Todos en algun momento tenemos falta de fé, sin embargo Dios nos dice que si pedimos algo, no dudemos. Lo que Dios quiere es que no tengamos una fe titubiante, por lo tanto, debemos avanzar en ese sentido.

La fe es importante en cada aspecto de nuestras vidas, para alcanzar nuestras metas y para nuestros logros. Por eso es que cuando nos convertimos a Dios mediante su Hijo Jesucristo, nuestra vida se llena de entusiasmo y experimentamos esa sensación de éxito y de triunfo, aun cuando pasemos por adversidades y problemas.

Lo que pasa es que ahora andamos con Dios y estamos concientes de su presencia y su ayuda para enfrentar cualquier cosa que nos suceda.

Que aspectos hacen que nuestra fe titubee:

1. Cuando nuestra confianza en Dios está en conflicto con el razonamiento humano.La Palabra dice que debemos orar por nuestros enemigo. Eso suena contradictorio, pero eso es lo que Dios nos pide. Y talvez dudemos en un principio, pero cuando lo aplicamos vemos que el Señor nos llena de su paz con respecto a aquella persona.

2. Cuando permitimos que nuestros sentimientos venzan la fe. Puede que alguien sienta temor al que dirán, a las críticas, al fracaso, a las pérdidas. Aqui nuestro enfoque no es el correcto. Debemos de reenfocarnos ya que Dios tiene el control de todo y El lo sabe todo.

3. Cuando no vemos a Dios actuar en nuestras circunstancias. Es decir, que si hemos pedido algo a Dios y El no nos ha dado respuesta, nos desesperamos. Pero sepa que Dios está dispuesto a responder a su tiempo y a su manera.

4. Cuando nos enfocamos en las circunstancias en vez de Dios. Todo se agranda cuando nos enfocamos en las circunstancias o en nuestro dolor. Volvamos nuestros ojos a Dios. Porque su amor incondicional nos ayudará a salir adelante no importa lo que pase a nuestro alrededor.

5. Cuando no conocemos los caminos de Dios. El siempre actua basado en sus preceptos, no en nuestros sentimientos, sino en sus principios: Cosechamos lo que sembramos; obedezcamos a Dios y dejemos las consecuencias  en sus manos; Dios actua a favor de los que esperan en El.

Si caminamos en estos principios y en sus mandamientos, sabremos con seguridad que andamos en la dirección correcta.

6. Cuando nos sentimos culpables por pecados presentes y futuros. Si vivimos en algún pecado, se nos hará dificil depositar nuestra confianza en Dios, porque el pecado bloquea el poder de Dios en nuestras vidas. Recuerde: Dios no tolera el pecado. El lo sabe todo.

El pecado es destructor y deforma nuestra mente. Tenemos que desligarnos del pecado y para eso Dios nos recuerda: 1 Juan 1:9 "si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad". Esta es la Ley de Dios y su promesa.

Debemos confrontar nuestros pecados diariamente, sino lo hacemos, el pecado bloquea lo que Dios desea hacer.

7. Cuando escuchamos las mentiras de satanas. A que mentiras se refiere? : lujuria, rencor, pecado, desobediencia, odio, enemistad etc. Esto hace que la gente no tenga paz, ni gozo en su vida.

COMO CORREGIMOS UNA FE TITUBIANTE?

1. Cuando dudamos, hagamonos las siguientes preguntas:

a- De donde proceden estas dudas? Dios no actua en base a dudas.

b- Me ha fallado Dios alguna vez? En lo personal, Dios nunca me ha fallado a mí.

c- Nos ha prometido Dios suplir nuestras necesidades ? Siempre me ha suplido, nada me ha faltado.

d- No tenemos la ayuda del Espiritu Santo ?  El mora en nosotros y está en nosotros. Nos prometió estar con nosotros. La Palabra dice: No te dejaré, ni te desampararé.

e- Hay algo dificil para Dios? Seguro que para Dios todo es posible. No hay nada imposible para El.

f- Donde debe estar nuestro enfoque? No en la dificultad, sino en nuestro Padre.

2. Meditar en la Palabra de Dios. A diario, sin prisa y poniendo en práctica lo que dice la Palabra.

3. Debemos decidir valientemente obedecer a Dios. Y dejar en sus manos las consecuencias a El. Es una insensatez y un desastre no confiar en Dios.

Vamos a tener lo que Dios podria darnos y para ello, debemos aceptar a Jesús en nuestro Salvador. Asi que oremos:

Padre, vengo delante de tu presencia, pidiendote que perdones mis pecados, limpiame y lávame con tu preciosa sangre. Hoy te acepto como mi Salvador y Señor. Hago un pacto contigo, de seguir tus mandamientos y preceptos. Y declaro que yo y mi casa te serviremos a tí. En el nombre de Jesús. Amen.

 

 

 

 

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