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Nuestras Disculpas

Debido a una invasión de viruses, se estuvieron generando mensajes inapropiados fuera de nuestro control, pero ya esta situación se encuentra controlada. Por lo que estaremos enviando nuevos mensajes, esperando que no se vuelva a repetir.

Definitivamente es un ataque del enemigo en contra de la propagación del evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

Sentimos muchos por cualquier inconveniente.

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VALENTIA PARA AFRONTAR OPOSICIÓN

La valentía es vital en la vida de todo creyente en Jesucristo, ya que es necesaria para obedecer a Dios, para hacer lo que nos pida a hacer, para alejarnos de lo que Él quiere que dejemos, para darle lo que Él quiere que le entreguemos, para seguir sus mandamientos, incluso para invitar a alguien a la Iglesia o el testificar a otros de Cristo.

Asimismo, es muy importante enseñarles a nuestros hijos a ser valientes, a no temer, a no echarse para atrás, ser audaces, osados y sobretodo francos.

Podemos decir entonces, que Valentía es seguir instrucciones difíciles frente al peligro, sin detenerse y seguir haciéndolo, sabiendo que es correcto. 

A fin de ilustrar este aspecto, lo complementaremos con la historia de Noe. 

Genesis 6:5-  «Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.»

Se imaginan cuan malvado se había convertido el hombre, inmoral, depravado, vil aun en las intensiones de sus pensamientos, pues todo lo que le interesaba era satisfacer su carne, al punto que Dios se arrepintió de haberlo creado.

Dios mismo sintió una puñalada en su corazón porque se sintió completamente rechazado por el hombre a quien amó desde que lo creó.

Pero que tiene que ver esto con la valentía, la cual no se menciona explícitamente,  pero la verdad!, está ahí.

Le dijo Jehová a Noé:

Genesis 6:14 «Hazte un arca de madera,»

Y te salvaré con esto. Entonces Noé y sus hijos empezaron a cortar mucha madera para poder construir el arca. Seguramente la gente al pasar por ahí, se burlaban de esa situación ya que por ese tiempo en la tierra ni siquiera llovía.

Pero él, nunca desistió aunque fuese criticado. Noé fue valiente y siguió siendo obediente a Dios, hasta que terminó de construirla.

Una mañana se despertaron y lloviznaba. Luego empezó a llover un poco más y un poco más fuerte, los arroyos se llenaron. Ya esto era un asunto serio. Me pregunto cuántas personas al ver aquel arca, se preguntaban si eso tendría algo que ver con lo que estaba sucediendo.

El valiente Noé, su pequeña familia y los animales escogidos estaban a salvo en el arca.

Pero lo que quiero, es que veamos cómo Noé pudo construir esa gran arca en medio de tanta oposición y crítica, y un trabajo arduo durante tanto tiempo, porque esta labor no fue solo de varios días sino años. Como lo logró y tuvo el valor de obedecer a Dios?

1, La seguridad absoluta de que había escuchado a Dios.

Genesis 6: 13-14 «Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra. Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera.

 Noé estaba seguro de haber escuchado a Dios decir: «haz el arca, que entren animales e insectos, Yo cerraré las puertas, confía en mí». Seguridad absoluta de haber escuchado a Dios.

Sino lo has escuchado, pídale a Dios de rodillas: «quiero escucharte, yo sé que tienes un propósito para mi vida, dijiste que el Espíritu Santo viviría en mí. Necesito escucharte. Haré lo que digas, pero necesito escucharte.»

Lo escuchara la primera vez, talvez no!, pero sí está dispuesto a escuchar a Dios, repítalo una y otra vez más, hasta que te hable al corazón.

2. El reconocimiento de la presencia de Dios.

Genesis 6: 9 «Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé.» 

Esta es la Palabra que dice, con Dios caminó Noé. El estaba seguro de la presencia de Dios en su vida, él lo conocía porque siempre caminaba con Dios, y una muestra de ello es que le confió y le dio a conocer sus propósitos.

3. La claridad de las instrucciones que Dios le dio.

Genesis 6: 15-16 «Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura. Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero.»

