Cuando pensamos en la Navidad, lo primero que se nos viene a la mente es la forma en que la podemos celebrar, sin embargo, olvidamos de qué se trata, y todo se trata de Dios y de su plan maravilloso para la humanidad.
Si queremos saber acerca del significado de la Navidad tenemos que ir la Palabra de Dios. Es cierto que los Evangelios solo relatan los sucesos y nos dan un recuento de ellos.. Pero aquí es donde encontramos el significado de la Navidad:
2 CORINTIOS 5:17-21 «17De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 18Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.»
Dios puso sobre Cristo la carga del pecado de toda la humanidad, pero nosotros pensamos en el relato de la anunciación a los pastores por medio de un angel, la venida de los reyes magos, a donde se encontraba Maria y Jose y el niño envuelto en pañales.
Sin embargo, la Navidad es la celebración del momento histórico en el cual, Dios vino a la Tierra en la persona de su Hijo amado Jesús, para reconciliar consigo al hombre pecador mediante su muerte expiatoria.
De esto se trata la Navidad. no se trata de pesebres o de pastores sino de la obra del Dios Todopoderoso para redimir a la humanidad.
Hay dos palabras importantes para ver en que consiste la Navidad:
FILIPENSES 2: 5-11 » 5Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
La encarnación solo significa que Dios envió a su Jesucristo como un bebe, que aun siendo Dios, nació en el mundo y creció como hombre. Él no se convirtió en Dios, Él ya era Dios y siempre fue Dios. Y vino al mundo por una razón, para que todos pudiéramos convertirnos en hijos de Dios, morir en la cruz y traernos salvación.
2. RECONCILIACIÓN
Esto significa traer unidad, dejando a un lado toda hostilidad, para traer paz y orden entre dos personas y volverse amigos.
Esto lo hizo posible Dios, Dios Padre por su amor por nosotros envió a su Hijo unigénito, Jesús, a morir en la cruz e hizo posible que el hombre tuviera una nueva posición con Dios.
Dios nos alcanzó, o sea, no buscamos nosotros reconciliarnos, sino que Él nos alcanzó en su espíritu de perdón, y fue mediante el nacimiento del Hijo de Dios encarnado en quien fue a la cruz, vertió su Sangre e el Calvario para pagar la deuda de pecado del mundo. Así Dios hizo posible que fuéramos salvos. El mismo pagó el precio que nadie podía pagar, solo una persona sin pecado.
CUAL FUE LA MOTIVACIÓN DE DIOS PARA VENIR A SALVARNOS?
Nunca nadie se ha salvado por ser bueno, la Biblia dice eso, porque nosotros no somos lo suficientemente buenos ya que somos pecadores y no somos salvos por nuestras buenas obras, sino por la Gracia, el amor y la merced de Dios.
La única condición que puede cambiar la condición de alguien y el rumbo de la eternidad es Jesucristo.
2. Por su amor incondicional por nosotros.
Amor incondicional significa que su amor por nosotros no esta condicionado a nada, no esta condicionado a lo bueno que hagamos, ni a lo que hayamos hecho, ni a lo que haremos, sino por su amor incondicional por nosotros, que nos quiere como sus hijos, para ser salvos, para tener una nueva vida, para escribir nuestros nombres en el Libro de a Vida y anticipar nuestra llegada al cielo un dīa.
Ahora bien!, si Jesús murió por nuestros pecados y vino a salvar al mundo, eso quiere decir que todos son salvos?
NO!, eso significa que pueden ser salvables, porque solo teniendo fe en el Señor Jesucristo hay salvación, ya que Él es el único que murió en la cruz, quien llevó nuestros pecados, por esto es una muerte sustitutiva, ya que Él tomo nuestro lugar.
Por eso debemos creer en el Señor Jesucristo, es decir, aceptar como verdad que Jesús es el Hijo de Dios, nacido de una virgen, el Hijo encarnado de Dios y que fue a la cruz a pagar nuestra deuda de pecado. Y al pedirle perdón y confesar nuestros pecados a Dios, arrepentirse de ellos y entregar su vida, en ese momento nos convertimos en hijos de Dios.
Por esto, es nuestra responsabilidad llevar el evangelio a todas partes para que el mundo entero sea salvo y conozca la verdad. Y es que hay muchas religión, pero ninguna puede salvar a una persona, excepto Jesucristo. Él dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí.
