Mensajes Puros

NUESTRA PRIORIDAD: LA ORACIÓN

La oración es una de las actividades más importantes, pues es por medio de ella que hablamos con el Dios soberano del universo.

El Señor sabe lo que sentimos, conoce nuestros pensamientos y tiene el poder necesario para intervenir en cualquier aspecto de nuestra vida. Pero a pesar de que nuestro Padre celestial está dispuesto a escucharnos y a responder nuestras peticiones, no siempre somos fieles en la oración. Puede que cuando todo nos vaya bien, nos olvidemos de orar, o quizás pensemos que Dios no nos escucha. Pero el estorbo más grande para la oración es el pecado. Si no estamos dispuestos a reconocer nuestras desobediencias y a pedirle al Señor que nos perdone, no tendremos deseo de hablar con Dios.

El apóstol Pablo le escribe a los creyentes de Tesalónica, quienes sufrían bajo el dominio romano, y les dice:

 1 TESALONISENSES 5:17 “Orad sin cesar”.

En otras palabras, la oración debe ser una prioridad para nosotros.

¿A qué se refiere con orar sin cesar?

Esto no significa que debamos orar cada minuto de nuestra vida. Cuando Dios nos habla de orar sin cesar, se refiere a una recurrencia continua. La oración no es constante, pero debe ocurrir con frecuencia durante cada día de nuestra vida. Esto debe venir a ser parte de nuestro estilo de vida diario, y no solo un evento ocasional que es motivado por problemas, o por aquello que nos hemos acostumbrado a seguir. Dios desea que mantengamos nuestra mirada en Él en todo momento. 

Por ejemplo, en la mañana, podemos pedirle al Señor que nos guíe, que nos dé las fuerzas y la sabiduría que necesitaremos. También, al enviar a nuestros hijos a la escuela, debemos orar para que Dios los proteja. O quizás, mientras vamos camino a nuestro trabajo, podemos hablar con Él acerca de los desafíos que encontraremos, y darle gracias por la obra que realizará. Y a lo largo de cada día, podemos elevar nuestras plegarias, buscar su dirección y darle gracias hasta que terminemos nuestra jornada.

Dios está dispuesto a escuchar y a responder nuestras oraciones.

No hay nada que podamos decirle al Señor que ya no conozca. No esconderá su voluntad, ni se negará a escuchar nuestras oraciones. Dios demostró su amor por nosotros al enviar a su Hijo a morir por nuestra salvación, y continúa demostrando su amor al estar interesado en cada aspecto de nuestra vida.

LUCAS 18:1-7 «También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, 2diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. 3Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. 4Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, 5sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. 6Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. 7¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? » 

Cristo nos habla de la parábola de la viuda y el juez injusto, la cual nos recuerda que Dios siempre escucha nuestras oraciones y provee para nuestras necesidades. Si somos sus hijos, no tenemos que suplicarle que nos escuche, ni tampoco sentirnos indignos. No merecemos su amor, gracia y misericordia; sin embargo, los recibimos como fruto de nuestra relación con Él a través de Jesucristo.

Hay una gran diferencia entre la oración falsa y la genuina.

La oración genuina requiere una relación con Dios. Es por eso que aquellos que han rechazado a Jesucristo no tienen el fundamento para acercarse al Señor en oración, pues esto es algo que solo podemos hacer por medio de su Hijo. Esa es la razón por la que Dios no contesta las oraciones falsas. Aquellos que han rechazado a Cristo no pueden esperar que sus oraciones sean contestadas por Dios. Sin embargo, hay una oración que sí responderá. Si alguien está dispuesto a humillarse, a confesar sus pecados y a recibir a Jesucristo como Salvador personal, Dios le perdonará y recibirá como hijo suyo.

La oración falsa es egoísta y solo está basada en lo que creemos que merecemos. En muchas ocasiones solo es un monólogo enfocado en aquello que deseamos recibir de Dios. Pero la oración genuina proviene de la humildad que sentimos al reconocer que hemos sido aceptados por la misericordia del Señor y no por nuestra buena conducta. La oración genuina es un diálogo que mantenemos con Dios, pues no solo deseamos compartirle nuestras peticiones, sino que también queremos escuchar lo que desea decirnos.

