Dar gracias a Dios en cada circunstancia nos motiva a buscar el propósito de Dios en todo. Aunque el Día de Acción de Gracias siempre termina, nuestras expresiones de gratitud a Dios deben continuar a lo largo de nuestra vida diaria.

En el Antiguo Testamento, cuando Dios estableció a los hebreos como Su nación, les enseñó tres verdades importantes: (1) Dios es santo, (2) el hombre es pecador y (3) y la obediencia es esencial.

Por otro lado, una de Sus provisiones más preciadas es Su Palabra escrita, la cual nos instruye y revela todo lo que necesitamos saber acerca del Señor. Nuestra gratitud por ello puede medirse por la atención que le prestamos. Si estamos realmente agradecidos por Su Palabra, la leeremos diligentemente todos los días.

¿Cómo podemos seguir el ejemplo que nos enseña el sacrificio diario de acción de gracias?

Podemos comenzar tomando nota de las bendiciones sencillas que Dios nos brinda cada día. Tener necesidades básicas como comida y refugio, y cualquier otro regalo que Dios elija otorgarnos dentro de nuestra situación de vida, son motivos para estar agradecidos. Muy a menudo damos por sentado estas cosas, pero todas ellas nos las proporciona nuestro amoroso Padre celestial.

Tener un corazón agradecido mantiene nuestra mente enfocada en el Señor. Por eso, cada mañana es una oportunidad para agradecer al Señor por una buena noche de sueño.

La gratitud honra a Dios.

Cuando reconocemos al Señor como la fuente de todas nuestras bendiciones, lo estamos exaltando al declarar nuestra dependencia de Él. ¿Quién no ha pronunciado una oración de agradecimiento después de escapar por poco de un accidente automovilístico? El agradecimiento nos ayuda a darnos cuenta de que no podemos sobrevivir en la vida sin la ayuda de Dios.

El agradecimiento se expresa de diversas maneras.

A veces nos reunimos en servicios de adoración para tener comunión y cantar alabanzas a Dios. Pero también podemos adorar al Señor cuando estamos solos al permitir que las actividades cotidianas, por simples que sean, se conviertan en motivos para agradecerle. Otra forma de reconocer al Señor como nuestro proveedor y expresar nuestra gratitud es darle la primera parte de nuestros ingresos.

Un espíritu de acción de gracias es el resultado de recordar todo lo que Dios ha hecho por nosotros.

Las Escrituras describen muchas bendiciones y privilegios que resultan de nuestra salvación y deberían invocar gratitud en nuestros corazones:
• Dios nos escogió antes de la fundación del mundo.
• Estamos habitados y sellados por el Espíritu Santo.
• Estamos eternamente seguros.
• Se nos han dado dones del Espíritu.
• Tenemos una relación íntima con el Señor.
• Tenemos la paz de Dios en nuestros corazones.
• El Señor nos ama incondicionalmente.
• Nunca estamos distantes de la presencia de Dios.
• El Señor provee para nuestras necesidades.
• Contamos con Su protección divina cada día.
• Tenemos la promesa de una resurrección corporal.
• Tenemos la bendición de la expiación de Dios a través de Cristo y el perdón total de nuestros pecados.
• Tenemos un hogar eterno en el cielo y la promesa de la resurrección.
• Se nos ha dado la Palabra de Dios, la fuente de todo conocimiento y entendimiento.

La acción de gracias verdadera, sincera y diaria tiene un impacto poderoso en nuestras vidas. Resulta en un cambio de mentalidad y en el deseo de obedecer al Señor. Gratitud:

• Nos mantiene continuamente conscientes de que estamos caminando en la presencia de Dios. Esto contribuye a un estilo de vida piadoso.
• Nos motiva a buscar los propósitos del Señor en todo en nuestra vida. Incluso si no entendemos lo que está haciendo, agradecerle alivia la carga.
• Nos ayuda a someter nuestra voluntad a la suya cuando sufrimos dolor o pérdida. Al agradecerle en medio de nuestro dolor, reconocemos su amorosa soberanía.
• Nos recuerda continuamente que Él es nuestro Dios y nos motiva a hablarles a otros acerca de Él.
• Nos recuerda nuestra continua dependencia de Él.
• Nos ayuda a confiar en el Señor. Como sólo Él sabe qué es lo mejor, podemos agradecerle incluso si no entendemos por qué sucede algo.
• Es esencial para alegrarse en medio del sufrimiento. Cuando nuestras vidas se hunden y todo parece oscuro, los cantos de alabanza y acción de gracias restauran nuestra esperanza, asegurándonos que Dios es la Luz en nuestra oscuridad.
• Elimina la ansiedad. La gratitud puede eliminar la preocupación.
• Mantiene nuestro enfoque en el Señor. Puede que la situación no cambie, pero nuestra actitud sí.
• Nos da energía física, mental, emocional y espiritual.

Asi que para que esto sea una realidad en nuestras vidas es importante hacer a Jesús, el Señor y Salvador, haciendo la siguiente oración: Padre celestial, reconozco que soy un pecador y que mi pecado me aleja de Tí. Declaro con mi boca que Jesús murió en la cruz del Calvario y perdonó mis pecados, y que Dios Padre lo levanto de los muertos. Cancelo todo pacto con el mundo, conmigo mismo y con las tieblas, y hago un nuevo pacto con Jesucristo. Declaro que soy libre, que soy salvado y que soy sano. Amén

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