En algún momento de nuestras vidas, acudimos a Dios en medio de una gran necesidad (crisis económica, enfermedad crónica, fuerte oposición de sus enemigos, conflicto familiar agravado, etc.)

Sintiéndose afligido, pero experimentamos el silencio de Dios,

y percibir como pasa el tiempo, y la respuesta anhelada no llega?

Entonces: ¿Cómo manejas el silencio de Dios? 

  1. ¿Te molestas con Dios, te descorazonas y desanimas? ¿Siente que Dios no se ocupa de ti, o que Él le ha abandonado?
  2. ¿O, por el contrario, te quebrantas, te humillas, te contristas espiritualmente, te sensibilizas a la voz de Dios y su presencia, te enfocas en Dios y te acerca más a Él, y te fortalece y afirma en Él?

Uno de los desafíos más difíciles de procesar y enfrentar en la vida de fe, son los silencios de Dios. 

En esos momentos en que sentimos que Dios guarda silencio, podemos sentirnos desesperanzados, confundidos, con incertidumbre, con temor, y aun con dudas en la fe.

Esa fue, en múltiples ocasiones, la experiencia del rey David, quien atravesando por grandes necesidades y padeciendo fuerte tensión y aflicción, sintió que Dios no le oía, que era indiferente a la crisis que estaba atravesando. 

Salmo 13:1. “¿Hasta cuándo, Dios? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?” 

Es una experiencia debilitadora acudir a Dios en oración en medio de una gran necesidad, y clamar a Dios desde lo más profundo del corazón, y no recibir, aparentemente, respuesta de Dios, al punto de creer que Dios ni siquiera le está escuchando o le está ignorando.  

¿Qué pasa con nuestra fe cuando en medio de una gran necesidad clamamos a Dios, y Él permanece en silencio? 

El silencio de Dios tiene el potencial de conmover y trastocar nuestros fundamentos teológicos y nuestra fe. 

Definitivamente, esa es una experiencia muy frustrante y debilitadora. Uno se cansa psicológica y emocionalmente, y puede llevarnos a una   crisis espiritual, se agota de tratar y tratar y eventualmente, uno deja de insistir.

Podemos experimentar mucha soledad, desamparo, sensación de abandono, y una incertidumbre difíciles de sobrellevar.

¿Cómo administramos los silencios de Dios?

En esos momentos en que acudimos en súplica y clamor a Dios, queremos que Él nos hable, que se manifieste y que nos dé una respuesta rápida a nuestras interrogantes y necesidades.

Pero Dios, en ocasiones y en apariencia, luce impasible, insensible y desentendido de nuestras necesidades. 

La verdad es que Él no está obligado a satisfacer nuestras demandas, ni a cumplir con nuestros tiempos y requerimientos.

Dios no actúa según nuestros caprichos, o agendas personales. Dios no es una posesión particular, un solucionador de problemas, o un consuelo instantáneo en tiempos de necesidad. 

Pero hay algo que debemos comprender, Dios es el Creador del universo, el Dueño y Señor Soberano de todo lo que existe. Él tiene su propia agenda y tiempos, sus propios planes para nosotros. Porque Dios, que es perfecto, y sabe que es lo que más nos conviene. 

Dios es soberano, y tiene un conocimiento total de nuestras necesidades, circunstancias y motivaciones; un conocimiento mucho más profundo que nuestro conocimiento y perspectiva limitada.

De modo que Él hace su aparición en su propio tiempo perfecto, y según su sabiduría infinita, a su manera y en su tiempo.

En muchas ocasiones buscamos a Dios con la motivación y en la forma incorrecta. Por eso Dios “se esconde”, hasta que le buscamos con la actitud adecuada.

Pero, sabes lo que Él quiere?

  1. Dios quiere más de nuestros encuentros con Él.
  2. Quiere relación y comunión, más que una simple transacción.
  3. El anhela nuestra adoración.
  4. Quiere entronarse en nuestro corazón, no tan sólo que le utilicemos.

¿Qué hace Dios durante el silencio?

