Categoría: Espíritu Santo

EL DON DE LA PACIENCIA

Algunas personas han asistido a la iglesia durante muchos años y hasta han sido bautizadas; sin embargo, aún no entienden en qué consiste la vida cristiana.

Esta no se obtiene por esfuerzo propio, sino por medio de la dependencia del Espíritu Santo que manifiesta la vida de Cristo en nosotros. Una de las obras del Espíritu es proveer la dirección que necesitamos. Sin embargo, hay ocasiones en las que debemos esperar con paciencia hasta que nos revele lo que desea que hagamos.

La paciencia no es una característica natural, sino un don que Dios nos da como fruto de su Espíritu. De manera que es indispensable que cooperemos con el Espíritu Santo mientras desarrolla paciencia en nosotros, pues dicha característica puede salvarnos del dolor de la desobediencia.

SALMOS 27.14: “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová”.

SALMOS 37.7: “Guarda silencio ante Jehová, y espera en Él. No te alteres”.

SALMOS 40.1: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor”.

Según estos tres versículos de la Palabra, Dios nos reitera varias veces que nosotros debemos esperar, ser pacientes, porque entonces, Él inclina su oido, escucha nuestra oración y contesta nuestro clamor. 

La paciencia puede ser definida de diversas maneras:

  • Perseverancia, en calma y sin quejas, al estar bajo estrés o molestia.
  • Tener un carácter agradable. tener templanza.
  • Es estar tranquilo cuando las cosas no salen de la manera que queremos.
  • La voluntad para esperar cuando tenemos que tomar decisiones esperando la dirección de Dios.

¿PORQUE NECESITAMOS PACIENCIA?

Hay ocasiones en la que debemos tomar decisiones, pero no sabemos qué hacer. Si el Señor nos muestra que debemos esperar, tenemos que ser pacientes. Pero la mayoría de nosotros nos negamos a retrasar esas decisiones, pues deseamos que Dios obre de acuerdo a nuestro itinerario. Sin embargo, debemos recordar que el Señor es omnisciente y conoce cada aspecto de nuestra vida. Si desea que esperemos, es porque sabe que es lo mejor.

EL SEÑOR ES NUESTRO GRAN PROTECTOR

Nos creó para vivir para Él, servirle y ser un reflejo de Él. Así que, si aquello que deseamos no encaja con su propósito o tiempo, seríamos tontos si fuéramos impacientes e insistiéramos en tenerlo. Cuando dice que no, no nos rechaza sino que nos protege.

Para beneficiarnos de la amorosa protección de Dios, debemos consultar su voluntad en todo momento. Pero si insistimos en hacer lo que queremos, nos meteremos en problemas. Por el contrario, si somos pacientes, podremos tolerar con tranquilidad las demoras que el Señor permite.

Dios nos ha dado su Espíritu de verdad para guiarnos en medio de todas las complejidades de la vida. Sin embargo, cuando optamos por no escucharlo, hacemos de nuestra vida un desastre. Si el Señor afirma que debemos esperar, es porque nos ama. Todo padre que ama a sus hijos, sabe que darle lo que desean de manera inmediata no es bueno para ellos.

¿CUALES SON LOS REQUISITOS PARA QUE TENGAMOS PACIENCIA? 

  1. Fe en Dios. Debemos confiar en que Él siempre nos guiará, pues es lo que nos ha prometido.
  2. Obediencia. Para seguir la dirección del Espíritu, debemos estar dispuestos a obedecer a Dios y a esperar con paciencia.
  3. Discernimiento del tiempo de Dios. El Espíritu Santo nos guía en lo que respecta al tiempo apropiado para nuestras peticiones, y si todavía no es la voluntad de Dios, también nos da la gracia para saber esperar.
  4. Amar a Dios. La obediencia al Señor es una evidencia de nuestro amor a Él ya que nuestros corazones lo buscan, y estamos dispuestos a esperar el tiempo que sea necesario. Por el contrario, cuando nos impacientamos, no demostramos amor al Señor sino solo a nosotros mismos. Sin embargo, Dios expresa su amor al no concedernos lo que de manera egoísta deseamos, pues no es lo mejor para nosotros.
  5. Valentía. Tenemos que ser valientes para obedecer a Dios y esperar con paciencia a que dirija nuestro camino. Puede que comencemos a sentirnos desesperados, como sÍ estuviéramos al borde de un abismo y a punto de caer, pero el Todopoderoso está siempre a nuestro lado.
  6. Determinación para esperar. En el Salmo 32.8 afirma: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”. Cuando nos negamos a buscar la guía de Dios y somos impacientes, no recibimos los resultados esperados. Esperar lo que sea necesario hasta que Dios, en su sabiduría nos diga qué hacer, es siempre la decisión más acertada.

