Amados, la Palabra de Dios nos advierte claramente en 2 Tesalonicenses 2:3-4 sobre un tiempo de gran engaño y rebelión. Nos dice:

“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición.”

Este pasaje es una alerta espiritual para todos nosotros, porque vivimos en tiempos en los que el espíritu de la apostasía ya está operando, y muchos corazones se están enfriando.

El apóstol Pablo nos habla de dos eventos que precederán la venida gloriosa de nuestro Señor Jesucristo: la apostasía y la manifestación del hombre de pecado. Y hoy, mi objetivo es animarlos a estar firmes, a discernir los tiempos y a vivir con un corazón preparado.

1. ¿QUE ES LA APOSTASÍA?
La apostasía, es el abandono de la fe verdadera. No estamos hablando de gente que nunca conoció al Señor, sino de aquellos que, habiendo conocido la verdad, han decidido apartarse, seducidos por las mentiras del enemigo. Este fenómeno no ocurre de la noche a la mañana. Es sutil. Empieza con pequeños compromisos, con tolerar el pecado, con priorizar las cosas del mundo sobre las cosas de Dios.

Jesús mismo nos advirtió en Mateo 24:12: “Por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” ¿Estamos viendo esto en nuestra generación? ¡Claro que sí! La gente ya no busca la santidad, ya no llama al pecado por su nombre. Pero yo les digo hoy: ¡Despierten! ¡No caigan en el letargo espiritual!

2. EL HOMBRE DE PECADO: UN FALSO DIOS EN EL TEMPLO.
El apóstol Pablo nos describe al «hombre de pecado,» el anticristo, como alguien que “se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto.” Este hombre será el máximo engañador, sentándose en el templo de Dios y haciéndose pasar por Dios mismo.

Pero, ¿sabían que el espíritu del anticristo ya está activo en el mundo? 1 Juan 2:18 nos dice: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos.” Esto significa que ya vemos sistemas, ideologías y filosofías que buscan reemplazar a Dios en nuestras vidas. Por eso debemos estar alertas y firmes en la verdad.

3. ¿COMO DEBEMOS RESPONDER?
Amados, este mensaje no es para llenarlos de temor, sino para prepararlos. ¿Qué podemos hacer como iglesia en estos tiempos peligrosos?

  • Permanezcan firmes en la Palabra: En tiempos de engaño, la única verdad es la Palabra de Dios. Jesús oró al Padre diciendo: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Lean, estudien, mediten y obedezcan las Escrituras diariamente.
  • Disciernan los tiempos: No ignoren las señales. No permitan que las cosas de este mundo los distraigan del propósito eterno.
  • Guarden sus corazones: Proverbios 4:23 dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.” No permitan que el pecado, el orgullo o la tibieza se apoderen de sus vidas.
  • Vivan con esperanza: Aunque el mundo se oscurezca, nosotros no somos de los que retroceden. ¡Cristo viene pronto! Y cuando Él venga, toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor.

Conclusión: Manténganse en Cristo
Amados, no hay lugar para la tibieza en este tiempo. No hay lugar para la indiferencia. Hoy es el día de afirmar nuestra fe y de proclamar con toda convicción: “El Señor es mi refugio y mi fortaleza.” No temamos al hombre de pecado ni a los tiempos difíciles, porque tenemos una promesa: “Mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).

Así que, ¡levántense como iglesia! No se dejen engañar, no se dejen seducir por los placeres temporales, y vivan con la mirada puesta en el cielo, porque nuestro Redentor Jesucristo vive y pronto vendrá con gloria y majestad.

Oración:

Señor Dios Todopoderoso, gracias por Tu Palabra que nos guía y nos alerta. Hoy te pedimos discernimiento para reconocer los tiempos y las artimañas del enemigo. Guarda nuestros corazones, Señor, para que no caigamos en el engaño ni en la apostasía. Fortalece nuestra fe para permanecer firmes en Tu verdad, viviendo en santidad y esperando con esperanza el regreso glorioso de nuestro Señor Jesucristo. Llénanos de Tu Espíritu Santo, para que seamos luz en medio de la oscuridad y nunca olvidemos que Tú eres nuestro refugio y nuestra fuerza. En el nombre de Jesús, amén.

Comentarios