La oración genuina nos ayuda a tener comunión con el Señor. Toda relación requiere de buena comunicación. En lugar de solo decir nuestras peticiones, debemos escuchar al Señor. Y como, por lo general, nos habla por medio de la Biblia, debemos también leerla durante nuestro tiempo de oración. Si el Señor desea darnos su respuesta por medio de su Palabra, nos guiará al pasaje que necesitamos leer. Sin embargo, si no dedicamos tiempo para escucharle, nos perderemos muchas bendiciones y nuestra oración no será eficaz.

Seamos devotos a la oración.

Las Sagradas Escrituras nos exhortan a ser devotos a la oración. 

COLOSENSES 4:2 «Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; » 

Esta devoción no solo requiere que dediquemos tiempo a orar cada día, sino que también pensemos en lo que pedimos. Tenemos que dedicarle a Dios la atención y el tiempo que solo Él merece.

La oración debe ser nuestra prioridad.

El tiempo que dedicamos para estar con el Señor impacta nuestra vida de diversas maneras.

  • Es el método que Dios usa para suplir nuestras necesidades (Fil 4.19).
  • El Señor nos consuela en tiempos de prueba y dolor, al asegurarnos que está con nosotros y que desea ayudarnos.
  • La oración nutre nuestra relación personal con Dios y nos ayuda a recordar cuánto nos ama.
  • El Señor nos fortalece en la tentación a medida que confiamos en sus promesas y buscamos su dirección.
  • Dios es Fiel para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad, si confesamos nuestros pecados en oración (1 Jn 1.9).
  • La oración es nuestra fuente de guía, mientras buscamos la dirección del Señor y escuchamos sus instrucciones 
  • Dios nos ayuda a comprender su Palabra mientras la leemos y le pedimos que hable a nuestro corazón.
  • La oración es un escudo que nos protege de la ansiedad y el afán.
  • Es por medio de la oración que el Señor nos da el valor y la confianza para enfrentar los desafíos.
  • La oración provee la sanidad emocional y física que solo Dios puede darnos.
  • Hemos recibido el poder del Espíritu Santo, el cual nos fortalece para enfrentar situaciones difíciles.
  • La oración nos permite tocar la vida de cualquier otra persona, pues crea un triángulo santo entre nosotros, Dios y la persona por la que hemos orado.

Ahora bien, si tú no has conocido a Cristo Jesús como tu Salvador, no puedes tener una vida de oración real. Pero si lo has aceptado, déjame decirte que tendrás lo mejor de Dios para ti y Él t usará de una manera especial.

OREMOS: Señor, vengo delante de ti, reconociendo que he pecado contra ti, me arrepiento de mis pecados, ven a morar a mi corazón. Muéstrame tu voluntad a travez de tu Palabra. Enséñame a orar y a tener una relación estrecha contigo. Te lo pido en el nombre de Jesucristo. Amén

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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JESUCRISTO: EL HIJO DE DIOS, NUESTRO SALVADOR

Debemos prepararnos para la cosecha de almas más grande que hemos visto en nuestro tiempo, y por eso debemos estar preparados para que las buenas nuevas de Dios sean transmitidas con osadía, confianza y fe y que Dios se mueva en los corazones de la gente.

1 CORINTIOS 1: 18, 23-24 » Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios…Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; más para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios”.

El mensaje de Jesucristo ha sido diferente porque ofrece una vida nueva.

Jesucristo describió el estilo de vida que agrada a Dios, alienta amar a los enemigos, perdonar las ofensas, a orar por todas nuestras necesidades, enseña a no preocuparse y confiar en que nuestro Padre celestial proveerá para nuestras necesidades.

Además, el Señor hizo milagros, sanó enfermos y resucito muertos y aun hoy, los hace porque Él esta vivo y para Él todo es posible.

La Biblia declara que Cristo es el unigénito Hijo de Dios. Su venida fue anunciada por los profetas del Antiguo Testamento como la que liberaría a las personas de sus pecados y rebeliones contra Dios. 

La muerte vicaria de Jesucristo en la cruz es el corazón del cristianismo.

Morir como nuestro substituto fue la razón principal por la cual el Hijo de Dios vino al mundo. Como es Dios y llevó una vida perfecta, era el único que podía pagar por los pecados de la humanidad. Por eso nació de una virgen, para ser humano y morir en la cruz por nosotros. Dios- Padre depositó nuestros pecados sobre su Hijo, quien sufrió la ira que merecíamos. Sin su muerte expiatoria no habría salvación, y todos moriríamos en nuestros pecados padeciendo la ira de Dios por toda la eternidad.