¿PORQUE LA PACIENCIA ES UN ATRIBUTO ESENCIAL PARA EXPERIMENTAR LO MEJOR DE DIOS? 

  1. Es esencial para llevar una vida de obediencia. Debemos escucharlo, obedecerlo y, en ocasiones, poner a un lado nuestros deseos y opiniones personales con tal de esperar por su dirección.
  2. Es esencial para establecer buenas relaciones. La paciencia es una cualidad que mejora todas nuestras relaciones, pues nos ayuda a pasar por alto los errores de los demás.
  3. Es esencial para identificar el tiempo de Dios. El Espíritu Santo nos da su dirección específica, pero no siempre lo hará de manera inmediata. Si en verdad atesoramos la sabiduría de Dios, esperaremos con paciencia a que nos revele su voluntad.
  4. Es esencial para ver a Dios actuar. Cuando finalmente lo lleve a cabo, podremos ver cómo lo hizo y estaremos muy agradecidos de haber esperado.

No tenemos que vivir con las dudas e incertidumbres que provienen de confiar en nuestra propia prudencia. Dios nos salvó de acuerdo a su propósito y nos dará su dirección si se lo pedimos. No debemos pensar que se ha atrasado solo porque ha dejado de hacer lo que teníamos en mente. Dios siempre actúa en el tiempo correcto; somos nosotros los que nos equivocamos. Debemos tener paciencia para confiar en el Señor, esperar y observar lo que hará.

Si no has aceptado a Cristo como tu Señor y Salvador nada de esto funcionará, solo le digo, batallará con su vida, cometerá muchos errores y terminará en un desastre, pero si esta dispuesto a pedirle perdón a Dios por sus pecados, tendrá este gran recurso eterno y omnipotente del Espíritu Santo, quien le dará guía y dirección y el momento perfecto, si le escucha.

Así que le invito a que traiga a Jesús a su vida.

OREMOS: Padre celestial, vengo delante de tu presencia, para pedirte perdón por mis pecados. Ven a morar a mi corazón y has de mí una nueva criatura, que te ame, que te siga y que cumpla con tus mandamientos y preceptos. Todo te lo pido en el nombre de Jesús. Amén

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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EL PENTECOSTES DEL AÑO 2020

El 31 de Mayo del 2020, se celebró la fiesta de PENTECOSTES y a partir de ese momento, se inicia una nueva era de favor de parte de Dios.

Para la Iglesia de hoy, es un recuerdo de que el Espíritu Santo llego a la tierra. Pero también es día de agradecimiento porque Dios nos ha guardado durante esta pandemia que hemos venido enfrentado. Pero lo mas interesante es que ha sido algo histórico. Déjame explicártelo:

PARTAMOS DEL PRIMER PENTECOSTES

EXODO 19 «Y descendió Moisés del monte al pueblo, y santificó al pueblo; y lavaron sus vestidos. Y dijo al pueblo: Estad preparados para el tercer día; … Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento. Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte.»

El primer pentecostés sucedió en el monte Sinaí donde Dios Padre, descendió y sacudió ese monte. El pueblo Judío recién había salido de Egipto e iban a tener un encuentro con Dios, el primer pentecostés. Ahí Dios hace un pacto con Israel y ellos se comprometen a obedecerlo.

Por lo que en esta oportunidad nosotros vamos a renovar nuestro pacto con Dios.

Aquel pentecostés solo fue para los Judíos.

EL SEGUNDO PENTECOSTÉS.

Se basa en el siguiente relato:

HECHOS 2: 1-4 «Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.»

Aquí quién descendió no fue el Padre, sino el Espíritu Santo, por lo tanto, la fiesta del pentecostés es la fiesta del Espíritu Santo. Interesante, que en este pentecostés nació la Iglesia y vino para empoderarla y ser testigo de Cristo. A partir de ese momento comienza una nueva era, la era del Espíritu Santo.

Esta nueva era se caracteriza por la llenura, el bautismo y el derramamiento del Espíritu Santo, así como el sobreabundar, visitaciones, cielos abiertos y un gran reinicio. Es la última nueva era antes de la venida de Cristo.