Dios no le dijo a Noé, construye un arca grande, sino, construye un arca con tanto de longitud, altura y anchura. Con 3 aposentos, 1 puerta y 1 ventana. Y le mostró cómo hacerlo paso a paso.

No tenía título en arquitectura, ni era experto en construcciones, pero escuchaba a Dios.

4. La experiencia de la fortaleza de Dios en él.

Genesis 6: 14 «Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera.» 

Haz un arca de 140 metros de largo, corta árboles de gofer y cúbrela de brea por fuera y por dentro.

Noé sabía que era imposible hacerlo sino era con la fuerza de Dios. Es más, cuando Dios nos llama a hacer algo, Él nos da la fortaleza para hacerlo.

Noé fue obediente y perseveró porque escucho a Dios. Y tenía la fuerza de Dios, asi como, la sabiduria de Dios para seguir adelante.

5. Tuvo la advertencia del juicio venidero.

Genesis 6: 7 «Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.»

Dios le dijo: quiero que construyas un arca, porque voy a destruir toda vida sobre la faz de la tierra, excepto lo que esté dentro del arca. Y Noé le creyó a Dios.

De no haberle creído, no habría construido el arca. Y descubrió que cada vez que Dios le decía algo, y él lo hacia, Dios lo bendecía. Sabe porque?, porque Noé caminaba con Dios.

6. La gracia de Dios estaba sobre su vida.

Genesis 6: 8 «Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.»

Dios desea que sienta su gracia, la cual viene con obediencia, con rendición y entrega a Él.

Noé anduvo bajo el manto del reconocimiento de la gracia de Dios y a raíz de eso, todo lo que hiciera tendría el favor de Dios. En otras palabras, tendría éxito en todo lo que emprendiera. Lo que no supiera, Dios se lo enseñaría y actuaría en su vida de maneras indescriptibles.

7. Noé tenía una relación muy personal con Dios.

Genesis 6: 9 «Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé.

Todo hijo de Dios tiene el derecho de tener una relación con Dios y es el Espíritu Santo quién se encarga de proveerle, guiarle, y capacitarlo para eso.

La base de su valentía era su relación personal con Dios. Aun cuando Noé se cansaba, no desistió por la gracia del Padre sobre él. Noé sabía que estaba obedeciendo a Dios.

8. La promesa que Dios le había dado de su futuro.

Genesis 6:18, 7:1 «Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo…; Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación. 

Cuando Dios le dijo a Noé que haría un pacto con él y que lo salvaría a él y a su familia, debió haberse sentido muy honrado.

Que gran ejemplo el de Noé. Se necesita valor para obedecer a Dios, para hacer lo que nos pide hacer, para alejarnos de lo que Él quiere que dejemos, para seguir sus mandamientos.

No puedes seguir viviendo como has vivido hasta ahora, porque cuando obedezcas a Dios con valentía, no podrás perder.

Dios hará en tus circunstancias lo mismo que Dios hizo en las de Noé. Para él fue un arca, para ti algo más puede ser.

Te ruego que seas lo suficientemente sabio, sensible y valiente para obedecer a Dios, quien te ama incondicionalmente. Confía en Él.

Si nunca has aceptado a Cristo como tu Salvador, solo te estás manteniendo a flote, pero un día de estos se hundirás y todo terminará. Pero, pide a Cristo que perdone tus pecados. Y no importa cuan malo creas que has sido, si vienes a Cristo, Él transformará tu vida.

Déjame ayudarte a pedirle a Cristo que perdone tus pecados. Repite después de mi: «Señor Jesús, hoy vengo delante de tu presencia, humillado pidiéndote perdón por todos mis pecados, lávame con tu sangre, ven a morar a mi corazón y haz de mí una nueva criatura. Te necesito Señor. Hoy, quiero hacer un pacto contigo de seguir tus mandamientos y tus preceptos. Bautízame con tu Santo Espíritu y abre mis ojos espirituales, de tal manera que pueda ver lo que tu quieres que haga. Dame de tu Gracia y camina conmigo a partir de este día. En el nombre de Jesús. Amén.»

