Algunas de las decisiones que tomamos son tan importantes que pueden llegar a cambiar nuestro futuro. Enfrentamos, dificultades económicas, problemas de salud, situaciones familiares y toda clase de desafíos. Y Puede que hayamos dedicado tiempo para investigar algún asunto en específico, pero quizás aún no sepamos qué decisión debemos tomar.

Puede que nuestro problema pareciera no tener solución, o quizás otras personas hayan pedido nuestro consejo, y no sepamos cómo orientarlas. En situaciones como estas, necesitamos de alguien que nos dé buenos consejos y el único que puede guiarnos bien, en todo momento es definitivamente Dios, quien nunca está demasiado ocupado para escucharnos cada vez que buscamos su dirección.

Mire bien lo que dice esta Palabra de la Biblia:

SALMO 32: 8-11 » 8Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos. 9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti. 10Muchos dolores habrá para el impío; Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia. 11Alegraos en Jehová y gozaos, justos; Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.»

Aqui, Dios nos hace una maravillosa promesa para animarnos cada vez que necesitemos su dirección.

LO IMPORTANTE AQUÍ, ES DARNOS CUENTA, QUE LA BASE DE ESTA PROMESA RADICA EN LA NATURALEZA DE NUESTRO DIOS TODOPODEROSO.

ÉL es el Creador de todo lo que existe, quien tiene todo el conocimiento y poder, quien nos ha prometido: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos” (v. 8). Es que Nuestro Señor, se ha comprometido a hacerlo. Si creemos en Cristo y venimos ante su presencia, nos guiará e indicará la mejor decisión que debemos tomar. Lo anterior es posible porque Dios conoce cada detalle de nuestra vida, sabe lo que enfrentamos, cómo ha comenzado y cómo terminará, si lo obedeceremos o no. Nuestro Padre celestial nos ha prometido guiarnos, y esa promesa se aplica para todos los seguidores de Jesucristo.

MIRE BIEN LO QUE VOY A DECIRLE: EL VALOR DE ESTA PROMESA PROVIENE DE AQUEL QUE NOS LA HA DADO

Es decir, esa promesa proviene de Dios, quien siempre cumple su Palabra. Y no tenemos por qué preocuparnos, pues hará aquello que ha prometido, ya que Él siempre es fiel.

Esta es una promesa perfecta, e incluye todo lo que necesitamos conocer para llegar a tomar la decisión correcta.

  • Dios nos instruye. Ha prometido instruirnos con su Verdad (v. 8). La guía que el mundo nos ofrece está llena de errores, pero la dirección que el Señor nos da siempre nos guía por el camino correcto.
  • Dios nos enseña. Y nos ayuda a entender lo que leemos en su Palabra (v. 8). No solo debemos conformarnos con adquirir conocimiento, sino que tenemos que aplicar lo que hemos aprendido, para así beneficiarnos de sus enseñanzas. Hay momentos en que erróneamente podemos tomar una decisión sin considerar si es buena o mala, solo por tratar de obtener lo que más nos convenga. Por esta razón necesitamos tener sabiduría y discernimiento para tomar buenas decisiones. El Espíritu Santo que mora en nosotros ha prometido guiarnos hacia la Verdad (Jn 16.13). Su deseo es dirigirnos hacia la voluntad de Dios, al ayudarnos a distinguir entre lo bueno y lo malo. Y es que como conoce el futuro, sabe lo que podría suceder si tomamos la decisión equivocada. Él nos guía para que podamos obedecer a Dios y recibir sus bendiciones. Si nos dejamos guiar por el Señor, no sufriremos el remordimiento inevitable que proviene de tomar malas decisiones.
  • Dios nos aconseja. Nuestro Padre celestial promete tener sus ojos sobre nosotros y aconsejarnos (v. 8). Esa promesa nos habla de cuán cerca está Dios de nosotros, pues toda consejería necesita de compañerismo. También revela que andamos bajo la mirada del Señor. Nos ama tanto, que no solo nos observa, sino también nos da consejos sabios para nuestro diario vivir. No podemos ignorar su sabiduría y tomar decisiones basadas en nuestro conocimiento, pues Dios nos ama, quiere lo mejor para nosotros y conoce cada detalle de nuestra circunstancia.
  • Dios nos protege. Al afirmar que tiene su mirada puesta en nosotros, nos hace saber que también nos protege. No importa dónde estemos, el Señor está con nosotros. Conoce todo lo que sucederá cada día de nuestra vida, y nos guía por el camino correcto. Nuestra responsabilidad es estar atentos a su voz y poner nuestra mirada en Cristo. Cada vez que debamos tomar una decisión, debemos preguntarle lo que desea que hagamos. Y si otros nos piden consejos, debemos buscar la dirección del Señor inmediatamente. Cada vez que ofrezcamos consejos, debemos depender de esta promesa, pues somos responsables ante Dios por los consejos que damos.

POR OTRO LADO, EL SEÑOR LES ADVIERTE A AQUELLOS QUE NO ESCUCHAN

Después de haber dado a su pueblo esta maravillosa promesa, también advierte a los que no están dispuestos a buscar su instrucción, ni sus enseñanzas, ni su consejo y les dice:

  • No sean testarudos (v. 9). El Señor desea que sigamos su dirección de manera voluntaria. Si nos resistimos, vendremos a ser como esos caballos o mulas que solo son controlados a la fuerza por el cabestro y el freno. Si rechazamos el consejo de Dios, recibiremos las consecuencias por no haberlo escuchado.
  • El impío sufrirá dolores (v. 10). Cada vez que ignoremos el consejo de Dios, sufriremos problemas y dificultades. En ocasiones vivimos en rebeldía al depender de nosotros mismos y al tomar decisiones según lo que creemos que es mejor para nuestra vida. Y como no dependemos del Señor, andamos en desobediencia, indiferencia y orgullo. Ese es un estilo de vida insensato y eventualmente producirá frutos de amargura.

POR LO TANTO, Y DE ACUERDO A ESA PROMESA DE INSTRUIRNOS Y ENSEÑARNOS, DIOS NOS BENDICE A LOS QUE NOS DETENEMOS PARA ESCUCHARLE.

A diferencia de los testarudos y rebeldes, los que confían en el Señor recibirán los frutos de la obediencia.

  1. Los que siguen esa promesa, el amor y la misericordia nos rodeará (v.10). Si buscamos a Dios y seguimos su dirección, disfrutaremos de su compasión. Eso no significa que estaremos exentos de problemas y dificultades; sin embargo, Dios los usará para aumentar nuestra fe y edificar nuestra comunión con Él. Su misericordia nos rodeará, para así protegernos. Puede que en ocasiones flaqueemos, pero si confesamos nuestros errores y le pedimos que nos perdone, nos guiará de regreso hacia su voluntad.
  2. Nos alegraremos y nos gozaremos. (v. 11). Cuando seguimos las instrucciones del Señor recibimos paz, gozo y contentamiento en medio de las pruebas y las dificultades.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas

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