Lo interesante es que acabamos de venir de una Pascua (Semana Santa) en este año 2020, la cual fue histórica, porque fue la segunda después de 4,000 años que se celebro en cuarentena y con una plaga. La última ocurrió en Egipto bajo esas mismas condiciones.

Esta es una nueva era para el mundo, la Iglesia y para la historia, es la final antes de que Cristo venga de nuevo a traer a su pueblo. Cuando una nueva era viene, las cosas cambian, como por ejemplo: todo el mundo sale a la calle con mascarilla, por lo que ha habido un realinamiento, un gran reinicio y la clave es un arrepentimiento, porque el arrepentimiento lo va a llevar a recuperar todo.

LO QUE VIENE AHORA

1. Si tuvimos una pascua histórica, esperemos un pentecostés histórico. Creer en la protección y la provisión de Dios, creer para recibir el pentecostés histórico para que nos levantemos en fe, para que seamos guerreros, seamos un remanente y para que seamos guiados por Dios.

Hay una transición de una vieja a una nueva era, pero para que el pueblo cruce a esta nueva era, el pueblo no puede cruzar si hay heridas, si hay ofensas o falta de perdón. Es decir, el pueblo tiene que arrepentirse de sus pecados. El pueblo tiene que ser perseverante, seguir orando, seguir ofrendando, seguir asistiendo a la Iglesia llueve, relampaguee, o en crisis, o en pobreza, ni comprometer la Palabra de Dios por nada, porque en la casa de Dios es donde Él envía su bendición.

2. Estamos entrando a la era de los derepentes. No nos cansemos de seguir orando, seguir ofrendando porque hay una ley espiritual de la acumulación, que cuando menos lo pensemos, Dios va a provocar un rompimiento en nuestras vidas.

Veremos una promoción en nuestros empleos, o talvez necesitas un empleo y Dios te va a recompensar con un trabajo, o te va a pagar las deudas, traerá ventas sobrenaturales, o veras algún familiar venir a Cristo o restaurar su vida a los caminos de Dios y todo porque has venido orando por todo eso y más.

3. Un fresco bautismo de poder y un fresco bautismo de fuego. El Espíritu Santo vendrá no como un viento fresco, sino como un viento delicado, suave, gentil y gradual, con el objetivo de empoderar a los creyentes para que seamos testigos finales, puros, lavados y santificados para la venida de Cristo.

4. Es la era de la restauración de todas las cosas. En tiempo de pago. Dios va restaurar todo lo que el diablo te robó.

5. Un tiempo donde experimentaremos persecución de la Iglesia.

6. Una nueva era donde miraremos el avivamiento mas grande que la tierra jamas ha visto.

7. A la cosecha de almas mas grande que la tierra jamas ha visto.

8. Miraremos una aceleración de tragedias en el mundo si el hombre no se arrepiente. No será un virus, sino otra cosa.

Pero hoy es día para darle gracias a Dios por su bondad, porque nos ha protegido, gracias por su fidelidad.

OREMOS: Padre celestial, en este día, me arrepiento por haber contristado tu Espíritu Santo, con palabras de maldición que han salido de mi boca, con ofensas y falta de perdón, con odio y resentimientos o por no hacer tu voluntad. Te pido que me limpies y perdones con tu preciosa Sangre. Remueve toda iniquidad de mi vida y límpiame. Ahora, permíteme entrar a esta nueva era; hago el cruce a la era de restauración, la era del favor de Dios, la era de la cosecha. Todo lo que sembré en lagrimas, lo recogeré con gozo. Te pido también que pueda experimentar mi propio pentecostés con tu fuego y con el bautismo de poder. Espíritu Santo, ven gentilmente sobre mi, bautízame con tu fresco fuego del cielo. En el nombre de Cristo Jesús. Ahora mismo lo recibo. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor GUILLERMO MALDONADO, por sus enseñanzas.

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EL ESPIRITU SANTO: NUESTRO AYUDADOR

Puede que enfrentemos muchos más problemas y desafíos. Es entonces cuando podemos llegar a preguntarnos dónde está Dios o por qué no está respondiendo nuestras oraciones como esperábamos. Si no sabemos qué hacer, puede que nos sintamos solos y abrumados. Pero si hemos recibido a Cristo como Señor y Salvador, nunca estamos solos, pues nos ha prometido un AYUDADOR: el ESPÍRITU SANTO.

Antes de ir a la cruz, Cristo les dijo a sus discípulos que enviaría a alguien que les ayudaría.

