Categoría: Esperanza

RECIBE SU MILAGRO

ROMANOS 10:10 » Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

Cuando leemos este versículo de la Biblia, puedo preguntarte: Necesitas un milagro ?. Entonces !, créalo, confiéselo y recíbalo !

Probablemente dirás: «no sé si pueda hacer eso»

Mira bien lo que voy a decirte !. Tu creiste en el mayor de los milagros del universo, lo confesaste y lo recibiste: y cual fue ! el milagro de un espíritu renacido. Cualquier otro milagro que tu o yo necesitemos, vendrá de la misma manera.

Asi que empecemos por renovar nuestra mente y nuestro corazón, creyendo lo que indica la Palabra de Dios en cuanto a la necesidad en particular que tengamos.

Muchos tratan de evitar este paso. Intentan creer que van a obtener su milagro, sin embargo, no se toman el tiempo para que la Palabra transforme su mente y su corazón; solo quieren confesarlo con su boca y que aparezca al instante. Pero no será así, porque lo que uno cree con e corazón, y confiesa con la boca es lo que recibirá.

Si aun no tenemos suficiente fe para creer que recibiremos el milagro que necesitamos, podemos obtenerla de la siguiente manera:

ROMANOS 10:17 «La fe es por el oir, y el oir, por la Palabra de Dios»

Así que, empiece a llenar los oídos de su corazón con la Palabra hasta que nazca la fe para su milagro.

Eso hizo la mujer con el flujo de sangre. Ella creyó en su corazón que Jesús la sanaría, luego lo confesó en voz alta y después actuo conforme a su fe, y recibió su milagro.

Jesús no fue quien tomó la decisión. Él no dijo: «Creo que hoy haré un milagro en la vida de esa pobre mujer». No. Ella lo hizo realidad al conectar su fe al poder de Dios. Por eso, Jesús le dijo:

MATEO 9:22 «….hija, tu fe te ha salvado»

HOY, tenemos esa misma oportunidad. El poder de Dios está presente en todo lugar. Tu fe y mi fe, se conectará a ese poder a nuestras vidas, a nuestros cuerpos o a nuestras circunstancias. Por tanto, busquemos al Señor Jesucristo, creamos, confesemos y recibamos nuestro milagro hoy.

Si tu necesitas un milagro en tu vida, prueba a Dios repitiendo conmigo la siguiente oración: » Padre celestial, vengo delante de tu presencia, pidiéndote primeramente, perdón por mis pecados. Límpiame, lávame con la preciosa Sangre de Jesucristo y sé mi Señor y Salvador de mi vida. Ven Espíritu Santo a morar a mi corazón. Y ahora, te pido que sanes mi cuerpo de toda enfermedad, y libértame de toda opresión demoniaca. Te lo pido en el nombre poderoso de Jesús. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor KENNETH COPELAND por sus enseñanzas.

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MANTENGA SU CAMINO SIN VARIAR

Aquí estamos para compartir de la Palabra de Dios, porque La Palabra de Dios es vida, y el Señor Jesús nos exhorta a escudriñar, estudiar, conocer, saber y vivir la Palabra, porque en ella nos parece que encontramos vida eterna. En ella hay vida eterna. Y si algo necesitamos hoy en día es vivir. Usted necesita vivir, necesita abrazar la vida y llenarse de esperanza. Hay gente que se levanta en la mañana y le dicen: Buenos días! y contesta:

¿Qué tienen de buenos? ¿Conoce gente así? O reformulo la pregunta: ¿Se ha sentido así? Yo me he sentido así, y luego viene la Palabra de Dios otra vez y me sacude. Me dice: sé valiente, esfuérzate, no desmayes, ten fe como el grano de mostaza, camina con paso firme, corre la carrera, renueva tu mente, regocijaos, no temas, pareciera como dice el libro ”Corramos con los gigantes” de John Maxwell, que desde las graderías los héroes de la fe, nos gritan con sus testimonios, y nos desafían a continuar.

