Categoría: Paz

El Verdadero Regalo de Navidad: Jesucristo, el Hijo que Nos Reconcilia

Hoy nos reunimos para reflexionar sobre el verdadero significado de la Navidad. Aparte de las luces, regalos y festividades, quiero invitarles a ir más profundo, y contemplar la grandeza de lo que realmente celebramos.

Navidad es la celebración del regalo más extraordinario que la humanidad ha recibido: el Hijo de Dios Jesucristo. El profeta Isaías lo declara con majestuosidad en:

ISAIAS 9:6: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”

Este versículo nos transporta al corazón del mensaje de Navidad. No estamos hablando solo del nacimiento de un niño, sino de la llegada del Salvador, del Rey eterno, de aquel que lleva sobre sus hombros la autoridad de todo el universo.

Que significa: “Un hijo nos es dado”. ¡Que Dios nos dio a Su Hijo! No porque lo mereciéramos, no porque lo buscáramos, sino porque Él nos amó primero. Él vio nuestro quebranto, nuestra separación, y decidió actuar. Jesús no fue un plan de emergencia; Él es el cumplimiento del eterno propósito de Dios para salvarnos y reconciliarnos con Él.

Ahora bien, ¿por qué vino este Hijo? La respuesta la encontramos en:

2 CORINTIOS 5:17-21: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”

¡Este es el milagro de la Navidad! Cristo no vino simplemente para ser admirado en un pesebre; vino para transformar vidas, para hacer nuevas todas las cosas. Y no importa cuán lejos hayamos estado, no importa cuán rotas estén las piezas de nuestras vidas: en Cristo hay restauración, hay renovación, hay esperanza, hay un nuevo comienzo.

Así que, mientras celebramos esta Navidad, recordemos las palabras de Isaías: “Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” Este es el motivo de la Navidad: Jesús al que adoramos.

Más que celebrar con regalos o adornos, la Navidad es una invitación a reconciliarnos con Dios, a rendir nuestras vidas al Príncipe de Paz. Y esto lo podemos hacer orando en voz alta conmigo la siguiente oración:

«Padre celestial, hoy venimos ante Ti ,reconociendo Tu inmenso amor al enviar a Tu Hijo Jesús, el único que pudo cargar con nuestros pecados y darnos la vida eterna. Señor, sabemos que te hemos fallado, que nuestras vidas han estado lejos de Ti, pero gracias que en Cristo, tengo esperanza, perdón y un nuevo comienzo.

Señor, transfórmame, limpiame de todos mis peados, derrama Tú paz sobre mi vida y renueva mi corazón, te lo pido en el nombre poderoso de CristoJesús, nuestro Salvador. Amén»

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PORQUE ES IMPORTANTE LA ORACIÓN

Hoy, el Espíritu Santo nos llama a un despertar profundo, a una transformación radical de nuestras vidas, a una comunión auténtica y genuina con nuestro Padre celestial. Escuchad la palabra del Señor en Mateo 6:5-14, donde se nos instruye sobre la oración verdadera y sincera.

Mateo 6: 5-14 «5Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 6Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. 7Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. 8No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. 9Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. 14Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.»

Jesús nos advierte contra la hipocresía en la oración. «Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres.» Por lo tanto, no seamos como esos fariseos, que buscan la gloria de los hombres. No busquemos la apariencia de piedad ante los ojos del mundo, sino busquemos la intimidad con Dios en lo secreto. ¡Aleluya!

Entra en tu aposento, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto. Porque es en ese lugar íntimo donde Dios te escuchará, es donde tu clamor será oído, es donde tu alma encontrará refugio y fortaleza. No necesitas palabras elaboradas ni discursos largos, porque nuestro Padre sabe de qué cosas tenemos necesidad antes de que se lo pidamos. ¡Gloria a Dios!

Jesús nos enseñó a orar con el corazón, con sencillez y humildad: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.» Cuando pronunciamos estas palabras, estamos declarando la santidad de Dios, estamos clamando por Su reino, estamos sometiendo nuestra voluntad a la Suya. ¡Aleluya!

«El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.» No pedimos riquezas ni abundancias, sino lo necesario para cada día. Confiamos en la provisión diaria del Señor, sabiendo que Él es fiel y no nos dejará faltar. Y pedimos: «Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.» El perdón es fundamental en nuestra relación con Dios y con los demás. Si no perdonamos, ¿cómo podemos esperar ser perdonados? ¡Escuchad la palabra del Señor!

«Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.» Aquí reconocemos nuestra debilidad y dependencia total en Dios para resistir la tentación y el mal. Y proclamamos que todo el poder y la gloria pertenecen a nuestro Dios eterno. ¡Gloria y honor al Rey de reyes!

Hoy es tiempo de volver al corazón de la oración. No más vanas repeticiones, no más apariencias. Que nuestra oración sea un reflejo de nuestra verdadera fe, de nuestra confianza absoluta en Dios. Que busquemos Su rostro con un corazón sincero y humilde, sabiendo que Él es nuestro refugio, nuestro sustento, nuestro todo.

Somos llamados por el Espíritu Santo a la acción. Nos llama a perdonar a aquellos que nos han ofendido, a soltar toda amargura y resentimiento. Nos llama a confiar en la provisión diaria de Dios, a depender completamente de Su gracia. Nos llama a orar con fervor y pasión, no por ser vistos por los hombres, sino por anhelar la comunión con nuestro Padre celestial.

Levantémonos, Iglesia de Cristo, con valentía y osadía. Seamos luz en medio de la oscuridad, seamos sal en un mundo sin sabor. Que nuestras vidas sean un testimonio vivo del poder transformador de Dios. Que nuestras oraciones sean una llama encendida, un fuego que nunca se apaga, alimentado por el Espíritu Santo.

Que el Señor nos fortalezca, nos guíe y nos llene de Su Espíritu. Que Su voluntad se haga en nuestras vidas, así en la tierra como en el cielo. Y que todo lo que hagamos sea para la gloria de Su nombre, porque Suyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Para ser una persona de oración efectiva, aquí tienes algunas aplicaciones prácticas basadas en Mateo 6:5-14:

1. **Establece un Lugar Secreto para Orar:** Encuentra un lugar tranquilo y apartado donde puedas estar a solas con Dios. Puede ser una habitación en tu casa, un rincón en tu jardín, o cualquier lugar donde puedas cerrar la puerta y orar sin distracciones. Este lugar se convertirá en tu santuario personal de oración.

2. **Fija un Tiempo Diario para Orar:** Dedica un tiempo específico cada día para la oración. Puede ser por la mañana antes de comenzar tu día, al mediodía, o por la noche antes de dormir. Sé consistente con este tiempo y hazlo una prioridad en tu rutina diaria.

3. **Ora con Sinceridad y Humildad:** Evita las oraciones largas y repetitivas que carecen de significado. En lugar de eso, habla con Dios de manera sincera y desde el corazón. Reconoce Su santidad, busca Su voluntad y presenta tus necesidades con humildad.

4. **Usa el Padre Nuestro como Modelo:** Utiliza la oración del Padre Nuestro como una guía. Puedes desglosarla en partes y profundizar en cada una:

– **Santificado sea tu nombre:** Comienza tu oración alabando a Dios y reconociendo Su   santidad.

     – **Venga tu reino:** Ora por la expansión del reino de Dios en tu vida, en tu comunidad y en el mundo.

     – **Hágase tu voluntad:** Somete tus planes y deseos a la voluntad de Dios, pidiendo que Su voluntad se cumpla en todas las áreas de tu vida.

     – **El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy:** Presenta tus necesidades diarias a Dios, confiando en Su provisión.

     – **Perdónanos nuestras deudas:** Pide perdón por tus pecados y comprométete a perdonar a aquellos que te han ofendido.

     – **No nos metas en tentación:** Pide protección contra la tentación y el mal, reconociendo tu dependencia de Dios para resistir.

5. **Practica el Perdón:** Revisa tu corazón y asegúrate de no guardar rencor o resentimiento contra nadie. El perdón es fundamental para recibir el perdón de Dios. Ora específicamente por aquellos que te han ofendido y pide a Dios que te ayude a perdonarlos sinceramente.

6. **Confía en la Provisión Diaria de Dios:** En tus oraciones, confía en que Dios proveerá todo lo que necesitas día a día. No te preocupes por el mañana, sino vive con la certeza de que Dios cuidará de ti. Agradece a Dios por Sus bendiciones diarias y reconoce Su fidelidad.