El Espíritu Santo es miembro de la Trinidad, junto con el Padre y el Hijo. Sin embargo, algunos creyentes no comprenden que Dios, en la persona de su Espíritu, ha venido a morar en ellos. En vez de vivir en el poder y en la provisión del Espíritu, solo se esmeran por hacer su mejor esfuerzo y esperar por el día en el que llegarán al cielo. Como resultado viven inconformes y desilusionados de Dios.

No obstante, el problema no es el Señor, sino la falta de conocimiento en cuanto a la presencia y guía del Espíritu Santo en sus vidas. Se nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir nuestro andar de fe. Solo debemos estar dispuestos a rendirnos ante Dios para hacer uso de los recursos del Espíritu Santo. Nuestro Ayudador divino siempre está dispuesto a socorrernos. En ningún momento, desde que recibimos a Cristo como Salvador, hemos estado solos ni desamparados; aunque nos sintamos así. Su Espíritu está siempre presente y obra de manera activa en nuestra vida.

¿Cuál es la obra del Espíritu Santo?

1. Nos convence de pecado. 

JUAN 16:8 “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”.

En primer lugar, nos hace reconocer que somos pecadores necesitados de salvación para que podamos arrepentirnos, depositar nuestra fe en Cristo y recibir su perdón. E incluso, después de ser salvos, nos hace reconocer cuando actuamos de manera incorrecta, al recordarnos que el pecado no debe ser parte de nuestra vida, pues ahora seguimos a Jesucristo.

2. Nos sella para salvación. 

EFESIOS 1:13 “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”.

En esa época el sello era usado para autentificar, demostrar posesión y protección. El Espíritu Santo nos sella en Cristo como hijos de Dios, pues ahora vivimos bajo su divina protección. Es un sello que nadie puede romper, ni Dios, ni el diablo, ni nosotros mismos. Sin embargo, eso no significa que podemos pecar sin sufrir consecuencias. Dios nos muestra lo que está mal y también nos disciplina.

3. Mora en nosotros. 

ROMANOS 8:11 “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”.

El Espíritu Santo es un regalo eterno que ha enviado a nuestra vida. Y vivimos bajo su dirección, mientras nos capacita para que hagamos lo que nos pide.

Nosotros somos Templo del Espíritu Santo. Por eso debemos mantenernos puros, limpios, santos.

4. Nos enseña. 

JUAN 14:26 “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas”

Puesto que es Dios, su Espíritu es el Maestro de Maestros. Es un maestro que supera a todos los demás. Nos guía al leer la Palabra de Dios y nos ayuda a interpretarla adecuadamente. La Biblia es un maravilloso regalo que Dios nos ha dado, y si somos fieles al leerla y le pedimos a su Espíritu que nos enseñe, nos ayudará a entenderla.

5. Nos revela su verdad. 

1 CORINTIOS 2: 12 «“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido” 

Se nos promete un conocimiento divino que va más allá de nosotros y del universo, y que solo puede ser hallado en la Palabra de Dios. Puede que no entendamos de manera inmediata lo que significa el pasaje que hemos leído, o cómo podremos aplicarlo; pero, si perseveramos en buscar y escudriñar la Palabra de Dios, el Espíritu nos ayudará a entender. No obstante, si dejamos de leer la Biblia, nos faltará la sabiduría que solo proviene de Dios.

6. Nos guía. 

JUAN 16:13 “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad”.

Nuestro Ayudador divino es también quien nos guía. Nos ayuda a discernir lo verdadero y a tomar decisiones correctas. En vez de buscar los consejos de otras personas, lo primero que debemos hacer es pedirle al Espíritu Santo que nos dirija.

7. Produce fruto en nosotros. 

GALATAS 5:22-23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”.

A menudo, estas cualidades se producen en nosotros por medio de circunstancias que podrían hacernos responder de manera diferente. Por ejemplo, si nos resulta difícil amar a una persona, el Espíritu Santo puede cambiar nuestra actitud si se lo pedimos y si deseamos caminar en obediencia a Él.

8. Nos recuerda. 

JUAN 14:26 “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”

Aunque los discípulos ya habían estado con Cristo y escuchado sus enseñanzas durante tres años, solo disponían de lo que recordaban después de que Él había partido. Para enseñar a otros acerca de Cristo necesitaban que el Espíritu Santo les ayudara a recordar. Incluso en nuestro tiempo, necesitamos que nos recuerde los pasajes bíblicos que necesitamos para cada situación. Si leemos la Biblia fielmente, Él nos ayudará a recordar lo que dice.