Asi que cuando Cristo viene a una persona que este dispuesto a que Él gobierne y reine en su vida, todo cambia, hay paz, gozo, felicidad, confianza y seguridad. Y aun cuando todo se descontrole en nuestras vidas, podemos seguir firmes porque nuestra confianza esta en el Dios Todopoderoso.
Por lo tanto, la Navidad se trata de Jesús y es la celebración del momento histórico, donde Dios Padre envió a su Hijo amado, Jesucristo para reconciliarnos con Dios y al aceptar a Jesús en su corazón, tener una nueva posición como hijos de Dios y poseer la vida eterna.
Quizas alguien diga: «No soy cristiano, qué hago entonces?». Solo repite después de mi esta oración:
«Padre celestial, vengo delante de tu presencia, pidiéndote perdón por mis pecados, me arrepiento y aparto de ellos. Declaro que a partir de este momento tu eres mi Señor y mi Dios. Ven a morar a mi corazón. Abre mis ojos espírituales para seguir tus mandamientos y preceptos y tu voluntad. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.»
FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.
Conocer los principios bíblicos es esencial para caminar en los pasos de Dios como Él desea.
Uno de los principios más importantes es obedecer al Señor y dejar todas las consecuencias en sus manos. Y junto a este, también hay otro igual de transcendental, el cual nos enseña a esperar por el tiempo del Señor. Obedecer a Dios no solo implica hacer su voluntad, sino también obrar en su tiempo y de la manera que nos indique hacerlo.
Para mantenernos en el centro de la voluntad perfecta de Dios, debemos evitar adelantarnos a su tiempo.
Aunque no siempre es fácil esperar en el Señor, no fallaremos si con paciencia le dejamos guiarnos de acuerdo a su tiempo. Si nos adelantamos, caeremos en problemas; pero si confiamos en su dirección, nos guiará hacia su voluntad y hará más de lo que esperábamos.
Antes de tomar una decisión rápida y avanzar, en vez de esperar en el tiempo de Dios, prestemos atención a las palabras del
SALMO 27:14 “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová”.
El tiempo de Dios no solo es bueno, sino perfecto.
Es Omnisciente y conoce cada aspecto del pasado, del presente y del futuro. El Señor ve cada área de nuestra vida; conoce todas nuestras necesidades y deseos. Comprende lo que es mejor para nosotros. Su plan divino para nuestra vida siempre es perfecto y cumple su buena voluntad.
En cambio, casi siempre estamos apurados para obtener lo que deseamos. Como poseemos un conocimiento limitado, debemos orar y esperar a que el Señor nos muestre el camino a seguir. Pero, en nuestra prisa por avanzar, casi siempre tomamos decisiones sin pedirle a Dios que nos muestre su tiempo perfecto para ese aspecto de nuestra existencia.
Sin embargo, el Señor ha provisto todo lo que necesitamos para obedecerlo. Al salvarnos, su Espíritu vino a morar a nuestra vida para siempre. Una de las responsabilidades del Espíritu Santo es guiarnos de acuerdo a la voluntad y a la Palabra de Dios. Nos advierte acerca de los caminos equivocados y nos exhorta para que hagamos lo correcto, pues no tenemos la capacidad para tomar decisiones sabias por nosotros mismos.
Cuando Dios dice que debemos esperar, eso es exactamente lo que desea que hagamos.
Así que debemos aprender a escucharlo y a seguir su dirección, en vez de tomar nuestras propias decisiones. Si nos acostumbramos a escucharlo en todo momento, estaremos listos para oírle cuando necesitemos ser guiados en situaciones difíciles. El Señor promete en su Palabra que contestará nuestras oraciones y dirigirá nuestro andar; aunque a veces debemos esperar a que nos muestre el camino. Aunque quizás deseamos una respuesta inmediata, Dios, por su amor y omnisciencia, conoce lo que es mejor para nosotros hoy y en el futuro, pues su perspectiva es eterna.
¿Cuáles son los requisitos para esperar en Dios?
• Fe. Si comprendemos quien es Dios, confiaremos en Él, pues sabe más que nosotros y su tiempo es siempre perfecto. No nos priva de nada, sino que hace lo que es mejor para nuestra vida, de acuerdo a su conocimiento y sabiduría. Nos invita a pedir, a buscar y a llamar en oración, y promete respondernos de acuerdo a su divino propósito y a su tiempo perfecto (Mt 7.7).