HEBREOS 10:23.» Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.«

1. QUE NO CAMBIE NUNCA NUESTRA FE.

La Palabra de Dios nos dice que debemos mantenernos de manera definida, de manera clara la ruta de nuestra vida, no podemos comportarnos erráticamente. Jesús consumó el plan de Dios para la redención del hombre, y ya no podemos agregar, ni añadir nada a ese plan. No podemos cambiar antojadizamente ni a nuestra propia conveniencia; la palabra de Dios ha trazado un mapa correctamente definido.

a. Mantengase firme, sin fluctuar en su andar cristiano. La mejor manera de darle un ejemplo de lo que la Biblia dice sobre nuestro comportamiento en la fe, es este. Recuerda el momento en su ciudad estaba con un cierre total de la ciudad, solo se permitían las actividades esenciales, y si usted necesitaba salir por una urgencia, era con el último número de su identidad. Usted ya tenía definida su manera de salir, y esa manera de salir tiene un protocolo de seguridad, y si la policía lo detenía o requería para revisar, es mejor que usted anduviera como debe andar, sino se metía en un problema.

Pues bien, la Palabra de Dios nos marca el camino, nos da todos los lineamientos y nos da la seguridad como debemos conducirnos, no tenemos razones de ningún tipo para cambiar la ruta que nuestro Salvador nos trazó. Mantengámonos firmes.

b. La profesión de nuestra esperanza, es la esperanza del mundo. Usted y yo estamos bajo la mirada de todos a nuestro alrededor… Sus hijos miran como usted y yo profesamos la esperanza en Cristo. Sus vecinos ven como usted profesa su fe, la gente espera que los creyentes sean diferentes, no raros, ni misterioso; que sean diferentes, que sean dadores de paz, que aconsejen de acuerdo a la palabra de Dios, que hagan las cosas correctamente. La esperanza en Cristo es la única esperanza para el mundo, no camine erráticamente en la profesión de su fe, que es esta gloriosa Esperanza.

c. La garantía de nuestra esperanza es Cristo. Mucha gente puede cuestionar su fe, pero usted que es creyente, no dude de esta esperanza, porque Cristo mismo, Dios encarnado, dio esta promesa:

1 PEDRO 1:3-4 dice: «3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros.

Cristo en su cuerpo mismo, llevó el precio para darnos esta esperanza, no tome a la ligera lo que Dios ha hecho. Cristo lo ha prometido, y todo lo que Cristo ha prometido, se ha cumplido, se cumple y  se cumplirá, ¡Él NO CAMBIA NUNCA!

2. SOMOS UN CUERPO, UN ORGANISMO VIVO.

Vs. 24. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; Somos parte de este organismo vivo. La iglesia no es una organización, ni es una empresa, la iglesia somos todos, somos un organismo vivo, tenemos la vida de Cristo en nosotros, eso nos hace caminar de manera ordenada. Nos necesitamos unos a otros. No fuimos creados para ser “llaneros solitarios” necesitamos vivir en comunidad.

a. Considerémonos unos a otros. Cuando la Biblia dice “considerémonos unos a otros” nos dice “cuídense, trátense bien, unos a otros” habla de cuidado mutuo. Yo tengo cuidado de los otros, con mis palabras, mis acciones, mis actitudes, mi forma de conducirme. Jesús en un acto de amor profundo y consideración intercede en el Huerto de Getsemaní diciendo: 18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. 20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, Jesús no necesitaba ser más santo, pero lo que dice es: “quiero andar tan santamente, que los demás quieran acercarse más a mí”

Usted y yo debemos considerar a los demás y andar como Jesús “santificarnos a nosotros mismos” por causa de los demás.

b. Estimulemos al amor los unos a los otros. Y en esa consideración nos estimulamos a amarnos unos a otros, el otro día recibí una llamada: y al otro lado un amigo y hermano en Cristo, me bendijo diciendo: Mientras buscaba tu número para llamar, sonreía, solo de saber que iba a ¡disfrutar la plática!. Qué bendición, haga que cuando usted hable a los demás los estimule a amar, necesitamos amarnos de verdad, como hermanos en la fe, como compatriotas en esta amada Honduras, estimulémonos a perdonar, a vivir con plenitud…

c. Estimulemos a buenas obras los unos a los otros. Y si nos estimulamos al amor, producto de eso, nos estaremos estimulando a hacer buenas obras. Y aquí quisiera hacer una aclaración, no puede hacer un acto de bondad o buenas obras si no tiene el amor de Dios. Si no tiene el amor de Dios, esa fe en Cristo es la ”buena obra”, esa acción queda en una acto sin valor integral.