9. Nos faculta con dones espirituales. 

1 CORINTIOS 12:7-11 «Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. 8Porque a este es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 9a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. 10A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 11Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.»

Su Espíritu nos da dones espirituales para que podamos servirnos los unos a los otros de la manera que Él desea.

10. Nos da poder. 

HECHOS 1:8 “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos”.

El Espíritu Santo nos da energía, autoridad y poder para que hagamos lo que que ha dispuesto para nosotros y para que seamos lo que Dios quiere que seamos. Su poder nos permite completar la misión que nos ha dado y nos capacita en cada aspecto de la vida.

11. Nos llena. 

EFESIOS 5:18 “Sed llenos del Espíritu”.

Esta es una vida gobernada y guiada por el Espíritu Santo, pues su presencia mora en nosotros. Ningún creyente tiene una excusa legítima para no obedecer a Dios, pues su Espíritu nos ha capacitado para cumplir con su voluntad y mandamientos.

OREMOS: » Gracias Padre, Señor nuestro. No podríamos agradecerte lo suficiente. Te alabamos, por darnos el Espíritu Santo cada día, para facultarnos a hacer y ser, a lo que nos has llamado. Te pido que el Espíritu Santo nos hable a cada uno de nosotros para alentarnos, desafiarnos, convencernos y motivarnos en nuestros corazones para hacer tu voluntad. Nos rendimos a ti Espíritu Santo. Te amamos, te alabamos y bendecimos tu nombre. Y oramos en el nombre de Jesucristo, nuestro Salvador y Señor. Amén.»

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseńanzas. 

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EN TIEMPO DE CRISIS: LO IMPORTANTE ES TENER UNA VIDA FORTALECIDA Y FIRME EN JESÚSCRISTO

Porque queremos tener una vida firme en Dios?, porque eso, nos dará dirección, fruto, paz y una vida diaria enriquecida en Dios. Entonces qué podemos hacer para tener una vida fortalecida en Dios?.

Jesús mismo nos da la respuesta atravez de su Palabra:

MATEO 7:24-25 «Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.»

De acuerdo a éste versículo, toda tormenta, toda tribulación, toda prueba que venga a nuestra vida, la podremos sobrepasar, siempre y cuando estemos fundamentados en la roca que es Cristo Jesús.

Y este fundamento es para toda persona ya sea de 16 o de 78 años porque lo que tengamos dentro de nosotros es lo que hará la diferencia en el mundo. Muchos podrán burlarse de ti, pero cuando vengan las tormentas, las dificultades, el dolor, el sufrimiento o la muerte, la gente que ha construido su vida sobre la roca, tendrá una vida firme y si la construido sobre el fundamento correcto.

COMO TENER UNA VIDA FORTALECIDA Y FIRME?

1. Lo primero es poner a Jesucristo como tu Salvador personal. 

JUAN 3:1-3 » Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

Aquí Jesús le manifestó a Nicodemo que tenia qué nacer de nuevo para entender las cosas de Dios. Nacer de nuevo implica aceptar a Jesús como tu Salvador y Señor.

Este es el principal fundamento para ser firme en Dios, no hay otra manera.

2. Una persona firme es aquella que es guiado por el Espíritu Santo.

JUAN 14:15-18 » Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros… No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.» 

Esta es otra verdad, que cuando nacemos de nuevo, entonces somos sellados por el Espíritu Santo. Nada menos que la Tercera Persona de Dios. Y quiero enfatizar el hecho de que Él está con nosotros todos los días de nuestra vida. Qué privilegió.

Dios sabía que no podríamos vivir la vida separado de Él, porque el Espíritu Santo te empodera para cumplir tus propósitos, para guiarte, para dirigirte y para que tomes las decisiones mas correctas y sabias.

3. Toma tiempo a solas con Dios en oración.

MATEO 6:6 «Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.» 

La oración es el punto de conexión con Dios. Una vida firme tiene una comunión firme con Dios, porque es ahí donde sabes como hablarle, como escucharle, como presentar tus necesidades, como traer las cosas a Dios, tus necesidades, tu gozo, tu paz.

Tienes que enseñarle a tus hijos lo más temprano posible, orando con tus hijos, porque sino lo haces desde pequeños, no los prepararás para la vida. Ellos deben creer por sí mismos que Dios es su Dios y que no deben depender de nosotros sino de Dios. Por eso deben de tener tiempo de oración personal cada día.

Esto debe ser una disciplina diaria en tu vida.