Por tanto, no debemos pensar que, si su respuesta no llega de manera inmediata, significa que no nos dará lo que le hemos pedido. Por el contrario, tenemos que recordar el poder, la sabiduría, el amor y el conocimiento de Dios, confiar en que tiene el control de toda situación y que nos dará lo que es bueno. Si su provisión no llega inmediatamente, es porque no la necesitamos, o porque no es bueno para nosotros, o no es el tiempo adecuado para recibirla.
• Paciencia. El Salmo 37.7 enseña: “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres…”. Tener que esperar puede causar ansiedad e impaciencia, pues cuando lo hacemos pareciera que Dios no hiciera nada. Sin embargo, debemos recordar que nos ama y ofrece dirección, provisión, ayuda y fortaleza durante el tiempo de espera.
Cuando David fue ungido como rey de Israel siendo aún adolescente, no sabía que tendría que esperar más de doce años antes de que esa promesa se hiciera realidad. Lo que parecía como un tiempo perdido era parte del plan perfecto que Dios tenía con su vida. El Señor no estaba perjudicando a David con ese retraso, lo estaba ayudando.
• Valentía. Cuando una oferta u oportunidad parece buena, se requiere de gran valor para esperar en Dios, pues quizás tendremos que rechazarla. Aunque los demás no comprendan nuestra decisión y nos insten a proseguir, si esto no está de acuerdo al tiempo y a la voluntad del Señor, no debemos tomar la decisión equivocada. No podemos entender las dificultades que tendremos que enfrentar si avanzamos en desobediencia, en vez de esperar con paciencia y valor hasta que Dios nos muestre el camino a seguir.
• Determinación. Como la influencia de otros tiene un efecto poderoso en nuestra vida, se requiere de fortaleza para esperar en el Señor. Aunque la situación parezca buena, si el Espíritu Santo nos advierte, debemos cambiar de parecer para obedecerlo y no dejarnos guiar por los consejos de otras personas.
• Fortaleza. Si nos sentimos tentados a adelantarnos a Dios, debemos recordar que el Todopoderoso es la fuente de nuestra fuerza y quien provee el poder que necesitamos para esperar con paciencia. Además, es Dios quien puede cambiar los deseos de nuestro corazón para alinearlos con su voluntad y darnos pasión para obedecerlo.
• Perseverancia. Si el Señor nos llama a esperar, necesitamos perseverar para mantenernos firmes cuando otros den sus opiniones y ofrezcan sugerencias sobre lo que debemos hacer.
Aunque el mundo está lleno de ofrecimientos tentadores y muchos se apresuran para decirnos cómo debemos vivir, solo hay un Ser superior al que debemos escuchar, y es el Señor. Nuestra responsabilidad es obedecer y dejar las consecuencias en sus manos. Andar en la voluntad de Dios es la mejor decisión que podemos tomar. Aunque no recibiremos todo lo que anhelamos de acuerdo con nuestros planes, no nos perderemos las bendiciones del Señor, las cuales sí concuerdan con el tiempo y la voluntad de Dios. Por tanto, en todo momento debemos buscar la sabiduría de Dios en oración, mientras esperamos por su dirección y observamos cómo obra en nuestra vida.
FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.
Por más que lo intentemos no podemos librarnos del sufrimiento. No hay forma que nuestra naturaleza humana, nos impida NO experimentar dolor. Tenemos y pertenecemos a una naturaleza caída, desde el jardín del Edén, mientras el hombre tenía esa relación estrecha con Dios, todo estaba perfecto. Hombre y mujer creados para juzgar y sojuzgar la tierra, para hacer fructificar y ser fructíferos. Pero entró el pecado y todo se echó a perder.
Todos sufrimos, todos hemos de sufrir. Dios no está en nuestras vidas para quitarnos el sufrimiento, Dios está para darnos esperanza, y usted y yo debemos trabajar duro, para cultivar una relación con Dios de tal manera que podamos decir: “En Dios está mi esperanza” Por favor no me mal entienda, a nadie le gusta sufrir… a nadie… pero eso no significa que no estemos expuestos a sufrir.
Vamos a la Palabra de Dios en Job 19. Vamos a meditar tres aspectos que me gustaría compartir con usted. Y vamos a hacer una división de este texto para sacar una conclusión al final de lo que la Palabra de Dios nos desea hablar.
