Hebreos 9:12 "y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención."


El sacerdote en el Antiguo Testamento, entraba una vez al año al Tabernaculo para presentar la sangre de un cordero sacrificado para que Dios aceptara y cubriera los pecados del pueblo de Israel. Esto debia hacerse cada año. 

Sin embargo, cuando Cristo vino, Juan el Bautista lo llamó el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, en cumplimiento de la profesia hecha a Abraham. Que el Mesias se presentaría una vez para siempre a perdonar nuestros pecados eternamente.

Si hemos aceptado a Cristo en nuestros corazones, debemos olvidarnos de todo pasado, de toda culpa y toda condenación. Y estar confiados que ya Cristo pagó por nosotros, nuestros pecados. Cree que tu eres redimido, cree que has sido perdonado.

Este es el poder de la Sangre de Cristo.

Una que no es ordinaria, sino aquella que ha vencido a Satanas y a todos los poderes de las tinieblas, quitandole las llaves del infierno y de la muerte, quitandole toda la autoridad que tenía en este mundo.

Asi como cuando los israelitas en Egipto, por instrucciones de Dios, pusieron la sangre de un cordero sin mancha, sobre los dinteles de las casas, como una señal de protección, y que el espiritu de la muerte no hiciera daño en esa casa. Pero si entró a las casa de los egipcios, muriendo todos los primogenitos.

Si la sangre de un animal pudo proteger a los hebreos , cuanto mas ahora a nosotros la Sangre del Hijo de Dios eterno.

La pregunta hoy es: HAS PUESTO LA SANGRE DE JESÚS SOBRE TU VIDA?. 

Claro, no tenemos que hacerlo fisicamente porque estamos bajo un nuevo pacto, y el principio es el mismo.

Entonces por fé puedo decir: Pongo la Sangre de Jesus sobre mi casa. Pongo la Sangre de Jesús sobre mi trabajo. Pongo la Sangre de Jesús sobre mis negocios.

Cuando nos cubrimos con la Sangre de Jesús, el enemigo no tiene opción, tiene que pasar por alto, porque estamos protegidos con la Sangre de Jesús.

Si recuerdan en Genesis 4: 8-10, cuando Cain por celos, mató a Abel. Jehová le preguntó: Donde está Abel tu hermano? y el respondió: No sé. Soy acaso guarda de mi hermano?. Y El le dijo: que has hecho? la voz de la sangre de tu hermano clama a mi desde la tierra.

Cain pensó que el tenia la última palabra, pero no se daba cuenta que la sangre aun hablaba.

De la misma manera, cuando los soldados crucificaron a Jesús,  Satanas y los poderes de las tinieblas creyerón ese sería el final de Jesús. Sin embargo, cuando expiró su ultimo aliento, el cielo se oscureció, la tierra tembló y me imagino que Satanás y sus subditos cuando vieron la Sangre de Jesús derramada en el suelo, pensaron: finalmente nos hemos deshecho de El.

Lo que no se daban cuenta, es que después de dos mil años, la Sangre del Cordero de Dios aun habla por nosotros.

Cuando cometemos un error, su Sangre aun habla misericordia. Cuando estamos enfermos, su Sangre dice: por sus  llagas yo he sido sanado.

Satanas pudo crucificarlo, pero no puede evitar que la Sangre continue hablando por nosotros. Ademas, en el sepulcro no pudo evitar que al tercer dia vieran una luz resplandeciente y en medio de su celebración, empezaran a ver una figura que venia hacia ellos, no sabian quien era. Es Jesús, quien manifestó, yo estaba muerto y ahora estoy vivo para siempre..

Ahi mismo, Jesús, nuestra amado Señor, no solo venció a Satanas, sino que le quito las llaves del infierno y de la muerte eterna. Le quito toda autoridad, y nos la devolvió a nosotros.

Talvez, tu estás enfrentando dificultades, pero la Sangre del Cordero aun habla por ti. Aun dice que tu eres más que vencedor, que puedes hacer todas las cosas en Cristo Jesús.

Asi que si Cristo resucitó, hoy podemos dar gracias a Dios por su Sangre, gracias por su perdón, gracias porque por sus llagas soy sano, gracias Señor que tu eres el que pelea mis batallas, gracias Señor que tu Sangre ha cancelado toda maldición, ha cancelado toda adicción, ha cancelado todo mal habito.

Hay poder en la Sangre de Jesús.

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