SANTIAGO 2:18 «Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras.Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

3. NOS NECESITAMOS PARA CRECER.

No hay forma de ser moldeados y crecer saludables de manera integral, sino cuando nos relacionamos unos a otros. Necesitamos vivir relacionándonos unos con otros, una manera saludable de hacer comunidad es así:

a. No deje de congregarse NUNCA. Vs 25 dice: no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre,

Congregar, según el diccionario: Reunir a un conjunto de personas en un lugar atrayéndolas de algún modo o con un fin determinado.

No importa aún que el templo pueda estar cerrado, eso no detiene que nos congreguemos, hoy estamos reunidos enfrente de una pantalla, recibiendo la Palabra de Dios. Aproveche este tiempo de pausa, para acercarse más a Dios, para amar a los suyos y ser de bendición a los demás. No deje de congregarse NUNCA, para que así siga creciendo, y siga viviendo plenamente.

b. Exhortémonos unos a otros. Vs 25 continúa diciendo: …sino exhortándonos; Cuando lo haga, sea considerado como hemos visto anteriormente, tenga tacto, sea amoroso. No juzgue, póngase en los zapatos del otro.

Le comparto algo  que me pasó hace años, cuando era muy joven, hace unos 29 años. Estaba peleándome a trompada limpia con mi hermano menor, yo ya era cristiano, mi papá estaba luchando porque yo soltara a mi hermano, y mi mamá lloraba por el caos que había. Justo en lo más caótico de la pelea, en el portón de la casa aparece el pastor David, y me habla desde el portón (asumo que había sido testigo de todo ese desorden) y me dice: “Hey, ¿estás muy enojado verdad? Yo fui de 100 grados centígrados a 100 grados bajo cero, en una milésima de segundo. Salí de la casa, el me subió a su carro, y fuimos por todo el Boulevard del Norte en San Pedro Sula, y no me dijo una sola palabra, yo estaba avergonzado y había aprendido mi lección, regresamos a casa, y sin decir una palabra me bajé del auto, yo ya sabía que hacer, pedir perdón a mi familia, y presentarme delante del Señor con mi culpa. Fue una exhortación amorosa, pero contundente. Al exhortarnos seamos amorosos y considerados. Nos necesitamos para crecer.

c. Cristo volverá y pronto. Y llegamos al final de este pasaje, con una verdad irrefutable, Cristo viene pronto. Cristo volverá, y necesitamos estar listos, ¿Cómo nos preparamos? de la manera que ya le expuse:

i. Que no cambie nunca nuestra fe.

ii. Somos un cuerpo, un organismo vivo.

iii. Nos necesitamos para crecer.

Jesús viene, el Vs. 25 …y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. El día que Cristo vuelva está más cerca. Pero digo esto para que usted se prepare, si es creyente en Cristo, ejercítese en la fe de manera saludable, si no es creyente en Jesús, permítame le invito a que le conozca, reconozca que usted no puede salvarse a sí mismo, que alguien que ya pagó por usted le salva y quiere darle vida eterna. El puede darle un propósito y una esperanza, la cual puede profesar y vivir, y le dará destino definido y seguro. El día final vendrá y para unos, será un día de terror, pero para los creyentes en Cristo, será un día de gozo. Porque estará con su Rey. Le invito a que lo busque ya.

Conclusión: La fe en Cristo se pone a prueba cuando las cosas, aunque parezcan adversas, son pasadas a través del lente de la gracia de Dios. Dios sigue en control, sigue en su trono, y como él no cambia, ni varía, nosotros los que abrazamos y profesamos esta esperanza gloriosa, estamos obligados por amor a Cristo, a permanecer firmes, constantes, y llenos de su presencia. Cristo viene pronto, que no cambie su fe, esté convencido que somos parte de este cuerpo de Cristo y que nos necesitamos para crecer. Dios le bendiga.

FUENTE: Gracias Pastor DORIAN BANEGAS por sus enseñanzas.

