Cuando hablamos del favor de Dios, nos referimos a su aprobación, su aceptación, su apoyo, su provisión, su poder y su gozo. Y así se los demostró a Noé.

GENESIS 6: 5-8 » Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé.

Mire lo que dice la Palabra, que Noé haya gracia delante de Dios. Y sabes porque?, porque era varon perfecto, justo y porque él caminaba con Dios. Y todos deberíamos caminar en ese favor.

Cuando venimos a hacer a Jesús parte de nuestra vida, el favor de Dios es derramado sobre nosotros al salvarnos y perdonar nuestros pecados, y se manifiesta por medio de la presencia del Espíritu Santo en nosotros al sellarnos como hijos de Dios. Su favor lo podemos sentir cada día al caminar en él. De ahí, la importancia del Espíritu Santo en nuestras vidas

Después de ser salvos, debemos ver la evidencia del favor del Señor en nuestra conversación, carácter y conducta, al vivir en la plenitud de su Espíritu. Nuestra manera de vivir y hábitos deben indicarles a quienes nos rodean que tenemos el favor de Dios. En vez de inquietarnos por las dificultades, podemos confiar en la presencia y fidelidad del Señor que responde nuestras oraciones.

CUALES SON LAS EVIDENCIAS DE CAMINAR EN EL FAVOR DE DIOS

1. Una de las evidencias del favor de Dios es el deseo que el Señor tiene de comunicarse con nosotros.

Tener el deseo de aprender a escucharle es esencial para que obedezcamos su voluntad. Una de las primeras lecciones que aprendimos cuando éramos niños fue escuchar a nuestros padres, y eso es justo lo que debemos hacer a la hora de relacionarnos con nuestro Padre celestial. Si solo le hablamos mientras oramos y no lo escuchamos, no conoceremos su voluntad para nuestra vida.

SALMOS 32:8 “Te haré entender, Te enseñaré el camino en que debes andar, Te aconsejaré con mis ojos puesto sobre ti.» 

A diario tomamos decisiones y enfrentamos situaciones que nos retan, debido a que no siempre sabemos lo que debemos hacer. Lo que necesitamos es la dirección de Dios, quien será fiel para guiarnos si lo escuchamos. Ya que nos ama y desea que obedezcamos su voluntad, nos aconseja por medio de su Espíritu Santo, quien nos guía y dirige.

2. Escuchamos la voz de Dios.

Esta es una lección fundamental para todos los que desean vivir en santidad. El Señor no nos abandona después de salvarnos para que hagamos nuestro mejor esfuerzo, por el contrario, desea comunicarse con nosotros si lo escuchamos, porque el Espíritu Santo esta tratando de decirnos algo, porque Él sabe exactamente lo que necesitamos, cuando, donde y como y sabe como decírnoslo de tal manera que podamos entenderlo. 

El Espíritu Santo que dirigió a los apóstoles es el mismo que mora en nosotros y nos dirige. A pesar de ser muy bendecidos, a menudo creemos estar demasiados ocupados para escucharlo. Nuestra mente está tan llena con otras preocupaciones, que no podemos escucharlo; pero no hay nada más importante que escuchar al Señor y vivir bajo su control.

3. La voz de Dios es congruente con la Biblia. 

El Espíritu Santo nunca expresará algo que va en contra de la Palabra de Dios. Èl no nos dirá que quebrantemos su Palabra.

4. La voz de Dios discrepa con el razonamiento humano. 

Si obedecemos a Dios, no siempre haremos lo que sea lógico, porque Él sabe el pasado, el presente, y el futuro de cada uno de nosotros. Sabe nuestras destrezas, el talento y su voluntad para nuestra vida.

Debido a que el Señor es infinitamente sabio y omnisciente, sus caminos son más altos que los nuestros y pueden parecernos ilógicos.

5.  La voz de Dios choca con los deseos carnales. 

Los deseos del Espíritu se oponen a los de la carne. Así que, el conflicto interno que sentimos ocurre porque el Espíritu Santo quiere guiarnos en la dirección opuesta a la carne.

6. La voz de Dios desafía nuestra fe. 

En ocasiones su Espíritu nos guía para que hagamos aquello que nos sentimos incapaces de hacer. A veces se requiere de valentía, porque cuando Dios nos da una orden, la acompaña con su fortaleza, poder y preparación para hacer lo que nos ha llamado a hacer.

7. La voz de Dios nos habla con voz apacible. 

No nos grita, sino que nos habla con ternura, por medio de nuestra conciencia, mientras nos susurra “Este es el camino, andad por él” (Is 30.21).

8. La voz de Dios nos habla muy claro. 

Desea que comprendamos lo que nos ha hablado desde el día en que fuimos salvos. Primero, su voz nos hizo reconocer nuestro pecado y nos condujo al arrepentimiento para salvación. Y ahora nos sigue hablando para que podamos vivir cada día en sumisión y obediencia a Él.

Nos ama y cuida a cada uno en particular y nos guía en cada situación.

No escucharemos su voz si llenamos nuestra vida de otros asuntos. Aunque no deseemos escucharle, nunca podremos silenciar la voz del Señor. Pero puede que, de cierta manera, su Espíritu se apague y, como hijos de Dios, seamos disciplinados por Él.

COMO DIOS CAPTA NUESTRA ATENCIÓN¿

1. Nos inquieta por dentro. Usa una sensación de incomodidad para la cual no podemos identificar la causa, con el propósito de guiarnos hacia el Señor, y así poder escucharlo.

2. Nos da un mensaje mediante alguien más. Puede que Dios use a otra persona para hablarnos. Sin embargo, debemos ser cuidadosos al considerar el estilo de vida de esa persona para que no nos desviemos.

3. Nos bendice. En ocasiones, Dios nos bendice en abundancia para que recordemos cuán bueno es.

4. Por medio de oraciones no contestadas. Si no responde a nuestras oraciones, puede que esté tratando de hacernos más humildes para que aprendamos a esperar su dirección.

5. Por medio de decepciones. El Señor usa las decepciones para captar nuestra atención y así volvamos a Él.

6. Por medio de fracasos. Todo fracaso que nos lleve a orar de rodillas es bueno y a acercarnos más a Él.

7. Por medio de problemas económicos. Nuestro Padre celestial desea que pongamos en sus manos nuestras necesidades.

8. Por medio de enfermedades y lesiones. Puede que Dios use las enfermedades para evitar que vayamos por el camino equivocado y para enseñarnos a seguirle.

A pesar de todo, andar en el favor de Dios, cueste lo que cueste, vale la pena, porque Dios quiere más para usted que lo que usted mismo quiere.

A veces Dios quiere algo mejor para usted. Mire Dios no es capataz, Él es nuestro maravilloso y amado Padre Celestial.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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