7. **Ora con Fe y Expectativa:** Ora con la expectativa de que Dios escucha y responde tus oraciones. Ten fe en Su poder y en Su amor por ti. Mantén un diario de oración donde anotes tus peticiones y las respuestas de Dios, fortaleciendo tu fe al ver Su mano obrando en tu vida.

8. **Involucra la Palabra de Dios en tu Oración:** Lee y medita en las Escrituras como parte de tu tiempo de oración. Deja que la Palabra de Dios inspire y guíe tus oraciones. Ora usando versículos bíblicos, declarando las promesas de Dios y pidiendo que Su verdad se manifieste en tu vida.

9. **Busca la Guía del Espíritu Santo:** Pide al Espíritu Santo que te guíe en tu oración. Deja que Él te revele áreas específicas por las que debes orar y te inspire con las palabras correctas. Permanece sensible a la dirección del Espíritu y obedece Sus impulsos.

Implementando estas prácticas, tu vida de oración se volverá más efectiva, íntima y transformadora. Serás una persona de oración que busca la presencia de Dios con sinceridad y fe, y experimentarás Su poder y gracia de manera tangible en tu vida. ¡Amén!

PORQUE ES IMPORTANTE PARA JESÚS QUE PERDONEMOS?

El perdón es un tema central en las enseñanzas de Jesús y tiene una importancia profunda y multifacética en la vida cristiana. Aquí hay algunas razones clave por las que Jesús enfatiza la importancia del perdón de las ofensas:

  1. Refleja el carácter de Dios:
    • Dios es misericordioso y perdonador. Al perdonar a otros, reflejamos el carácter de nuestro Padre celestial. En Efesios 4:32, se nos dice: «Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como también Dios os perdonó a vosotros en Cristo.»
    • Jesús mismo demostró este carácter en la cruz, cuando dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34).
  1. Es un mandamiento de Jesús:
    • Jesús nos enseñó a perdonar como un acto de obediencia. En Mateo 6:14-15, inmediatamente después del Padre Nuestro, Él dice: «Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.»
    • Perdonar no es opcional para los seguidores de Jesús; es un mandato claro y directo.
  1. Libera al ofensor y al ofendido:
    • El perdón libera a ambas partes. Mantener rencor o resentimiento afecta nuestra paz interior y nuestra relación con Dios y con los demás.
    • El perdón sana heridas emocionales y espirituales, y permite a las personas vivir en libertad y paz.
  1. Restablece relaciones:
    • El perdón es fundamental para la reconciliación y la restauración de las relaciones. Jesús enseñó que la reconciliación debe ser una prioridad, incluso antes de ofrecer sacrificios a Dios (Mateo 5:23-24).
    • En la comunidad cristiana, el perdón fomenta la unidad y el amor, esenciales para el cuerpo de Cristo.
  1. Imita el perdón que hemos recibido:
    • Los cristianos han recibido el perdón inmerecido de Dios a través de Jesucristo. Al perdonar a otros, estamos imitando el perdón que hemos recibido.
    • La parábola del siervo despiadado en Mateo 18:21-35 ilustra cómo Dios espera que extendamos a otros la misma gracia que hemos recibido.
  1. Es un testimonio para el mundo:
    • El perdón radical y sincero es un testimonio poderoso del amor y la gracia de Dios al mundo. En un mundo lleno de venganza y rencor, el perdón se destaca y muestra la diferencia que Cristo hace en nuestras vidas.
    • Jesús dijo que el amor que mostramos unos a otros es una señal de que somos Sus discípulos (Juan 13:35), y el perdón es una expresión profunda de ese amor.

En resumen, el perdón es crucial porque refleja el carácter de Dios, es un mandato de Jesús, libera y sana a las personas, restablece relaciones, imita el perdón que hemos recibido y sirve como un poderoso testimonio al mundo. Perdonar es vivir de acuerdo con la gracia y el amor que hemos recibido en Cristo, y es una parte integral de nuestra vida como seguidores de Jesús.