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Cuando no podemos con las cargas.

Cuando su corazón está cargado, su cuerpo agotado y sus emociones desgastadas, y se siente desanimado, sin esperanza y abrumado, ¿dónde busca alivio?

¿Se refugia en alguien o en algo como forma de escape?. Existe una mejor opción, y la encontramos en:

 Mateo 11.28: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.

Cuando Cristo ofreció descanso y esperanza a los que estaban cargados, se dirigía a personas que tenían vidas muy difíciles. Estaban oprimidos por Roma, y muchos de ellos vivían en pobreza o esclavitud. Además, el judaísmo se había convertido en una religión legalista, con requisitos que imponían cargas pesadas. Pero esto no solo les ocurrió a las generaciones pasadas. En nuestros días hay muchos que también se sienten agobiados. Algunos sienten que necesitan darse por vencidos; pero a ellos, Cristo también les ofrece ayuda.

En la Biblia se mencionan dos clases de cargas.

Por medio de ellas Él se propone:

1. La carga del Señor. En el Antiguo Testamento, el mensaje que recibía el profeta de parte de Dios era llamado profecía o carga (Zac 12.1 LBLA). El profeta tenía una sensación de peso, urgencia y responsabilidad por compartir con los demás las palabras que el Señor le había dado. En muchas ocasiones esas profecías consistían en una declaración del inminente juicio de Dios hacia una persona o nación. Como esos mensajes provenían del Señor, quedaron escritos en la Biblia.

En nuestros días, contamos con la Biblia, pero quizás sintamos esa carga como una inquietud por orar o ayudar a personas que el Espíritu Santo pone en nuestros corazones. O puede que sintamos la convicción que debemos compartir el evangelio con alguien. En el caso de los pastores, es el sentido de urgencia por predicar a la congregación las verdades de la Palabra de Dios. Ese llamado produce en nosotros una inquietud espiritual, una urgencia y una responsabilidad similar a la que tenían los profetas. Todos esos son métodos que el Señor usa para que ministremos a nuestros hermanos en la fe.

2. Cargas del diario vivir. Dado que vivimos en un mundo caído, en todo momento estamos expuestos a diversas pruebas. Estas se presentan de varias maneras, como problemas económicos, familiares, laborales, de salud, abusos, errores y pecados del pasado, o la muerte de un ser querido. Estas dificultades pueden hacernos sentir más cargados de lo que podemos soportar.

JESUCRISTO OFRECE LA SOLUCIÓN.

1. La invitación. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mt 11.28). El Hijo del Dios viviente, quien es Soberano sobre todo lo que existe y tiene todo el poder, está dispuesto y puede ayudarnos. No hay nada que sea demasiado difícil para Él.

El alcance de esta invitación es universal. A los que no creen, les ofrece salvación. Al morir en la cruz llevó sobre sí el castigo del pecado y a todos los que creen en Él les ofrece el perdón de los pecados, la justificación y la vida eterna. “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 P 2.24).

Como el Señor ya llevó nuestros pecados en la cruz, también llevará nuestras cargas, por menores que parezcan, una vez que seamos creyentes. Nos invita a venir ante Él con todo aquello que nos hace sentir abrumados.

  • En oración. Humillémonos ante el Señor al reconocer nuestras debilidades, al contarle aquello que nos agobia y pedirle que nos ayude.
  • Entreguemos nuestras cargas. En lugar de enfocarnos en la dificultad, pongamos nuestra mirada en Cristo. Nos invita a poner toda nuestra ansiedad sobre Él, pues nos cuida (1 P 5.7). También promete sustentarnos en todo momento para que no caigamos (Sal 55.22). Quizás no nos quite la carga que nos agobia, pero nos fortalecerá para que podamos sobrellevarla.

2. El mandato. “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí… porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mt 11.29, 30). El yugo era una pieza de madera que se colocaba sobre los lomos de dos bueyes, para que el peso fuera distribuido y avanzaran al mismo ritmo. En la época de Jesucristo, las personas vivían bajo el yugo religioso de los fariseos, quienes imponían cargas pesadas de legalismo que ni siquiera ellos mismos podían cumplir. El Señor declaró, que aquellos que estuvieran agotados por esas cargas legalistas, tenían la opción de intercambiar yugo al tomar el suyo y aprender de Él.