  1. Y el silencio es una forma de hacer su trabajo. El silencio es a menudo el “lugar” en el que Dios nos espera para que logremos escucharle a Él, en vez de escuchar el ruido de nuestra propia voz.
  2. Dios permanece a veces en silencio, porque quiere abrirse paso al interior de nuestra alma para hacer que Dios haga morada en nosotros; para romper con toda agenda personal, y colocar el corazón en un estado de total atención y expectación en Él.
  3. Dios usa el silencio para hablarnos, tratar con nosotros, disciplinarnos, propiciar nuestro crecimiento (paciencia, perseverancia, fidelidad, etc.).
  4. Es también una forma en que Dios nos brinda el espacio para tomar conciencia de lo que verdaderamente hay en nuestro corazón: motivaciones, recursos de afrontamiento, creencias. 

Esa fue la experiencia del profeta Elías, quién ante la persecución de Jezabel, corre a esconderse en una cueva, y allí experimenta la presencia de Dios en el silencio

1 REYES 19:9-18 Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? 10Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. 11Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. 12Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. 13Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? ……. 15Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. 16A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar. 17Y el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará. 18Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron.

El texto sagrado sugiere que el silencio de Dios no está vacío, sino lleno de su presencia.

El silencio de Dios tiene mucho contenido sí somos capaces de agudizar nuestros sentidos espirituales, y nos entregamos a él.

Y la invitación es a entrar en ese silencio de Dios sí queremos encontrarle.

Dios usa el silencio para comunicarse con sus hijos

  1. Cuando Dios hace silencio pareciera que Él no está prestando atención, o que no está haciendo nada a favor nuestro; pero es todo lo contrario, Dios habla a través de su silencio. 
  2. Detrás del silencio de Dios, Él está trabajando detrás de bastidores; y tiene una respuesta a nuestras oraciones.
  3. El silencio de Dios nos presenta algunos mensajes que Dios nos transmite en esos momentos: 

“Mis promesas son firmes.

Sostente con mi palabra, ella es una guía segura, infalible e inerrable.

Necesitas confiar más en mí.

Yo estoy cerca de ti…nunca te abandonaré… nunca dudes de mí.

Persiste y mantente firme en oración.

Aprende a conocer mi corazón”. Y muchos otros mensajes más escondidos en el silencio de Dios. 

Pero tambien, cuando Dios hace silencio, deberíamos preguntarnos:

  1. ¿por qué Dios calla? A veces es nuestro pecado el que hace que Dios calle.
  2. O puede que Dios esté trabajando con nuestro carácter: paciencia, fortaleza, humildad, fidelidad, entre otros rasgos del carácter que Dios quiere pulir en nosotros.
  3. O Dios en su soberanía, omnisciencia y sabiduría, tiene sus razones que nosotros no somos capaces de comprender, y que Él no está obligado a explicar.

Dios pagó un precio excesivamente alto para poder escucharnos

Dios pagó un precio demasiado alto para escucharlo a usted y a mí. Cristo mismo con su muerte expiatoria pago ese precio.

Él experimentó toda la gama de experiencias y emociones que usted y yo podemos experimentar, y todo eso para servirnos como sumo sacerdote e intermediario ante el Padre (Hebreos 4:14-16).

Dios no pago un precio tan alto, para luego hacerse el desentendido y el sordo. Tengamos, pues, la plena certidumbre de que como dijo el profeta Miqueas

MIQUEAS 7:7 “Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación El Dios mío me oirá” (Miqueas 7:7).

Recuerda:

1. La voluntad de Dios es Buena, agradable y perfecta.

2. Dios lo hace hermoso en su tiempo. Eclesiastes 3:11

3. No dudemos de Dios, pues los planes de Dios son perfectos y en el tiempo de Él. Eclesiastes 3:1

4. No perdamos esa esperanza y la fe, porque lo que hemos pedido a Dios, de acuerdo a su voluntad, lo va hacer en su tiempo.

5. Estemos expectantes de lo que Dios va hacer. Llamando las cosas como si fuesen.

FUENTE: Gracias ARNOLDO ARANA por sus enseñanzas

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