QUE RESULTADOS TRAE PARA NUESTRAS VIDAS EL PERDONAR NUESTRAS OFENSAS

Perdonar las ofensas trae múltiples beneficios espirituales, emocionales y físicos para nuestras vidas. A continuación, se describen algunos de los resultados más significativos:

  1. Paz Interior y Sanidad Emocional:
    • El perdón libera a la persona del peso del rencor y la amargura, permitiendo experimentar una profunda paz interior.
    • La sanidad emocional es un resultado directo del perdón. Al dejar ir las ofensas, las heridas del pasado comienzan a sanar, y el dolor asociado disminuye.
  1. Mejora en las Relaciones:
    • El perdón abre la puerta a la reconciliación y la restauración de las relaciones rotas. Permite que las personas reconstruyan la confianza y el entendimiento mutuo.
    • Fomenta un ambiente de amor, respeto y unidad en la familia, la iglesia y la comunidad.
  1. Libertad Espiritual:
    • El perdón nos libera de la esclavitud del odio y el resentimiento, permitiendo que nuestras almas prosperen en libertad y gozo.
    • Nos permite vivir en una comunión más profunda con Dios, ya que el rencor no obstaculiza nuestra relación con Él.
  1. Beneficios Físicos:
    • Estudios han mostrado que el perdón puede tener efectos positivos en la salud física, como reducir el estrés, la presión arterial y mejorar la calidad del sueño.
    • Aliviar el resentimiento puede disminuir el riesgo de problemas cardíacos y fortalecer el sistema inmunológico.
  1. Obediencia a Dios y Bendición Espiritual:
    • Perdonar es obedecer el mandamiento de Jesús, y esta obediencia trae bendiciones espirituales. Al alinearnos con la voluntad de Dios, experimentamos Su favor y Su gracia de manera más plena.
    • Jesús dijo en Mateo 6:14-15 que si perdonamos a otros, nuestro Padre celestial también nos perdonará. Este acto de perdón abre la puerta a recibir el perdón de Dios por nuestras propias faltas.
  1. Mejor Autoestima y Autocompasión:
    • Perdonar a otros puede mejorar nuestra autoestima, ya que nos ayuda a dejar de identificarnos como víctimas y a recuperar nuestro sentido de valor y dignidad.
    • Nos enseña a ser más compasivos con nosotros mismos, reconociendo que todos cometemos errores y necesitamos perdón.
  1. Ejemplo Positivo y Testimonio:
    • Perdonar a otros puede ser un poderoso testimonio de la gracia y el amor de Dios en nuestra vida. Muestra a los demás el poder transformador del evangelio.
    • Sirve como un ejemplo positivo para quienes nos rodean, enseñándoles la importancia del perdón y la reconciliación.
  1. Fortalecimiento del Carácter Cristiano:
    • El acto de perdonar moldea nuestro carácter, ayudándonos a desarrollar virtudes como la humildad, la misericordia y la paciencia.
    • Nos hace más semejantes a Cristo, quien perdonó incluso a aquellos que lo crucificaron.
  1. Liberación del Pasado:
    • Perdonar nos ayuda a dejar atrás el pasado y a no quedarnos atrapados en viejos resentimientos. Nos permite vivir plenamente en el presente y mirar hacia el futuro con esperanza.

En conclusión, el perdón trae una transformación integral en nuestras vidas, afectando positivamente nuestra salud espiritual, emocional y física. Nos libera del peso del rencor, mejora nuestras relaciones y nos alinea con la voluntad de Dios, permitiéndonos vivir en paz y plenitud. El perdón no solo beneficia a aquellos a quienes perdonamos, sino que también enriquece y bendice profundamente nuestras propias vidas.

QUE DIOS TE BENDIGA ABUNDANTEMENTE !

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QUE HACER CUANDO NUESTRAS CARGAS PARECEN INSOPORTABLES

Cuando sientes una carga grande en tu corazón, y te sientes desanimado, desesperanzado y muy agobiado, ¿dónde buscas alivio?, ¿recurres a alguien o algo en busca de consuelo o una forma de escape?. Pero hoy te quiero decir que hay una mejor opción, venir a CristoJesús. MIra lo que Él dijo:

MATEO 11:28, “Venid a mí todos los que estáis trabajados y agobiados, y yo os haré descansar».

En la Biblia, dos tipos de cargas son mencionados:

1. Las Cargas del Señor. En el Antiguo Testamento, un divino mensaje de Dios dado a un profeta fue llamado una carga o un oráculo. Muchos veces, estas profecías eran una declaración de la voluntad de Dios como un juicio inminente sobre una persona o una nación. Hoy, podemos sentir una carga por orar o ayudar a alguien cuando el Espíritu le traiga esa persona a la mente. O algún sentido de urgencia por predicar las verdades de La Palabra de Dios a la congregación. Estas indicaciones, producen en nosotros una urgencia, y un sentido de la responsabilidad tal como lo experimentaron los profetas.