Así como Jesucristo es el único substituto, también es el único camino a la salvación.

El Señor lo afirmó al decir: 

JUAN 14:6 “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

Jesús fue muy claro en decir que nadie viene al Padre sino es por Él. Sino lo crees, no crees en Palabra de Dios porque solo Jesús es el perfecto Hijo de Dios y es el único sacrificio sin pecado aceptado por Dios. Por lo tanto, creemos en Cristo al grado que nos sometemos a Él como nuestro Salvador y Señor.

JUAN 1:29 » El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.» 

No hay otra manera en la que podamos ser perdonados y reconciliados con Dios, sino solo por medio de la muerte expiatoria de Cristo en la cruz. Todos los que creen en Él como Señor y Salvador son perdonados de sus pecados y son hechos dignos ante Dios.

Todo aquel que cree en Jesucristo tiene vida eterna.

JUAN 3:16 «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. » 

Quienes no creen en esta verdad, la ira de Dios vendrá sobre ellos. Cristo fue muy claro, Él es el camino, la verdad y la vida y nadie viene al Padre sino por mí. Y un día estaremos delante de Él.

Pablo también declaró que somos justificados mediante la muerte de Jesucristo.

ROMANOS 5: 18-20 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en qué, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque sí siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida”.

Esto significa que la Sangre de Jesús se derramo y quienes lo aceptan como Salvador son justificados, o sea, declarados justos delante de Dios, no por lo que nosotros hayamos hecho, sino por lo que Cristo hizo en la cruz del calvario.

Pedro proclamó que en ningún otro hay salvación, solo en Jesucristo .

HECHOS 4: 11-12 “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.

En ningún otro hay salvación. No hay otro nombre, más nadie bajo el cielo. Mire, no es un asunto de ser considerado con otras persona, o de ser cerrado, o de falta de amor, o de ser desinteresado, o critico, solo se trata que creo lo que dijo Dios. En ningún otro hay salvación, no hay otro nombre en el que podamos ser salvos.

Aunque como cristianos seamos acusados de tener una mente estrecha, debemos mantenernos firmes y aferrarnos a la verdad de la Biblia, la cual nos dice cómo ser salvos. Seremos criticados, pero no debemos avergonzarnos del evangelio de Jesucristo.

Sino crees en la Biblia, en donde vas a poner tu fe?, porque cuando se trata de la eternidad, no hay mas. Cristo nos dijo que todo aquel que en Él cree, perdonara sus pecados y lo anotará en el Libro de la vida y que un día lo llevará al cielo. Claro esto solo será posible si has aceptado a Jesucristo como tu Salvador.

Si aun no lo has aceptado, este el momento de hacerlo repitiendo en voz alta esta oración: » Padre celestial, vengo delante de tu presencia, reconociendo mis pecados. Me arrepiento de cada uno de ellos y te pido que me perdones. Ven a morar a mi corazón. Abre mis ojos espirituales para que puede comprender  y hacer tu voluntad mediante la Palabra de Dios. Gracias Padre. Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús. Amén.»

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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CRISTO RESUCITO

La Pascua es la celebración del mensaje más poderoso que ha sido anunciado:

MATEO 28:6 “No está aquí, pues ha resucitado,»

Lo que pareció ser una derrota resultó ser el cumplimiento de la maravillosa misión de Jesucristo, quien venció la muerte y vive por la eternidad.

¿Cuál fue la misión de Jesucristo?

El Hijo de Dios dejó el cielo para venir al mundo y cumplir lo que el Padre le encomendó.

1. Dar a conocer al Padre.

Cuando el Hijo de Dios vino en forma humana, Dio una revelación profunda acerca de su relación con el Padre.

JUAN 8:19 “Si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais.”

JUAN 10:30 “Yo y el Padre uno somos.”

JUAN 14:11 “Yo soy en el Padre, y el Padre en mí.”

2. Redimir a la humanidad caída. 

Debido a que somos pecadores, necesitamos un Salvador. De otra manera, moriríamos en nuestros pecados y enfrentaríamos la condenación. Jesucristo vino a rescatarnos.

