Categoría: Gracia

QUE HACER ANTES DE RECIBIR EL MILAGRO DE DIOS

HECHOS 1: 13-14 “Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.”

Se entiende por aposento alto, el mismo lugar donde los discípulos tomaron la cena de la pascua con Jesús; ellos debían volver a ese mismo lugar. Pedro tuvo que inspirar a la gente para que permanecieran en aquel lugar. Finalmente, quedaron ciento veinte personas, de muchas más que habían llegado. Los que permanecieron y perseveraron en aquel lugar, fueron los que vieron el milagro de recibir el bautismo del Espíritu Santo. Si, que difícil es obedecer sin conocer todas las cosas, a veces es más desesperante el obedecer y no ver inmediatamente los resultados.

¿Por cuánto tiempo estás dispuesto a obedecer, sin ver que algo pase?

Hoy veremos 5 cosas que debemos estar haciendo antes de recibir un milagro:

1- PERSEVERA EN EL LUGAR ADECUADO. (Mateo 6:6)(Hab.2:1)

Debes repetirte a ti mismo: Aquí es donde dijo Dios, y aquí me quedo. Pero muchas personas comienzan a desesperarse e irse. Pero a ti, que nadie te desmotive, por causa de que ellos no fueron capaces de esperar. A veces, en nuestra vida espiritual, renunciamos a nuestros milagros por dejar de obedecer en el tiempo que es requerido para que la promesa se manifieste.

2- NO MIRES A LOS SE HAN DESANIMADO. (Nehemías 4:2, 6)

La Biblia claramente nos dice que no hay recompensa para aquel que pone las manos en el arado y mira atrás. También nos dice que no nos cansemos de hacer el bien porque, a su tiempo, segaremos, si no desmayamos. Muchas veces, nosotros mismos hemos cancelado nuestro milagro porque vemos a los que están a nuestro alrededor desanimados, y no somos capaces de esperar por aquello que Dios prometió. Una de las cosas más grandes de la fe de una persona es su capacidad de esperar, y de permanecer firme, y que su fe no sea cancelada porque no conoce todo, y no sabe por cuánto tiempo más tiene que esperar.

3- NO VEAS LO NATURAL. (1 Cor. 2:14)

A veces, no entendemos que, en el mundo espiritual, las cosas ocurren instantáneamente, pero en el mundo natural hay ciertos procesos que no podemos obviar, hay cosas que tienen que ocurrir primero. Sin darnos cuenta, nos unimos con gente que nos desaniman, porque comienzan a rendirse. A Cristo le pasó; sus discípulos se desmotivaron un día cuando Jesús empezó a hablar de cosas complicadas. Ellos le dijeron al Maestro que la gente se estaba yendo, porque no todo el mundo resiste. Por eso es que tienes que saber que no es tan solo

obedecer a Dios sin saber todo lo que quisieras, es también hacerlo por el tiempo que sea necesario hasta que se suceda el milagro.

4- RODEATE DE LOS QUE PERSEVERAN UNÁNIMES EN ORACIÓN Y RUEGO. (Hechos 1:13-14)

Tú no has sido llamado a perseverar solo; tienes que hacerlo con un grupo de personas que esté orando en el mismo sitio en que tú estás. Por eso, es importante saber a qué grupo te unes. ¿Eres de los que persevera, o de los que se rinde? La gente piensa que esperar es no hacer nada. Debes entender que tu tiempo de espera no es por nada, sino que este es un tiempo de oración, es tiempo de declarar que vas a permanecer firme. La oración que estaba haciendo aquel grupo no era para recibir el Espíritu Santo, porque ellos ya habían tenido la promesa. La oración que estaban haciendo era para perseverar allí, en el lugar a donde Dios los había enviado. La oración era para que nada los sacara de su fe y convicciones. Tiene que haber un día en que te puedas unir a un grupo de personas y puedas perseverar en esa oración y conexión divina, para que nada ni nadie te mueva de lo que Dios tiene preparado para ti.