Recibimos el yugo del Señor por la gracia de Dios, por medio de la fe y no por obras. Para tomar su yugo, debemos confesar nuestros pecados y reconocer que Cristo es nuestro Señor y Salvador. Como sus discípulos, aprendemos de Él y sentimos gratitud y amor a mediada que lo obedecemos. Cuando somos confrontados por las cargas diarias, el Señor nos ayuda a enfrentarlas y nos muestra cómo mantener nuestra paz y confianza en Él, para que esas cargas no se vuelvan insoportables.

3. La certeza. “que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11.29). Los atributos de nuestro Salvador son un gran consuelo cuando nos sentimos cargados. Nunca condena, ni aleja a sus discípulos que vienen ante su presencia en tiempo de necesidad (Jn 6.37). Nos trata con amor y se humilla para ayudarnos a llevar nuestras pesadas cargas.

4. La promesa. “y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mt 11.29). Cuando confiamos en Cristo para salvación y para llevar nuestras cargas, Él nos da la seguridad de la vida eterna y llena de paz nuestros corazones. Al mantener nuestra mirada en el Señor, Él reemplaza la tempestad, el miedo, la ansiedad, el enojo y la frustración con confianza en Él. Nos ayuda a llevar las cargas, para que no las sintamos tan pesadas. Aunque la carga permanezca, nuestras almas estarán en paz, pues confiamos en el Señor incluso ante aquello que no comprendemos.

Lo primero que debemos hacer cuando sentimos que las cargas de la vida están muy pesadas, es venir ante Cristo, llevar su yugo y aprender de Él. Sin importar lo que enfrentemos, Él es más que poderoso para sostenernos. Además, el Señor provee consuelo y fortaleza por medio de su Cuerpo, la Iglesia. Como creyentes hemos sido llamados a servirnos unos a otros, y parte de ese servicio consiste en apoyarnos con las cargas (Ga 6.2). Incluso el Señor Jesús les pidió a tres de sus discípulos más cercanos que oraran con Él en el huerto de Getsemaní (Mt 26.36-38). Cuando buscamos ayuda en otros creyentes, nuestras cargas se aligeran y ambas partes somos bendecidas.

Si usted no ha aceptado a Cristo como su Salvador, sé lo que carga, carga la culpa, carga el peso del pecado y la única persona que puede manejar eso es el Señor Jesucristo, así que le animo a pedirle que perdone sus pecados y a decirle que le entrega su vida a Él, que quiere vivir una vida plena y solo Él puede ofrecerle eso. Si le confiesa sus pecados y le dice que lo acepta como su Salvador personal, basándose en lo que Él hizo en la cruz del Calvario, en ese momento Él perdona sus pecados. Escuche esto, no es condicional, es libertad eterna. El Espíritu de Dios le sella como hijo de Dios al instante. Y de ahí en adelante tiene a alguien que lleva esas cargas. Que caminará con usted, le quitará el peso y facultará para andar en paz y tranquilidad. Talvez sea un creyente y esta en una circunstancia de la que quisiera salir. Y clama a Dios y ha comenzado a dudar de Él, porque no hace esto, diga: «Señor, he escuchado algo distinto hoy, no lo he hecho muy bien», solo dígale: «hoy lo entrego todo a ti». Dios sabe que quizás quiera retomarla mañana. Dígale que se la entrega. Es la única y real libertad genuina y es mediante Jesucristo.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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DE LA PRUEBA A LA VICTORIA

Dice la Palabra de Dios que Jacob estaba luchando con el Señor y como Jacob no lo soltaba, vino el Señor y le descoyuntó el muslo de la cadera y a raíz de eso, tuvo que caminar con dolor por mucho tiempo, pero él no se detuvo y siguió caminando haciendo la voluntad de Dios.

Esto nos da una idea de que mucha gente ante circunstancias dolorosas se paraliza o retrocede por el dolor, por la prueba, por las circunstancias que están pasando, pero, el hombre o la mujer de fe aprende a caminar en medio de las circunstancias dolorosas de la vida, porque sabe que la victoria es segura.