2. Las Cargas Cotidianas. Vivimos en un mundo caído, y siempre tendremos pruebas que debemos soportar, pueden venir de varias formas, ya sea financieros, de salud, de relaciones familiares, problemas en el trabajo, abuso, arrepentimientos pasados y pecados, dolencias físicas o la muerte de seres queridos. Todas o cada una de ellas, pueden hacernos sentir agobiados más allá de lo que podamos soportar.

Pero!, Jesús ofrece una solución.

1. Nos hace la siguiente invitación. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). El Hijo del Dios viviente, quien es soberano sobre todas las cosas y tiene todo el poder, siempre está dispuesto y es capaz de venir a nuestra ayuda, porque nada es demasiado difícil o pesado para Él puesto que Él, fue quien cargó con nuestros pecados en la cruz del Calvario, y ciertamente llevará nuestros cargas, cualquiera que sea, una vez que hemos recibido a Jesús como nuestro Señor y Salvador. Él nos invita a venir a Él con nuestras cargas.

  • En oración, admitiendo tu debilidad, diciéndole al Señor lo que es agobiante en tu vida, y pidiéndole Su ayuda.
  • Entrégale a Él tu carga. Estás invitado a lanzar todos tus ansiedad en Él porque Él se preocupa por vosotros (1 Pedro 5:7), y Él promete sostenerte para que no seas sacudido (Sal. 55:22). Puede que Él no levante tu carga, pero Él te fortalecerá para soportarlo.

2. Proseguir de acuerdo a este mandato. “Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí… porque Mi yugo es suave, y Mi carga es liviana” (Mateo 11:29-30). Un yugo es un marco de madera colocado sobre los cuellos de dos bueyes para distribuir uniformemente el peso y alinearlos mientras caminan juntos. En el tiempo de Jesús, la gente estaba bajo el yugo del Imperio Romano y el religioso de los fariseos, quienes impusieron pesadas cargas de legalismo, que incluso, ellos mismos no pudieron sobrellevar. Jesús les dijo a los que estaban cansados de ese legalismo, que intercambiaran esos yugos, tomando el Suyo y aprendiendo de Él.

Para tomar su yugo, confesamos nuestros pecados y recibimos a Jesús como nuestro Señor y Salvador. Como sus discípulos, respondemos con gratitud y amor, viviendo una vida piadosa de entrega y obediencia. Asi que cuando vengan las cargas diarias de la vida, Él nos ayuda a llevarlas y nos enseña a caminar a través de ellos con paz y confianza en Él, para que no se vuelvan insoportables.

3. Esta es la Garantía. “Porque soy manso y humilde de corazón”(Mateo 11:29). El carácter de nuestro Salvador es un gran consuelo para nosotros cuando nos sentimos agobiados. Él nunca nos condena y nos invita a venir a Él en tiempo de necesidad (Juan 6:37). Él nos trata amablemente y se ofrece para ayudarnos a llevar nuestras cargas pesadas.

4. Esta es la Promesa. “Encontraréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29). Cuando confiamos en Jesús para salvación y para cada carga diaria, Él nos da la seguridad eterna, y la paz en nuestros corazones. Mientras mantenemos nuestro enfoque en Él, Él reemplaza la confusión, el miedo, la ansiedad, la ira y la frustración con tranquila confianza en Él. Además, Él viene a nuestro lado a llevar nuestras cargas para que no las sintamos tan pesadas. Incluso, aunque la carga permanezca, nuestras almas estarán en paz porque confiamos en Él.

Nuestra primera respuesta cuando las pruebas de la vida se vuelven pesadas debería ser venir a Cristo, tomar su yugo y aprender de él. No importa lo que estemos enfrentando, Él es suficiente para sustentarnos.

Para que esto sea posible en nuestras vidas, debemos estar dispuestos a entregarnos a Dios, aceptando a Jesús como nuestro Salvador y haciendo la siguiente oración en voz alta:

«Padre Celestial, te pido que perdones mis pecados, que vengas a morar a mi corazón, hagas de mi una nueva criatura, que te sirva, que abres mis ojos espirituales, me muestres tu voluntad para mi vida. Lávame con la preciosa Sangre de Jesucristo y lléname de tu Santo Espíritu. Hago un nuevo pacto contigo de seguir tus mandamientos y tus preceptos, en el nombre de Jesús. Amén.»