5- NUNCA RENUNCIES A TU MILAGRO. (Marcos 5:25-29)

Cuando tu mente te diga que debes renunciar, ahí es cuando tienes que doblar tus rodillas; cuando tu mente te diga que tus hijos no se van a convertir, ahí es cuando debes perseverar orando, para seguir creyendo que se van a convertir. Dios te promete que, si crees en él, serás salvo tú y tu casa; tu oración no debe ser que sea salva tu casa, sino que permanezcas creyendo esa promesa. Tu mente te va a decir que no lo creas y que no va a ocurrir, la mente te dirá que renuncies; ahí es que necesitas ponerte en oración y declarar la Palabra del Señor, hasta que el milagro ocurra. Y, cuando llegue el día asignado de Dios, el de repente de Dios, es cuando llegará el milagro, cuando menos lo esperes, tus ojos lo verán. Aleluya!

Hay gente que son capaces de perseverar y decir que lo desean tanto que van a esperar lo que tengan que esperar y no se moverán del lugar hasta que reciban lo que Dios prometió que recibirían. Hay que seguir perseverando hasta el último momento. La oración en esta hora es que tu fe se levante en tu corazón para permanecer firme.

Desde hoy, atrévete a moverte al lugar que Dios tiene para ti, a pesar de la incertidumbre. Cuando llegues al lugar que debes llegar, vas a perseverar hasta el momento necesario para que Dios te dé el milagro. Solo el que persevera es el que ve el milagro. Que tu tiempo de espera no te quite la fe; permanece creyendo hasta que la promesa se cumpla. Ora para que tus pensamientos se mantengan en orden, porque la palabra de Dios es firme; lo que Él dijo que haría, lo hará.

Que Dios te bendiga hoy y siempre

FUENTE: Gracias Pastor MIGUEL VARELA por sus enseñanzas

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TU ERES IMPORTANTE PARA DIOS

Hoy quiero hacer una declaración que considero es muy importante en este tiempo: «TU ERES IMPORTANTE PARA DIOS». Sobretodo, si estas pasando por algún problema, dificultad, sufrimiento, dolor o dudas pudieran parecer evidencias de que no le importamos al Señor; pero eso no es cierto.

Algunos de los creyentes más reconocidos en la historia del cristianismo enfrentaron sufrimientos inimaginables, sin dudar del amor de Dios por ellos. Aunque nuestro Padre celestial no nos ha prometido una vida fácil, aun en medio de las pruebas, podemos tener la certeza de que nuestra vida es importante para Él.

Ser importante significa ser de valor para alguien, y para Dios todos sus hijos son valiosos. Nos conoce muy bien a cada uno, incluso nuestros pecados, fracasos y debilidades; y aún así nos ama y nos valora. Hasta en medio del dolor y del sufrimiento que permite en nuestra vida, se interesa por nosotros y cumple sus promesas.

HEBREOS 13: 5 » El Señor ha prometido que no nos dejará, ni nos desamparará, y lo cumplirá.»

Cuando el apóstol Juan escribió su primera epístola era un hombre de 80 o 90 años. Su carta fue dirigida a los cristianos, y en los primeros tres versículos del capítulo 3, los alentó a considerar al amor que Dios demostró al salvarlos.

1 JUAN 3: 1-3 “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”.

La salvación comienza cuando aceptamos que estamos separados de Dios por nuestros pecados. Luego, al reconocer quién es Jesucristo y lo que hizo en la cruz, confiamos en que puede salvarnos, perdonar nuestros pecados y reconciliarnos con Dios. Una vez que somos salvos, somos transformados para siempre y nunca más podremos volver a ser quienes éramos sin Cristo, pues hemos sido unidos con Dios por toda la eternidad. La garantía de esa seguridad es el Espíritu Santo, quien ha venido a morar en nosotros para siempre.

Como hijos de Dios, somos sensibles al pecado, sensibles a nuestra relación con Dios, sensibles a la Palabra de Dios, y deseamos leer la Biblia y llevar una vida obediente y consagrada. Cada vez que pecamos tenemos la opción de venir ante el Señor para que nos purifique; pero si continuamos en esa desobediencia, nos disciplinará con amor, pues es nuestro Padre celestial. Aunque permite que las pruebas lleguen a nuestra vida por diversas razones, en ocasiones las usa para que regresemos a Él arrepentidos.