Si Jacob se hubiera detenido en desilusión, en amargura o en el dolor, nunca hubiera obtenido la promesa que le había hecho Dios.

Observa lo que Dios le prometió y cumplió a Jacob:

GENESIS 35:9-13 » Apareció otra vez Dios a Jacob, cuando había vuelto de Padan-aram, y le bendijo. Y le dijo Dios: Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel. También le dijo Dios: Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos. La tierra que he dado a Abraham y a Isaac, la daré a ti, y a tu descendencia después de ti daré la tierra. Y se fue de él Dios, del lugar en donde había hablado con él.

Hoy vengo a decirte lo siguiente: continua caminando aun cuando estes desilusionado, o si sientes amargura o estas con dolor, pero nunca dejes de caminar porque tu bendición está por delante y nunca atrás.

Todos los cristianos tenemos nuestras propias batallas, vivimos en constante combate, pero hemos aprendido que cada paso de dolor, nos conducen a pasos de victoria.

En otras palabras, cada uno de nosotros, tiene que aprender a caminar ante cualquier circunstancia, viniendo a la Iglesia, diezmando aunque haya perdido su trabajo, tienes que seguir sirviendo a Dios en la buenas y las regulares.

Podrás estar pasando por el peor momento de tu vida, pero no te puedes paralizar, ni detener, porque cuando menos lo esperas, Dios te conduce a la bendición que Él te tiene preparado. Tu no estas solo, Dios esta contigo y sino viene en tu auxilio.

Quiero mostrarte otro ejemplo que ilustra este principio:

1 SAMUEL 30: 1-8 » Cuando David y sus hombres vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego. Y se habían llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor; pero a nadie habían dado muerte, sino se los habían llevado al seguir su camino. Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar… Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios. Y dijo David al sacerdote Abiatar hijo de Ahimelec: Yo te ruego que me acerques el efod. Y Abiatar acercó el efod a David. Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos.

Según este relato, el rey David y sus hombres estaban en gran angustia porque sus esposas e hijos habían sido llevados en cautiverio; es mas, sus seguidores hablaban de apedrearlo. Pero David hizo lo correcto, se fortaleció en Dios. Y después de consultar con Él, siguió a aquellos que habían venido a saquear la ciudad y llevado cautivo a su gente.

Aquí vemos a un David solo, angustiado y preocupado, pero siguió caminando y Dios le dio la victoria, rescatando a su gente y obteniendo un gran tesoro que repartió entre todos.

Asimismo, la Biblia nos habla de 4 leprosos:

2 REYES 7:3-8 » Había a la entrada de la puerta cuatro hombres leprosos, los cuales dijeron el uno al otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos? Si tratáremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasemos al campamento de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos. Se levantaron, pues, al anochecer, para ir al campamento de los sirios; y llegando a la entrada del campamento de los sirios, no había allí nadie. Porque Jehová había hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de caballos, y estrépito de gran ejército; y se dijeron unos a otros: He aquí, el rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros. Y así se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas. Cuando los leprosos llegaron a la entrada del campamento, entraron en una tienda y comieron y bebieron, y tomaron de allí plata y oro y vestidos, y fueron y lo escondieron; y vueltos, entraron en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron y lo escondieron.

Aqui encontramos a la ciudad de Samaria sitiada por los sirios, pero habían 4 leprosos que estaban afuera de ciudad, y se dijeron uno al otros, si entramos a la ciudad moriremos de hambre, si nos quedamos aquí moriremos también, entonces vayamos al campamento de los sirios y talves ellos tengan misericordia, no den pan y nos dejen vivir.

Lo interesante que cuando iban caminando, con su debilidad, con su dolor, preocupados y donde la vida se les va cayendo a pedazos; y mientras iban caminando, la Biblia dice que Dios puso un temblor en los pasos de ellos, sacudiendo la tierra, porque el que camina en dolor, el que camina en bancarrota, el que camina, aun cuando haya perdido a un familiar o esta pasando por uno de esos momentos, Dios te va a sacr adelante y te aseguro que que lo que viene será mejor que lo que quedo atrás.