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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QUE SIGNIFICA LA NAVIDAD?

Estamos próximos a celebrar La Navidad (25 Diciembre) y muchos se preguntarán, cuál es el verdadero significado de la Navidad?, pero, para ello tenemos que ir a la Palabra de Dios.

LUCAS 1: 26- 33 “Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Este es el relato del nacimiento del Señor Jesucristo, por lo tanto, la Navidad es la celebración del momento en el cual, Dios vino a la Tierra en la persona de su Hijo amado Jesús, para reconciliar consigo al hombre pecador mediante su muerte expiatoria.

De esto se trata la Navidad. no se trata de pesebres o de pastores sino de la obra del Dios Todopoderoso para redimir a la humanidad.  Nació en el mundo y creció como hombre. Él no se convirtió en Dios, Él ya era Dios y siempre fue Dios. Y vino al mundo por una razón, para que todos pudiéramos convertirnos en hijos de Dios, para que fuésemos reconciliados con Dios, pero tenía que morir en la cruz y de esa manera traernos salvación y tuvieramos una nueva posición en Dios.

CUAL FUE LA MOTIVACIÓN DE DIOS PARA VENIR A SALVARNOS?

  1. No podiamos salvarnos a nosotros mismos. Nunca nadie se ha salvado por ser bueno, la Biblia dice eso, porque nosotros no somos lo suficientemente buenos ya que somos pecadores y no somos salvos por nuestras buenas obras, sino por la Gracia, el amor y la misericordía de Dios. Es decir, que la única condición que puede cambiar la condición de alguien y el rumbo de la eternidad es Jesucristo.
  2. Por su amor incondicional por nosotros. Amor incondicional significa que su amor por nosotros no esta condicionado a nada, no esta condicionado a lo bueno que hagamos, ni a lo que hayamos hecho, ni a lo que haremos, sino por su amor incondicional por nosotros, que nos quiere como sus hijos, para ser salvos, para tener una nueva vida, para escribir nuestros nombres en el Libro de a Vida y anticipar nuestra llegada al cielo un dīa.

Ahora bien!, si Jesús murió por nuestros pecados y vino a salvar al mundo, eso quiere decir que todos son salvos?

NO!, eso significa que pueden ser salvables, porque solo teniendo fe en el Señor Jesucristo hay salvación, ya que Él es el único que murió en la cruz, quien llevó nuestros pecados, por esto es una muerte sustitutiva, ya que Él tomo nuestro lugar y declaró que Él es el camino, la verdad y la vida y solo podremos venir al Dios Padre mediante Él.

Por eso debemos creer en el Señor Jesucristo y aceptar como verdad que Jesús es el Hijo de Dios, nacido de una virgen, el Hijo encarnado de Dios y que fue a la cruz a pagar nuestra deuda de pecado. Y al pedirle perdón y confesar nuestros pecados a Dios, arrepentirse de ellos y entregar su vida a Él, en ese momento nos convertimos en hijos de Dios.

Asi que cuando Cristo viene a una persona que este dispuesto a que Él gobierne y reine en su vida, todo cambia, hay paz, gozo, felicidad, confianza y seguridad. Y aun cuando todo se descontrole en nuestras vidas, podemos seguir firmes porque nuestra confianza está en el Dios Todopoderoso.

Por lo tanto, la Navidad: se trata de Jesús y es la celebración del momento histórico, donde Dios Padre envió a su Hijo amado, Jesucristo para reconciliarnos con Dios y al aceptar a Jesús en su corazón, tener una nueva posición como hijos de Dios y poseer la vida eterna.

Quizas alguien diga: «No soy cristiano, qué hago entonces?». Solo repite conmigo la siguiente oración:

«Padre celestial, vengo delante de tu presencia, pidiéndote perdón por mis pecados, me arrepiento y me aparto de ellos. Declaro que a partir de este momento tu eres mi Señor y mi Dios. Ven a morar a mi corazón. Inscríbeme en el Libro de la Vida y abre mis ojos espírituales para seguir tus mandamientos, tus preceptos y tu voluntad. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.»  

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