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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BAJO LA SOMBRA DE LA CULPABILIDAD

Salmo 51:1 «Ten piedad de mí, oh Dios. conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado.»

Este fue el clamor del Rey David después de haber cometido adulterio con Betsabe, una mujer casada,  y habiendo quedado embarazada, ordenó que a su esposo se le pusiera en primera linea de batalla, con el fin de que fuese muerto, y con ello encubrir su pecado.

El escrito demuestra la angustia de culpabilidad que estaba golpeando severamente a David.

Vivimos en un mundo lleno de personas que viven bajo la sombra oscura de la culpabilidad, una sociedad que necesita desesperadamente el perdón. Porque el perdón nos da el verdadero gozo cuando pedimos a Dios que perdone nuestros pecados. De esta manera, obtenemos una felicidad real que nos libera de la culpa.

Salmo 32:1-2 «Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.

La palabra «Bienaventurado, significa en el Hebreo original «Oh, cuanta felicidad!»

David está gozándose porque Dios ha removido los pecados que lo habían estado llenando de culpabilidad y verguenza.

Aquí, también descubrimos 4 términos sobre las malas acciones que llevaron a David por el camino errado:

1. Transgresión: es un acto voluntario de desobediencia a lo ordenado por Dios.

2. Pecado: ir en contra de la voluntad de Dios.

3. Iniquidad: comportamiento torcido hacia la perversión.

4. Y engaño: Traición, mentira, autoengaño, etc.

Sí has caído en el tormento de la culpabilidad a causa del pecado y te das cuenta de que el engaño esta comenzando a controlarte, te pido que te detengas. Detén esa caída y confiesa abiertamente tu mal ante el Señor.

O, has aprendido a vivir con un pecado sin confesarlo?; tienes una vida secreta, que nadie conoce?. Ten cuidado, estas en peligro. No vivas bajo la sombra de la culpabilidad.

Por otro lado, esos versículos demuestran la celebración de David acerca del perdón de Dios dando un giro a su vida cuando él recuerda su angustiado pasado.

Salmos 32: 3-4 «Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mí gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano.»

El pecado cuesta caro, David tuvo que pagar un un precio amargo por mantener su secreto. El conflicto interno le causó una enfermedad psicosomática, tuvo enfermedades físicas: su cuerpo envejeció, gemía todo el día, tenía que sufrir de día y de noche, y su vigor se secó.

Sin embargo, David hizo lo que debía hacer: Confesar su pecado.

Salmos 32: 5 «Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado.»

Si estas ocultando algún pecado, si sigues manteniendo áreas secretas de maldad, no esperes vivir libre de la culpabilidad. Un pecado escondido no puede coexistir con la paz interna.

Salmos 32:6 » Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán estas a él.

Esto lo podemos traducir como una invitación a todos los santos, a los creyentes para que en medio de «las caudalosas aguas», cuando todo parece inútil, seremos librados. Entonces, ya no hay culpabilidad.

Salmos 32:7 » Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás.

Dios es el único que nos protege, que nos preserva, que nos rodea y que nos da una nueva canción. Dios no es un Dios cruel que anda con una vara en la mano, buscando castigar a los pecadores.

Salmos 32:8 » Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.»

Estas son palabras de Dios hacia nosotros, dándonos dos cosas: entendimiento y sabiduría. «Sobre ti fijaré mis ojos» significa que Dios está presto a cuidarnos, protegernos, auxiliarnos en cualquier situación.

Pero a veces Dios usa la disciplina y el castigo, para que le seamos útiles, porque solo asi somos conducidos a los propósitos de Dios.

Salmos 32:10 » Muchos dolores habrá para el impío; más al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.

Hay dos senderos, el de los impíos, el cual trae muchos dolores y el sendero de los justos, el cual trae misericordia que proviene de Dios.

Salmos 32:11 » Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.

Mantente recto, detén la caída sombría y dañina, manteniendo un caminar recto. David ya no tiene culpa, ahora tiene gozo y canta con jubilo.