LUCAS 10:10 “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

3. Revivir la esperanza vacilante de quienes esperaban al Mesías. 

Cientos de años habían pasado desde que Isaías profetizó la venida del Mesías (Is 9.6). En el momento en el que Juan el Bautista presentó al Señor como el esperado Mesías, Andrés creyó y le dijo a su hermano Pedro:

JUAN 1:41 “Hemos hallado al Mesías.”

 4. Sacrificar su vida en la cruz por nuestros pecados. 

1 PEDRO 2:24 “Quien llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.”

La muerte de Cristo proveyó la redención que nos permite ser salvos.

5. Presentarnos el poder del Espíritu Santo. 

En el Antiguo Testamento se hace referencia al Espíritu Santo, pero es Jesucristo quien da una revelación más completa a sus discípulos acerca de Él:

JUAN 14:16-17 “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.”

Es la presencia del Espíritu Santo en el cristiano lo que hace que se diferencie de los que no conocen a Cristo. Como creyentes hemos sido sellados por el Espíritu Santo, quien nos enseña, guía y capacita para vivir en santidad.

6. Enseñarnos a amarnos y a perdonarnos unos a otros. 

Aunque compartió estas enseñanzas en el Sermón del Monte, la enseñanza más importante que Cristo nos dejó fue proclamada en la cruz. Porque nos amó, dio su vida por nosotros. De la misma manera, fue el ejemplo perfecto de perdón al perdonar a los que lo crucificaron. Al considerar la magnitud de su perdón para con nosotros, no tenemos excusa para negarnos a perdonar a los demás.

7. Darnos enseñanzas que transforman nuestra vida y nos preparan para morar con Él. 

Aunque nunca hemos visto a Jesucristo cara a cara, algún día lo veremos en toda su gloria. Pero por ahora la misión del Señor es prepararnos para vivir en santidad en un mundo pecaminoso y carente de perdón.

JUAN 14:27 “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”

8. Enseñarnos a orar. 

La oración fue parte vital de la vida de Jesucristo:

MARCOS 1:35 “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.”

Aunque su ministerio terrenal solo duró tres años, siempre dedicó tiempo para orar y recibir la dirección del Padre. Al observar la manera en la que oraba, sus discípulos le pidieron que les enseñara a orar (Lc 11.1). Siempre debemos dedicar tiempo a prestarle toda nuestra atención a Dios al traer nuestras peticiones en oración. Sin ella, no contamos con el poder para vivir como Él desea.

9. Darnos la seguridad de la vida después de la muerte. 

Luego de la muerte de Lázaro, el Señor les aseguró a María y Marta:

JUAN 11:25 “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”

Tenemos la misma promesa de que la muerte no acabará con nuestra existencia. Cristo nos dio vida eterna por medio de su muerte y resurrección.

10. Asegurarnos del cielo. 

JUAN 14:1-2 “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.”

11. Prepararnos para que nuestra vida sea una buena influencia para otros. 

Jesucristo capacitó a doce hombres que luego impactarían el mundo. Lo mismo ocurre en la actualidad, a medida que otros escuchan el evangelio y observan nuestra manera de vivir. El mensaje de salvación que escuchamos vino a través de muchos que fueron fieles para compartir el evangelio con otros.

12. Establecer a su Iglesia. 

MATEO 16:18 “Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

La roca que menciona es la verdad de la Palabra de Dios y el evangelio de Jesucristo. A pesar de las persecuciones, pruebas y sufrimientos, el Señor logró su misión de edificar la Iglesia que permanece por generaciones. Ni siquiera la muerte de los creyentes puede destruirla, ya que multitudes siguen siendo salvas.

13. Prepararnos para su regreso. 

MATEO 24:42-44 «Jesucristo regresará muy pronto y cuando menos lo esperemos».

Por eso debemos estar preparados para encontrarnos con Él.

Jesucristo tenía una misión y la cumplió. En tan solo tres cortos años de ministerio, pudo alcanzar todo lo que Dios le había encomendado y preparó a su pueblo para vivir y morir.

No cree quesería sabio responder a la misión de Jesucristo?: La de cambiar su vida, salvarle y todo lo demás que ha hecho.

