Una promesa es tan confiable como el que la hace. Debido a circunstancias fuera de nuestro control, no siempre podemos cumplir nuestras promesas, pero el Señor soberano del universo nunca ha dejado de cumplir Su palabra.

Para entender cuán importante es la fidelidad del Señor, debemos reconocer que la vida cristiana depende totalmente de Sus promesas. Por ejemplo, la única razón por la que estamos seguros de que tenemos vida eterna, un hogar en el cielo y cuerpos resucitados esperándonos es porque Jesús garantizó estas cosas a sus seguidores. La Biblia está llena de las promesas de Dios. Pero lo más importante que hay que recordar no es cuántas hay, sino el hecho de que Él guarda a cada uno.

DOS TIPOS DE PROMESAS.
Una promesa es un compromiso hablado o escrito para llevar a cabo un acto determinado o de abstenerse de hacer algo. Por lo tanto, una promesa divina es la seguridad de Dios de que hará lo que dice. En la Biblia, el Señor hace dos tipos de promesas:

  • Incondicional. Este es un compromiso hecho sin excepciones. El pacto del Señor con Abraham es un gran ejemplo de esto (Gén. 12:1-3). Dios se comprometió a hacer de él una gran nación y bendecir a todas las familias de la tierra a través de él. Como su descendiente, Jesucristo cumplió esta bendición porque la salvación está disponible para todos los que creen en él.
  • Condicional. Este tipo de promesa está sujeta a ciertos mandatos. Por ejemplo, la oferta de salvación en Romanos 10:9 está condicionada a la fe en Cristo.

Aunque Dios hace ambos tipos en las Escrituras, solo podemos hacer condicionales porque no podemos controlar todas las circunstancias. A veces nos decepcionamos de Dios porque pensamos que no cumplió su palabra. Pero el problema es nuestro entendimiento, no Su fidelidad. Hay varias razones por las que no siempre recibimos lo que esperamos. Por ejemplo, desear algo y creer que Dios lo hará no significa que Él nos lo haya prometido. A veces malinterpretamos su voluntad. Además, el obstáculo podría ser el resultado de pecados no confesados ​​que crean barreras en nuestra relación con el Señor.

CONFIABILIDAD DE DIOS

La validez de una promesa depende del carácter y la habilidad de quien la hace. Las personas siempre pueden quedarse cortas, pero afortunadamente, el Señor tiene la voluntad y el poder para hacer todo lo que dice, por qué Dios hará lo que dice, y por esto es que Él es digno de confianza. Él es:


1. VERAZ. (Tito 1:2): dado que la verdad es la esencia misma de Su naturaleza, es imposible que Él mienta. Por lo tanto, podemos creer en Sus promesas porque Él siempre dirá la verdad.


2. FIEL. (Hebreos 10:23): si el Señor alguna vez rompe una promesa, nuestra teología cristiana se desmorona porque Él dejaría de ser quien dice ser. Pero como Dios nunca ha dejado de cumplir Su palabra en el pasado, podemos confiar en Él para el futuro. Sin embargo, debemos recordar que es posible que Él no lo haga de acuerdo con nuestros horarios, de la manera que deseamos o a través de las personas o situaciones que esperamos.


3. INMUTABLE. (Mal. 3:6)—Esto significa que Él nunca cambia. Por lo tanto, no tenemos que preocuparnos de que Él altere una promesa. Si se adjuntan condiciones, puede parecer que Él ha cambiado de opinión, pero la verdad es que simplemente no hemos cumplido con los requisitos establecidos ante nosotros.


4. Amor. (1 Juan 4:7-10): Sus promesas siempre se basan en nuestros mejores intereses. La cruz es la prueba máxima de su amor por nosotros. Jesús dijo que moriría por nuestros pecados, y lo hizo. Si Él nos amó lo suficiente como para cumplir esa promesa, no tenemos razón para dudar de Él.

LA HABILIDAD DE DIOS.
También debemos entender cuán capaz y poderoso es Él. Dios siempre es capaz de cumplir Sus promesas porque Él es:

1. Omnisciente. (Hebreos 4:13): Dios conoce todos los detalles de una situación. Desde Su perspectiva, Él puede ver todas nuestras vidas de principio a fin. Cada promesa que Él hace se basa en Su conocimiento infinito, perfecto y completo, lo que significa que Él nunca comete un error.

2. Omnipresente. (Hebreos 13:5): No importa por lo que estemos pasando, Él nunca nos dejará ni nos abandonará. Su presencia continua garantiza el cumplimiento de cada promesa.

3. Omnipotente. (Sal. 103:19): Debido a que el Señor es completamente soberano sobre el cielo y la tierra, nada está fuera de Su control. Él tiene poder y autoridad absolutos, y nada es demasiado difícil para Él (Jeremías 32:17).

NUESTRA RESPONSABILIDAD
Debido a que el Señor es absolutamente veraz y fiel, tenemos la perfecta seguridad de que cumplirá Sus promesas. Sin embargo, debemos posicionarnos para recibir lo que Él quiere proveer. Debemos:

  • Obedecer a Dios—A lo largo del Antiguo Testamento, el Señor emitió convenios condicionados a actos de obediencia (Deuteronomio 28). Si le hemos pedido algo a Dios y Él aún no nos lo ha provisto, debemos escudriñar nuestro corazón para ver si no le hemos obedecido en alguna área.
  • Cree en el Señor—La fe es un requisito indispensable. Pregúntate siempre si confías sinceramente en Él para cumplir Su palabra. Muchas personas están cerca de recibir lo mejor de Dios, pero no pueden superar el obstáculo de la incredulidad.
  • Reclamar la promesa—Cuando creemos que el Señor hará lo que dice, podemos reclamar la promesa con confianza para nosotros mismos. Él nunca cambiará de opinión y lo hará porque Él es fiel para cumplir toda promesa. Pero si tenemos dudas, nos sentiremos preocupados y preocupados incluso después de orar al respecto, y Su voluntad se verá obstaculizada.

OREMOS: Gracias Dios por tu inmenso amor incondicional y por tu misericordia que son nuevas cada mañana. Te bendecimos y adoramos con todo nuestro corazón porque tu eres Santo, Omnisciente, Omnipresente y Todopoderoso, y tienes control de todos nuestros asuntos, asimismo abres caminos donde no lo hay. Bendito eres Tu Señor. Y respondemos a tu amor, amándote con todo nuestro corazón. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

Comentarios