Quieres hoy declarar tu culpa, confesar tu pecado oculto?. Si has dicho que si, declara con tu boca esta oración: Amado Señor Jesucristo, tu Palabra dice que si confieso mis pecados, tu eres fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad. Por eso vengo delante de tu presencia a pedirte perdón, y que borres mis pecados. Declaro que a partir de este día, hago un nuevo pacto contigo de seguir tus mandamientos y preceptos. Rindo mi vida a ti, en el nombre de Jesucristo. Amén.

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CÓMO ESTAR SEGUROS DE LA VOLUNTAD DE DIOS

Si alguien le preguntara a qué se refieren los cristianos al hablar de la voluntad de Dios, ¿qué le respondería?

Aunque este sea un tema ajeno para los incrédulos, los cristianos debemos comprender lo que significa con exactitud. La voluntad de Dios se refiere al plan y el deseo que Él tiene para nuestra vida.

Salmo 40.8 » El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.»

Este Salmo describe la actitud que, como cristianos, debemos tener: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón”. Sin embargo, algunos creyentes asisten a la iglesia cada semana sin detenerse a pensar en la voluntad de Dios. Por tanto, no tienen idea alguna de cómo el Señor desea usarlos.

Debemos vivir cada día de acuerdo al propósito de nuestro Padre celestial, conforme a sus planes y en obediencia a sus deseos. Pero ¿cómo podemos estar seguros de que andamos en su voluntad? Sobre todo, si enfrentamos tiempos de dolor, sufrimiento y dificultad. Aunque las pruebas pudieran parecer contrarias a la voluntad de Dios, nos asegura que aquello que permite ha sido diseñado para nuestro bien; incluso los problemas y las dificultades.

Categorías de la voluntad de Dios

  • La voluntad predestinada. Ciertos eventos han sido predestinados por el Señor y nadie puede ir por encima de su soberanía.
  • La voluntad moral. Se refiere a las normas morales por las que Dios desea que el ser humano se guíe. Un buen ejemplo de esto son los Diez Mandamientos, los cuales se aplican a todas las personas.
  • La voluntad deseada. El Señor declara de qué manera debemos vivir los cristianos.
  • La voluntad circunstancial. Si hemos fallado y no podemos vivir de acuerdo a sus normas, Dios desea que sepamos cómo debemos reaccionar ante dichas circunstancias.
  • La voluntad inmediata. Esta se refiere a lo que nuestro Padre celestial desea que hagamos en cuanto a la situación que enfrentamos.

¿Cómo estar seguros de la voluntad de Dios?

Cada día debemos tomar decisiones, y cada una de ellas es una oportunidad para preguntarle al Señor lo que desea que hagamos. Estas decisiones pueden ser prácticas, morales, financieras o de cualquier otra índole. Cada aspecto de nuestra vida debe ser sometido a la voluntad de Dios, pues ya ha escogido el mejor camino que debemos seguir. El Señor conoce cada situación que enfrentaremos desde nuestro nacimiento hasta el día de nuestra muerte. Solo Él tiene la sabiduría, gracia, bondad y misericordia para cambiar nuestro corazón y guiarnos en cada aspecto de la vida.

Para ayudarnos a reconocer si nuestras decisiones concuerdan con la voluntad de Dios, debemos hacernos las siguientes preguntas:

  • ¿La decisión concuerda con la Palabra de Dios? Su voluntad y su Palabra siempre concuerdan.
  • ¿Es una decisión sabia? Lo primero que debemos considerar son las consecuencias. Cada decisión produce consecuencias; algunas son de nuestro agrado y otras no. Así que, debemos evaluar los posibles resultados de nuestras elecciones y cómo pueden afectar a otros. Nuestras decisiones influenciarán a las personas de una manera u otra. Los que viven a nuestro alrededor observan la manera en que vivimos, lo que hacemos y cómo reaccionamos. Aunque es cierto que no podemos cumplir a la perfección la voluntad del Señor, sí podemos tomar decisiones sabias que beneficien su reino, la vida de otros y la nuestra.
  • ¿Puedo pedirle a Dios que me ayude a tomar una decisión? La vida cristiana consiste en una relación seria con el Señor, y no debemos intentar tomar decisiones por nuestra cuenta, para luego buscar su aprobación. Primero debemos preguntarle si es lo que desea que hagamos. Como vivimos en un mundo que se opone a Dios y a su justicia, somos incapaces de tomar decisiones sabias sin su ayuda y dirección.
  • ¿Tengo paz genuina en cuanto a la decisión? Al caminar dentro de la voluntad de Dios podemos disfrutar de paz verdadera y sentir agradecimiento por su dirección. Pero si nuestra decisión no concuerda con la voluntad de Dios, nos sentiremos irritados y llenos de dudas. Aunque quizás hemos tomado la decisión correcta, tenemos que estar seguros de si es o no el tiempo de Dios. Si nos adelantamos o nos atrasamos a su plan, pagaremos un alto precio.
  • ¿Es congruente con la manera en que Dios actúa? El Señor se revela por medio de las Sagradas Escrituras y nos muestra la forma en la que obró en la vida de los hombres y mujeres de la Biblia. La única manera en la que podemos saber si Dios aprueba lo que hemos escogido hacer, es determinar si está de acuerdo con lo que enseña en su Palabra. Dios no desea esconder su voluntad de nosotros, sino que quiere revelarla a todos los que deseen obedecerlo de verdad. Sin embargo, si nos encontramos lejos del Señor y en pecado, no recibiremos su dirección hasta que primero prestemos atención a sus advertencias.
  • ¿Concuerda esto con mi identidad como seguidor de Jesucristo? Si en verdad hemos nacido de nuevo y seguimos a Cristo, desearemos hacer su voluntad al adaptar nuestro comportamiento y acciones, para que concuerden con nuestra identidad en Cristo. Por ejemplo, la manera en la que hablamos, nos vestimos, reaccionamos y actuamos debe ser un reflejo de Cristo en nosotros. Si nuestras decisiones difieren de quienes somos en Cristo, entonces no son la voluntad de Dios. 
  • ¿Concuerda esta decisión con el plan de Dios para mi vida? Algunas de las respuestas a nuestras preguntas relacionadas con lo que debemos hacer están reveladas de manera clara en la Biblia; pero en otras ocasiones, la situación específica que enfrentamos no se menciona en su Palabra. Por tanto, debemos considerar si nuestra decisión revelará alguna incongruencia entre nuestra conducta y nuestra vida cristiana. La hipocresía daña nuestro testimonio de Cristo.
  • ¿Honrará a Dios esta decisión? El Señor es glorificado cuando nuestras decisiones concuerdan con su Palabra; pero si no podemos dormir bien y no sentimos tranquilidad, debemos considerar lo que hemos elegido. Dios trae esa inquietud a nuestro corazón para protegernos de malas decisiones, pues nos ama y desea guiarnos hacia el mejor camino.
  • Como consecuencia de mi decisión, ¿sentiré arrepentimiento y pesar por el resto de mi vida? El momento para reflexionar en esta pregunta es antes de tomar una decisión, pues si no forma parte de la voluntad de Dios, el remordimiento y la inquietud que vendrá como consecuencia puede acompañarle toda la vida.
  • ¿Puedo esperar que Dios me recompense por esta decisión? Las decisiones que tomamos en esta vida determinan si nuestras acciones son dignas de recompensas en este mundo y en el cielo.

OREMOS: Padre mío, perdóname si me he desviado de tu voluntad, me arrepiento y te pido perdón. Gobiernes mi vida, toma tú el control, y dame las fuerzas para seguir tus mandamientos, tus preceptos, tus principios y lo que tú has establecido en tu Palabra. Yo solo no puedo, pero estoy dispuesto a seguir tus pasos, y hacer lo que sea necesario por seguirte. Confío en ti, me aparto, aunque me cueste y dejo las consecuencias en tus manos. En el nombre de Jesús. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor Charles Stanley por sus enseñanzas.

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