Al final, los leprosos encontraron el campamento de los sirios sin gente, se saciaron de comida y encontraron tesoros que habían abandonado aquellos.

Nadie enseño mejor este principio que nuestro Señor y Salvador Jesucristo, nuestro Redentor. Camino en dolor, con la cruz en su hombro, sangro, fue escupido, rechazado y burlado, y así tuvo que caminar al Gólgota, donde camino a la victoria de la resurrección.

Si Jesús no hubiera caminado al Gólgota, no hubiera obtenido la victoria. HOY, lo que tienes que entender que lo que te ha tocado vivir es solo la antesala de lo que Dios te ha prometido.

Ahora mismo tiene que decidir: «Yo voy a dar un paso más», «Yo voy a creerle otra vez», «Yo voy a permanecer esperando, orando y velando otra vez más». Entonces Dios te dará la victoria.

Por lo tanto, como lo hacemos?, cómo podemos mantenernos caminando en medio del dolor, en medio de la angustia, en medio de la enfermedad, en medio del problema?. Enfocándote en lo que te da energía y la habilidad de seguir adelante.

1. ENFÓCATE EN LAS PROMESAS DE DIOS.

Medita en la Palabra de día y de noche. Si Dios te dijo que te iba a llevar a una bendición gloriosa, que te iba a meter en la tierra prometida, que tenía un plan para ti. Entonces, confía y camina, porque tu estas yendo de la mano del Dios Todopoderoso. No dudemos de Él y confiemos en su Palabra.

2. ENFÓCATE EN DIOS.

SALMO 23:4 » Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.»

De acuerdo a esta Palabra, Dios camina contigo, cada paso que tu das, Dios da un paso contigo.

Oye bien lo que te voy a decir: Dios no le huye al problema porque Él es el buen pastor que te protege, te sustenta, te cuida y cuando Dios esta presente, la enfermedad tiembla y tiene que huir.

Cuando usted está en la presencia de Dios, comienzan a suceder cosas que tu mismo no ves, ni entiendes, pues el enemigo esta atemorizado.

Tienes que entender que cuando tú vas caminando por Dios, para Dios y en Dios, el infierno tiene que quitarse de en medio. Así que enfócate en Él.

3. ENFÓCATE EN TU PROPÓSITO.

Tu sabes porque Jacob siguió caminando?, porque tenía una misión de parte de Dios y tu sabes que tienes una misión de parte de Dios

Simplemente porque te paso una tragedia, no te tienes que quedar allí, tú tienes una misión que cumplir y tienes que cumplirla. Termina tu carrera, y termínala en victoria, con gozo para la Gloria de Dios.

4. ENFÓCATE EN LO QUE TIENES.

Talvez no te das cuenta, pero tu tienes mucho: tu tienes fe, tienes Palabra de Dios, tienes unción de Dios, sus promesas, ángeles caminando contigo, tienes Iglesia, tienes aliados dispuestos a interceder por ti, has nacido de nuevo, tienes tu nombre inscrito en el Libro de la Vida, tienes morando en tī al Espíritu Santo, al Hijo y al Padre.

Mira bien, tienes todo lo que necesitas para seguir caminando y completar tu misión.

5. ENFÓCATE EN EL PODER DE DIOS.

Porque cuando tu vas caminando, en un abrir y cerrar de ojos, en un de repente de Dios, Él va a transformar la enfermedad en salud, la escasez en abundancia, el dolor en bendición, porque el poder de tu y de mi Dios es tan glorioso que no hay nada imposible para Él, y no hay nada imposible que impida cambiar tu vida y la mía en un momento, en un instante.

Es más, cada vez que caminas en la presencia de Dios tienes que estar con la expectativa de que algo va a suceder.

Si quieres llegar al lugar que Dios tiene para ti, si ese eres tu, levanta tus manos y repite conmigo:

«Padre celestial, Padre mío. En este día, yo tomo la decisión de caminar por ti, para ti y en ti. Aun cuando las condiciones no son perfectas, viviré para ti, y nunca me detendré hasta alcnzar lo que tu fidelidad me ha prometido. No retrocedo, no me detengo, sino que avanzo para la Gloria de Dios, en nombre de Jesús. Amén.»

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