EVIDENCIAS DE QUE SOMOS IMPORTANTES PARA DIOS

Aunque puede que sintamos que no somos valiosos para nadie en este mundo, como hijos de Dios sí somos muy importantes para Él, y Juan provee evidencias que demuestran lo mucho que Dios nos cuida.

1. El gran amor que nos ha dado. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre” (1 Jn 3.1). Su gran amor se expresa en todo lo que ha hecho por nosotros.

  • Nos salva. Dios llegó a nuestra vida por medio de su Palabra para abrir nuestra mente y corazón y que pudiéramos entender el evangelio de Jesucristo. El Espíritu Santo nos convenció de nuestra condición pecaminosa y de nuestra necesidad de ser perdonados. Al reconocer que solo Jesucristo puede salvarnos, confiamos en Él para recibir el perdón de nuestros pecados.
  • Nos santifica. El Señor nos ha separado para que vivamos solo para Él. Su Espíritu ahora está sentado en el trono de nuestro corazón, guía nuestra vida, nos da entendimiento de su Palabra, nos capacita para obedecerle y nos transforma a la imagen de su Hijo.
  • Suple nuestras necesidades. Dios ha prometido suplir cada una de las necesidades de sus hijos “conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Fil 4.19). Además de darnos salvación, Dios se compromete a suplir todas nuestras necesidades porque se interesa por nosotros. Sus recursos son inagotables y nuestras bendiciones en Cristo son abundantes.
  • Envió al Espíritu Santo a morar en nosotros. Una vez que fuimos salvos, el Señor envió a su Espíritu Santo a morar en nuestra vida. Sin Él seríamos incapaces de vivir como Dios desea. El Espíritu Santo es quien nos equipa para que lleguemos a ser la persona que Dios desea.

2. Somos llamados hijos de Dios. “ahora somos hijos de Dios” (1 Jn 3.2). Todos comprendemos el amor tan especial que los padres tienen hacia sus hijos, pero eso es solo una sombra del gran amor y cuidado que Dios tiene por sus hijos. Él ha derramado sobre nosotros promesas y bendiciones espirituales, y nada podrá jamás separarnos de Él.

3. Nuestra vida aún no es como será. “aún no se ha manifestado lo que hemos de ser” (1 Jn 3.2). Lo que ahora vemos en nuestro mundo y en nuestra condición humana es temporal. Si ponemos nuestra mirada en la sociedad, podríamos desanimados, pues está peor que nunca. Muchos no conocen a Dios, pues lo han ignorado o rechazado (v .1). El ajetreo, las riquezas y los placeres de este mundo amenazan con desviar nuestra atención del Señor y distraernos para que no leamos su Palabra. Sin embargo, necesitamos de la Biblia para llevar una vida como Dios desea. Sus mandamientos no nos privan de nada, sino que al obedecerlos, nos dan aquello que nuestro Padre celestial sabe que es mejor.

4. Seremos semejantes a Él. “Sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él” (1 Jn 3.2). Cuando Cristo regrese seremos transformados para ser como Él. En la porción bíblica que más enseña sobre la resurrección, Pablo escribió: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho” (1 Co 15.20). No solo Dios provee todo lo que necesitamos para llevar una vida consagrada en el presente, sino que también nos esperan muchas más provisiones en el futuro cuando seamos resucitados con cuerpos glorificados. Aunque no sabemos cómo será el cielo, contamos con la promesa de que nuestros nombres han sido escritos en el libro de la vida del Cordero y estaremos con el Señor para siempre.

5. Podemos llevar una vida pura por el poder del Espíritu Santo, glorificándolo por toda la eternidad. “todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Jn 3.3). Nuestra vida es importante porque Dios desea lo mejor para nosotros. Quiere que tengamos vidas puras y santas por el poder del Espíritu Santo. Conocer nuestro futuro glorioso debe motivarnos a obedecer la Palabra de Dios y a dejarnos guiar por su Espíritu.

FUENTE: Gracias PASTOR CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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NUESTRAS CONVICCIONES

Como cristianos, debemos tener convicciones que definan nuestra identidad y determinen nuestro estilo de vida y decisiones.