No cree que seria sabio resolver dónde pasará la eternidad?. La Biblia dice que todos moriremos y nos presentaremos delante de Él. Claro, si rechazas eso, es condenarse asimismo. Pero Dios nos da la oportunidad de participar de todo esto, pidiéndole a Dios que perdone nuestros pecados, asi:

Declarando la siguiente oración: Padre celestial, vengo ante de tu presencia, pidiéndote perdón por todos mis pecados, me humillo delante ti y te pido que vengas a morar a mi corazón. Abre mis ojos espirituales para que aprenda a hacer tu voluntad. Inscríbeme en el Libro de la Vida y dame la vida eterna. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor CHARLES STANLEY por sus enseñanzas.

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LA SANTIDAD DE DIOS, Y NUESTRA HERENCIA

En estos tiempos difíciles por los cuales estamos pasando y donde la degradación del carácter humano es tan grande, la imagen de Dios se ha ido perdiendo, por lo que este es el momento de hablar de Dios y de su Santidad. Sabes porque ?, porque Él quiere tocar el corazón de su pueblo.

Qué es la Santidad?. No es guardar apariencias externas, ni guardar regulaciones o reglas, sino significa ser consagrado, separado exclusivamente para cumplir un propósito, el cual es, estar disponible para el uso exclusivo de Dios.

Es decir, cuando se esta consagrado a Dios, no ves programas pornográficos, no prestas tu lengua para criticar a la gente porque tu lengua esta consagrada para hablar de Dios.

Él esta buscando hombres y mujeres separadas para Dios, por lo tanto, preguntémonos si hay áreas en nuestras vidas que necesiten ser consagradas a Dios, porque hoy, es el día de consagrarlo y dedicarlo para el uso de Dios.

LA SANTIDAD SOLO PROVIENE DE DIOS.

APOCALIPSIS 4:8 «Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir.»

Es claro que si los 4 seres vivientes están declarándole al Señor Dios Todopoderoso: Santo, Santo, Santo; conocÍan uno de los mayores atributos de Dios, su Santidad, por lo que este atributo es único en Dios, no lo podemos adquirir de nadie más, sino solo de Dios.

Cuando tú ves la Santidad de Dios, cuando sientes esa grandeza, cuando tienes un encuentro con la Santidad de Dios, todo lo que quieres es adorarle. A Dios es al único que se le adora y se le dice tres veces Santo.

RAZONES POR LAS CUALES DEBEMOS SANTIFICARNOS

1. Porque es la voluntad de Dios para ti y para mí.

1 PEDRO 1:14-16 «como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.»

Queremos enfatizar lo que dice la Palabra de Dios: porque escrito esta: Sed Santos porque Yo Soy Santo.

1 TESALONISENSES 4:3,7 «pues la voluntad de Dios es vuestra santificación……..Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.

La Escritura es clara, ya que nos manifiesta que la voluntad de Dios es que seamos Santos. No es esto grandioso!

2. Cuando nos santificamos Dios nos permite entrar a su herencia.

HECHOS 26:18 «para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.» 

La herencia de Dios se refiere a disfrutar de lo mejor que Dios tiene para nosotros. En otras palabras, Él nos bendice, abre las ventanas de los cielos para ti, para mí y para nuestras familias. Esto es maravilloso, verdad!.

Como solo Dios puede hacerlo, podemos llegar a percibir su presencia, su protección, su favor, su bondad y su misericordia.

ADQUIRIENDO LA SANTIDAD DE DIOS

1. Algunos dicen que es a travez de reglas, regulaciones y el esfuerzo humano.

Sin embargo, esta se refiere a toda persona que busca la santidad por asuntos externos, pero nunca camina por amos, es bien juzgadora, se creen exclusivos, guardan formas externas, como por ejemplo: no te pintes, no uses aretes, no uses pantalones, etc.

Esto se llama mas bien una persona legalista y para Dios no es santidad porque nadie puede guardarla.

2. Sino mas bien, es a travez de la fe en Jesucristo.

Una vez que hemos aceptado a Jesucristo como nuestro salvador personal, entonces nacemos de nuevo, el Espíritu Santo viene a morar en nosotros, la naturaleza de Dios se impregna en nosotros, experimentamos el amor incondicional de Dios que nos transforma y ya no queremos volver atrás. Esto es simplemente, increíble!.

CAMINANDO EN LA SANTIDAD DE DIOS.

Esto se refiere a poder caminar no en una santidad externa, sino en una Santidad del corazón.

