¡Qué año 2020! Sin duda nunca lo olvidaremos. Ha pasado de todo. Empezamos en marzo con una pandemia, y terminamos noviembre, no con uno sino dos huracanes. Pérdidas extraordinarias y muchos desafíos. Recuerdo que a principio de año, con cuanta ilusión recibimos el 2020, hablamos de una nueva visión y una visión 20/20 etc. Yo sí creo que el 2020, es el año de la visión, porque Dios nos ha afinado la visión, y sigue aclarando la visión.
Dejamos de ver hacia afuera y para poder ver lo cercano y esencial.

●  Nos dimos cuenta que nuestra familia es lo más importante.

●  Nos dimos cuenta que si tenemos tiempo para estar en casa.

●  Nos dimos cuenta que no hay nada malo en no salir a comprar.

●  Nos dimos cuenta que todo puede cambiar de un momento a otro.

●  Nos dimos cuenta que Dios no está contenido en un edificio (aunque contamos

los días para volver al templo a adorar)

●  Nos dimos cuenta que somos frágiles.

●  Nos dimos cuenta que Dios es fiel.

En esta oportunidad quiero invitarle a meditar en un pasaje de la vida de Jesús. Y capturar de ese relato, lecciones para nuestra vida. Aún no ha terminado el 2020, y si aún hay que afinar la visión, estamos a tiempo. Vamos a la Palabra:

LUCAS 7: 11-17 » 11 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. 12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. 13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. 14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. 15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. 16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo. 17 Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.» 

Este es un cuadro desgarrador. Una viuda, un hijo muerto, un cortejo fúnebre, mucha gente lamentando. Ya no hay nada que hacer. Todo está perdido.

Por favor, imaginemos por un momento a esta mujer mucho más joven, probablemente llena de ilusión cuando junto a su esposo planearon la vida, y soñaron una vida larga juntos, pero la vida que da vueltas y nos hace jugadas diferentes a lo planeado, le arrebata a su esposo, y según el relato, lo único que le ha quedado es su hijo. (Hijo único de su madre)

Por la descripción “llevaban a un difunto” parece que el muerto no era un niño, era más bien un joven que entraba a la flor de la vida, esperanza y alegría de su madre. Y a juzgar por la multitud que le acompañaba, esta mujer era una persona apreciada por la comunidad, y todos estaban dolidos de su pérdida en este momento, es posible que algunos recordaran como esta mujer, años atrás había ido por el mismo camino hacia la sepultura de su esposo. La ruta debió haber sido la misma, y la comunidad había sido impactada. Solo que en este segundo camino al panteón, hay una diferencia: J​esús estaba observando todo.

1. Jesús no es ajeno a nuestro dolor. ​(Vs. 11-12 1​ 1 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. 12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad.)

Una constante en la vida de Jesús es que estaba en medio de la gente viviendo lo cotidiano. Encontró a un hombre con la mano seca, un ciego, diez leprosos, etc. No está distante de su pueblo, ni de sus necesidades. Él estaba caminando y se encontró con el desfile fúnebre. Está con la gente, está en medio de ellos, es parte de ellos.

          a. Experimentado en quebranto. J​esús mismo experimentó el quebranto, la angustia, la traición, el dolor, el cansancio, el hambre, etc. y como Él ha experimentado, él sabe cómo socorrernos.​ Hebreos 2:18 Él mismo padeció…

         b. Sabe del dolor de la pérdida. F​rente a la tumba de Lázaro, lloró al ver Jerusalén, lloró sabiendo que no podía obligarlos a amarle.

        c. No ignora el sufrimiento. ​Este año 2020, usted y yo hemos experimentado pérdidas. ¿Su hogar ha sufrido? ¿Ha sido afectado por las inundaciones? ¿Ha perdido sus bienes? ¿Ha perdido seres queridos y le han sido arrebatados? JESÚS NO IGNORA NUESTRO SUFRIMIENTO. Y muchos preguntan, si Él es amor, porque pasan cosas malas. Hay cosas que no tengo la respuesta, pero de algo estoy seguro, porque la Biblia lo dice:

            Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Apocalipsis 21:4. Dios mi querido amigo, no ignora nuestro sufrimiento.

