resucita, pero tú debes quitar la piedra. Esa es tu parte.»

4. LO QUE VIENE NO SE PUEDE DETENER
Así dice el Señor: «Lázaro no permaneció en la tumba, porque cuando yo hablo, la muerte obedece. Mis palabras tienen el poder de cambiar toda circunstancia, y hoy estoy hablando a tu vida: ¡Sal fuera! Sal de la tristeza, sal de la desesperanza, sal de tu pecado, sal de tu incredulidad. Porque he venido a darte vida, y vida en abundancia.»

El Señor te dice: «Lo que yo estoy por hacer en tu vida no podrá ser detenido. Las cadenas serán rotas, las puertas serán abiertas, y los muertos en tu vida resucitarán, porque mi palabra no vuelve vacía.»

5. TU TESTIMONIO SERÁ PARA MI GLORIA
Así dice el Señor: «Todo lo que estoy haciendo y haré en tu vida será para mi gloria. Muchos mirarán lo que haré contigo y dirán: ‘Esto solo pudo ser obra de Dios.’ Porque yo estoy levantando una generación que vivirá como testimonio de mi poder. No temas, porque lo que estoy restaurando en ti servirá para que otros crean.»

Así dice el Señor: «Hoy te estoy llamando a que quites la piedra. Hoy te estoy desafiando a creer. Hoy te estoy hablando vida en medio de tu muerte. Mi poder está disponible, pero quiero tu obediencia, tu fe y tu disposición para caminar en lo sobrenatural. Deja de mirar lo que fue, porque lo que viene es mucho mayor. Yo soy la resurrección y la vida. ¿Crees esto?»

ORACIÓN FINAL
«Padre celestial, hoy respondemos a Tu llamado con fe y obediencia. Quitamos las piedras de incredulidad, miedo y orgullo para que Tú obres en nuestras vidas. Declaramos vida sobre todo lo que parecía perdido, y nos rendimos a Tu voluntad, sabiendo que lo que estás por hacer será para Tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.»

Así dice el Señor: «¡Prepárate, porque lo que viene será grande!»

Comentarios

YouTube