Y Dios nos ha dado principios bíblicos con el propósito de protegernos, guiarnos, motivarnos y ayudarnos a vivir de acuerdo a su voluntad. Como nuestras convicciones tienen una influencia tan poderosa, debemos examinarlas para determinar si contribuyen o no a nuestro crecimiento espiritual, o si nos acercan o separan de Dios.

Cuando Pedro y Juan fueron lanzados en la cárcel por haber sanado a un hombre cojo, se les amenazó para que no hablasen o enseñasen en el nombre de Jesús. Sin embargo, se mantuvieron firmes en sus convicciones y dijeron:

HECHOS 4: 19-20 “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”.

El verdadero significado de la convicción

La palabra convicción puede ser definida:

  • Una creencia que se sostiene con firmeza. Como el hecho de que estamos seguros de que Jesucristo es el Hijo de Dios, quien ha resucitado y quien es el único camino al cielo.
  • Un sentimiento de culpabilidad que proviene del Espíritu Santo, pues Él es quien convence al mundo de pecado, justicia y juicio (Jn 16.8).

Tales convicciones son las que están relacionadas con nuestra fe. Las mismas deberían tener un efecto decisivo en nuestra conducta y marcar la diferencia cada vez que debamos demostrar nuestras creencias a quienes no piensan igual que nosotros.

LA DIFERENCIA ENTRE CONVICCIONES Y PREFERENCIAS

Al examinar nuestra vida, debemos determinar si vivimos por convicciones o preferencias.

  • Las preferencias son creencias que varían de acuerdo a las circunstancias y que podemos modificar para beneficiarnos. Las preferencias no proveen un cimiento sólido para nuestra vida, pues dependen de lo que nos ocurra, o pueden ser cambiadas si se nos ofrece algo mejor, por lo cual son fácilmente abandonadas ante las tentaciones.
  • Una convicción es una creencia sólida y firme, que está basada en la confianza en la Palabra de Dios. La cual nos hace estar completamente convencidos de su verdad, de tal manera que asumamos una postura sin importar las consecuencias. Las convicciones moldean, no solo nuestras creencias, sino también la manera en la que vivimos y en la que morimos. Definen nuestra identidad y proveen una dirección sólida que nos mantiene en el camino correcto sin importar las circunstancias o tentaciones que enfrentemos.

CARACTERÍSTICAS DE UNA PERSONA CON CONVICCIONES.

Nuestra meta como creyentes es llegar a ser como Pedro y Juan, quienes se mantuvieron firmes en su fe en Cristo y en la responsabilidad que tenían de proclamar su salvación, sin importar las amenazas que recibieron. Al imitar su ejemplo expresaremos las siguientes características:

  • Sentido de propósito. Sabemos hacia donde nos dirigimos y andamos por un camino definido para llegar ahí, al buscar aquello que va de acuerdo con nuestra identidad en Cristo y al dejar a un lado lo que no sea de su agrado. En vez de imitar a la mayoría, o buscar nuestro propio placer, seguimos los principios bíblicos, al buscar la voluntad de Dios para abstenernos de los pecados que nos rodean.
  • Fe en Dios para poder vivir con convicciones. La fuerza que nos permite mantenernos firmes en nuestras convicciones proviene de la fe en Cristo como nuestro Salvador y de la Palabra de Dios.
  • Valentía ante los desafíos. Es fácil mantener convicciones firmes cuando estamos en la iglesia, rodeados de personas que piensan igual que nosotros. Pero si nos rodean personas que creen que los cristianos somos intolerantes y tontos, necesitamos valor para declarar que somos seguidores de Cristo y para proclamar la Palabra de Dios.
  • Perspectiva en mente. Antes de rendir nuestras convicciones o de negar lo que realmente creemos, debemos examinar los efectos a largo plazo que sufriremos al hacerlo.
  • Fortaleza inusual. Desde el momento en que fuimos salvos, el Espíritu Santo vino a vivir en nosotros y nos selló como hijos de Dios (Ef 4.30). Él es nuestro consolador, quien nos capacita para comprender la verdad y nos da la fortaleza física, emocional y espiritual para hacer lo correcto en medio de las pruebas y las dificultades (Jn 14.26). Nunca estaremos solos al ser firmes en nuestras convicciones, pues el Espíritu de Dios está siempre con nosotros para ayudarnos en lo que fuese necesario.
  • Entendimiento adecuado. El Espíritu Santo es quien nos da el discernimiento para reconocer la mentira. Las promesas del mundo de felicidad, prosperidad y placer para los que comprometen las convicciones bíblicas son un gran engaño. De manera que, si basamos nuestras convicciones en nuestras propias ideas, deseos y satisfacciones, nos encaminaremos al desastre. Es al vivir de acuerdo a las convicciones que provienen de Dios que podemos evitar las consecuencias de seguir los valores de este mundo.