2. Jesús sabe consolar. ​No hay mejor persona para consolar, como aquel que sabe consolar. Aquel que ha pasado la prueba y ha triunfado, y ese no es otro que nuestro amado Salvador Jesucristo. Dios por medio de su palabra nos trae promesas hermosas y maravillosas que son vida a nuestra vida, y traen consuelo, esperanza, alivio y paz a nuestra vida. ​porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. Apocalipsis 7:17

            a. Se compadece de nuestro pesar. ​Jesús encuentra este triste cortejo. Por favor vaya conmigo y usando la imaginación, veamos desde una distancia cercana el encuentro.

                Jesús camina hacia la ciudad de Naín, van sus discípulos y otros seguidores, y llegan a la puerta de la  ciudad, la gente se agolpa, van lamentando, oiga las mujeres llorar, los jóvenes sollozan y las amigas de la viuda la acompañan abrazándola. Jesús ve todo este triste pasaje y se conmueve dentro de sí, y  sin mediar palabra se dirige al féretro, lo toca… todos se detienen…

            b. Ya no llores.​…al detenerse Jesús usa una frase común, digamos hasta trillada, pero saliendo de sus labios, es un torrente de bálsamo sanador; yo lo estoy viendo abrazar a la mujer que llora y me parece ver que Jesús tiene los ojos humedecidos de lágrimas, y le dice dulcemente: “No llores” Es que Jesús le dice que no llore, porque ya las lágrimas están por terminar, y en un instante todo se volverá gritería y alabanzas, es que Jesús cuando dice “no llores” es porque puede llenarnos de gozo, cambiar nuestra tristeza en canto, ¡nuestro lamento en baile!!

            c. Tiene autoridad sobre lo que se ha perdido y muerto. ​(Vs. 14-15) 1​ 4 Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. 15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
Dios es capaz de dar vida a los huesos secos, es capaz de hacer manantiales en el desierto, que todo florezca a pesar del lodo. Que aquello que se perdió, vuelva pero mejor. El tiene poder, autoridad sobre la muerte, sobre el dolor, el tiene autoridad, y por eso nos da el poder para exclamar como el Salmista: Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí.

                Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.

3. Jesús está disponible para usted y para mí. ​Dios no nos ha abandonado. Nos habrá olvidado el gobierno, o nunca le ha llegado la ayuda prometida, pero Dios es capaz de hacer si es necesario que los cuervos le alimenten, como lo hizo a Elías. Dios piensa en usted y en mí, somos su pueblo y él no nos dejará jamás.

             a. Nada es más poderoso que nuestro Dios. ​Mayor es el que está con nosotros que el que está en el mundo. Honduras está en las manos de Dios. Nos han sacudido fuerte la pandemia, dos huracanes, corrupción, robos descarados. Pero hay algo que nadie nos puede robar y es la fe en el hijo de Dios, que nos amó y que se entregó a sí mismo por amor a nosotros. Y nos ha demostrado su poder en nuestras vidas, haciendo milagros y prodigios, y por eso no podemos callar lo que hemos visto y oído.

             b. Su mano no se ha acortado. H​emos visto la provisión de Dios. Dios se sigue manifestando, Dios sigue sanando, Dios sigue restaurando.​ Isaías 59:1 He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír;

                 Por eso siga clamando, siga orando, siga pidiendo, siga buscando.

             c. Dios nos ha visitado. ​(Vs. 16)​ 16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: D​ios ha visitado a su pueblo.
                Yo creo firmemente que Dios nos ha visitado hoy más que nunca, ha tocado corazones, se activó la solidaridad, la compasión, usted ve gente ayudando, y trabajando duro unos con otros. Dios está con nosotros. Dios es nuestro Dios y no nos dejará.

Conclusión:​ Dios no se ha olvidado de nosotros. Dios sigue obrando a nuestro favor y así como a la viuda de Naín, no ignora nuestro dolor, sino que va a nuestro encuentro, e interviene si nosotros nos dejamos consolar y ser llenados de su gozo y esperanza. La viuda de Naín, pudo haberle dicho: ¿Cómo quieres que deje de llorar? ¿No ves que sufro? ¿No ves que lo he perdido todo? Al contrario, me gusta imaginar a la viuda de Naín abrazar a Jesús con tanta fuerza que no quería soltarlo, y se dejó consolar y amar por nuestro Señor. Dios no se ha olvidado de nosotros, y lo mejor, nunca lo hará.

FUENTE: Gracias Hermano DORIAN BANEGAS por sus enseñanzas.

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