Talvez estas luchando con el mal genio, pasiones desordenadas, alcohol, drogas, malos deseos, avaricia, idolatría y cualquier otra cosa que a Dios no le agrada. Y te sientes cansado y quieres cambiar. Déjame decirte que Dios te llamo este día porque Dios te apartará de todo esto.

1. Ejecutando al Rebelde que se encuentra dentro de ti.

Hay una naturaleza adámica dentro de ti y con el que tienes que lidiar, llamada EL REBELDE, o sea, someter la carne, el ego o el viejo hombre. Y lo que hacemos es ejecutarlo, haciendo a Jesucristo el Señor de tu vida, además de someter nuestros miembros a Cristo.

Dí con tu boca en voz alta: «Señor Jesús, someto mis manos, mis ojos, mi boca, mi corazón para tu uso exclusivo. Mis manos no tocarán lo que no es mío, mis ojos no mirarán lo que no debo ver, ahora mismo, yo ejecuto al rebelde, a mi ego, a mi carne porque fueron crucificados en la cruz del calvario. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amen. Me declaro libre».

2. Escojo a Jesucristo como mi Señor y Salvador.

LUCAS 9:23-24 «Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará.»

Jesucristo nos habla de tres pasos:

a) Negarse a sí mismo. Es decir renunciar a lo que dicta la carne, negarse al ego, negar a lo que quieres. Si deseas droga, si deseas sexo ilícito, si deseas cosas en tu mente, niégate a ti mismo.

b) Tome su cruz. Se refiere a que en la cruz de Jesus, es donde se cruzan la voluntad de Dios y la de cada uno. Por lo tanto, cada día debemos tomar la decisión de seguir a Cristo.

c) Y sígueme. Es seguir la voluntad de Dios y ser obediente a la Palabra de Dios.

Muchos vamos a ser tentados todos los días, entonces debes decir todos los días: «Viejo hombre, fuiste crucificado, no voy a pecar contra Dios. Mis miembros están consagrados a Dios y quiero hacer su voluntad. 

3. Permitir que la Gracia de Dios opere en tu vida.

2 PEDRO 1: 2-3 «Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,»

La GRACIA de Dios se manifiesta cuando le hemos dicho a Dios sé tu mi Señor, quiero hacer tu voluntad, me entrego a ti para hacer tu voluntad, yo no tengo el poder ni la fuerza, pero me someto a ti en este día, yo quiero ser santo, no quiero hablar contra las personas. Entonces Dios te desata el poder sobrenatural de Dios.

Cuando la Gracia de Dios viene a nuestra vida, agarra nuestros miembros, agarra nuestras mentes, agarra nuestros espíritus, invade nuestro ser, nos ayuda, nos cambia, y nos transforma. Lo que no has podido cambiar en años, Dios lo cambia en un segundo, en un instante.

4. Estar consiente de la presencia del Espíritu Santo en tu vida.

1 Corintios 6: 17,19-20 «Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis qué vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?. Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.»

Si tan solo nos diéramos cuenta quién vive en nosotros, no contristaríamos al Espíritu Santo, sino mas bien tendríamos un temor santo. Y esto fue lo que me pasó.

Cuando leí esta verdad hace ya 42 años, me entró una convicción de que tenía lo mas preciado de este mundo, morando dentro de mi, la Tercera Persona de Dios, El Espíritu Santo, quien es El Consolador y quien esta conmigo todos los días de mi vida, quien ha hecho toda la diferencia del mundo en mi vida porque siempre ha guiado y dirigido mis caminos.

En ese momento todo alcohol, todo cigarrillo, y otras cosas, llegaron a su fin. Fue glorioso, y desde ese momento trato de caminar cuidando la presencia de Dios en mi vida.

Pero todo comenzó cuando hice esta oración y si tu la haces, veras el poder de Dios descender sobre tu vida, al punto que Dios mismo te mostrara tu propósito y destino, siempre y cuando seas obediente a su Palabra.

OREMOS: Padre Celestial, vengo humildemente delante de tu presencia, para pedirte perdón por mis pecados. Creo que moriste en la cruz del calvario por mis pecados y que Dios te levanto de entre los muertos. Inscríbeme en el Libro de la Vida. A partir de hoy, buscaré de tu presencia y haré tu voluntad expresada en la palabra de Dios. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

FUENTE: Gracias Pastor Guillermo Maldonado por sus enseñanzas.

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