¿PORQUE CLAUDICAMOS DE NUESTRAS CONVICCIONES?

  • El temor a las críticas. Vivimos en una sociedad donde muchos proclaman tener el derecho de hacer lo que les conviene. Es por eso que somos criticados al mantenernos firmes en nuestras convicciones cristianas, o al proclamar lo que Dios enseña acerca del estilo de vida pecaminoso que otros llevan.
  • El temor al rechazo. Si expresamos lo que creemos, o si vivimos de acuerdo a nuestras convicciones cristianas, puede que no seamos aceptados por quienes viven de acuerdo a sus propios deseos. Sin embargo, no debemos sacrificar esas convicciones para complacer a los demás, pues podemos perder las bendiciones que Dios nos ha preparado.
  • El temor a las pérdidas. En ocasiones, nos negamos a mantenernos firmes en nuestras convicciones, por temor a llegar a perder a nuestros amigos. Sin embargo, cualquier persona que trate de alejarnos de los caminos del Señor no es verdaderamente nuestro amigo.

Es tiempo de que los hijos de Dios nos mantengamos firmes, sin importar las consecuencias. Nuestra prioridad debe ser agradar a Cristo para que seamos hallados fieles a Él y a su Palabra.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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EL AMOR DE DIOS

Jesús habló con muchas personas en su vida, gente de toda clase y de todo tipo de personas y una noche tuvo un visitante quien le dijo:

JUAN 3:1-3 » 1Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. 2Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. 3Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.» 

Aquí Jesús le explica a Nicodemo lo que es nacer de nuevo y lo que es la salvación.

JUAN 3:16-18 «’16Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. «

Jesús le mando el plan de salvación para toda la humanidad. Así que el versículo mas memorable de toda la Biblia es Juan 3:16 «Porque de tal manera amo Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.»

Sí tuviera un solo versículo que darle a alguien para llevarlo a Cristo , sería este. y sería suficiente también para salvar a las otras 6 billones de personas.

Una cosa es recitarlo y otra cosa es entender lo que significa. Para lo cual, le daré respuesta contestando 5 preguntas:

1. Quien es este Dios?

Jesús dijo: «porque de tal manera amó Dios al mundo».

Hay muchos dioses por ahí, es mas todas las religiones tienen dioses distintos, pero al escuchar a otras personas de esos dioses, nos percatamos que carecen de muchas cosas, porque hay un solo Dios verdadero y su nombre es Jehová.

Nuestro Dios, aparece desde el primer versículo de la Biblia: «En el principio creo Dios los cielos y la tierra». Aquí vemos a un Dios activo, haciendo algo, creando al mundo, dando inicio a la humanidad y lo hace aquí en la tierra. De ahí que nosotros servimos al único Dios verdadero, a un Dios creador, quien está detrás de todo y en medio de todo. Servimos a un Dios vivo y eterno.

Y es por eso que la Biblia, es la expresión de Dios, una expresión de su amor, de su bondad, de su misericordia, de su juicio, de su amabilidad, de su corrección, de su disciplina. Y aquí está, la Palabra viva del Dios vivo. Y en un solo verso encontramos lo que puede cambiar nuestra eternidad.

2. Que clase de amor es éste?

Para comprenderlo, debemos comparar el amor humano y el amor de Divino.

El amor humano es un afecto intenso por otra persona, basado en las emociones y sentimiento que pueden cambiar de un momento a otro, es decir es un amor incondicional.