Recuerde, siempre que nos acercamos a la Palabra de Dios, debemos ir con la actitud de: ¿qué me quiere decir hoy el Señor en su Palabra?. No nos acerquemos cómo jugando a la “lotería cristiana” de vamos a “ver que me sale hoy”. No!, debemos ir intencionalmente decididos a esperar ser expuestos a toda la potencia de la Palabra de Dios y su verdad.
Veamos entonces JOB 19. Todo el libro de Job, es una colección de relatos, conversaciones, acusaciones, lamentos, desventura y llanto, pero también es de Esperanza, Redención y gozo ante la adversidad, así que el capítulo 19 nos habla como Job, espera, a pesar de su abandono, (recuerde: perdió sus hijos e hijas, ganado, riquezas, su matrimonio en un corto tiempo) pues a pesar de su abandono, Job espera la redención de Dios sobre su vida.
1. DEL VERSÍCULO 1-24 JOB LAMENTA SU ABANDONO.
a. Sufrió ante la pérdida financiera.
JOB:19:9 «Me ha despojado de mi gloria, Y quitado la corona de mi cabeza.
Aqui Job perdió toda su buena fama, perdió sus riquezas, y perdió su sustento.
b. Sufrió ante la pérdida familiar.
JOB 19: 17-19 » Mi aliento vino a ser extraño a mi mujer, Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba. 18 Aun los muchachos me menospreciaron; Al levantarme, hablaban contra mí. Todos mis íntimos amigos me aborrecieron, Y los que yo amaba se volvieron contra mí.»
Sufrimiento ante el rechazo.Sufrimiento ante la traición.Sufrimiento ante la tragedia.
c. Sufrió ante la pérdida de su salud.
JOB 19:20 » Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos, Y he escapado con sólo la piel de mis dientes.
Somos vulnerables Pandemia, Covid19, muerte.. Somos presa fácil de la injusticia. Somos víctimas de nuestro propio pecado.
2. EN DIOS ESTA MI ESPERANZA. (Dígalo hasta que lo crea y lo viva)
JOB 19: 25 «» Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo;
a. YO SE: Es mi convicción, no tengo duda, lo estoy viviendo, es parte de mí, nadie me lo puede quitar, no hay nada que cambie ese hecho YO SÉ
Es por fe. No es por vista. Es convicción pura. Hebreos 11:1 es pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
b. MI REDENTOR… El que me compró, quién pagó por mí. No solamente PODÍA redimirme, sino que también QUISO redimirme. (La historia de Rut la moabita)
Yo estaba perdido y el me halló.Yo no tenía remedio y Él me salvó. Yo era su enemigo, y me hizo suyo y soy parte de su familia.
c. VIVE! Nosotros no servimos a un Dios muerto.
El está VIVO. El le da sentido a nuestra fe, el ha resucitado para nuestra paz y para nuestro bien. Sigue obrando. Muchas veces pareciera que Dios está en silencio, pero eso no significa que no está en control. Dios puede estar en silencio, pero que es que quiere nuestra atención, porque en una de esas, como dice el hermano Roberto, nos viene “un de repente de Dios” y si estamos atentos, veremos su Gloria.
Aunque no lo veo, Él está conmigo.
3. DIOS DE HA DE MANIFESTAR EN MEDIO DE NUESTRAS CIRCUNSTANCIAS.
JOB 19:26-27 » Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí
a. Aunque no podemos negar los hechos de nuestra vida o nuestra problemática, Dios traerá una salida. Dios siempre responde. Usted le pide sanidad y el lo puede sanar o puede decirle, no no te voy a sanar, te voy a traer conmigo. Dios siempre ha de responder, nuestra ocupación debe ser siempre obedecer a su voz, a su Palabra, porque aunque los hechos estén de cierta manera, Dios sabe que es lo mejor.
b. Usted, y solo usted, tendrá en carne propia la experiencia de tener una relación personal con Dios
JOB 19: Yo mismo lo veré; así es, lo veré con mis propios ojos. ¡Este pensamiento me llena de asombro! Versión NTV
c. Aún en medio de nuestra hora más oscura, Él viene a nuestro auxilio.
Conclusión: No podemos quitarnos este cuerpo de muerte…
Romanos 7:24-25 24!!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Pero somos al mismo tiempo las personas más bendecidas del mundo, Dios es nuestra esperanza. No lo olvide: Yo sé que mi Redentor VIVE!