S. Juan 17:3 “Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.”
La vida eterna es el resultado de conocer a Dios y a Jesucristo, Su Hijo enviado.
Conocer a Dios va más allá de lo intelectual; implica una vida de comunión con Él. “Escucha, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es. Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;” Deuteronomio 6:4-6
Dios es el único Dios verdadero. No hay nadie como Él, misericordioso, y amoroso, siempre pendiente de cada uno de nosotros.
Como le conocemos? Pues atraves de su Hijo Jesucristo, el enviado. Vayamos a la Biblia en San Juan 14:6-7: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.”
En el momento mismo que entregas tu corazón a Jesús, en ese instante comienzas a darte cuenta de la presencia de Dios en tu vida, llena tu corazón, te abre los ojos espirituales y entras a estar consciente de la realidad De Dios.
Como le entregamos nuestro corazón a Jesús? Haciendo esta pequeña oración: Señor Jesús, perdona y límpiame de mis pecados, ven a morar a mi corazón y sé El Señor de mi vida. Amén
Estoy seguro que Dios será lo más importante en tu vida. Pero esa relación tiene que ser permanente, y dos cosas son importantes; una, empieza a leer la Biblia, comenzando con el Libro de San Juan; dos, unete a una Iglesia cristiana con fundamentos bíblicos sólidos.
Que Dios te bendiga abundantemente en todos los aspectos de tu vida.