Sin embargo, el amor de Dios no es así. El amor de Dios es puro, es duradero, incondicional, y no se base en lo que hagamos o no, es eterno y siempre ha existido.

El mejor ejemplo del amor de Dios es el hijo pródigo, se fue de su casa, lo tenia todo, malgasto su dinero y su vida y terminó en un cochinero. Pero se recordó que tenía un padre amoroso y decidió volver a su casa.

Cuando estaba regresando, su padre lo avisto y vino a encontrarlo con los brazos abiertos, lo beso y lo recibió, abrazándole y amándole.

De la misma manera, nosotros recibimos el amor incondicional de Dios y lo demostró enviando a su Hijo Jesucristo a morir por nosotros. NO solo vino como Maestro, sino con el propósito de morir como sustituto en tu lugar y en el mío para expiar y pagar por nuestros pecados.

Su muerte fue un sacrificio para que al pedirle que perdone nuestros pecados, pueda perdonarnos.

Por lo tanto, nosotros dependemos total y absolutamente de la muerte de Jesucristo para el perdón de nuestros pecados.

De ahí que podemos decir, que el amor de Dios fue un amor sacrificial, no humano e incondicional.

Este es el carácter del amor de Dios, expresado en Juan 3:16. Por eso es que es tan hermoso el amor de Dios.

3. Cual es el objeto de su amor?

Cuando Jesús dice: «porque de tal manera amo Dios al mundo». Esta expresando que su amor abarca cada persona que ha nacido y que nacerá hasta el día que Jesucristo venga de nuevo.

Mire!. El que Dios nos ame es una indicación de su actitud hacia nosotros, sin embargo, no significa que pasará por alto el pecado. Y es que Dios nos ama, pero para que tengamos una relación con Él, aceptar a Jesús como nuestro Salvador, respondiendo a su amor, entregándonos a Él. completamente.

4. Cual es el regalo?

«porque de tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito». Jesús es el Don de Dios para nosotros.

Quien vino por nosotros. NO hay regalo mas grande que el unigénito Hijo de Dios y Él mora en el corazón de cada creyente. Él es el Don de Dios para nosotros.

Para que todo aquel que en Él crea. En quien?. En Jesús, en el Hijo de Dios y como resultado de eso, reconocer nuestra pecaminosidad para entregarnos a Él, al único Salvador. El único que resucito para demostrar que todo lo que dijo es cierto. Y no hay Dios como Él.

5. Cual es el propósito del amor de Dios?

«Dios amó al mundo, para que no se pierda mas tenga vida eterna»

Mire!

Solo tiene dos opciones, y quizás está al borde de la muerte y se pregunte por cuál senda va?, va por una de dos sendas: la vida eterna con Cristo Jesús o a la perdición donde estará eternamente separado de Dios.

Escuche bien!. Ni el dinero, ni las obras le salvaran, solo una cosa nos puede salvar y eso es la cruz de Cristo Jesús. No por obras de justicia, sino por su misericordia Él nos salvó. Así que al morir ira aun de dos lugares, el cielo o el infierno.

Nosotros los que hemos aceptado a Jesucristo, tenemos nuestros nombres escritos en el Libro de la Vida, no moriremos, por lo tanto, no debemos preocuparnos al dejar de respirar porque empezaremos a vivir.

No lo digo yo, sino que CristoJesús: Porque de tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su unigénito Hijo de Dios para que todo aquel que en Él crea, no se pierda mas tenga vida eterna.

Y ahora podemos tener el Don de la vida eterna con solo pedírsela a Dios, basándonos en el sacrificio de Cristo, quien fue nuestro sustituto y pago el precio de nuestros pecados.

Para tener este Don de la vida eterna, repita conmigo la siguiente oración: «Padre celestial, vengo delante de tu presencia, reconociendo que soy un pecador y que he pecado contra ti. Me arrepiento de ello y ahora te pido que vengas a morar a mi corazón , me llenes con tu presencia y hagas de mí una nueva criatura y siga tus mandamientos y preceptos. Te lo pido en el nombre de Jesús, tu Hijo amado Jesucristo. Amén.»

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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