Todos experimentamos en algún momento batallas, que provienen de maneras externos como la tentación, la lujuria, la avaricia, la envidia, el odio, el enojo y otras veces se presentan internamente, es decir luchamos con nosotros mismos por algo que quizas sea por enemistad, falta de perdón, resentimiento, temor, heridas o sentimientos de rechazo, del trabajo, de finanzas o de salud o puede ser por algo que  en lo profundo nuestro ni siquiera sabemos que pueda ser, pero es algo que no esta bien.

Entonces cómo lo confrontamos?, como las libramos? discutimos, o nos peleamos?. Cuál es la mejor manera de ganar cada batalla, sea lo que sea?.

Déjame decirte que no es imposible. No lo es. Y lo podemos lograr mediante una relación estrecha e íntima con el Padre Celestial. Y para que sea buena, debemos de tener una buena vida de oración y la clave: de rodillas.

Un ejemplo de ello, es la experiencia de Jesús y de quien podemos aprender acerca de esto:

Mateo 26:36-39 «Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.» 

Él no estaba batallando con que si iría o no a la cruz. Ese asunto ya estaba resuelto. Sabía que la cruz era vital para que El Padre cumpliera su propósito.

El asunto era Jesús diciéndole al Padre: hay alguna manera de hacer esto sin separarnos?. No sabemos qué habrá pasado en la mente de nuestro amado Jesucristo sabiendo que estaría separado del Padre, solo que Él tenía que experimentar el dolor y el sufrimiento que tendrá que sufrir toda persona que muere sin Cristo.

Pero libró esta batalla solo con el único propósito de darle Gloria y honor con su vida. Ésta fue la lucha que Jesús libraba y seguro que sátanas peleo contra Él en todo eso. Pero Cristo ganó la batalla y la ganó de rodillas.

COMO LIBRAMOS NUESTRAS BATALLAS

Vamos a contestar esto con dos preguntas:

A) PORQUE DEBEMOS LIBRARLAS DE RODILLAS?

1. Porque es un modelo Bíblico

Vamos al Libro de Daniel.

Daniel 6:7-10 «Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones. Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición.»

Ante la amenaza de ser llevado al foso de los leones por envidia de los sátrapas y gobernadores, él no se amedrentó porque sabia a quien recurrir. De hecho no le importo el edicto del Rey porque el sabia en quien tenía su confianza.

 Daniel 6:10 » Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes. Lo que no sabían aquellos que le envidiaban, es que Dios en el foso de los leones.»

Lo que no sabían aquellos que le envidiaban, es que Dios estaría con Daniel en el foso de los leones, donde Dios lo libraría según la historia. Y todo porque supo librar su batalla orando de rodillas.

2. Cuando nos humillamos delante del Dios Todopoderoso.

Cuando lo reverenciamos y nos postramos delante de Él, involucramos al Soberano del Universo, y lo llevamos a la batalla para no librarla solos. Porque sabemos que Él es Todopoderoso, lo sabe todo y lo controla todo.

Él esta contigo en la batalla que estes enfrentando, y lo involucras en tu batalla, a aquel que tiene el poder para ejecutar su voluntad, su propósito y plan en ti, pase lo que pase.

3. Dios envía a su Espíritu Santo

Juan 14:15 » Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.» 

Tenemos la promesa de que el Espíritu Santo esta con nosotros todos los días de nuestras vidas. Pero hay una premisa: Sí le amamos y guardamos sus mandamientos.

Muchos piensan que los mandamientos son cosas del Antiguo Testamento, pero no!, Jesús hizo referencia aquí en el Nuevo Testamento: No tendrás dioses ajenos delante de mí; no te harás imagen, no te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios; no tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; acuérdate del día de reposo para santificarlo; honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da; no matarás; no cometerás adulterio; no hurtarás; no hablarás contra tu prójimo falso testimonio; no codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

Ojalá todos los cristianos los supiéramos y cumpliéramos, otra cosa seria este mundo. 