4. Una vida firme está fundamentada sobre las enseñanzas de la Palabra de Dios, la pone en practica y la obedece.

SANTIAGO 1:25 » Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.» 

Una cosa es oír la Palabra y otra es aplicarla. Por eso debemos traer la Biblia a la Iglesia para escucharla, leerla y permitirle que nos ministre, y nos transforme.

Sino lees y meditas en la Palabra, ademas en la Iglesia, sino cada día en tu casa, no tendrás versículos que declarar en tiempos de dificultad.

El declarar la Palabra y creerla es poner nuestra fe en acción. Por eso te invito a que leas en voz alta los siguientes versículos:

SALMO 91:1-10 «El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quién confiaré. Tú me librarás del lazo del cazador, de la peste destructora. Con tus plumas me cubrirás, y debajo de tus alas estaré seguro; tú eres mi escudo. No temeré el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a mi lado mil, y diez mil a mi diestra; mas a mi no llegará. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por mi habitación, no me sobrevendrá mal, ni plaga tocará mi morada.»

Asimismo, debemos obedecerla. Cada vez que meditamos en la Palabra de Dios, ajústate a lo que dice la Palabra, entonces, veras la mano de Dios sobre tu vida, bendiciéndote a ti y a tu familia.

Obedecer a Dios debe ser la norma de todo cristiano.

5. Ver a Jesucristo como la fuente de nuestra fortaleza.

FILIPENSES 4:13 «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.»

El Apostol Pablo fue encarcelado, golpeado, apedreado, y a pesar de eso, nunca lo desanimaron, ni nunca renunció a Cristo Jesús, porque su fundamento era solido.

No lograron pararlo porque él era fuerte en la Palabra de Dios, firme en su obediencia, firme en su relación con Dios y porque él sabia en su corazón que la fortaleza de su vida era su relación personal con Jesucristo.

Por eso cada mañana deberíamos decir: «Padre, quiero agradecerte que tú eres mi fortaleza en este día.» Ya que cuando declaramos esta verdad, invitamos al Dios Todopoderoso a nuestras vidas.

6. Rápido para olvidar y perdona facilmente.

MATEO 5:44 «Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;»

Aquel que no perdona se afectará corporal, emocional y espiritualmente, porque una persona firme tiene cuidado de cómo se relaciona con la gente.

Asimismo, puede obstruir su relación con Dios, contristar al Espíritu Santo ya que la intención de Dios es que camines en santidad.

7. Un hombre o una mujer fortalecida es firme en su fe, cree en la Palabra de Dios, tiene paz interna, resiste las tormentas de la vida y aprende de ellas.

JOSUE 1:5 «Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.»

Una persona firme en Dios, tiene fe en lo que Él dice en su Palabra, y esta confiado para cuando vengan las crisis, no le pregunta a Dios: porque estoy enfermo?, porque perdí mi trabajo?, o porque perdí mi dinero?; sino que se afirma en Dios, se fortalece, tal como le sucedió al Apostol Pablo después de todos los incidentes y dificultades, le sirvió a Dios para que escribiera la mayoría de los Libros del Nuevo Testamento.

Esas tribulaciones sirven para que seas la persona que cumpla los propósitos de Dios, lleves a cabo su voluntad y que tengas una vida firme y fortalecida. 

2 REYES 6:   «Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?. Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.» 

Al meditar en esta Palabra, podemos discernir que cuando estamos firmes en Cristo Jesús, tenemos la seguridad de que no estamos solos, y tenemos la seguridad de que los ángeles de Dios están alrededor nuestro protegiéndonos para salvarnos de toda situación adversa.

Si has leído este mensaje, estoy seguro que tu anhelas tener una vida firme en Dios porque entonces harás prosperar tu camino y saldrás victorioso de toda situación adversa. Pero lo primero que tienes que hacer es venir a Dios con una actitud de rendición, pidiéndole que venga a morar a tu corazón y nazcas de nuevo.

OREMOS: Padre celestial, vengo delante de tu presencia, para pedirte que perdones mis pecados, me arrepiento de ellos. Ven a morar a mi corazón. Muéstrame tus caminos. Quiero hacer tu voluntad. Lávame con la preciosa Sangre de tu Hijo Jesucristo, inscríbeme en el Libro de la Vida. Envía tu Santo Espíritu para que more en í, me guíe y dirija mis pasos conforme a tus mandamientos y preceptos. Te lo pido en el nombre poderoso de Jesucristo. Amén.

FUENTE; Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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