El Espíritu Santo vive dentro de nosotros, nos ha sellado como Hijos de Dios y es su labor mostrarnos el punto de vista de Dios El Padre, quien nos da la perspectiva divina de la batalla que estamos enfrentando. Vemos las cosas como Él las ve, nos da discernimiento para saber qué hacer y cuándo hacerlo, cuándo hablar y cuando callar. Dios nos ayuda a librar la batalla pero cuando nos postramos sobre nuestras rodillas.

QUE ES LO QUE EXPERIMENTAMOS CUANDO LIBRAMOS NUESTRAS BATALLAS DE RODILLAS?

1. Tenemos más consuelo, seguridad y confianza.

Esto es lo que sucede cuando pasamos a solas con Dios. Él nos habla y nos da aliento a nuestro corazón, nos anima y fortalece.

2. Tenemos una perspectiva más clara de lo que sucede al postrarnos delante de Él.

No las escuchamos de otra manera, porque cuando escuchamos y tenemos la perspectiva de Dios, todo comienza a cambiar.

Y al estar bajo nuestras rodillas, tenemos las promesas de Dios: de su presencia, su provisión, su poder y su intervención personal en la batalla, sin importar cuál sea.

B) COMO LO HACEMOS?

1. Separando tiempo a solas con Dios.

Ahí es donde le hablaremos de los asuntos de nuestra vida. Busquemos un lugar especial en nuestras casas, donde estemos a solas con Dios. Lo preferible durante la mañana y antes que toda la familia se haya levantado, porque es el tiempo donde puedes concentrarte a orar sin ser interrumpido.

2. Escuchemos en silencio y esperemos que Dios nos hable.

Orar no solo es decirle a Dios lo que tienes en mente. La oración genuina es hablar y escuchar.

3. Lee y medita en la Palabra de Dios.

Empieza con un capítulo de la Biblia. Te recomiendo que empieces con el Libro de San Juan y después con los Salmos. Y posteriormente, Dios te irá indicando dónde continuar.

4. Debes arrepentirte de tu pecado.

Cuando hay algo que Dios nos señala, es porque es importante para Él y por lo tanto, debemos confrontarlo.

Él no irá más allá sino hasta que lo resuelvas. Posiblemente lo has confesado 20 veces, pero no solo es eso, debes arrepentirte, pedir perdón y apartarte de eso, porque lo que Dios busca es un arrepentimiento genuino y esto implica cambiar nuestra manera de actuar.

5. Sumisión total

Sumisión es la clave, porque sino lo hacemos, eso impedirá que tengamos lo mejor de Dios para nuestras vidas.

6. Solo puede haber un General.

En una guerra no puede tener a éste o este otro dando te ordenes. Solo puede haber un General. Nuestro problema es que nos entrometemos, queremos escuchar a Dios y luego decirle lo que creemos que debe hacer y cómo debemos hacerlo.

Esta bien decírselo, siempre y cuando digamos: Señor, quiero escucharte y hacer lo que nos dices.

La pregunta aquí es: Queremos lo mejor de Dios o no?

Si queremos lo mejor de Dios, entonces, debemos rendir nuestra voluntad a Él: «Lo entrego todo a ti Señor, perdóname, no quiero nada en mi vida que te desagrade o que te deshonre de alguna manera.»

Estoy seguro que no podemos perder de rodillas. Es una gran insensatez pelear contra Dios. Si pudiéramos ver el cuadro de lo que Dios tiene para nosotros, correríamos al altar, clamaríamos por su perdón por haber sido tan insensatos.

Dios tiene lo mejor en mente. Está esperando para darnos lo mejor. 

Yo sé que Dios te ha hablado hoy. Y porque no comenzamos ahora mismo a ponernos a cuentas con Él?. Por lo tanto, te invito a arrodillarte, a pedirle perdón a Dios y que nos llene con su Santo Espíritu y nos dé la Gracia y la fortaleza para apartarnos.

OREMOS; Padre celestial, reconozco que he pecado contra ti, me arrepiento y me someto a tu voluntad. Guía mis pasos. dirígeme y has una obra completa en mí. Te amo Señor. Y dame la fortaleza para apartarme de lo que a ti no te agrada. En el nombre de Jesús. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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